Perdido, quizá para siempre, el voto al Partido Popular en
Cataluña, debido en gran parte a la mala cabeza de Rajoy, que, con su desprecio
a las legítimas aspiraciones de los ciudadanos que le movió a llevar a un
Tribunal Constitucional a su favor el Estatut aprobado por el pleno del
Congreso, dejó que el independentismo creciera en las urnas hasta límites que
ni los independentistas esperaban en sus momentos, con ese panorama de
enfrentamiento en las calles y en los hogares, con el bloqueo en las
instituciones, con las excursiones de los artífices del "procés" a
los tribunales, las prisiones y el "exilio", con la calle del resto
del país alzada en reivindicaciones contra su política basada en recortes que
sólo han traído miseria, dolor y desigualdad a los que más necesitan del estado
y riqueza a los de siempre, con ese panorama, y para defenderse con su
verdadero enemigo en las urnas, Ciudadanos, Mariano Rajoy, in rubor ni vergüenza
ha sacado a pasear al ministro Cristóbal Montoro en su versión hada madrina.
Jubilados y pensionistas, policías y guardias civiles y la
gente que menos gana se habían echado a la calle, desmintiendo los clarines de
la euforia económica del Gobierno, que sólo ha llegado a los que más tienen, y,
claro, un fallo del sistema, todos esos desharrapados que nunca se hicieron un
plan de pensiones y que lo poco que ganaron se lo gastaron en un piso para la
vejez o para los hijos, también votan y, después de haber pasado tanto le han
dado la espalda a Rajoy y su "milagro económico"-por cierto, el
último lo hizo Rodrigo Rato- volviendo su mirada hacia la derecha emergente,
sin pasado y más extrema en lo económico que el propio PP, pero mucho más
maquillada.
Por eso la pugna electoral va a ser, en esta ocasión, entre
PP y Ciudadanos, primero en ayuntamientos y en la mayoría de las comunidades
autónomas, de aquí a un año y medio, y, luego, en las generales, si es que
Rajoy y los suyos llegan vivos a ellas. Pero Ciudadanos no es un enemigo al
uso, uno de esos fáciles de distinguir frente a los populares de siempre,
Ciudadanos y el PP llevan, unos con más maquillaje que otros, el mismo mensaje,
con la ventaja para Rivera de que los suyos nunca han gobernado y, por lo
tanto, no han sido pillados en mentiras.
Mal socio el que no es más que una versión actualizada de sí
mismo, mal socio, porque, además, conoce de sobra el mercado y se maneja en los
medios de comunicación como el PP, cargado de culpas, cuando no de delitos, no
puede hacerlo. Mal socio, también, porque es ventajista y, por lo que parece,
cualquier cosa menos leal.
Ciudadanos ha decidido, finalmente, apoyar los presupuestos
de Rajoy, que, no nos engañemos, son también y con este panorama más, los
suyos. Pero lo hace "vendiendo" que esos presupuestos, en lo que
tienen de cesiones ante pensionistas y en favor de la natalidad, son los suyos,
que han ayudado a humanizar los números de Montoro. Ciudadanos presume, además,
de la irresponsable bajada de impuestos que contribuirá a mermar las reservas y
propiciará un aumento del déficit, el hasta ahora campo de minas que nunca
había que atravesar.
Tan grande ha sido la sorpresa que la traición de Rivera ha
causado en las filas del PP que el ministro de Hacienda se ha visto obligado a
pujar en la subasta, aumentando en un punto la todavía miserable subida de las
pensiones más bajas y elevando el límite para hacer la declaración del IRPF,
además de rebajar al diez por ciento el IVA del cine que, como castigo al
sector que más se significó en el "No a la Guerra" subieron al
veintiuno.
Eso y mucho más, para desactivar la aparición triunfal de Albert
Rivera colgándose medallas, otro "y dos huevos duros" preelectoral e
irresponsable, en este camarote de los Hermanos Marx, con el que unos y otros se juegan nuestro dinero y el de nuestros hijos, rebajando impuestos y aumentando pensiones y ayudas, lo que según el propio Rajoy sería "gastar lo que no se tiene"
irresponsable, en este camarote de los Hermanos Marx, con el que unos y otros se juegan nuestro dinero y el de nuestros hijos, rebajando impuestos y aumentando pensiones y ayudas, lo que según el propio Rajoy sería "gastar lo que no se tiene"
Una de dos, o Rajoy nos engañaba entonces, cuando destrozó
nuestro estado de bienestar, o pretende engañarnos ahora. Aun así, no hay que
preocuparse, porque a los huevos duros aún les queda mucho para estar listos y
el PNV, dueño del cazo, aún no ha puesto el agua a hervir.