jueves, 31 de enero de 2019

ATRINCHERADO EN GALAPAGAR


A lo largo de estos últimos días he llegado a conclusión de que con Pablo Iglesias se cumple a la perfección eso de que "no se puede tener razón sólo por haberla tenido" ¿Cómo si no se explica el gesto de soberbia supina de no comparecer ante el consejo de ayer en el que su partido decidió qué hacer, al final la decisión fue la de esperar acontecimientos, con la propuesta de Errejón, no al que sigue siendo su partido, sino a los madrileños.
Se me dirá que Iglesias, mejor dicho, sus hijos, disfrutan de la baja paternal que les corresponde y que existe el teléfono en todas sus modalidades, incluida la videoconferencia, tan usada por Puigdemont desde su fugitiva "baja" en Waterloo. De acuerdo, sin embargo, creo que difícilmente se va a enfrentar Iglesias a un momento tan crucial como el de ayer para su futuro político y el de su partido y resolver su comparecencia como lo haría un jefe de gobierno llamado a declarar en un juicio -lo de Rajoy en el juicio de la Gürtel fue una excepción obligada- me parece cuando menos un gesto de soberbia, si no de cobardía.
Lo que está claro es que Iglesias, Montero y compañía andan desconcertados desde que Íñigo Errejón decidió abandonar la obediencia del que fue su partido, porque Iglesias no con tener que dar la batalla contra quienes, compartiendo, si no todos, sí la mayoría de los objetivos, disienten absolutamente de la estrategia para alcanzarlos de Iglesias.
La brecha quizás definitiva se abrió durante las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez ante la pasividad de Mariano Rajoy, que declinó el ofrecimiento del rey para formar gobierno. Pablo Iglesias, pudiendo, no quiso dar su apoyo claro a Pedro Sánchez y Podemos lo pago en las urnas en la inmediata convocatoria electoral, perdiendo bastantes votos y escaños.
Desde aquel momento, en las urnas y en las encuestas, Podemos no ha hecho sino perder apoyos. Y es que no hay nada peor para el electorado que la sensación de haber podido ayudar a constituir un gobierno más o menos progresista y no haber querido hacerlo, dejándolo en manos de la derecha de los recortes, la corrupción y el austericidio.
Por eso no me extrañó la decisión de Errejón que, después de hablarlo con la alcaldesa Carmena y de que ésta decidiese soltar el lastre "pablista" que arrastraría de cara a las municipales, contestada por Podemos con expedientes de expulsión para los concejales que habían decidido seguir a Manuela en su aventura. Tampoco me extrañó tampoco que los contactos entre la alcaldesa y el disidente fuesen discretos, ni el disgusto de la pareja Iglesias Montero, que, desde su retiro de Galapagar no podían creer que nadie diese el paso de salir de su disciplina y plantear una alterativa a sus designios. De ahí, la ira de los primeros momentos, los insultos y ofensas a Errejón de los fieles al credo pablista, que, con el paso de los días y la verificación de las fuerzas que aún le seguían, dimisión de Ramón Espinar incluida, se ha idos suavizando en las formas, aunque no en el fondo ni en eso de creer que aún tienen las riendas de la izquierda ni, menos, de sus votantes.
Iglesias se tomó ayer un respiro, que aprovechó, para dar con rabia nada contenida una sibilina, que no sutil, estopa a Errejón y Carmena, porque el resultado del consejo, lo sabía, no iba a ser resolutivo sobre la integración o no de Podemos en la plataforma del disidente. En fin, una tarde perdida, salvo para el atrincherado de Galapagar.

miércoles, 30 de enero de 2019

EL SELECCIONADOR SELECCIONADO


No seré yo quien critique la decisión de Sánchez de proponer al exseleccionador nacional de baloncesto Pepu Hernández como candidato, posible candidato de momento, a la alcaldía de Madrid por el PSOE. De cualquier modo, Pedro Sánchez bien lo sabe, la última palabra la tendrán las bases del partido, ante las que, en las correspondientes primarias, a las que debería presentarse.
Espero que llevar famosos a las listas electorales no se convierta en moda, también que Pepu lleve a la carrera electoral algo más que las medallas de oro y plata conseguida en el mundial de 2016 y el europeo del año siguiente, espero, para bien del PSOE y de los madrileños que Hernández tenga más consistencia política y, sobre todo, social de la que tuvo Ruth Beitia, la candidata del Partido Popular a la presidencia de Cantabria designada por Casado, que apenas duró una entrevista radiofónica, aquella en la que chuscamente equiparó a hombres, mujeres y animales maltratados.
No parece que ese vaya a ser el destino del brillante seleccionador, aunque no siempre el nombre y las simpatías políticas basten para ganar unas elecciones y, sobre todo, hacer una buena gestión u una buena oposición si llega el caso, aunque lo va a tener muy crudo, porque el territorio que debería conquistar, el ocupado hasta ahora por los socialistas en el Palacio de Cibeles, está, y no sabéis como lo siento, prácticamente arrasado, después de aquella nefasta campaña en la que el locuaz y petulante José Miguel Carmona prometió batallas navales, naumaquias, en el estanque del Retiro.
No lo va a tener fácil Hernández entre sus compañeros socialistas en el ayuntamiento, porque pocas federaciones socialistas más divididas, más conflictivas, que la madrileña en el PSOE, a la greña desde hace décadas ya en tiempos del alcalde Tierno y su sucesor Barranco. No lo va a tener fácil, pero, al tiempo, el viejo amigo de Sánchez quizá sea la única esperanza para unas siglas que, hasta ayer registraba encefalograma plano en la pugna política madrileña. Me cuesta imaginar a Carmena y Hernández compitiendo entre sí, ojalá no tuviesen que hacerlo, sobre todo, teniendo en cuanta que, además, tendrán que hacerlo con el actual portavoz popular en el ayuntamiento y con la estrella ciudadana Begoña Villacis.
De lo que no soy capaz es de predecir si la elección de tan sorpresivo candidato va a ser buena para el partido o no. Ángel Gabilondo lo fue, pero Gabilondo venía de ser un prestigioso rector que llegó a presidir la conferencia de rectores antes de ser ministro de Educación, quizá el mejor de los últimos tiempos, capaz de la firmeza y el diálogo simultáneamente, que a punto estuvo de hacerse con la presidencia de la Comunidad de Madrid. 
No es bueno y no es necesario que las listas se llenen de militantes con currículos llenos de méritos internos, acreditados por el pedigrí de alguna de las familias peleadas que hay en todo partido. En ese caso, es mejor alguien sin pasado en el partido, capaz de "hacer equipo" y despertar la ilusión, aunque aún tiene todo por demostrar y quizá por aprender en la política. De momento, Pedro Sánchez se ha apuntado ya un tanto, porque todos estamos hablando de su candidato a candidato y, a veces, el ruido es el mejor aliado en política.
Por último y tal y como vamos, me comprometo a leer más la prensa deportiva, especialmente las páginas dedicadas al baloncesto, prefiero decir baloncesto a decir básquet, porque, al paso que vamos, los deportistas de hoy son los cargos políticos. En apenas un mes, nada menos que dos seleccionadores nacionales de este deporte se han convertido en consejero de la Junta de Andalucía, Juan José Imbroda, y candidato a la alcaldía de Madrid el otro, Pepu Hernández, han acabado por ser, a su vez, seleccionados para ejercer cargos en la política.

martes, 29 de enero de 2019

MONÓLOGOS OBSCENOS


Fue Alfonso Guerra, fundador de un grupo de teatro en su juventud, quien inauguró en España el tiempo de la política sobreactuada, el de los portavoces histriones chillones, prestos siempre para la broma o la amenaza, prestidigitadores de la verdad o ilusionistas de la razón, gente dispuesta en todo momento a hacerse con el escenario, con los focos, para acallar con sus titulares, con sus acusaciones, cualquier intento de moderación, de discurso tranquilo y realista.
Se trata de gente que miente y exagera con un cuajo que asombra, distinto a los peligrosos oradores del primer tercio del pasado siglo, a los que la tribuna y las milicias separaban de esa gente a la que pretendían seducir, esa gente que se les entregaba ciegamente después de escuchar sus mentiras, para ponerse en sus manos, creyendo en la salvación que les prometían.
Ese tiempo, el de los Mussolini, Hitler, Stalin o José Antonio, se acabó hace décadas. Ahora se lleva el espectáculo, la provocación y las risas. Quienes asesoran a los monologuistas de la política, si es que hay alguien capaz de asesorarles, saben de sobra que ese monstruo de mil cabezas en que han devenido los medios no se alimenta de verdades ni razones sino de titulares, titulares cuanto más estrambóticos, mejor, titulares tejidos con mentiras, repetidos una y otra vez y en todas partes, para imponerlos como se impone la moda.
Monologuistas los hay de muchos tipos, los hay con cargo y los hay aparentemente autónomos y libres que, sin embargo, reman en la misma dirección que quienes sí lo hacen. Me estoy  refiriendo, por ejemplo, a Jorge Verstrynge, delfín que fue de Manuel Fraga, el que se sentaba a la mesa de los consejos de ministros de Franco en los que se daba vía libre a la ejecución de opositores, un tipo de la casta más casta, actuando casi como ideólogo o "tonto útil" de Podemos, que ayer tildaba a Manuela Carmena poco menos que de fascista y miserable, él que estaba refugiado en los calzones de Fraga, mientras mataban a los compañeros de la alcaldesa en el despacho de abogados de Atocha.
He comenzado con Verstrynge, que no improvisaba ante las cámaras de la Sexta, que manejaba notas, porque me produjo una náusea inmensa y un desprecio difícil de trasladar al papel, un vuelco de bilis difícil de soportar, pero el muestrario es inmenso en uno y otro lado- Hay por ejemplo un Echenique, miserable con su compañero Errejón, un Monedero que parece, so sé si Monchito o Rockefeller, un muñeco de su amigo Pablo Iglesias, pero los hay también en el PSOE y, como no en el PP o Ciudadanos, los otros que no cito, no saben juntar las letras. Ha sido en el PP, fundamentalmente, donde esa raza de monologuistas de la que os hablo ha hecho escuela. Hubo un Martínez Pujalte capaz de acusar de las mayores infamias a sus rivales, mientras el cometía fechorías privadas al amparo de su escaño, existió y existe un Rafael Hernando faltón y pendenciero que recibió con cierta melancolía su cese como portavoz para ser sustituido por la torpe Dolors Montserrat, la elegida de Pablo Casado, y hay, sobre todo, un Teodoro García Egea, del que no se conocían más méritos que su amistad con el nuevo presidente del PP y su habilidad para lanzar huesos de aceituna, con vertido en el caniche de su jefe y amigo, ladrando a quien quiera oírle lo cobarde que es Pedro Sánchez, diciendo que en cuanto puede huye de los problemas a bordo del avión presidencial, ayudado por Hernando, que parece querer recuperar protagonismo, bautizando a Sánchez como "marqués del falcon", encelados como siempre con las relaciones de Venezuela y con Maduro, que sale peor parado que Pinochet en las fotos que hace Guerra, cuestión de "eficacia", un orador el zafio dictador venezolano, de esos de hace un siglo, que se  cree gracioso, porque tiene la cla siempre disponible y porque cierra sin piedad los medios que no le gustan y que se parece a los anteriores en que uno y otros practican hasta la saciedad y sin rubor sus obscenos monólogos.

lunes, 28 de enero de 2019

LA SOLEDAD DEL MÁNAGER


A estas alturas de la tremenda crisis que sufre podemos, lo único que tengo meridianamente claro es que Pablo Iglesias no concibe ni ha concebido nunca un Podemos al frente de cuya dirección no esté él mismo. Cuando un niño da el estirón, como el que dio Podemos en aquellas aún cercanas y, sin embargo, ya tan lejanas elecciones de 2016, las primeras, lo más importante es cuidar su alimentación y proporcionarle las vitaminas necesarias para consolidar el crecimiento y ejercitar apropiadamente esos largos huesos y esos músculos incipiente que asoman en todo adolescente, desgarbado y lleno de carencias.
Esas carencias, que no se han cubierto adecuadamente en Podemos, se combaten con las vitaminas de la libertad, la autocrítica y el ejercicio apropiado para transformar la acumulación de tanta burocracia adiposa en fibra democrática. A Podemos le ha podido el impulso juvenil y este impulso poco o nada dosificado le ha llevado a lesiones dolorosas y, sobre todo, inhabilitantes. Porque, no nos engañemos. Podemos ha pasado demasiado tiempo en el banquillo o calentando en la banda, porque ha pretendido convertirse en el delantero goleador de la izquierda, descuidando gravemente la necesaria defensa.
Iglesias lleva demasiado tiempo engañándose a sí mismo, una mentira que ya Nietzsche, como hoy mi amigo Luis recordaba, dejo escrito que es la más universal de las mentiras y, la más dañina, me atrevo a añadir. Tanto se ha mentido, tanto se ha engañado, que, creo, ha perdido el sentido de la realidad y, sobre todo, el contacto con los otros, y cuando digo otros, me refiero a esos todos esos "no inscritos" de los que siempre se olvida y que, sin embargo, son los que, más allá de las listas, más allá de las lealtades shakespearianas o de "Juago de Tronos", como prefiera, ponen y quitan, dan o niegan diputados. 
Hace unos minutos, Irene Montero, la compañera de Iglesias, la madre de sus hijos ha despejado una inquietante duda que, a quienes queremos gobiernos progresistas en la Comunidad de Madrid y en el ayuntamiento de la capital, al menos a mí, nos preocupaba: finalmente, no habrá lista alternativa a la candidatura de Más Madrid que encabeza Manuela Carmena. No me cabe la menor duda de que una lista encabezada por el JEMAD Julio Rodríguez, el general que encabezó la cúpula de las Fuerzas Armadas en tiempos de Zapatero, obtendría un voto residual, probablemente inferior al 5%, que se perdería, reforzando el peso del centro derecha tras cuatro años de buen gobierno de la izquierda en Madrid.
Habrá que esperar para ver cómo consigue Podemos salir del lodazal en el que el egocentrismo de Iglesias le ha metido. El líder nacional pretendía imponer al partido en Madrid la presentación de una lista alternativa a la que presente Errejón, cuando la mayoría de los dirigentes madrileños estaban por la integración en una lista  ganadora o casi, siempre abierta a alianzas que, sumada a la que Ángel Gabilondo encabezará por el PSOE, podría recuperar, sin la perniciosa atomización del voto de la izquierda, el gobierno de la Comunidad de Madrid para el progresismo por primera vez desde que, hace un cuarto de siglo lo perdiera Joaquín Leguina. De momento, en dos días, habrá una reunión extraordinaria del Consejo de Podemos, reunión más que necesaria, desde que el viernes dimitiese Ramón Espinar, cansado quizá de ser el brazo ejecutor de Iglesias en Madrid, al tiempo que muchos de los principales dirigentes del partido se reuniesen en Toledo a la búsqueda de una solución capaz de integrar a la izquierda.
Me entero de que la actual dirección de Podemos, no sé si Iglesias o la gestora que se hará cargo del partido en Madrid, propne a Errejón integrarse junto a Podemos en una plataforma unitaria en la que también esté el partido de Iglesias "a cambio" de no presentar lista al ayuntamiento de Madrid, lo que demuestra que Pablo Iglesias y quienes aún le apoyan no han entendido que lo de Errejón no es un partido sino una plataforma en la que se les ofreció integrarse. Algo que no quieren entender, porque no les interesa entenderlo, ya que, así, restarían protagonismo a su promotor y, de paso, les permitiría "trastear" en las listas.
Parece que Pablo Iglesias ha alcanzado, ojalá se haya dado cuenta o alguien que le quiera se lo haga ver, su máximo nivel de incompetencia. Parece que está a punto de comprobar que la unanimidad más perfecta es la que consigue uno con uno mismo, la que, desgraciadamente, va acompañada de la soledad más completa, la soledad, gracias Manolo por tan sonoro título, del mánager.

viernes, 25 de enero de 2019

VENEZUELA NO NECESITA MÁS RATAS


No seré yo quien deje de reclamar libertad para el pueblo venezolano. Tampoco estaré entre los que reclaman una intervención militar que acabe con la innegable tiranía de ese zopenco gigantón que se permite "hacer chistes" con enviar a sus hombres a acabar con el auto proclamado presidente Guaidó, más, si quien la pide lo hace para acabar con la inoperancia de la administración, la violencia en las calles, el hambre y la pobreza en Venezuela, lo hace desde, desde el despacho oval que alguien tendrá que limpiar y desinfectar cuando se vaya, mientras el mismo crea o agudiza esos problemas en el país que malgobierna.
Debo confesaros que, desde hace muchos años, más de veinte, me he interesado por ese país tan rico como desgraciado y por el desaparecido Hugo Chaves, al que seguí desde su fracasada intentona de golpe de Estado, este sí, hasta su muerte en loor de santidad para los suyos a causa de un cáncer. He de deciros que recortaba, entonces no existían Google ni Wikipedia, cuanto caía en mis manos sobre ese personaje "fascinante" tan parecido a tantos caudillos fascistas que intentó y logró en cierto modo revertir el secular desequilibrio económico padecido por su gente. Su labia, su demagogia altisonante me embrujaban y como, además, la coyuntura económica, con precios elevados para el petróleo, el monocultivo venezolano, permitían creer en el sueño bolivariano, para la propia Venezuela y otros países sudamericanos y la Cuba de Castro, que recibían la ayuda energética y económica que había dejado de llegar de la desaparecida Unión Soviética.
Fueron tiempos dorados para Chaves y su gente, tan dorados que emprendieron la consolidación de su "régimen" y la exportación de su ideología. contratando el asesoramiento de politólogos de aquí y de allá para ayudarles a elaborar sus leyes. Pero aquellos tiempos acabaron, la caída del precio de su petróleo, y las sanciones económicas llevaron la miseria a Venezuela, muy especialmente a las clases medias, que, ante la falta de expectativas de cambio, se han visto empujadas a la emigración, a veces en oleadas terriblemente preocupantes.
Nunca como antes en las calles de España se ha escuchado ese acento que no es canario ni es cubano y lo es al mismo tiempo, nunca como antes se ha visto una inmigración tan bien preparada recibiendo atención médica en nuestros centros de salud, la lógica atención que aquí es parte de la normalidad y en su tierra es un milagro. Nunca como antes los bares y restaurantes venezolanos han aflorado aquí como lo están haciendo ahora, un bar o un restaurante es un negocio fácil de montar y en él se han refugiado muchos venezolanos que aún tienen esperanzas de regresar.
Que algo tiene que cambiar en Venezuela es evidente, que en un país en el que falta la libertad falta todo, también. Por eso estamos obligados, más como españoles, a poner de nuestra parte para que los venezolanos puedan ser libre y felices. Pero hay que ayudarles pensando en ellos, no en el beneficio que pueden, podemos, sacar, unos y otros, con ese apoyo. Hay que sentar las bases para unas nuevas elecciones, esta vez libres y democráticas que propicien un cambio o la confirmación de los chavistas en el poder, pero esta vez con respeto a la constitución y las leyes por encima de las que llevan años pasando.
Venezuela no necesita a los líderes que en España la utilizan para su propio beneficio electoral, a un lado o a otro. Venezuela no necesita ratas. Venezuela ya tiene a los capibaras, las mayores del mundo, chapoteando en sus llanos inundados. Venezuela no necesita ratas que busquen en ella los votos que no encuentran aquí.

jueves, 24 de enero de 2019

COMO NIÑOS



Ayer se rompió, parece que definitivamente, la baraja con la que Carmena jugaba una dura partida con lo que queda de Podemos, cuando la alcaldesa reconoció en una emisora de radio que no contaba para un hipotético gobierno municipal con el ex JEMA, Julio Rodríhuez, al que Pablo Iglesias parece empeñado en "colocar" de número dos de la lista de Carmena, después de haber intentado llevarle a puestos relevantes, colocándole a la cabeza de diversas candidaturas, todas fracasadas.
La respuesta de Carmena, tranquila y natural -¿para cuando naturalidad y tranquilidad en alguna toma de postura del más que afectado y teatral Pablo Iglesias?- debió olerle a cuerno quemado al cada vez más solo líder del partido que pudo gobernar desde su baja por la paternidad de sus mellizos. Como viene ocurriendo en los últimos días, en un primer momento no supo qué hacer ni qué decir, hasta que, pasadas unas horas, anunciaron que no se presentarían a las próximas elecciones municipales en Madrid, tanto en la capital como en la comunidad, ni solos ni con el tandem Carmena Errejón.
La reacción es inexplicable y, si me lo permitís, un insulto a quienes les hemos venido votado o, ojalá fuese así, una invitación a que votemos a las listas de Carena y Errejón. Es inexplicable, salvo que, como acaba de señalar Carolina Bescansa, fundadora como Iglesias y Errejón de Podemos, el ataque  de cuernos obedezca como parece a razones sentimentales.
Sin embargo, me permito sugerir otra explicación que no es otra que ésta: Iglesias, para quien seguir como líder indiscutido se ha convertido en algo ya enfermizo y, para él, ceder ante la pareja Carmena Errejón sería una humillación que, si duda, restaría brillo a su figura, sobre todo cuando ha hecho de su intento de decidir dentro y fuera del partido le lleva últimamente a reveses innecesarios que el partido no se merece. Mucho menos que de ceder, de lo que huye Iglesias es de medirse con su viejo amigo.
Iglesias vería cuestionado su liderazgo en podemos si una lista encabezada por Errejón superae al primer intento a otra apadrinada por él y, hoy por hoy, son muchas las posibilidades de que eso acabe ocurriendo, sobre todo porque, más allá de lo que han venido contando los medios con impresiones sacadas del entorno de Podemos, es evidente que en la calle la figura de Errejón crece a cada minuto y la aparición de su opción acabará devolviendo la ilusión por votar a muchos que la habían perdido.
De cualquier modo, la soberbia de Iglesias se está volviendo contra él. Su actitud frente a quien ose llevarle la contraria, sus "purguitas" quitando y dando cargos, subiendo y bajando de las gradas del Congreso a los disidentes, su empeño en cambiar a los brillantes y abiertos por autómatas fieles, le están dejando cada vez más sólo y más irrelevante y será cuestión de tiempo que se vaya o que le echen, si es que Podemos le sobrevive.
Iglesias y los suyos no han sabido encajar la jugada de Errejón y Carmena que, abriendo su "Más Madrid" a figuras no salidas del granero de Podemos, gente que no necesariamente debería salir de los pasillos de la Fcaultad de Políticas de la Complutense. No lo han sabido encajar, no han llegado a entender que sus brillantes resultados de los primeros tiempos fueron un regalo que tenían que haber mimado y que no han sabido cuidar, porque, desde hace tiempo, van de mal en peor, dando la imagen de ser una especie de Saturno devorando a sus hijos. Se han comportado como niños que prefieren ver su juguete roto a dejar que los demás jueguen con él.

miércoles, 23 de enero de 2019

LA ESCLAVITUD NO ES PROGRESO


Para que no haya dudas, partamos de que ni entre mi familia ni mis amigos hay taxistas o conductores de VTC. Quiero decir con ello que no tengo intereses, ni siquiera sentimentales, en esta guerra que enfrenta en las calles a conductores de coches de alquiler de uno y otro tipo, mientras los que se hacen ricos, qué digo ricos, muy ricos, con su duro trabajo, permanecen en sus despachos aquí, en San Francisco u Holanda.
A lo largo de mi vida y por mi profesión, primero, y mis limitaciones, después, me he visto obligado a coger muchos taxis, en los que me he encontrado de todo: taxistas estúpidos y simpáticos, oyentes de la COPE o del mejor jazz. habladores y silenciosos, hombres y mujeres, gentes de estampita y de rosario en el espejo y, también, una conductora musulmana con pañuelo. Conductores de VTC no he visto, porque nunca los he usado. Me gusta tener unas ciertas garantías y sé que, mejor o peor, el taxi está regulado, pasa revisiones periódicas, tiene tarifas reguladas y estables, suele estar limpio y, sobre todo, coche y conductor están perfectamente identificados.
Quizá por todo eso, mi corazón está de su parte. Quizá por eso este mes de agosto hice la foto con que hoy ilustro esta entrada, la foto de un anuncio gigantesco y arrogante que se cierne sobre quienes esperan a pie de taxi la llegada de clientes, un anuncio detrás del que están, no pobres conductores sino una potente empresa, la mayor en el sector del transporte urbano. dispuesta a hacer una muesca más en su revólver, sumando Madrid y Barcelona, otras ciudades no le interesan, a los trofeos que cuelgan del despacho de sus directivos.
De ningún modo quisiera que los taxis, con sus tarifas reguladas, todos ellos vehículos homologados desapareciesen de Madrid, mi ciudad. De ningún modo quisiera que, después del calculado dumpin con el que, a costa de sus conductores, los VTC revienten el mercado con su política de precios bajos a costa de conductores explotados, con horarios y salarios de esclavos, para, luego, cuando ya no queden taxis, imponer sus tarifas abusivas como ya han hecho en otros países.
Estos días he escuchado que, cuando hay escasez de taxis y mucha demanda, los precios se subastan y la carrera que antes podía costar cinco euros se transforma en otra de quince o veinte. He oído que, mientras los taxistas de Niza atendían a las víctimas del atentado de hace dos años y a sus familiares, los VTC subieron de golpe sus tarifas un 70%. He oído también que no todos los coches son los que nos muestran limpios y de gama alta, ni los conductores van todos trajeados.
También he escuchado que los VTC se saltan los límites territoriales que les impone su licencia y que tienen una espacial querencia por Madrid o Barcelona y, claro, un coche negro es un coche negro aquí o en Cataluña, mientras que los taxis son perfectamente identificables a varias manzanas de distancia.
Evidentemente, conducir por una gran ciudad, de no ser por el tráfico, es fácil, con un GPS lo puede hacer cualquiera y en cualquier idioma, pero no es lo mismo dejarse llevar en un coche por alguien con experiencia, que hacerlo por alguien que, muchas veces, no conoce la ciudad ni el idioma.
Los directivos de Uber y Cabify son los nuevos piratas, son, como muchos otros directivos de muchas empresas nacidas a la sombra de una aplicación informática, gente dispuesta a llenar sus cuentas, ubicadas en paraísos fiscales, por cierto, aprovechándose de gente que ha perdido su empleo y que, por llevar un plato de lentejas a casa, está dispuesta a dejarse pisotear sin pensar en que, como trabajador y en pleno siglo XXI, tiene derechos.
Sé que, a corto plazo, resolver la necesidad de desplazamiento con el móvil es tentador, al mismo Iñaki Gabilondo se lo parecía ayer en su comentario diario, en el que, pese a reconocer los derechos de los taxistas, debería adaptarse a los tiempos, como lo había hecho el periodismo. Me duele tener que hacerlo, pero creo que el ejemplo de Iñaki es malo para su tesis y muy bueno para la contraria. Efectivamente, Iñaki, el periodismo se ha adaptado, dolorosamente, a los nuevos tiempos, dejando en el camino a centenares, si no miles. de buenos profesionales, podando de sus ramas a una generación casi completa de periodistas con criterio, experiencia, desgraciadamente para ellos con sueldos altos y, por qué no, una cierta rebeldía, gravosos para directores sin escrúpulos que buscan redacciones jóvenes, baratas y maleables.
Efectivamente, Iñaki, hay que adaptarse a los nuevos tiempos, pero el periodismo, desde que se ha adaptado, es menos combativo, más precario, peor pagado y, sobre todo, peor, por no decir nefasto. El periodismo, como el taxi, ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, a eso que llaman progreso, pero la esclavitud, Iñaki, no es progreso.

martes, 22 de enero de 2019

LA LECCIÓN DE ERREJÓN


Muchas cosas han cambiado, u para bien, en la izquierda española, desde que el pasado jueves Íñigo Errejón y Manuela Carmena anunciaron la integración del fundador de Podemos en la plataforma de la alcaldesa para optar desde ella a la presidencia de la Comunidad de Madrid. La sacudida causada por el paso dado por Errejón está sacando de su depresión a los defraudados y tristes votantes de la izquierda, que, como yo, andábamos hasta entonces calculando como no quedarnos en casa en las próximas elecciones locales sin echar a perder nuestras pituitarias, desengañados como estábamos ante el erial en que el egocentrismo y la manía persecutoria de Pablo Iglesias habían convertido a la izquierda madrileña.
Yo, como imagino que otros muchos progresistas sin partido, hace tiempo que me harté de ese gurú pagado de sí mismo y contradictorio que segaba y arrancaba de su entorno a cualquiera, no sólo que le contradijese, sino que, simplemente, le hiciese sombra o resplandeciese más que él. Basta, para comprobarlo, hacer el ejercicio que propuse no hace mucho de comparar cualquier foto de los líderes de aquellos primeros e ilusionantes momentos de Podemos con las sombrías figuras que acompañan hoy a Pablo Iglesias. Son demasiadas las figuras que han ido esfumándose, desapareciendo de los órganos de decisión del partido o que han sido relegadas de los puestos clave de las muy codiciadas listas electorales, premio y castigo de la fidelidad al líder, cuando debieran ser el atractivo reclamo para el voto de los ciudadanos.
Esa es la peor imagen de un partido, la que nunca esperaba ver en Podemos, que nació como la gran esperanza para quienes creemos en la política como medio para mejoras la vida de los ciudadanos, el agente transformador de la sociedad para hacerla más justa y más igualitaria, una imagen que no creí llegaría a darme el partido al que voté. Sin embargo, Podemos lleva meses, si no años, replegándose en sí mismo, podando todo aquello que no crecía en la dirección que habían previsto Pablo Iglesias y su núcleo duro.
Así, después de su intento de enmendar la plana a Pablo Iglesias. Íñigo Errejón fue desterrado, y hay quien dice que generosamente, a encabezar la candidatura de Podemos a la Asamblea de Madrid. Pero algo pasó, algún Pepito Grillo susurro al oído de Iglesias, como el espejo de la madrastra, y le advirtió del peligro de verse superado en resultados, sobre todo después de las últimas debacles, por el desterrado que, a nadie se le escapa, goza de mayores simpatías que el denostado líder, en horas bajas desde hace ya tiempo.
Ante esa situación y lejos del conformismo que garantizaría a Errejón un escaño y un sueldo, para tranquilidad de algún miserable como Echenique, que ayer tuvo que disculparse ante la dignidad del disidente, el ahora socio de Carmena optó por abrir la cápsula en la que Iglesias había encerrado a su partido, proponiendo una opción en la que también cabría Podemos y no sólo Podemos, sino todo aquel dispuesto a trabajar por los demás desde posiciones de izquierda, pero en absoluto sectarias.
Ayer, finalmente, Errejón dio una lección, sin siquiera nombrarle, al miserable de Echenique, que, vistas las consecuencias, anoche mismo se vio obligado a pedir disculpas por sus injustas palabras. Ayer, Errejón dejó el escaño que sin duda era suyo, porque fue su presencia en la lista la que, no sin reservas, convenció a muchos, entre otros a mí, para dar el voto a Podemos. Y lo hizo sin que ninguno de sus adversarios llegase a tener el valor de quitárselo, no renunció a su militancia, porque, después de tantas decepciones, Podemos aún sigue creyendo en un proyecto que se merece otras maneras y otros dirigentes. Y lo hizo con tranquilidad, mirando a os ojos de la gente, sin circunloquios, sinceramente. Fue toda una lección para tanto acólito acrítico como rodea a Iglesias, acríticos  que son los que medran en el que todavía es su partido.

lunes, 21 de enero de 2019

EL DOLOR COMO ESPECTÁCULO


Tengo una amiga que lleva días sin poder ver telediarios, porque tiene un niño al que, como no puede ser de otro modo, algunas noticias le impresionan y le llevan a hacerse preguntas o, lo que es peor, a quedarse en un silencio preocupante que es en sí mismo como una gran pregunta que plantea a todos esos adultos, entre los que debemos incluirnos, que no se plantean si es necesario montar un circo de cámaras, micrófonos, unidades móviles y curiosos cada vez que una desgracia se cierne sobre una familia o una localidad, alimentando irresponsablemente ese morbo enfermizo que da tanta audiencia y tanto dinero y que cuesta tan poco sostener.
Lo de mi amiga y su niño, evidentemente, no se lo plantean quienes se revuelcan día sí y día también en el morbo, fingiendo solidaridad y sentimientos, con gesto grave, dirigiendo desde el estudio o el plató a su infantería, toda una legión de mercenarios mal pagados, dispuestos a poner el micrófono delante de madres desgarradas o vecinos locuaces y ansiosos por aprovechar sus quince segundos de gloria ante la audiencia. Qué decir de los sentimientos de los directores de los programas, dispuestos siempre de dar una vuelta de tuerca más, de forzar a esa infantería a saltarse cordones de seguridad y de decencia, para ir más lejos que la competencia. Qué decir de los directivos de todas esas cadenas, incapaces de otra cosa que no sea traducir el dolor, el morbo y el share que provocan en otra cosa que la cuenta de resultados, gente que no quiere gente con escrúpulos a su lado, porque para chapotear en el morbo, los escrúpulos estorban.
Quizá por eso, este fin de semana, han dado más importancia al intento de rescate, ya desesperado, del niño atrapado en un pozo del campo malagueño, que a la crisis de Podemos o al maquillaje de brocha gorda con que el PP ha pretendido disimular este fin de semana el claro desnorte de su intrépido líder, Pablo Casado. Quizá por eso quienes esperábamos recibir de los telediarios un poco de información nos hemos visto obligados a abonar el impuesto de largos reportajes, con especialistas de aquí y de allá, con vecinos, con algún que otro familiar y, siempre, con ese plano del ajetreo, ese sí responsable, en torno al pozo del que se pretende extraer, ya con pocas esperanzas, de hacerlo con vida.
Tuvimos que verlo el fin de semana y llevábamos días viendo ese espectáculo absurdo y doloroso de informaciones vacías y "de compromiso", en cada telediario, en cada programa, sin que nada hubiese pasado, bueno o malo, conformándose y pretendiendo conformarnos con la más o menos previsible agenda de los acontecimientos, que es lo que cuenta un periodista cuando no tiene nada que contar, quejándose de retrasos en la comparecencia de este  aquel técnico, asumiendo un protagonismo tan injusto como soberbio quienes deberían ser meros transmisores de la información, sin especulaciones ni, mucho menos, "adornos" ni exageraciones.
No me gusta el camino emprendido hace ya años por los medios de comunicación en España, falta en ellos la responsabilidad que yo he conocido en otros tempos y sobran el morbo y el espectáculo que tan bien retrató Billy Wilder en "El gran camaval", la historia del rescate de un arqueólogo atrapado en una cueva que atrae a todo un circo mediático, convirtiendo las inmediaciones en una feria y el mismo rescate en un programa de suspense, prolongado artificialmente a la vista de la audiencia que consiguen las "entradas" desde los alrededores de la cueva.
Por desgracia, la suma del dolor, la incertidumbre y el tiempo que corre en contra del final esperado, convierten la información en un espectáculo morboso, en ese gran carnaval que nos sonrojó en la película de Wilder.

viernes, 18 de enero de 2019

EL PASO AL FRENTE DE ERREJÓN


Desde que ayer Íñigo Errejón anunció su intención de concurrir a las elecciones autonómicas junto a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en la plataforma más Madrid, todo el resentimiento que se esconde tras las falsamente amables y tranquilizadoras palabras de su amigo Pablo Iglesias ha salido a la luz como la lava de un volcán demasiado tiempo retenido. Nunca creí que llegaría a escuchar ese falso deseo de suerte con el que el secretario general de Podemos señalaba ayer la puerta de salida a su amigo y compañero de tantos años ni de su fiel escudero, el secretario de organización y tocayo, Pablo Echenique, algo tan miserable como insinuar que si Errejón no deja el escaño en el Congreso es porque "de algo tiene que vivir hasta mayo". Nunca lo creí, pero lo he tenido que escuchar y sin anestesia.
Siempre he desconfiado de quienes, entre el servilismo y la discrepancia, se quedan con quienes se humillan ante "el jefe" y hacen para él los trabajos sucios, tiendan las trampas y denuncian a los compañeros. Quizá sea un reflejo condicionado por tantos años de ver y, en ocasiones, sufrir ese servilismo miserable, el que lleva al "siervo", consciente de sus limitaciones, a ocultar al "amo" que va desnudo cuando presume orgullosos de su traje nuevo, hecho sólo de vanidad y soberbia, pero el caso es que, entre Iglesias, con todos sus fieles alrededor, y la brillantez de Errejón, siempre me quedaré con la brillante solvencia del sólo en apariencia aniñado Errejón.
Del mismo modo, siempre me atrajo la luminosa claridad del hoy "socio" de Manuela Carmena, más, si se compara con el paternalista y sombrío discurso de Pablo Iglesias, siempre desde arriba, sonando hueco, siempre escondiendo sus verdaderas intenciones, el discurso de quien, desde hace demasiado tiempo ya, se ocupa más de su supervivencia dentro del partido que de la de los ciudadanos a quienes, en principio ha venido a defender. Y, si lo digo, es porque todos fuimos testigos hace no apenas tres años de cómo, creyendo que, forzando unas nuevas elecciones, Podemos crecería por encima del PSOE, frustró la posibilidad, más real entonces que nunca, de dar a este país un gobierno liderado por la izquierda.
No sé qué pudo creer en aquel momento, pero, dinamitando aquel difícil pero posible acuerdo, pero, con su actitud, no hizo otra cosa que frustrar a quienes seguimos creyendo que este país se merece un gobierno que trabaje para la gente, algo así como lo conseguido en Portugal por una gran coalición liderada por la izquierda que aquí, con personajes como Iglesias al frente de Podemos, hoy parece del todo imposible.
No sé si de sus tiempos de la universidad, lo cierto es que Iglesias adolece de un gusto excesivo por el control y de una inclinación más que hortera a las coreografías y las puestas en escena aparatosas y, a ser posible con "coros y danzas", de las que también parece fan Juan su inseparable Carlos Monedero.
Quiero creer que Errejón es de otra manera y que, en el destierro al que le condenó su "amigo" Iglesias tras el último Vistalegre habrá tenido tiempo de reflexionar sobre todo esto y que buscará la mejor de las compañías posibles, dentro y fuera de Podemos, para esta nueva y difícil aventura que, espero que, para bien de todos, acaba de emprender.
Pocas cosas hay más difíciles que enfrentarse a un amigo o a un hermano, pero hay veces en que no queda más remedio que hacerlo. Y es difícil porque se le conoce demasiado y se le quiere y se le odia como a nadie o a nada. Entiendo que Errejón ha asumido que, junto a Iglesias, tiene ya poco que hacer, porque ni siquiera estaba claro que, en las próximas elecciones autonómicas, fuese a obtener el apoyo del partido al que aún pertenece, controlado como lo está por un Pablo Iglesias celoso, desconfiado y temeroso de que los resultados del que fue su amigo pusiesen en las urnas su liderazgo  en duda. Quizá por eso y sin complejos, Íñigo Errejón ha decidido dar este paso al frente. Bienvenido sea.

miércoles, 16 de enero de 2019

¿DÓNDE QUEDA LA POLÍTICA?


Ayer, por esas ironías que a veces nos plantea el destino, coincidieron en el tiempo dos debates parlamentarios, los dos cruciales, uno en el viejo parlamento británico y otro en el no tan viejo paramento andaluz, el primero en Londres y el segundo en la ciudad donde crecen las naranjas con las que, cuenta la leyenda, hacen la mermelada para la reina Isabel.
Los dos debates, el del plan para el Brexit, pactado a regañadientes por Theresa May y el del proceso de investidura que llevará por primera vez a la derecha a la presidencia de Andalucía, tienen poco en común, salvo que ambos son la consecuencia de la falta de interés de los políticos por los ciudadanos. Y es que, en uno y otro caso, los políticos han hecho la Política con mayúsculas que esos ciudadanos esperan que hagan, anteponiendo los intereses de quienes votan a sus indisimuladas ambiciones de poder.
No hay que olvidar que el referéndum en el que los británicos votaron sorpresivamente a favor de la salida del Reino Unido de una Unión Europea en la que nunca quiso integrarse del todo no fue otra cosa que una huida hacia delante del conservador David Cameron, quien, no encontrando otro modo de "distraer" a quienes, desde dentro y fuera de su partido, pedían su cabeza, convocó alocadamente una consulta en la que los ciudadanos británicos votaron, no menos alocadamente, la salda de su país de la Unión, espoleados por mentiras y medias verdades que acabaron por despertar al viejo león del imperio, que, entre rugidos y bostezos, decidió levantar un muro de resentimiento sobre el canal.
Aquí, en España, en Andalucía. jubo un tiempo en que Susana Díaz, más que agobiada por la vieja corrupción que iba a sentar a sus antecesores en el banquillo y espoleada por las viejas glorias del PSOE, poco acostumbradas a escuchar a la calle, se empeñó en dinamitar el liderazgo del díscolo Pedro Sánchez, poco o nada dispuesto a dejarse llevar por los jarrones chinos del partido.
Calculó mal, despreció a las bases de su partido y creyó que los viejos líderes seguirían teniendo la razón por haberla tenido, y emprendió indisimuladamente la batalla por Ferraz, creyendo que, de la mano de quienes buscaban un acuerdo contra natura entre PP y PSOE que satisficiese a sus amos del IBEX 35, llegaría a la secretaría general, primero, y a La Moncloa, después.
Se equivocó, las bases recuperaron al secretario general que nunca debió dejar de serlo y tuvo que regresar a Sam Telmo con el rabo entre las piernas y más que herida en su sobrada soberbia, sin ser consciente de, a los ojos de los andaluces, ya no sería la misma.
Las ambiciones desmedidas y la partida simultánea que Cameron y Díaz trataron de jugar, ampliando el campo de batalla lejos de sus cuarteles de invierno, desprotegidos ante las críticas y las mentiras redobladas de sus rivales. Perdieron su estrella y los más oportunistas, se cobraron la pieza con falsas promesas y cultivando los miedos de siempre.
Fue entonces cuando los datos falsos, las promesas insostenibles, la mentira como arma política y el "sin complejos" se apoderaron del campo, colocando a una, imposible hace sólo dos meses, alianza de las tres derechas se hicieron con el gobierno de Andalucía, a saber por cuánto tiempo, y el peor de los vacíos se hizo con los destinos del envejecido Reino Unido. Y es que es eso lo que ocurre cuando no se hace política, cuando no se hace política con decencia, cuando todo vale para acabar con el rival, cuando las ambiciones personales, de Theresa May y Susana Díaz, se anteponen a los intereses de ese pueblo, esa ciudadanía con la que tanto se llenan a boca. Ha llegado una nueva era de glaciación a la civilización que presume de democrática. Que no se instale definitivamente y nos mande, con su sálvese quien pueda, a las cavernas depende de que esa verdadera política al verdadero servicio de los ciudadanos reaparezca lo antes posible y sepamos reconocerla.

martes, 15 de enero de 2019

ALÁ, LOS COMUNISTAS Y VOX


De todos es sabido que, si algo tiene la política, es que nada como la política para hacer extraños compañeros de viaje. Todos recordamos o deberíamos recordar la foto de Julio Anguita, tan exquisito guardián de las esencias de la izquierda él , tomando café con Aznar en el Congreso mientras ponían  apunto la pinza con la que consiguieron debilitar a Felipe González hasta que,  meses después, las urnas acabaron desalojándole de La Moncloa, para dar paso a quien, con su ley del suelo, sentó las bases de la desastrosa burbuja inmobiliaria que reventó el mercado y nos dejó mucho más indefensos ante la crisis de la que aún no hemos salido.
En aquella ocasión, Anguita fue el "tonto útil" extendió la alfombra roja para la llegada de la derecha al poder y no sólo eso, porque con su esquizofrénico mesianismo también sentó las bases de lo que acabaría siendo la debacle de la izquierda, dejando Izquierda Unida ensimismada y desorientada, como vaca sin cencerro, lo mismo que al electorado progresista que perdió un proyecto al que dirigir sus votos, en unos años que fueron claves para la defensa del estado de bienestar que el PP tardó poco en comenzar a desmontar, alentando el egoísmo de unos y la codicia de otros. 
Si hoy escribo esto, el  día en que da comienzo el pleno de investidura que, por primera vez en casi cuarenta años, hará presidente de Andalucía a un candidato de la derecha, es porque conocemos cada vez más detalles de la sorprendente financiación que, en 2014, hizo una organización de la resistencia iraní,  marxista e islamista a un tiempo, directamente relacionada con los Muyahidines del Pueblo, al parecer su brazo armado, que estuvo incluida hasta hace unos pocos años en la lista de organizaciones terroristas internacionales, al candidato de VOX a las elecciones al parlamento Europeo.
Aleix Vidal Quadras, entonces en el partido que mañana facilitará la presidencia de Moreno Bonilla recibió 800.000 euros de quienes, simplificando, serían la Batasuna de los Muyahidines del Pueblo iraníes. Recibió ese dinero para influir a favor de la resistencia iraní en el Parlamento Europeo, en el que finalmente obtuvo escaño y lo curioso es que ese donativo de una organización ligada a un grupo no sólo islamista sino, además, comunista, que dirían ellos, era conocido y suponemos que admitido por Santiago Abascal, que ayer quiso quitarse de encima "el marrón", entre trago y trago de agua, diciendo que el Tribunal de Cuentas estaba al tanto del mismo, puesto que según él, había aprobado las cuentas de VOX, algo que el tribunal negó ayer mismo.
Qué curioso que el partido cuyo himno podría haber escrito sin saberlo Rafael Alberti, "A cabalgar, a cabalgar, hasta enterrarlos en el mar.…", el que quiere la expulsión inmediata de cincuenta y dos mil inmigrantes sin papeles de Andalucía, el que rechaza la cultura y las religiones de otros, el presume de un anticomunismo feroz, hiciera caja hace cinco años con el suculento donativo de un grupo de resistentes iraníes asociado a una organización militar marxista e islamista. La única explicación soy capaz de encontrar con mi torpe cabeza es que los muyahidines, responsables del asesinato de varios ingenieros iraníes relacionados con su programa nuclear, tuviesen alguna relación con el gobierno de Israel, enemigo irredento de Irán, que aparece ligado a la ultraderecha emergente en Europa, Estados Unidos y Brasil, lo que, de no estar yo en un error, añadiría un nuevo elemento a la contradictoria ecuación de las ayudas a VOX.

lunes, 14 de enero de 2019

MIENTE, QUE ALGO QUEDA


Como todos los niños, alguna vez mentí en mi infancia. Mentir a esos años es una forma de poner tierra de por medio entre los hechos, las responsabilidades y, también, el castigo. Del mismo modo, mentir sobre los demás ayuda a parecer mejor, a hacerse merecedor de los premios y recompensas que se otorgan a los buenos, a figurar en el "cuadro de honor", aunque sea a costa de arrojar a algún que otro inocente, ese que va en el camino de la efímera gloria nos estorba.
Recuerdo esa ambigua sensación del que miente para ocultar la responsabilidad que lleva al castigo. una sensación de alivio mientras la mentira se sostiene en el tiempo y nos permite fingir que nada ha pasado e, incluso, opinar sobre los desconocidos autores de nuestra fechoría. Una sensación que, de vez en cuando, se ve enturbiada por el sabor amargo de la culpa, ese que, se sepa o no se sepa al fin la verdad, nos va a acompañar siempre, emboscado en nuestro pensamiento, dispuesto a saltar sobre nosotros en cualquier momento.
No sé si porque soy una víctima de la cultura judeocristiana que ha hecho de la culpa y el perdón convenientemente administradas su razón de ser, me he permitido como tantos otros, creerme a salvo mientras mis mentiras seguían a flote. Y no sólo eso, también las he reforzado, desviando la atención de ellas cuando ha sido posible, porque, al fin y al cabo, sólo yo sabía de la falta o, si alguien más la conocía, por lo que fuese, no estaba interesado en desmontarla, dejándonos solos ante los demás y, sobre todo, ante nuestra responsabilidad.
Aquí es adonde quería yo llegar a colocarme, colocaros, ante el triste papel de unos medios que antes dirigían periodistas y ahora controlan bancos y fondos buitre, que imponen sus verdades y ocultan sus mentiras, poniendo y quitando gobiernos, a condición de que consientan sus trapacerías, medios que consienten en su casa la mentira sin réplica, medios que tienen a sueldo bufones que están también a sueldo de aquellos a favor de los que mienten, sin que pase nada, su que nadie desmonte sus burdas mentiras, sus historias, sus explicaciones sesgadas de la realidad, los problemas exagerados, cuando no inventados, racismo, inseguridad y un largo etcétera con los que tratan de distraer nuestra atención, mientras meten mano a nuestra cartera y nuestras huchas.
Pues bien, en ese ambiente se ha instalado el tripartito andaluz, andaluz porque han sido andaluces quienes, con su voto o su astenia democrática, han propiciado la llegada al parlamento de VOX. Y no es casual que haya sido así, porque las mentiras, los datos exagerados e inventados con que este partido mercenario que hace cinco años permitió que una organización terrorista iraní, islamista y de izquierdas, le pagase la campaña para las elecciones europeas a cambio de presionar en el Parlamento Europeo para sacarla de la lista de organizaciones terroristas, hoy se presenta en Andalucía a caballo, como adalid de una innecesaria y surrealista reconquista, exigiendo la expulsión de más de cincuenta mil inmigrantes llegados del norte de África. Una mentira compartida y consentida por sus socios, el PP y Ciudadanos, entre otras cosas porque, en sus programas y en sus discursos, estaban presentes esas cifras o esas intenciones.
Este fin de semana algunos medios, entre ellos eldiario.es, han hecho suyo el esfuerzo casi heroico de algunos ciudadanos, empeñaos en desmontar esas mentiras, del mismo modo que se extiende cada vez más el pensamiento crítico que nos lleva a dejar de comulgar con ruedas de molino envenenadas y nos alienta a discutir esas falsas verdades con las que a cada momento nos apabullan.
De eso de trata, de avergonzar a los medios consentidores y de combatirlos. Sólo así los partidos mentirosos, los que son capaces de reivindicar como pasado glorioso a Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes, no Ignacio González, con su olor a celda, aunque todo se andará, y proponer como candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid a una pieza fundamental de la trama Púnica, que llevo a Granados a Prisión.
De sobra saben que que se conozcan sus mentiras, sus intereses comunes, su oscura financiación o las condenas que les impongan por su pasado corrupto, es sólo cuestión de tiempo y, por eso, reclaman como locos elecciones generales, para presentarse ante las urnas, antes de que el disfraz que ahora les cubre, escondiendo sus mentiras y sus bizarras connivencias, caiga y los veamos como lo que son realmente: defensores de los poderosos y sus privilegios y enemigos de lo público y del Estado de Bienestar que iguala las oportunidades y nos protege. Impedir que lo consigan es tarea de todos, cada uno en su entorno y en su medida, porque ellos van a seguir mintiendo, porque saben que, de tantas mentiras, algo queda y queda a su favor.

viernes, 11 de enero de 2019

RACISMO CIUDADANO


Enfrascados como estamos, nunca mejor dicho, en la redoma de la apabullante información, que nos impone, no sólo lo que debemos pensar, sino, también, a qué debemos atender, en qué debemos ocupar la práctica totalidad del tiempo que dedicamos a enterarnos de qué es lo que está pasando en el país, en el mundo, en que vivimos.
Dicen que nos informa y dicen que al momento, nos llenan de "últimas horas" que, si seguimos medios alternativos, sabemos que de últimas no tienen nada, pero sirven para articular ese ritmo tan artificial como hipnotizante, en el que se mezcla información con opinión, en el que se fuerza la tensión con unos y se relaja con otros, los amigos, para sacar adelante sus dos objetivos que no son otros que conseguir audiencia y, de paso, manipularla y amoldarla a sus intereses que nunca, insisto, nunca coinciden con los de la ciudadanía, más si se parte dela premisa comprobada de que, en este país, los medios manipulan mucho y educan poco.
Os preguntaréis a qué viene toda esta perorata, más en momentos en que la mayor autonomía de las que conforman España ha cambiado de manos después de casi cuatro décadas mediante un pacto "contra natura" que sienta el terrible precedente de convertir a la extrema derecha, repudiada en toda Europa, en árbitro de ese cambio, con un acuerdo del que uno de los beneficiarios, Ciudadanos, no es capaz de hacerse responsable.
Os preguntaréis también, porque paso por encima del terrible escándalo que supone que un policía, el hediondo excomisario Villarejo, se permitiese, en tiempos de Zapatero, espiar los teléfonos de cuatro mil ciudadanos, entre ellos miembros del Gobierno, usando teléfonos del Gobierno, a favor y por encargo de un banquero. Os lo preguntaréis y con razón. La explicación está en que me sorprende y me indigna la ligereza con que se pasa por encima de algunas noticias que nos afectan tanto o más que las otras sin que nadie se pare a analizarlas con sosiego y que, para nuestra desgracia, estarían el origen del resistible ascenso de VOX en Andalucía.
Me refiero a dos incidentes ocurridos en los últimos días, incidentes en los que mujeres inmigrantes y negras, acompañadas de sus hijos, en los que autobuses públicos atestados de viajeros han sido el escenario y en los que la inflexibilidad del conductor, aplicando el reglamento a rajatabla, ha sido el desencadenante.
El primero de esos incidentes tuvo lugar en Móstoles, en una parada de un autobús interurbano, el último del día, del que fue desalojada por la policía una mujer negra con su hija porque, pese a tener su billete en regla, carecía de plazas para ambos. Sólo una mujer se ofreció a dejar su plaza, un gesto inútil, porque el conductor se negó a que el pequeño, que lloraba desconsoladamente ante el trato que se estaba dando a su madre, compartiese con ella la plaza cedida generosamente por la pasajera.
El incidente acabó en comisaría con un intercambio de denuncias y con un vídeo grabado y difundido por otro viajero que llegó a las redes y de ellas a las televisiones.
Del otro incidente, ocurrido en un autobús municipal de Vitoria, también fueron protagonistas una mujer negra, sus niños, un patinete y la intransigencia del conductor, que, además de abroncarla por no haber plegado el patinete, se refirió a ella con desprecio. A lo que la mujer, cansada quizá de ser siempre la víctima y de padecer las exigencias que, admitámoslo, no recaen de igual manera sobre los españoles blancos.
No quiero ni pensar qué habría hecho yo en su situación, por ejemplo, en países en los que ser español y no excesivamente rico puede ser un problema. Lo que sí sé, porque ya lo he hecho más de una vez, es sacar la cara por inmigrantes maltratados, una de ellas en un autobús en el que el conductor llamó a un viajero indio borracho, echándole al resto del pasaje encima.
En aquella ocasión, como en estas de las que hoy os hablo, la mayoría de los viajeros guardaron un silencio cómplice con quienes estaban siendo claramente injustos, incluso con ese energúmeno que, a la mujer de Vitoria, le gritaba que era militar y que había matado a decenas como ella. Un silencio clamoroso e hiriente que no es otra cosa que el racismo que dormita en la gente que nos rodea y que un día nos sorprenderá votando a partidos como VOX, porque el racismo, pese a su agresividad, no es más que cobardía, miedo al otro, especialmente si es pobre y creemos que estaría más dispuesto a dejarse explotar que nosotros, fundamentalmente, porque esos extranjeros, pese a las mentiras de VOX, vienen aquí a ganarse la vida y carecen de ese colchón social que nos protege a los demás,
Ese racismo del silencio, el de girar la cabeza ante la injusticia y el abuso, ese racismo, es el peor de todos, es el racismo ciudadano, el racismo en el que anida VOX.

jueves, 10 de enero de 2019

CIUDADANOS Y VOX


Lleva Ciudadanos más de un mes, desde que renunció a la presidencia de la Junta de Andalucía para su candidato Juan Marín, desmarcándose del inevitable acuerdo entre PP y VOX que les permitiría ocupar junto al PP el gobierno andaluz. No querían aparecer en la foto del acuerdo que finamente se firmó ayer y se resistieron a aparecer en las conversaciones entre PP y VOX para maquillar un pacto acordado desde el primer momento, porque era la única fórmula que posibilitaría arrebatar la Junta a Susana Díaz y evitar así unas segundas elecciones.
Ciudadanos no estuvo en la foto, pero su ectoplasma se ha filtrado en toso los encuentros, entre otras cosas, porque en ninguna cabeza cabe que los negociadores por parte del PP ignorasen que el botín final era a repartir con el partido de Rivera, el gran ausente de esta comedia.
Ahora viene lo más difícil, el día a día de gobernar con el aliento de los ultraderechistas de Abascal en la nuca, porque, por más que se empeñen, VOX, en racha y en un año electoral como pocos, no va a resignarse a aparecer como el tonto útil que facilitó el gobierno y va a hacer valer el fantasma de una moción de censura siempre que quiera imponer sus criterios al PP, algo que le va a resultar muy fácil, y a Ciudadanos que, a regañadientes tendrá que tragar para mantener el primer gobierno en el que participa en España.
Ciudadanos parece querer ignorar su presencia en las negociaciones secretas de Madrid, pero su olor, como el de un amante clandestino, estaba allí. Tan presente, a su pesar, como la pulserita rojigualda de uno de los interlocutores de VOX. Ellos sabrán como van a explicar en Madrid, Bilbao o Barcelona lo que ha pasado, pero es fácil imaginar lo pesado de la carga que tendrán que arrastrar, paseando por mítines y ruedas de prensa tosas sus vergüenzas.
Nos quieren engañar, haciéndonos creer que no tienen nada que ver con la emergente ultraderecha, pero sus actitudes frente al machismo, si no ante la violencia de género, frente a la enseñanza y en la economía no son muy distantes, eso por no hablar de la inmigración. Son más civilizados en el modo de expresarlos, pero los postulados se acercan más de lo que cabría esperar, especialmente porque Ciudadanos, como antes UP yD, encontraron en los padres mal divorciados, como su diputado Toni Cantó, un caladero en el que pescar nuevos votos, un caladero en el que ha entrado con codicia VOX con sus artes de arrastre.
Habrá que estar atentos para ver en qué manera afronta la gente de Rivera, la derecha más o menos civilizada del siglo XXI, su vecindad con "los de a caballo", personajes de pasado oscuro, maestros, con la asesoría del neocon Steve Bannon, asesor que fue de Donald Trump, en el arte de buscar gente cabreada e insatisfecha, supremacistas en asuntos de raza y de sexo, gente que antepone lo que cree que son sus derechos naturales, directamente emanados del "creador", a los de todos los demás, sean inmigrantes, niños o mujeres.
Tienen más que ver con VOX de lo que piensan y corren el peligro de que, ahora, se les vea definitivamente el "plumero" que esconden. Ahora que tendrán que compartir mesa y mantel con las dos derechas que se presentan como tales en España, la del PP, en franca descomposición, con las dudas y el debate sobre el liderazgo de Casado abierto ya en sus filas y la derecha de momento emergente del partido de Abascal, incompatible con Europa, todo un lastre para sus aspiraciones más allá de Andalucía.
Juan Marín, su candidato se hipotecó en plana campaña, poniendo puertas al campo del día después de las elecciones, comprometiéndose a no negociar con el PSOE, su socio en la anterior legislatura, y, con ello no ha conseguido otra cosa que tatuar en su espalda un corazón de enamorado, transido por las flechas del PP, pero también por las de VOX.

miércoles, 9 de enero de 2019

LAS PARTES CONTRATANTES


Quién iba a decirnos hace sólo dos meses que íbamos avernos en Andalucía y, de paso, en todo el país en las que nos vemos. Nadie o casi nadie fue capaz de calcular el éxito de VOX en las elecciones andaluzas o, mejor dicho, nadie fue capaz de predecir, mucho menos impedir, el desánimo y el hastío del electorado de izquierdas que faltó como nunca a su cita con las urnas. 
Averiguar ahora las causas de ese "plantón" de una parte de la ciudadanía a la democracia es, a mi modo de ver, un esfuerzo inútil, de esos que conducen a la melancolía, por eso, de lo que ahora se trata es de deshacer el entuerto creado y, para ello, nada mejor que desmontar la estrategia de los presuntos triunfadores de esas elecciones. ganadas tan inútilmente por Susana Díaz. Y, si nos ponemos a ello, la tarea va a ser fácil, porque, para ello, contamos con la inestimable ayuda de los protagonistas de una negociación que tiene más de escena de cualquier película de los Hermanos Marx que de acto político de un país que tiene ya cuarenta años de democracia a sus espaldas.
Ver, mejor dicho, imaginar, porque se reúnen sin luz ni taquígrafos, al lanzador de huesos de aceituna sentado frente a los segundones de VOX, en un escenario secreto de Madrid, a más de seiscientos kilómetros del palacio de la Junta, en Sevilla, negociando al margen del verdadero candidato, Moreno Bonilla, el futuro del gobierno que va a presidir, es, cuando menos, surrealista.
Sin embargo, en esa tarea que deberíamos emprender de desmontar esta falacia, creo fundamental que señalemos bien a los actores, principales y secundarios, y que nos centremos, más que en los delirios parafascista de VOX, en quienes les han invitado a subir al escenario de la política decente, y, a la hora de hacerlo, ningún responsable mayor que Pablo Casado, kamikaze de la política, muy por encima de sus posibilidades y de las de su partido, que se apresuró a colgarse, sin méritos para ello, la medalla de una Susana Díaz fuera de San Telmo, sin calcular los costes ni las consecuencias de dar al partido de su viejo amigo Abascal. a cambio de una porción del pastel, el control de toda esa tarta que pensaba comerse a solas con Ciudadanos.
Creo que ya es hora de dejar claro que el muñeco de los diaporamas, el que se incrusta en los paisajes que utiliza como forillo para sus mítines, tan falsos como sus palabras y su aparente seguridad, como su grandilocuencia y firmeza que apenas soporta la comparación con los datos o los hechos, fuera de esa ilusión prefabricada por "el albondiguilla" de la nueva Gürtel, esa que organiza últimamente los "guateques" del partido. Casado se entregó y entrego su partido a Abascal a cambio de nada, dejó que se fotografiase, incluso, su gente con la de Abascal, firmando no se sabe qué papeles, no se sabe qué compromiso con el partido que ha sacado a Franco de su tumba, para espanto de quienes creemos aún en la democracia.
No sabemos qué firmaron ni en nombre de quién lo hicieron, pero, por su torpeza, tenemos la prueba y la consecuencia de que, pese a la presión inaceptable de VOX, pese a la ausencia de Ciudadanos, que se niega a "jugar" a negociar con ellos, pero parece dispuesto a aceptar los votos del partido de la ultraderecha conseguidos en la mesa. Quizá por ello, no han querido dar la cara esta vez, no se han dejado fotografiar en el circo sin público que están siendo esos contactos.
Y, si es bochornoso el papel del PP de Casado en el asunto, no sale mucho más airoso Ciudadanos del proceso, porque el interés de Rivera y Arrimadas por trazar una raya entre sus acuerdos con el PP y la imprescindible negociación con VOX para conseguir sus votos, oculta un traspiés vergonzante que no puede sino arruinar sus esfuerzos de aparecer como partido de centro, ya que, como mínimo, saldrá de él tiznad y sin argumentos.
No sé en que acabará esto que estamos viviendo. Quizá en unas nuevas elecciones que permita a la izquierda andaluza frotarse los ojos después de despertar sobresaltada del sueño en que vivía. Sería lo mejor ante un panorama en el que las mentiras y la osadía parecen haberse hecho con el futuro. y sería bueno tomar nota de ello para, como por ejemplo en Francia se instituyesen las elecciones a dos vueltas, el mejor seguro contra los desmanes del inconsciente colectivo.
De momento, aquí seguimos, pendientes de unas negociaciones en las que las partes contratantes o no saben dónde se meten, como el PP, no quieren dar la cara, como Ciudadanos o sólo quieren aparecer en la foto, pensando más en futuros comicios, y estiran la escena, arruinando la escena a quienes tendrían que ser los verdaderos protagonistas.

martes, 8 de enero de 2019

ESTUPIDEZ Y MALDAD


Hace unos días, mi hija, llena de razones para ser feliz y mirar el futuro con optimismo, me expresó su preocupación ante ese futuro, porque nunca, al menos ella no la había conocido, ha habido una mezcla de maldad y estupidez como la que estamos viviendo y yo, que me paso el día dándole vueltas a las cosas, no me he podido sacar esa idea de mi cabeza, porque creo que tiene toda la razón.
Supongo que más de uno conoceréis esa conclusión expresada por muchos de que es preferible un malvado, hijo de puta suele decirse, que un tonto, porque el malvado, al menos, descansa, mientras que el tonto no. De ahí la preocupación de mi hija y mi temor: estamos rodeados de seres malvados con la estupidez suficiente para hacer daños, hacérselo a sí mismos, incluso, incapaces, por su bíblica estupidez, de descansar.
Me estoy refiriendo a toda esa gente que lleva su voto a la urna o lo deja en casa con el propósito de vengarse de aquellos a quienes cree responsables de sus males, el paro, los desahucios, las pensiones de miseria, sin pararse a pensar que, con su ciega decisión, está poniendo su futuro y el de los suyos en manos de quienes utilizan su frustración y su descontento como plataforma para sus ambiciones personales y los interesas de quienes están tras ellos, que no son otros que quienes pusieron todos y cada uno de los mimbres para construir el cesto de la crisis en la que todos, de un modo u otro, fuimos cayendo y quedamos encerrados.
Aun así, sería demasiado fácil culpar únicamente a los votantes que ciegos de ira han dado sus votos en las elecciones andaluzas a VOX y están dispuestos a dárselo en las próximas locales, autonómicas y europeas. Sería demasiado fácil, porque gran parte de la culpa es de quienes, desde esos partidos, más o menos "normales" y por razones aparentemente parecidas, aunque en ellas pese demasiado la ambición, partidos dirigidos por gente sin sentido o sin escrúpulos que se dejan embaucar por quien ha construido su ideario con los odios y los resentimientos de gente agresiva y vociferante, gente que conoce de sobra su incompatibilidad con el sistema, un sistema en el que se han emboscado sólo para medrar, conociendo de sobra la orfandad del partido al que pertenecieron y de la inconsistencia de sus líderes.
Lo que me temo es que, detrás de tanta inconsistencia, maldad y estupidez, hay una mente perversa, la de quien llevó al imprevisible Donald Trump a la Casa Blanca para desmontar las alarmas y las cautelas del sistema y dejarnos en manos de la codicia de quienes fían a un dios, cualquiera, el juicio de sus actos, porque saben que es sólo un dios inventado para anular la conciencia y el juicio de los hombres.
Sin embargo, hay una maldad y una estupidez mayores que estas de las que os hablo: la de los medios de comunicación, que, por un suculento puñado de lectores, oyentes o espectadores son capaces de interponerse entre nosotros y la realidad como esos espejos aberrantes de las ferias, que exageran los defectos y ocultan las virtudes, negándonos la oportunidad de elaborar un juicio claro sobre lo que pasa, lo que nos está pasando y lo que mañana puede acabar pasándonos. 
No me extraña que mi hija vea en un cielo que debería ser claro, el de su futuro, nubarrones hechos de maldad y estupidez. No me extraña, pero me consuela saber que, si bien no puede cambiarse el pasado, sí podemos trabajar para que el futuro sea otro y vuelva a ser esperanzador.