Nadie habrá más satisfecho a estas horas con los creadores
de falsas polémicas, algunos verdaderos profesionales, que Albert Rivera que,
haga lo que haga o diga lo que diga, como las cucarachas, siempre sale impoluto
y brillante de entre la basura. Y es que nadie estará a estas horas más
agradecido con la crucifixión mediática de Pablo Iglesias a cargo del grupo PRISA, a
propósito de sus opiniones sobre la necesaria feminización de la política.
Escribo esto, porque, gracias al "chorreo" a que
ha sido y está siendo sometido Iglesias, han pasado prácticamente inadvertidas
las informaciones sobre el despido improcedente y el acoso laboral que padeció
la ex jefa de prensa de Albert Rivera, Inma Lucas, desde que, en julio del
pasado año, obtuvo una baja laboral médica por riesgo en su embarazo de gemelos
y que se evidencio, cuando, en mayo de este año, trató de reincorporarse sin
éxito a su puesto de trabajo a lado de Rivera y fue relegada al servicio de
prensa del grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona.
La noticia que coincidió en el tiempo, pero no en el
tiempo y la tinta dedicados a ella con las palabras de Iglesias es que, ayer,
el partido de Rivera accedió a indemnizar con 150.000 euros a Inma Lucas, para
no verse en el banquillo en un juicio por acosos que podría perder o que,
cuando menos, podría dañar seriamente su imagen pública, desvelando su rostro
de patrón intransigente y machista.
El asunto se las trae, porque, del retorcimiento de las
palabras de Iglesias al hecho evidente del acoso a la ex jefa de prensa del
líder de Ciudadanos, media un océano y, sin embargo, todavía esta mañana, en la
Cadena SER insistían en la crucifixión del de Podemos, prejuzgando lo que había
detrás de lo dicho por Iglesias y sometiéndose con evidente retintín a su
exigencia de aclaración. Y es que, no hay que olvidarlo, la
SER tituló la información sobre lo dicho por Iglesias a propósito de
la feminización de la con una frase mutilada de su exposición, tergiversando el
sentido de lo que en realidad había dicho.
Son cosas que pasan cuando, desde arriba, se pretende, no
sólo informar, como sería deseable, sino sacar punta a las informaciones, para
utilizarlas a favor o en contra de unos u otros. Lo ocurrido es la consecuencia
de filias y fobias que llevan a cerrar los ojos y los oídos a la realidad para
no modificar lo que se presume de antemano. A mí me ha ocurrido en esa misma
redacción, A mí y a todo el que lleve unos años en el periodismo y crea en los
tan cacareados valores de "la profesión". Siempre he pensado, y así
lo aprendí y lo enseñaba en la universidad, que el periodismo consiste en
hacerse y tratar de responder las preguntas adecuadas. Por eso, me extraña que
nadie se preguntase hace dos días en la SER, si, realmente, Pablo Iglesias
había dicho lo que pusieron en su boca. De hecho, si el responsable de la
edición del informativo no lo puso en duda o, una vez escuchado, optó por
emitir la frase mutilada demostró muy poca profesionalidad, cuando no una
tendenciosa malicia.
Ahora, visto que Iglesias tenía razón en su reclamación, se
buscan los argumentos en el resto de la intervención y se le rebate incluso,
por machista, su concepto de feminizacción de la vida pública, defendido por
ilustres feministas, reprochándole haber dicho que los políticos, hombres y
mujeres, deberían "cuidar", como hacen las madres, algo que en
absoluto condena a la mujer a esa tarea que, parece, se menoscaba. Más bien,
algo que, quizá heredado de nuestra parte animal, está en nuestra naturaleza.
Yo, siempre o he dicho, en caso de naufragar y si los
supervivientes se dividen en dos grupos y uno de los dos lo lidera una mujer,
trataré de estar en ese grupo. Supongo que, como yo, cualquiera haría lo mismo.
Sin embargo, ayer no se trataba de eso. Lo de ayer fue una verdadera
persecución llena de prejuicios e intereses contra alguien que no le es muy simpático
al Grupo PRISA. De paso, Albert Rivera, permaneció agazapado en medio de la
polvareda de tan artificial polémica, para no mostrar sus vergüenzas. Y, por seguir hablando de vergüenzas, a qué vuene el desmedido interés de Antena en meter al líder de Podemos en el mismo saco que a machistas como el rancio alcalde de Alcorcón u otros peores si es que los hubiese.