Andan ahora loe medios de comunicación -y con ellos los
partidos- enredados en sondeos acá y allá, sobre esto y lo otro, con la
intención de medir la profundidad de la herida que está dejando la crisis en el
electorado español, algo que resulta casi tan absurdo como pedir una analítica
para un cadáver.
Basta con asomarse a las calles y plazas, con abrir las
orejas a algo más que telediarios elaborados al dictado para darse cuenta de
que a los partidos, especialmente a los dos mayoritarios, la gente de la calle,
la de verdad, los quiere más bien poco.
Siempre he escuchado, y así lo creo, que la mayoría social
de este país es de centro-izquierda, en el que, sin embargo, también es cierto
que, cada cierto tiempo, la derecha gana con demasiada facilidad.
Qué ocurre entonces. Por qué, entonces, una mayoría de centro-izquierda,
progresista, acaba estando bajo gobiernos, no ya de derechas, sino muy
conservadores y, para algunas cosas, ultraconservadores.
Creo que la respuesta está en la pobreza de las alternativas
que se ofrecen ante las urnas a los votantes de izquierda.
Dicho de otro modo, esa indiscutible mayoría de centro
izquierda, al final, acaba teniendo apenas tres opciones ante las
elecciones: PSOE, IU y abstención. Si sumamos estos tres factores, obtendremos
un retrato de esa mayoría, incluso corrigiendo el dato de la abstención
que, sin duda, al que habrá que descontar una parte aunque mínima de
abstención llamémosla pasiva. En otros países esa alternativa la ofrecen los
verdes y sus coaliciones, por la izquierda, o los liberales por el centro
derecha, pero en España hemos perdido demasiado tiempo cultivando el voto
útil que en último extremo ha acabado haciendo coraza en el bipartidismo
que, querámoslo o no, está en el origen de nuestros males.
La soberbia del Gobierno y la pasividad resignada de la oposición
socialista, sólo tienen sentido si se graban en piedra
los resultados arrojados por la foto fija, que otra cosa no es, de las
elecciones. Pero hay que tomar conciencia de que este país en crisis, no sólo
económica, está cambiando y mucho. No hay más que hacer las cuentas de las
movilizaciones de la semana que concluyó ayer para comprobar que hay una
mar de fondo en la que se expresa el descontento y la frustración de más
de dos años de deterioro generalizado, fundamentalmente económico y social, pero
causado por otro más grave que es el deterioro de la misma democracia.
Ahora que afloran y se perdonan menos los casos de
corrupción, escuchamos que quienes fomentan esa carcoma, las grandes empresas
que contratan con la administración, pagan a cualquier partido que gobierne, lo
que explicaría que su propósito no sería favorecer a uno frente a otro,
sino conseguir que todos acaben dependiendo de sus "donaciones".
Ese ha sido el peor de los males, la hipertrofia de los partidos que, al final,
los pone en manos de los de siempre.
Por eso es necesario que toda esa fuerza que ha salido a las
calles se articule en un partido, una coalición, algo, para reconstruir esa
mayoría de centro-izquierda que este país tiene y devolverle el poder y,
desde él, rehacer el traje constitucional para que nunca, nunca, vuelvan a
repetirse los atropellos ni los vacíos de poder frente a Europa que
tanto daño nos han hecho.
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luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
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