viernes, 31 de mayo de 2013

DE VIAJES, ENTRENADORES PERSONALES Y GIN TONICS

 
 

Me encanta esta foto de EFE hecha a la ministra Ana Mato en el Congreso. Me encanta, porque hay en ella, la ministra, un gesto ambiguo que no me atrevo del todo a interpretar. Porque qué es lo que expresa su mirada ¿Es complicidad, es resignación, es un amable reproche al fotógrafo que la ha sorprendido esta vez sin la protección de sus contundentes escoltas o es el gesto más pícaro que se puede permitir una alumna de colegio de monjas que va o viene de la rutinaria comunión, aunque los pantalones sin duda lo desmentirían? Desde luego, no es la mirada que uno espera de quien ha de tomar decisiones importantes y las ha de tomar pensando siempre en el bien común.

La foto está tomada el mismo día en que nos enteramos de que la Inspección de la Agencia Tributaria ha puesto negro sobre blanco en el juzgado la evidencia de que la señora Mato viajó con uno de sus hijos a Eurodisney y que lo hizo con cargo a la tarjeta de crédito de Francisco Correa. Fue en 1998, cinco años de que Mato, su marido, el propio Correa y otra decena larga de imputados por su papel en la trama Gürtel asistiesen como invitados a la boda de Ana Aznar, que también se pagó en parte por la trama y cuya presencia es defendida por Aznar o su yerno aduciendo que por aquel entonces no estaban imputados. Cinco años largos negocios con la administración convenientemente agradecida mediante viajes, coches de lujo, luminarias o confeti que ahora se mira con lupa en los tribunales y de la que sólo son capaces de defenderse entonando el "pío pío, que yo no he sido" o el "no sabía, eran cosas de mi marido". Como acabo de leer a mi amigo Gabriel Merino, "si Sepúlveda se las colaba dobladas y ella no sabía..., ¡qué no la estarán colando en el Ministerio!".

Convendría que la señora Mato, la misma que confesaba hace poco en un reportaje que el momento más feliz del día era mientras contemplaba cómo visten a sus hijas, recordase cómo aquel "gratis total" de los pasajes de Carlos Solchaga y familia a Mallorca en un buque de Transmediterránea, allá por el año 1993, del que tanto se arrepintió, marcó el principio del fin de su vida en la política activa y su salida del gobierno de Felipe González, en el que durante años había llevado las riendas de la Economía. Y eso que no hubo trama ni imputación alguna de por medio. No por ya sabido ver confirmado lo de la visita de Mato a Mickey ha resultado menos escandaloso. Y es que ayer llovió sobre mojado, porque nos enteramos de golpe de otras mil y una triquiñuelas de quienes por ser nuestros representantes deben tomarnos por tarados. Hay toda una lista.

Por empezar por la izquierda, ese acuerdo secreto del Parlamento Andaluz, dicen que de espaldas al gobierno, por el que se subían sueldos y dietas, en tiempos en que todo se recorta y se está poniendo en la calle a millares de empleados públicos. Y por seguir, no queda otro remedio, por la izquierda tenemos, por ejemplo, a la presidenta del Partido Popular en Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, que ha visto su sueldo triplicado en plena crisis, pese a que su opinión no se tiene en cuenta y no figura como invitada en las reuniones de barones populares para estudiar la posible financiación asimétrica de las autonomías y que asegura que no hubo tal subida y que todo fueron compensaciones por las campañas electorales. Y es entonces cuando yo me pregunto por qué a alguien se le ha de pagar dos veces por hacer su trabajo. Y qué decir de ese "personal coach", poco más que un psicólogo con mucha labia, que el presidente valenciano intentó colar en los presupuestos de la Generalitat y cuya misión era la de entrenar y reforzar su capacidad de liderazgo, que, como en el caso de las dietas del parlamento andaluz, se ha apresurado a sacar de las cuentas públicas para pagarlo de su bolsillo.

Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte, que diría un hipster -remedo de pijo sofisticadamente desaliñado- ¿Es que no queda un reducto de honradez en la política española?

Estando las cosas como están, sólo se me ocurren dos cosas. Una, que se subvencionen aún más los gin tonics en el Congreso -ahora cuestan entre tres y pico euros, el barato, y cinco euros, el más sofisticado- porque deben ser muy necesarios para olvidar el papelón que hacen cada día en nombre de quienes dicen representar. Otra, que alguien explique a los responsables del PP que existen unos trocitos de plástico troquelados, con chip o banda magnética, con los que sus militantes cualificados, barones o no, pueden pagar sus "gastos de representación", sin necesidad de andar con sobres en la chaqueta o en el bolso o fajos de billetes cogidos con una goma en los bolsillos. Ah, que eso no se usa porque eso deja huella en extractos de cuentas y en facturas. Claro, claro. En ese caso, para manejar dinero negro, mejor los sobres y las gomas.

¡País!
 
 

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jueves, 30 de mayo de 2013

DECRETAR CON CRUELDAD LA VIDA

 
Hace sólo unas horas, la Corte Suprema de El Salvador o, mejor dicho, los miembros de la Sala de lo Constitucional de la misma, porque los tribunales no deciden, deciden los hombres, ha prohibido a Beatriz C., una joven gestante de un feto que nacería con el cerebro gravemente dañado y sin apenas probabilidades de vivir, la posibilidad -allí el derecho no existe- de abortar, como ha solicitado para no poner en riesgo su vida, gravemente amenazada por las graves complicaciones que tendría para ella llevar hasta el final la gestación.

Dicen los magistrados que el derecho a nacer de ese feto malformado -difícilmente se puede hablar en su caso de derecho a la vida- está por encima del derecho a vivir de una joven de veintidós años postrada en la cama de un hospital para la que ayer se cerró la puerta de una esperanza racional. Para los magistrados es muy fácil decretar la vida, a veces también la muerte. Para ellos, la tragedia de Beatriz no pasará de ser un caso más, un legajo lleno de informes y contrainformes, cargado de citas sublimes ensalzando el valor de la vida, una vida que apenas tiene que ver con la que vivirían Beatriz y su feto, si es que logran sobrevivir a tan difícil prueba. Los magistrados se lavan las manos, y las conciencias, encomendando a los médicos la vigilancia de la salud de la joven y conminándoles a proporcionarle el tratamiento adecuado en cada momento.

Con su decisión, estos tres magistrados, todos hombres, condenan a la joven, con toda una vida por delante, a que crezca en su vientre un ser -no me atrevo a llamarle humano- que carecerá de vida autónoma en cuanto nazca. Es algo así como condenarla a parir la muerte, si es que sobrevive al suplicio. Y un castigo tan cruel no se cumple sin dejar graves secuelas psíquicas en Beatriz. Algo que sería capaz de entender cualquiera que no pensase en la mujer como en un ser inferior que trabaja, da placer y pare los hijos a voluntad del macho.

Aquí, en España, asistimos con escándalo a tamaña crueldad y  lo hacemos con el distanciamiento que da creernos a salvo de que aquí ocurra algo parecido. Pero yo no estaría tan seguro. Y no lo estaría porque el gobierno de España tiene planes para que Beatriz y otras mujeres en su situación pasen por la misma tortura. Tenemos un ministro de Justicia empeñado desde que llegó al cargo en arrancarse con el estropajo de la intransigencia machista y ultracatólica la piel de "verso suelto" del PP que tan bien le vino en tiempos para camelar a los madrileños. Tenemos también una ministra de Sanidad y, lo que es peor, de Igualdad para la que el mundo, la vida -ajena- ha de ser un valle de lágrimas -a ella y que fue su marido le iban más los coches de lujo en el garaje y las toneladas de confeti para los niños en el jardín- que debemos tomar como un tránsito místico hacia el paraíso prometido. Tenemos, por tanto, dos ministros, un gobierno que mantendrían a Beatriz, hasta el parto o algo peor, cautiva en la cama de un hospital, poniendo en peligro su salud física y mental, para devolverle al siniestro Rouco tantos favores prestados.

Quienes comparten la cruel moral de los obispos y este gobierno nos hablan de la voluntad de un dios implacable a la hora juzgar a los más débiles y necesitados que, sin embargo, tiene la manga muy ancha para perdonar las injusticias e inmoralidades de todo tipo de los poderosos. Nos dicen que lo único que tiene  algunos, no es de ellos, sino de ese dios tramposo que han inventado. Y en su nombre condenan a muerte y, con toda la crueldad que seamos capaces de imaginar, decretan también la vida.

 

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miércoles, 29 de mayo de 2013

EL BOCA A BOCA A UN CADÁVER

 
 

Ayer, por fin, Europa tomó una iniciativa en favor de los jóvenes en paro. No está mal. Ha sido necesario que dos de cada tres jóvenes españoles estén parados y que uno de cada tres parados europeos sea español. No está mal, cuando toso sabemos que en  los últimos años, los anteriores al estallido de la crisis, los jóvenes se habían constituido cm el principal motor del consumo, pese a que ya se estaban experimentando en ellos las técnicas de "bonsaización" del empleo, en las que quienes nos gobiernas se están mostrando como expertos jardineros.

Han tardado más de cuatro años en darse cuenta de que estaban sacrificando a toda una generación que, como ayer decía Hollande, aunque con otras palabras, acabará ajustándoles las cuentas a quienes hoy gobiernan Europa. Cuatro años, en los que se ha cerrado el paso a los jóvenes al empleo de calidad, mientras se expulsaba a sus padres a las tinieblas del paro de larga duración y se les  cerraban las puertas de la enseñanza superior y se les empujaba a la frontera como mano de obra cualificada y barata para quienes, además de sus coches, sus electrodomésticos y su refinada tecnología, nos están imponiendo su "maldita" austeridad.

Han caído en la cuenta del tamaño del desastre y han decretado el urgente zafarrancho para reanimar el empleo juvenil. Han decidido acudir en auxilio del náufrago, pero, para cuando lleguen, en lugar de supervivientes braceando desesperados, van a encontrar el mar sembrado de cadáveres flotantes y, todo el mundo lo sabe, tratar de hacer el boca a boca a un cadáver es tan inútil como desagradable.

Llegan muy tarde. Llegan, cuando la sociedad está no, sólo desencantada como lo estaba en los últimos años, sino polarizada y movilizada, porque quién iba a decirle a Felipe González, el mismo que hace ya tiempo que perdió el contacto con la calle y, con él, aquella sensibilidad que algún día tuvo, el mismo que no fue capaz de entender la indignada desesperación de quienes se plantan ante el portal de un diputado para manifestarle su indignación, quién iba a decirle que, él mismo iba a ser el objetivo de un escrache compartido con Rajoy, a cargo de los mismos jóvenes que quizá crecieron escuchando de sus padres alabanzas para quien supo traer el cambio a este hoy denostado país del sur de Europa.

Llegan tarde y muy bien tiene que hacerlo, para que el bálsamo que apliquen llegue a calmar el dolor y el resentimiento que han causado en la generación con más iniciativa y más preparación de que ha disfrutado este país. Dentro de poco, seremos convocados a las urnas para elegir a quienes nos han de representar en el Parlamento Europeo y sería bueno que alguien fuese capaz de aunar la voz de los descontentos. La iniciativa del PSC, dispuesto al parecer a acudir a ellas en coalición con Iniciativa, es un buen síntoma. Como lo es el de que la Izquierda Plural y los sindicatos quieran unir sus voces contra tanto desatino y tan injusto.

Como cantó Pablo Guerrero allá en los últimos años del dictador, "es tiempo de vivir y de soñar y de creer que tiene que llover a cántaros. Tenemos que vivir luchando para cambiar esto, tenemos que soñar que otro mundo es posible y tenemos que creer que es posible para conseguirlo. Mientras, critiquémosles sus buenas palabras y sus trapicheos. Todos vimos que íbamos al desastre y que la solución jamás podía ser dejarnos en medio del mar, sin comida ni combustible a bordo de un barco que se hundía. Ahora, pretenden hacer el boca a boca a los cadáveres de sus víctimas y eso, como que llueva sobre el mar, no sirve para nada.

 
 

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martes, 28 de mayo de 2013

AMBIGÜEDAD SOBRE RUEDAS

 
 
Vaya por delante que tengo amigos ciclistas que respetan las normas y que yo mismo he circulado mucho en bici por ciudad, aunque fueran otros los tiempos, para la ciudad y para mí. Vaya también por delante que, desde la perspectiva que dan los años, probablemente hoy no me atrevería a circular en bici por la calzada, pero tampoco lo haría por las aceras poniendo en riesgo a peatones de todas las edades que lo que menos esperan es encontrarse con un ciclista, circulando a veces a gran velocidad, al salir de un portal o que ese mismo ciclista u otro cualquiera le pase a centímetros cuando camina por un espacio destinado exclusivamente a los peatones.
Viene todo esto a propósito del debate abierto, al menos en Madrid, en torno a la obligatoriedad del uso del casco para circular en bici por ciudad que prepara la DGT, a la que se opone el Ayuntamiento de Madrid, con su alcaldesa al frente, que, al parecer, ha optado, ya desde los tiempos de Gallardón, en no legislar, no regular, no sancionar y no vigilar el uso de la bicicleta en la ciudad, dando amparo a una desigual convivencia de ciclistas, peatones y vehículos a motor en una de las ciudades de tráfico más caótico de Europa.
Los ciclistas no quieren el casco porque resulta incómodo y, claro, para circular por las aceras, donde el riesgo lo corren los peatones que sortean, les resulta un estorbo incómodo. Otro gallo nos cantara, si se les obligase a cumplir la ley moviéndose entre el tráfico sin más protección que su cuerpo. Les han convencido de que la bicicleta es un símbolo de libertad y lo han tomado al pie de la letra. Están en su derecho de dejarse enredar por la demagogia de esos alcaldes que, en lugar de construir carriles bici en las calzadas, los trazan restando espacio a las aceras o se limitan a ordenar a sus agentes de policía, implacables con manteros y vendedores ambulantes, a hacer la vista gorda con los ciclistas que invaden las aceras aprovechando que, para facilitar la movilidad de los cochecitos de niño, las sillas de ruedas o las carretillas de reparto, se han convertido los bordillos en rampas.
Los ciclistas, ante esta mentirosa ambigüedad de los alcaldes, han decidido tomar a voluntad lo mejor de los mundos en que viven: lanzarse por las aceras, sin casco y sin control, pasando a centímetros de los peatones a los que a duras penas esquivan, o bajarse a la calzada para no tener que esperar a que el semáforo se abra para los que van a pie, esgrimiendo entonces su condición de vehículo. Lo que acaba ocurriendo es que, al final, toman sólo las ventajas y no las obligaciones de cada mundo, con lo que quienes caminamos porque no nos queda otro remedio, y bien sano que es, que conste, estamos perdiendo los derechos que nos asisten sobre las aceras, ante la indiferencia de quienes deberían hacer cumplir la ley, a quienes nunca he visto interceptar a un ciclista por circular a lo loco en ellas y eso que he visto sobre ellas ciclistas en "manada", ciclistas con auriculares, ciclistas apartando a gritos o silbidos a peatones de su paso, ciclistas consultando su smartphone en marcha, ciclistas más pendientes de sus compañeros de "aventura" que de aquellos con que, abusivamente, comparten la acera, ciclistas egoístas y altivos, como caballeros medievales, a los que poco o nada les importan los modestos arrieros de a pie... los he visto, en resumen, cambiar de acera, que no de sentido, para ir por la acera en sombra de las avenidas.
Tan seguros están de sus derechos y de su nula fragilidad sobre las aceras que no quieren el casco que se pretende que lleven para su protección, "pasan" de cualquier norma de seguridad que es obligatoria en todo vehículo y pasan, no sólo del casco, sino, también, de las necesarias luces para circular de noche o, incluso, de un modesto timbre o bocina para advertir de su llegada.
Pero la realidad es terca y se ha empeñado en desmontar con sarcasmo los ventajistas y demagógicos argumentos de quienes criticaban ayer la obligatoriedad del casco que les quiere imponer la DGT. Esta mañana, sin ir más lejos, después de escuchar a un representante de una de las asociaciones que promueve el uso urbano de la bici comentando con sorna el dato de que mueren más peatones por la caída de macetas que ciclistas por golpes en la cabeza mientras circulan, nos han contado en la radio que un ciclista que circulaba esta noche sin luces y sin casco junto a la Puerta de Toledo, ha muerto atropellado por un coche patrulla.
No estaría de más que la alcaldesa de Madrid, tan torpe ella, hiciese algo por acabar con esa ambigüedad sobre ruedas que deja a los ciclistas en un limbo legal y a nosotros, los peatones, en un infierno lleno de peligros con los que no tenemos por qué contar.
 

lunes, 27 de mayo de 2013

PARADOJAS

 
 

Este país en que nos ha tocado vivir está lleno de paradojas. Ha ocurrido siempre y me temo que seguirá ocurriendo. Sin ir más lejos, pese a la merecida fama que nos ha dado por el mundo la figura del mítico macho español, nuestro país fue el primero en legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo y, si lo hizo, fue porque la sociedad hacía ya años que había asimilado la existencia de ese tipo de uniones y había probado sobradamente ser una de las sociedades más tolerantes de Europa y del mundo. Curioso que, mientras los españoles aún cargamos con el sambenito de intolerantes y retrógrados frente a otros países, especialmente Francia, sea la sociedad francesa la que con más virulencia se ha opuesto y se opones a una  medida legal similar a la nuestra.

Es sólo una de nuestras muchas paradojas. Otra, sangrante, es la de que a la justicia española, la que sentó las bases para la persecución y el esclarecimiento de los genocidios en la América Latina de las últimas décadas, se le impida hacer otro tanto para que los restos, desperdigados en cunetas y en fosas comunes, de las víctimas de los perdedores de la guerra civil sean devueltos a sus deudos para que de una vez puedan ser llorados como corresponde a seres humanos. Una cuenta pendiente que tiene este país con el pasado, cuando nuestros forenses y arqueólogos llevan años ayudando a hacer otro tanto con los restos de las víctimas de guerras y represiones en los Balcanes y Centroamérica. Una paradoja que sólo se explica si tenemos en cuenta que el cómodo presente de algunos se sustenta en ese negro pasado que "por nuestro bien" insisten en no querer remover. Y todo, mientras los restos de dos de los responsables de tanto odio reposan en un faraónico mausoleo construido con el dolor y el sudor de sus víctimas, junto a los restos de miles de sus víctimas, cuyos restos fueron desenterrados de las fosas comunes y almacenados sin orden ni concierto en enormes osarios, de los que ya nunca será posible rescatarlos. 

Sigamos con las paradojas. Qué decir del hecho de que nuestros jóvenes científicos tengan que cambiar de país o, incluso, de continente para hacer valer los conocimientos adquiridos gracias al esfuerzo de todos los españoles que, con sus impuestos, sufragaron sus estudios. Y hay que dar las gracias porque su talento no se pierda entre las paredes de un aula de instituto o en una oficina. Pero duele que estos españoles tengan que salir de su país para jugar en otras "ligas", mientras aquí se dilapidan millones y millones para que deportistas de otros países jueguen cada domingo como corren os caballos en un hipódromo, para satisfacción de sus propietarios y para dar sentido al negocio de las apuestas, que antes eran deportivo-benéficas y, ahora, a saber si pagan impuestos.

Son las paradojas de este país contradictorio en el que los ricos son cada vez más ricos y contribuyen menos al sostenimiento del bien común, mientras los pobres son cada vez más pobres, en el que muchos niños padecen hambre y malnutrición y en el que la mitad de los jóvenes no tienen trabajo ni futuro. El mismo país que vive angustiado y empobrecido por las imposiciones de austeridad de la misma Alemania que ahora pretende rescatar con el crédito de sus bancos a los pequeños y medianos empresarios que lo están perdiendo todo con la austeridad impuesta desde Berlín para que la temeraria concentración de préstamos de la banca alemana en la burbuja inmobiliaria. Paradoja que confirma que, como siempre ocurre, el poderoso gana siempre, tanto en los tiempos de bonanza, como cuando toca el rechinar de dientes.

Paradojas que no nos hacen pintorescos sino infelices y que sería bueno desterrar de una vez  fuera de sus fronteras.

 
 

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domingo, 26 de mayo de 2013

¿CONSULTORES O GOBERNANTES?

 
 
No sé si habéis tenido la desgracia de verles trabajar. Yo sí. Llegan arrastrando sus portátiles y sus papelotes en "trolleys", van derechos al despacho del jefe y allí se pasan horas reunidos enseñando informes y presentaciones. Suelen ser jóvenes, ambiciosos y muy poco de fiar -hay que tener en cuenta que, cobrando lo que cobran, se les contrata para ahorrar dinero al cliente. Yo los he visto trabajar en la SER y os aconsejo que, si os toca convivir con ellos, como a mí me tocó, toméis la precaución de imaginároslos como repugnantes "alliens" viscosos, porque, si no, estáis perdidos.
Lo suyo no era, en mi caso, la radio. No tenían ni idea y despreciaban nuestro trabajo. Para ellos, el trabajo creativo, el conocimiento, la agenda de los periodistas, el estilo o el criterio no tenían valor. Bastaba con rascar un poco bajo sus jerséis a la moda o sus camisas de Hugo Boss -un viejo nazi, por cierto- para ver que apenas leían, y el cine o la música que consumían era sólo basura consumista y perecedera.
Eran así, se infiltraban entre nosotros, nos arrancaban información, nos dividían y nos enfrentaban para, finalmente, degollar a sus presas y entregarlas como presente a los jefes, para así justificar su existencia, sustituyendo a trabajadores con años de experiencia por jóvenes becarios de usar y tirar, mal pagados e incapaces, salvo excepciones de distinguir una sevillana de un blues. Mientras, eso sí, eran capaces -yo fui testigo- de perder tiempo y millones en proyectos inviables destinados al fracaso que evidenciaban, para quien lo quisiera ver, que, como ocurre en los chistes de consultores, de lo importante, no tenían ni idea. Esa fue mi experiencia con la consultoría en la SER y, a fuer de ser sincero, he de deciros que en el fondo tuve suerte, porque no he tenido que asistir a la deprimente descomposición de una empresa en la que os aseguro que fui feliz y que hoy dista mucho de aquello que yo conocí.
Pues bien, también los gobiernos se comportan a veces como esas empresas y contratan consultores, siempre de parte, con el fin de revisar métodos, cribar al personal de la administración, poniendo cruces y dianas en la espalda de funcionarios y empleados públicos para ahorrar costes a quienes contratan sus servicios, teniendo en cuenta que la cantidad a ahorrar ha de incluir, además del objetivo, su propia factura.
Estas empresas, al igual que la que me "depredó" en la SER junto a otros compañeros, no entran en la discusión de si lo que se les demanda es razonable o no. Tampoco consideran a las personas como tales, porque, para ellos, son, simplemente, recursos o números. Por eso se está desmantelando la ciencia española, dispersando equipos que ha costado mucho formar y reunir, para ponerlos, por suerte para ellos, a disposición de otros países más serios y previsores que el nuestro. Por eso, el gobierno de España no hace nada para combatir el paro, por eso trata de cuadrar las cuentas con las tijeras, sin esforzarse en reconstruir el tejido empresarial que generaría puestos de trabajo y lo fía todo a lo que llama emprendimiento  y que no es otra cosa que autoempleo.
La administración llama consultores o expertos a quienes hacen números o dan coordenadas para sus reformas. Oímos hablar de ellos respecto de la reforma del tratamiento legal del aborto, encomendada a un grupo de expertos cuyas identidades permanece en secreto, pero que, a la vista, de los primeros borradores y de las inclinaciones místicas de la ministra Mato y del machismo del ministro Galardón, que ya recula para que no le devoren las encuestas, debe estar formado por anti abortistas talibanes que esgrimen su moral y su presunta ciencia frente a la realidad social de la mujer.
Ha ocurrido lo mismo en Educación con leyes y decisiones que están expulsando a muchos jóvenes de las aulas del bachillerato y la universidad y que inventa problemas donde no los hay, embistiendo el ministro como miura que se cree contra la inmersión catalana que se ha demostrado, también en la expresión en español, más eficaz que el sistema educativo  en el resto de España.
Ahora, los buitres consultores han puesto sus ojos en las pensiones, que, como dicen los sindicatos y quienes quieren verlo, estarían a salvo si se crease empleo. En este caso, el grupo de asesores al que se le ha encargado el estudio procede en su mayoría de la banca privada, interesada en vender otra vez sus fracasados fondos de pensiones, y que, por lo que está trascendiendo, aconsejan meter la tijera a las pensiones futuras y quién sabe si a las actuales.
Con lo fácil que sería poner los pies en la tierra, exigir que paguen la crisis quienes la han provocado y quienes más tienen, especialmente la iglesia católica y los ricos riquísimos de las SICAV, los maletines a Suiza y los chiringuitos. Pero no, prefieren encomendarles el trabajo, con el objetivo prediseñado de poner a salvo lo de los suyos a costa de lo que sea y al coste que sea, permitiendo desmanes como el de que, ahora, el sector de la sanidad privada pretenda, tan crecido como está, participar en el diseño de la política de sanidad.
Lo dicho no sabemos si lo que tenemos son consultores o gobernantes.
 
 
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sábado, 25 de mayo de 2013

NOSTALGIAS

 
 
Siempre me ha inquietado esa sensación cada vez más habitual en mí de sentir nostalgia por algo no vivido. No sé cómo explicarlo, quizá sólo sea afinidad por aquello que creo añorar o, simplemente, el anhelo de haberlo vivido. Me pasa mucho con París, pero no con el Paría al alcance de un billete de avión, un hotel o la casa de un amigo. No, el París que añoro es un París imposible de recuperar. El París que imagino con olor a pan recién hecho y lecheros que acarrean su mercancía en triciclos, sobre la calzada de calles brillantes que acaban de ser regadas o con gente sentada en la terraza de un café, leyendo el periódico o mirando pasar la vida ante una taza de infusión o un aperitivo.
Sé que es absurdo, porque ese París que añoro es sólo imaginado o reconstruido a partir del pasaje de una novela, los versos de un poema, el estribillo de una canción, el humo, los murmullos, las risas y el jazz improvisado en una cava, una foto no posada de Doisneau o una escena de cualquier película en blanco y negro, eso sí, de François Truffaut o Louis Malle.
Me gusta París, como me gustan los recuerdos, vividos o inventados, y no siempre los míos. Me gusta compartir con amigos esos retazos de vida, suyos y míos, que dibujan una sonrisa y encienden los ojos de quienes escuchamos. Es algo que me ocurre con más frecuencia últimamente, no sé si porque vivo solo o porque estoy ya en esa etapa de la vida en la que pesan mucho más los recuerdos que las expectativas. Quizá sea por eso, aunque también puede deberse a que tengo unos amigos interesantes a los que no dejo de descubrir cada día, con los que las horas pasan lentas y placenteras ante una mesa o en torno a unas cañas en la barra de un bar. Ese es el gran secreto. Comparto con mis generosos amigos mi vida y sus vidas. Y aprendo, siempre aprendo, siempre descubro en ellos matices y vivencias que no dejan de sorprenderme y, claro está, de sorprenderme.
Es curioso que, como en el caso de mi nostalgia de ese París irrecuperable, con mis amigos, tengo la sensación de asomarme a sus vidas como un espectador privilegiado, al que permiten compartir amistades, poemas, canciones o recuerdos. De vez en cuando, incluso, se enredan en los versos de un tango, en una escena de "La venganza de Don Mendo" o en la explicación de un juego de manos, dejándome con la sensación de que es poco lo que yo les aporto, salvo, quizá, las fotos. Esas fotos en que mi Canon, en modo todo automático, les saca tan guapos, pese a que, con mis ojos, apenas puedo hacer otra cosa que encuadrarles y aislar el momento en el espacio y el tiempo.
Es una suerte tenerles cerca, como es una suerte haber pisado las calles de París después de una de esas tormentas que se desatan allí en julio que multiplican la belleza de esa ciudad, como multiplican ellos la de mi vida.
En fin, es una suerte poder edificar mi nostalgia con los ladrillos de sus recuerdos y, teniendo eso, no creo que deba envidiar nada.
 
 
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viernes, 24 de mayo de 2013

LA CAJA PODRIDA

 
Si ayer al levantarme alucinaba con la actualidad, esta mañana la sensación es de verdadera náusea y angustia. Me pregunto qué hemos hecho -o dejado de hacer- los españoles para merecer esto que nos está pasando. Leo en EL PAÍS que el juez Baltasar Garzón -para mí, con todas sus luces y sombras, sigue siéndolo- cree desde Bogotá que "es el momento de participar en política porque estamos asistiendo a un panorama bochornoso por parte del Gobierno" y no sólo por parte del Gobierno me permito corregirle, porque lo que estamos viviendo es una especie de apocalipsis democrático, en el que los ciudadanos, para expiar nuestros pecados pasados, asistimos al desmoronamiento sobre nuestras cabezas de todo aquello en lo que creímos, pero, desgraciadamente, no cuidamos.
Nos están quitando todo: la felicidad, el bienestar, la tranquilidad de nuestros ancianos, el futuro de nuestros hijos y, en algunos casos como el mío, nuestros ahorros.
Sin haberlo pretendido, por haber confiado en que Caja Madrid, la vieja Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, a la que llevé mi primer sueldo, porque yo creía en lo público y prefería que sus beneficios fuesen a una obra social antes que a los bolsillos de un banquero, me embaucaron con la estafa de las preferentes, haciéndome creer que lo que hacía era colocar una parte importante de mis ahorros en un depósito a plazo fijo, el primero que hacía en toda mi vida, cuando en realidad lo que estaban haciendo era quitarme esos ahorros para tapar sus vergüenzas y devolver a otros clientes más  amigos, más influyentes y mejor informados lo que, ellos sí, conscientemente se habían jugado  en operaciones de alto riesgo.
Cuando empezó a correr el rumor de lo que estaba pasando, nadie lo podíamos creer, entre otras razones porque la prensa en la que también habíamos confiado guardaba un silencio cómplice y miserable que nunca le perdonaré. Uno trataba de tranquilizarse pensando que si Bankia, el engendro resultante de la fusión forzada de Caja Madrid y el resto de entidades, salía a bolsa era porque tenía algún atractivo para los inversores, pero como ocurrió con PRISA, la salida a bolsa no fue más que una huida hacia adelante y una oportunidad de negocio, de esas que tanto les gustan a los trileros de la política y los negocios, una trampa de los que realmente conocían la receta del pastel que estaban cocinando, para quedarse con el dinero de otros.
Las acciones se desplomaron y el Estado entró en la Bankia expoliada en manos de Miguel Blesa y Rodrigo Rato, hombres ambos del siniestro Aznar y del PP, y los que creemos que las leyes se hacen para ser cumplidas y que el Estado tiene como principal deber la defensa del bien común volvimos a confiar en que se daría una solución razonable a nuestras cuitas. Pero volvimos a equivocarnos, porque se nos sometió a una quita de lo depositado, primero, y a un canje posterior y forzoso, hoy, de la cantidad resultante en acciones de Bankia que, curiosamente, desde hace dos días no hacen más que desplomarse en la bolsa, con lo que lo que ahora tenemos -sin posibilidad de vender durante un tiempo- es ahora mucho menos de lo poco que nos habían dejado.
Hoy, el día del canje, me entero de que las acciones que se han vendido masivamente, provocando el hundimiento del valor de las acciones, son casi el triple de las realmente existentes y es entonces cuando me pregunto para qué cojones existe una Comisión Nacional del Mercado de Valores, al frente de la que está una ex ministra de Aznar. También me pregunto qué hacía el PP pagando al ex presidente de Caja Madrid Miguel Blesa, como supimos ayer y sigo creyendo cierto, pese al burdo desmentido del partido y de él mismo.
Ayer, a la fuerza ahorcan, solicité que se someta a arbitraje mi caso y lo hice con la intención de que, si, finalmente, no s eme devuelven mis ahorros acudiré a los tribunales, aunque tenga que gastarme en ello hasta el último céntimo que me quede. Si no lo he hecho ya es porque soy de los que creen que "pleitos tengas y los ganes" y porque mi padre, de casi noventa años, me acompaña en este calvario y, de momento, su salud me importa más.
Como sabéis, a veces soy muy mal pensado y estoy empezando a creer que la presunta torpeza de Blesa y Rato no son tales, tampoco los palos de ciego que andan dando el Gobierno y Goirigolzarri no hacen otra cosa que forzar la devaluación de los depósitos en preferentes hasta el valor que están dispuestos a devolver y que el arbitraje no es más que un "mareo" a los estafados para evitar que sus reclamaciones ante los tribunales colapsen la justicia.
En resumen, esta caja podrida nos ha dejado el saqueo sistemático del PP y sus amiguetes, con el consentimiento del PSOE, IU, CC OO, UGT, CEOE y todos los presentes en los consejos que presidían Blesa y Rato, no es más que el paradigma del saqueo a que ha sido sometido nuestro pobre país en todos estos años. Y una cosa más nada desearía más que verles a todos, acompañados por el ex gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y la presidenta del CNMV, Elvira Rodríguez, sentados en un banquillo y, a ser posible, condenados.
 
 
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jueves, 23 de mayo de 2013

ALUCINACIONES

 
 

Lo escribía esta mañana en mi muro: hay días en que, al encender la radio, cree estar sufriendo alucinaciones, porque qué pueden ser, si no, el asesinato del militar en Londres, los disturbios en Suecia, las declaraciones de apoyo de Ignacio González a Aznar, la negación de las críticas del caudillín a Rajoy hecha por la anodina ministra de Sanidad, la esgrima de éste para salir del mal trago de su encuentro con la prensa con sonrisas y bromitas socarrones, el presidente de Madrid, el único en apoyar a Aznar y perseguido como éste por la sombra de Gürtel querellándose contra la portavoz del PSM en la Asamblea por haber puesto voz a lo que piensan muchos madrileños o el brote, más virulento que nunca de la epidemia de violencia contra las mujeres. Todo difícilmente comprensible, difícilmente asimilable en una sociedad que se dice avanzada y del siglo XXI.

Y es que, a veces, uno tiene la sensación de que la vida se parece a una tediosa tarde de televisión en la que, al zapear, cada vez que se pulsa el mando a distancia, la pantalla responde con otra escena tan absurda e incomprensible como la que le precede y que acaba por borrarla de nuestro pensamiento, mientras permanecemos, con los ojos como platos pendientes de ese sorprendente televisor que es la vida.

De todo lo visto y oído ayer, lo que mayor impacto ha dejado en mí es ese salvaje y desasosegante asesinato en Londres de un soldado elegido al azar para ser degollado por dos musulmanes africanos como chivo expiatorio de los excesos de las grandes potencias en países como Afganistán o Iraq, sumidos en la violencia desde que Bush y Blair, con el apoyo del caudillín Aznar, emprendieron aquella injusta y equivocada guerra preventiva que aun hoy sigue engordando diariamente el balance de sus víctimas, la inmensa mayoría de ellos inocentes.

Hace seis años me tocó vivir la conmoción causada en Londres por los atentados del metro, a la que la policía británica respondió, al contrario de lo que ocurrió en España con el 11-M, con la histeria y los excesos que quizá aislaron un poco más a esa población marginada en la que brotan y crecen el odio y la violencia que lleva a lo de ayer. Aquí, los que tuvimos la oportunidad de hacerlo, nos esforzarnos en separar lo que, como el asesinato de ayer, fueron atentados sangrientos y crueles, pero aislados y atribuibles a un grupo marginal que nada tenía que ver con la generalidad de la comunidad musulmana que vive en nuestro país.

Quienes atentaron contra los trenes en Madrid se quitaron de en medio volándose cuando la policía se disponía a asaltar el piso de Leganés en que se escondían. Si tenían una explicación para lo suyo, se fue con ellos. Los autores del atentado de ayer, uno de ellos, con las manos llenas de sangre y todavía en ellas el hacha y el cuchillo con que apuñaló y degolló al soldado, habló, dirigiéndose a la cámara del teléfono móvil de una testigo, del ojo por ojo y diente por diente, al tiempo que pedía perdón a las mujeres que contemplaron su salvajada, pero recordando que otras mujeres, musulmanas como ellos, son testigos de la violencia que causan allí las tropas occidentales.

A más de uno le volverá una y otra vez al pensamiento la escena de ayer. Es dura, pero encierra una enseñanza; el terrorismo casi, por no decir siempre, es una respuesta, desmedida, injusta y cruel, no lo olvidemos, a una afrenta o una agresión previa, real o imaginada. Y no se necesita de infraestructuras sofisticadas y grandes sumas de dinero para cometer un crimen terrorista. Basta con un cuchillo y un hacha de cocina, quizá la ayuda de un compañero y mucho odio, siempre injustificado a la víctima.

De todas las alucinaciones que creí ver ayer, ésta es, sin duda, la más terrible. Pero se puede aprender de ella, no quemando mezquitas y asaltando los barrios de los africanos y musulmanes, sino, por el contrario, apoyando a su mayoría pacífica, ayudándoles en estos momentos de dificultades y dejando sin argumentos a quienes pretenden sembrar en ellas el odio que lleva a lo de ayer.
 
 

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miércoles, 22 de mayo de 2013

TERROR DEL MALO

 
No sé por qué lo hice, pero fue un error. Ayer tuve la debilidad de asomarme a la entrevista que se le hizo a Aznar en Antena 3 y os aseguro que fue un error, porque, pese a la trascendencia que se le quiera dar, no pasó de ser una película de terror de serie B, de aquellas que Jacinto Molina firmaba como Paul Naschy, en la que, para quien los quisiera ver, los trucos y la trama eran evidentes desde la primera escena.
Si algo saqué de tan incómoda sesión de terror, eso fue la sensación de que José María Aznar sigue siendo un enfermo obsesionado con pasar a la Historia y preso de un afán justiciero para con todos, porque en la escasa media hora que duró la entrevista no se salvaron ni los suyos, ni siquiera Rajoy, al que acusó de languidecer y de no cumplir el programa que le llevó a la Moncloa. Si algo me llamó la atención, como digo, es su obsesiva alusión a la Historia y su tácito rechazo a la Transición, de la que muchos objetivos -dijo- se han destruido.
También se puso medallas, tal y como solía, pintando su etapa al frente del gobierno como un oasis de riqueza y creación de empleo, sin que ninguno de los tres entrevistadores le insinuase siquiera que esa riqueza, incluidos los cinco millones d empleos que presume de haber creado, están en el origen de gran parte de los males que hoy padecemos, porque, con su liberalización del suelo y su apuesta por el monocultivo de la construcción, levantó un castillo de naipes que, para nuestra desgracia, no tardó en caer, llevándoselo todo por delante.
Ni siquiera en el día en que se había revelado que parte de la millonaria fiesta de celebración de la boda de su hija, yo sigo contando en pesetas, concretamente la iluminación fue regalo de Francisco Correa, responsable de la trama empresarial investigada como Gürtel, Aznar sintió el más mínimo asomo de vergüenza o de culpa. Por el contrario, como suele hacer, se revolvió contra aquellos que difundieron la información y lanzó una enigmática insinuación sobre el origen de la misma, lo que vendría a confirmar que tal revelación había sido la respuesta preventiva de quienes tenían la certeza de que la entrevista no iba a ser otra cosa que un ajuste de cuentas del ex presidente.
Tampoco hubo el más mínimo asomo de asunción de responsabilidades respecto a todo lo que se va conociendo del caso Bárcenas y el baile de sobres en los pasillos del partido que, pese a que pretende quedar al margen seguía presidiendo en los primeros y "fundacionales" años de la trama. Todo le era ajeno y, para demostrar su inocencia, echó mano de su mirada desconfiada y fría y de su afirmación de que todo está en sus declaraciones de la Renta y de que puede explicarlas, aunque no enseñarlas, porque -se defendió- son confidenciales.
No quiso hacer comentario alguno a la afirmación hecha esa misma tarde por Jaime Ignacio del Burgo de que los pagos a Calixto Ayesa, para los que periódicamente ejercía de correo -con lo fácil que es hacer una transferencia bancaria- tenían su visto bueno. Y  no sólo eso, porque negó haber tenido conocimiento de todo lo que a cada minuto que pasa se va sabiendo del asunto y, nos remitió, para explicarlo, a los ceses que, tras las evidencias del caso Naseiro, llevó a cabo en su partido, pero se le olvidó de que uno de los implicados, Eduardo Zaplana, llegó a ser ministro de sus gobiernos.
En posesión de la verdad y la inocencia absolutas, triunfador irredento y profeta de la derecha de siempre, José María Aznar, amén de dar caña a los partidos nacionalistas y de hablar del PSOE como un partido en descomposición, ocupó una gran parte de su tiempo en cargar contra Mariano Rajoy, al que acusó de estar acabando con la clase media y le reclamó una bajada de impuestos. Sin embargo no hubo el menor atisbo de dureza para con su amigo Miguel Blesa, del que dijo que (como todos) tuvo sus momentos buenos y malos.
Hizo una defensa de manual de la corona, sin mencionar para nada al rey Juan Carlos, con el que quedó patente que no se habla y descartó cualquier pacto de Estado para salir de los difíciles momentos por los que atravesamos y exigió a Rajoy el uso de la mayoría absoluta con que cuenta y que, por cierto, incluyó en la herencia dejada, pese a que llegó dos legislaturas después y en unas elecciones de cuya campaña quedó prácticamente al margen. Finalmente, para rematar, se ofreció  a asumir sus "responsabilidades" para con su país, para con su partido y para con él mismo, dando a entender que estaría dispuesto a ser el recambio de Rajoy, que esta pasada noche no ha debido conciliar muy bien el sueño.
Fue, como digo, una película de terror de serie B, del malo, una truculenta puesta en escena de quien, pese a admitir que pasa el 70% de su tiempo fuera de España y pese a no haber mencionado ni una sola vez Europa ni el resto del mundo, se ofrece como salvador de una España que dudo mucho que conozca y que, sin duda, está más cerca de la ensoñación imperial que de ella hacía cuando se sentaba en los pupitres del Colegio del Pilar y se manifestaba próximo a los postulados de la Falange.
 
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martes, 21 de mayo de 2013

LA BODA LUMINOSA

Foto: Ricardo Gutiérrez                                                              
 
 

Hubo un tiempo en que gobernó este país, por voluntad popular, no lo olvidemos, un presidente al que el Palacio de la Moncloa y los rincones de la Historia está claro que se le habían quedado pequeños. Bastaba con verle junto al rey Juan Carlos que, querámoslo o no, ostentaba y aun ostenta por mandato constitucional la jefatura del Estado. Parecía que, a José María Aznar, el protocolo le quedaba tan estrecho como a Rodrigo Rato los trajes y los despachos en la banca. Bastó con verle paseando por La Habana, junto a Fidel Castro y el monarca, con la chaqueta al hombro como un turista, saltándose a la torera cualquier norma del protocolo o cualquier atisbo de respeto a dos personajes que, por más discutibles que lo fuesen, eran dos jefes de Estado.

Ese era el personaje y el tal personaje tenía una hija que casar, Ana, que andaba ennoviada con uno de esos personajes que andan siempre revoloteando en torno al poder y que había llegado al entorno del entonces presidente desde las juventudes del PP y pronto se convirtió en uno de sus hombres de confianza. Alejandro Agag, que así se llama el hoy yerno del presidente, ascendió hasta la secretaría general del Partido Popular Europeo y, sólo unos meses antes de su sonada boda, abandonó la política para dedicarse a los negocios, como había venido haciendo su familia.

Curioso personaje este Agag que, como otros yernos ilustres, se ha movido en el entorno de deportes tan exclusivos como la Fórmula 1, haciendo de introductor de embajadores de su suegro con el "amo del circo", Bernie Eccleston, un híbrido de Drácula y Warhol, de nada recomendables tendencias filo nazis, que acabó por venderle a Valencia un carísimo gran premio, del que nunca se han visto los beneficios y sí, por el contrario, las carísimas facturas que hay que pagar en plena crisis. Hay quien dice que Agag ha sido en el entorno de Aznar y el del PP el engarce entre lo que está bien y lo que deja de estarlo y que fue gracias a él que personajes como Francisco Correa comenzaron a hacer negocios con las administraciones gobernadas por el PP.

Quizá por eso el presuntamente más alto responsable de la trama conocido no faltó a la boda imperial que el matrimonio Aznar Botella organizó para su hija Ana y su novio Alejandro, una boda digna de reyes que, voluntariamente o no, ayudaron a organizar funcionarios de la Presidencia del Gobierno, que contó con el necesario y costoso dispositivo de seguridad y que, pretendidamente, acabo siendo todo menos discreta.

Sin saberlo, la presencia de Francisco Correa en la boda de El Escorial ha acabado por convertirse en una pesada hipoteca para la familia Aznar, porque el "paseíllo" camino de la ceremonia del polémico personaje fue durante mucho tiempo la imagen más repetida en las crónicas sobre la trama. Y no sólo eso, porque la sombra de las relaciones entre Correa y la familia Aznar -los yernos, que se lo digan si no al rey, son también familia- es como un campo minado del que no terminan de aflorar sorpresas.

La última, la aparición, dentro de una caja olvidada durante dos años, de la carpeta que contenía la factura, por valor de más de treinta y dos mil euros, de los gastos de iluminación del festín pos ceremonia organizado en la finca de un amigo de la familia Aznar. Unos gastos que Alejandro Agag, el novio, describe como un regalo de su amigo y testigo del matrimonio, pero que figuran en la factura como cargo a la trama encausada por la justicia y que, en realidad, era un regalo para los Aznar, porque de sobra es sabido que las bodas las pagan los padres de los contrayentes.

¡Qué mal gusto! Porque otra cosa no es hacer un regalo a un amigo a cargo de tu empres y qué paradoja, también, que el yerno de Aznar pueda devolverle a Francisco Correa el honor de haber sido su testigo de su boda  siendo testigo en el juicio que, antes o después, acabará celebrándose contra él. De ese modo tan luminosa boda, treinta y dos mil euros son muchos euros en bombillas, puede acabar arrojando luz sobre este caso que tiene al PP y sus dirigentes contra las cuerdas.
 

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lunes, 20 de mayo de 2013

.. Y AUTOPISTAS SIN COCHES

 
Si en las circunstancias actuales no resultase tan trágica, esta frase que tantas veces he escuchado a Iñaki Gabilondo. "los economistas, a veces, predicen el pasado", podría resultar incluso graciosa. Pero en medio de tanto dolor y tanta miseria es difícil esbozar siquiera una sonrisa en todo aquello que tiene que ver con el dinero, el trabajo o el bienestar.
Hoy he amanecido con la reseña del primer informe independiente sobre la crisis que azota desde hace más de un lustro a los países de la Unión Europea, especialmente a los del sur. Un informe que viene a concluir que quien ha diseñado las medidas contra la crisis no ha tenido en cuenta o no ha sabido evaluar -quizás no ha querido hacerlo- las consecuencias que iban a tener sus planes en el empleo.
Una vez más se demuestra con ello que la Economía se diseña en los despachos tal y como ensayan las guerras los estados mayores de los ejércitos en salas con grandes mapas, soldaditos y maquetas, con resultados que, luego, en nada se parecen a la realidad. Algo que se repite una y otra vez porque se descarta el sufrimiento de la tropa o el de los parados y que resulta tan claro como que, de tenerlos en cuenta, nadie iría a la guerra, porque nadie la declarar si tiene la más mínima sospecha de que la va a perder.
Quienes toman las decisiones, las toman en la soledad de sus despachos, desde el pedestal de su soberbia, con el oído regalado, y ojalá fuese sólo el oído, por aduladores interesados que acuden al ascua que se quema en ellos para arrimar las sardinas de sus negocios. Cómo explicar, si no, todas esas grandes obras públicas, llevadas a cabo al abrigo de lo público, presuntamente para beneficio de los ciudadanos, y que, al final, se revelan como grandes fiascos, planificados con cálculos exagerados y nada realistas que han sembrado nuestro paisaje de trenes de alta velocidad vacíos, circulando por líneas que han resultado redundantes, tan vacíos como demasiadas estaciones de esas líneas. Trenes de alta velocidad vacíos y ruinosos, mientras se cierran líneas que, no sólo pasan por el territorio, sino que se detienen en los pueblos y llevan y traen de ellos la vida tan necesaria para cualquier comarca de cualquier país que se tenga por tal.
Pero no se trata sólo el AVE, convertido en cartel electoral casi único, como el dispendio en fiestas se convierte en algunos pueblos en el mayor logro de los alcaldes avispados. También encontramos, en Castellón y Murcia, sendos aeropuertos que no han visto y probablemente nunca vean un avión en sus pistas, construidos "a lo loco", con cargo al dinero de todos y a mayor gloria del político de turno, que nunca acaba por pagar de su bolsillo estos desmanes presupuestarios.
Y llegamos al capítulo de las carreteras, concretamente al de las desoladoras autopistas radiales y de peaje, sembradas en torno a Madrid, redundantes en muchos casos con autovías de acceso libre, hijas de los delirios faraónicos del PP madrileño, construidas mediante concesión por empresas privadas que se hubiesen forrado en caso de que hubiesen resultado como esperaban, pero que incluían, para ellos, la salvaguardia de la responsabilidad patrimonial del Estado, que, ahora que se ha desvelado lo ruinoso de la inversión, tendrá que hacerse cargo de estas autopistas sin coches, puesto que sus concesionarios harán uso de la "dación en pago", ante la imposibilidad cobrar la deuda de quienes las explotan.
Curioso concepto de justicia éste, de quien perdona la deuda a los poderosos concesionarios de estas obras mal planificadas y no acepta la misma dación en pago de quien, al igual que ellos, tampoco acertó con los cálculos de futuro. Está claro que el Gobierno prefiere hacerse cargo de autopistas sin coches, antes que permitir que las víctimas de desahucios salden su deuda con los bancos entregando el piso que no pueden pagar.
 


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domingo, 19 de mayo de 2013

PARAÍSOS INFERNALES

 
 

Imagino a los europeos, especialmente a los que nos ha tocado vivir la crisis en el castigado sur como prisioneros ahogándose mientras permanecen encadenados al fondo de una piscina que se va llenando poco a poco, al tiempo que sus guardianes se mueven entre ellos recogiendo todo aquello de lo que van deshaciendo en un intento desesperado de permanecer a flote y respirar, tan desesperado es, que cada bocanada de aire necesaria para sobrevivir supone un doloroso desgarro para el cuerpo que se pretende salvar.

Lo más doloroso, éticamente hablando, es que el botín reunido con nuestros despojos y con el rescate pagado por quienes han acabado jugando el juego de los carceleros acaba perdiéndose en territorios sin ley que hemos acabado llamando "paraísos" fiscales y que, en realidad, son los lugares en los que se acopian los materiales y los planes para construir nuevas piscinas con grilletes en las que ahogar y expoliar nuevos pueblos.

Un botín que asciende a más de veintitrés billones de euros, la mayoría de procedencia inconfesable de orígenes inconfesables que no pagan impuestos, quedan al margen de cualquier regla o supervisión y, para más inri, aparecen y desaparecen en "los mercados", sacudiéndolos para así recoger una y otra vez el botín de nuestra ruina y volver a empezar, como si se tratase de la imposible tarea de llenar una enorme jarra de cerveza a la que acaban siempre robándole la espuma.

Hace ya mucho tiempo que vengo diciendo que el origen de la crisis está en eso, en la desaparición de nuestra riqueza en esa espuma, el beneficio, que no se reinvierte como antes para crear nueva riqueza en el país donde se ha originado y que se evapora ante nuestros ojos para acabar llegando, con el auxilio consentido de bancos paradójicamente legales, a esas islas malditas en las que, como los carroñeros, esperará el olor de nuevas víctimas en dificultades.

Todo esto viene a cuento de que de aquí a tres días, Europa celebra una cumbre en la que estudiará medidas para terminar definitivamente con el secreto bancario que, como un gran sumidero, permite drenar la riqueza de algunos países, entre ellos el nuestro, hacia esos odiosos paraísos. La reunión del miércoles no será el primero, ni será el último intento de hacerlo y dudo que tenga éxito, porque hace ya tiempo que la economía, como una enorme sanguijuela, vive parasitando la política, a la que ha desvirtuado mediante el control y la creación de la opinión pública. De modo que, si no me equivoco, todo acabará como mucho en un mero gesto.

Y sin embargo algo habrá que hacer, porque la Unión Europea calcula que, cada año, un billón de euros sale de sus fronteras formales para acabar en paraísos, algunos de los cuales, curiosamente quedan dentro de las de países miembros. Sería un sueño que toda esa riqueza -uno de cada diez euros en circulación- aflorase y tributase. Sólo con ello pondríamos fin a la crisis. No sé a qué esperamos para acabar con tan infernales paraísos, las nuevas islas del tesoro, refugio de  piratas ¿Quizá a tener el permiso del señor Botín?
 
 

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sábado, 18 de mayo de 2013

¿ESTÁS AHÍ, FLORENTINO?

 
 
Bien mirado, lo de anoche en el Bernabéu no ha sido lo peor que le ha pasado a Florentino Pérez en las últimas horas. Es más, pienso que ni siquiera fue esa su mayor preocupación mientras tuvo  que estar en el palco. Lo digo, porque apenas habían pasado veinticuatro horas desde que Miguel Blesa, el presidente de Caja Madrid, la caja que, con sus créditos galácticos, le ayudó a construir su imperio, había ingresado en prisión por la dudosa legalidad de alguna de sus operaciones.
Bien es verdad que, para entonces, Blesa ya estaba en la calle y pudo ver el partido desde casa tras recaudar en una mañana la minucia de dos millones y medio de euros, pero su ingreso en prisión y la frialdad con que fue acogida la noticia por el gobierno de la nación, así como por el de la Comunidad de Madrid, no auguraban nada bueno. Así que el hundimiento del equipo del que un día dijo que tiene grabada la victoria en su ADN -que sabrá este hombre de genética- y el estrepitoso fracaso del que un día calificó como el mejor entrenador del mundo y que ayer se esforzaba en sacar brillo  a un trofeo, el de la Supercopa, a dos partidos y con los equipos fuera de punto ya que se juega prácticamente en pretemporada, no eran quizá lo que más preocupaba al presidentes de la constructora ACS. Porque, es lo que tienen las mantas y las alfombras, que, una vez que se tira de ellas o se levantan, dejan las miserias al descubierto.
No hay que olvidar que entre Blesa y Florentino hay más de un paralelismo y que las atenciones de Blesa a los miembros del consejo de administración de Caja Madrid, créditos a "tutiplén"  a Díaz Ferrán, partidos y sindicatos, podrían equipararse a las atenciones del presidente del Real Madrid en "su" palco, en el que tenemos derecho a pensar que se ha fraguado más de una recalificación y más de un negocio, en contra de los intereses de madrileños y madridistas.
La gente habla y no para del negocio que hizo Florentino con la construcción de las cuatro torres que hoy ocupan lo que en su día fue la Ciudad Deportiva del Real Madrid, o el aberrante e irresponsable proyecto de convertir la gran explanada que existe frente al estadio en su fachada del Paseo de la Castellana en un centro comercial que convertiría el espacio por el que prioritariamente se desaloja el estadio en poco más que una calle comercial, por no decir un callejón.
Es lo que tiene haber tomado el Real Madrid como uno más de sus negocios y no el más importante, porque, si en la construcción existe el colchón de la banca y los gobiernos consentidores, en el fútbol, antes o después se enfrenta uno con la realidad de una mala noche, en la que los millones dejan de ser rentables. Pero el negocio del fútbol, que no el fútbol es así. Para eso se ha creado y se presume tanto de eso que ahora, en plena borrachera de lo cursi, se llama el "hospitality" del club, diseñado para el peloteo -sin balón- y los "pelotazos".
¿Dará la cara Florentino ante "el madridismo" por el fiasco de Mourinho? ¿Conseguirá evitar que, amén de haberle dejado el equipo -y el club- hecho unos zorros, no le deje, además, la caja tiritando?
Supongo que aún tardará en llagar ese sinceramiento- Habrá que esperar a que alguno de sus "negros" le escriba uno  de esos discursos-homilía que tanto le gustan que se empeña en leer con la entonación monótona de un triste cura de pueblo. Va a ser difícil, porque quedan pocas o ninguna incógnita que despejar y la gente está hasta el bombín de derrochar su fe en sueños imposibles y de recurrir a la evocación de un tiempo que, de momento, no parece que vaya a volver.
Mientras tanto, la pregunta ¿Estás ahí Florentino? va a repetirse hasta la saciedad.
 
 
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viernes, 17 de mayo de 2013

BLESA Y EL MAL AJENO

 
 

Cuántas veces habré escuchado eso de que no se debe desear el mal ajeno. En cualquier caso, seguro que han sido demasiadas, porque, como consejo, tiende a beneficiar a truhanes que, como el flamante inquilino de la cárcel de Soto del Real, Miguel Blesa, han amasado su obscena fortuna repartiendo ruina y dolor entre ciudadanos y trabajadores sin culpa ninguna en sus desmanes.

No sé si me movía el deseo de justicia o el de venganza, pero os aseguro que, cuando ayer me enteré de la orden de prisión contra quien, por deseo expreso de José María Aznar, ocupó la presidencia de la segunda caja del país, me sacudió un arrebato de alegría que me llevó a compartir tan buena noticia con amigos y familiares. Lo cierto es que, con el encarcelamiento de Blesa, ayer vi colmado uno de mis más firmes deseos de los últimos meses.

No podía ser, iba contra la razón y el equilibrio, que quien presidió Caja Madrid durante los años de la burbuja inmobiliaria, quien perpetró o permitió que se perpetrasen errores tales como el de poner casi todos los huevos de esta entidad, llena de prestigio y que contaba con la confianza de cientos de miles de madrileños que creíamos en sus fines sociales, en la cesta del sector inmobiliario, incluso cuando ya daba claros síntomas de estar al borde del estallido.

No podía ser que quien contrató con ciudadanos de a pie hipotecas imposibles de asumir, quizá para hacerse perdonar la concesión de créditos no menos imposibles a amigos como Díaz Ferrán y otros, unas veces para tapar agujeros y otras para sacar adelante los pelotazos del monocultivo inmobiliario, implantado por Aznar en España. No podía ser que se fuese de rositas quien hundió Caja Madrid con añagazas y trampas contables, mientras se llenaba los bolsillos con bonus e indemnizaciones.

Hoy hay decenas de miles de clientes de lo que fue Caja Madrid que han perdido todos sus ahorros mediante una estafa organizada, en la que se abusó de su confianza haciéndoles creer que, lo que en realidad eran bonos basura, era un depósito a cinco años. Hoy hay miles de familias que han perdido el hogar que no podían pagar, pese a que en la caja les hicieron creer que sí. Hoy también hay miles de empleados de Bankia que van a ir a la calle, porque, después de la debacle causada por Blesa, es imposible, dicen, mantener sus puestos de trabajo.

Por eso no podía irse de rositas este señor que tenía pensado casarse en menos de un mes -habría que saber por qué a los amigos de Aznar les da por casarse después de liarla- con una empleada de la caja que -dicen- sigue llamándole presidente. No podía ser que disfrutase de todos los millones ganados o saqueados -eso lo dirán los jueces- durante catorce años. No podía ser que desapareciese en cualquier playa, sin más preocupación que asistir a fiestas o darlas él mismo o mejorar su swing en el campo de golf.

Hubiese demasiado duro, muy duro, para quienes en este país hemos perdido algo por su culpa. Sé que no tardará en reunir los dos millones y medio de euros que le piden, porque él tiene de donde sacarlos y tiene amigos que se los presten. Sé que quizá la decisión del juez se quede de momento en un buen susto para el compañero de pupitre de Aznar. Pero el camino es largo y amen del asunto de la compra ruinosa y tramposa del banco quebrado en Florida, tiene pendientes la concesión de un crédito difícil de justificar a su amigo y, desde ayer, compañero en la prisión de Soto, Gerardo Díaz Ferrán, y la querella presentada contra él por la comercialización de preferentes.

Probablemente no sea bueno desear el mal ajeno. No lo sé. Pero cuando el objeto de ese perverso deseo ha causado, a su vez, tanto daño, aunque no sea bueno, os aseguró que resulta muy higiénico. Y más si esos deseos se ven colmados y, como da a entender el titular del diario económico Cinco Días, Miguel Blesa sólo es el primero.