sábado, 30 de junio de 2012

CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL


Por más que se empeñen los sesudos historiadores en explicarnos determinados periodos de la Historia, para quienes los han vivido, las más de las veces, y más desde el auge del fotoperiodismo, la historia con minúsculas, la queda en nosotros tras vivir la otra, la de las mayúsculas, se reduce a imágenes, a dos o tres imágenes que explican mejor que centenares de páginas aquello que vivimos.
Es por eso que tengo para mí que un momento clave de nuestra reciente Historia, aquel en el que los reformadores decidieron apartarse del autoritarismo heredado del franquismo, tuvo lugar a las puertas de la catedral de Vitoria, hoy famosa por tantas otras cosas, después de que la Policía, bajo las órdenes de Manuel Fraga, causase cinco muertos entre los trabajadores desalojados de una iglesia en la que, con autorización del párroco y amparados por la inviolabilidad del templo, habían mantenido una asamblea. De esas tensas horas que sacudieron toda España y movilizaron a centenares de miles de trabajadores-qué nostalgia- me quedan, por un lado, el recuerdo racional de Rodolfo Martín Villa deshaciendo el estúpido y trágico embrollo causado por Fraga, ese fascista autoritario y empollón que fue, pese a todos los obituarios que tuvimos que leer a su muerte, y por otro una foto en blanco y negro de millares de vitorianos, llenos de rabia y coraje, saliendo en una inmensa riada de la catedral donde se oficiaron los funerales por sus cinco compañeros muertos por disparos de la Policía.
Ya digo que aquellos sucesos marcaron el principio del fin del franquismo autoritario que permanecía emboscado entre quienes sinceramente querían cambiar la historia de este país.
Si aquella foto de la catedral de Vitoria tiene tanto significado para mí en el recuerdo de aquellos años, ésta de Samuel Rodríguez, tomada ayer en la ostentosa ¿hay alguna que no lo sea? catedral de Madrid y publicada hoy por el diario EL PAÍS, lo tendrá respecto al papel de la ensoberbecida iglesia católica de estos años recientes y su papel nada neutral, arrimada siempre al poder económico y represivo en esta España que sufre.
Ayer, una veintena de afectados por desahucios por impago de hipotecas, decidieron encerrarse dentro del templo más hortera que imaginarse pueda, un templo que, por cierto, se acabó de construir con nuestro dinero y que no paga un céntimo en impuestos, pese a ocupar uno de los lugares más privilegiados de Madrid. Se encerraron allí para llamar la atención sobre su tragedia y la respuesta que obtuvieron del arzobispado fue la de hacer entrar a los antidisturbios para desalojarles, después de humillarles y arrinconarles con los brazos sobre su cabeza, como si se tratase de peligrosos delincuentes.
El diálogo, la conversación en la catedral que tuvo lugar ayer en La Almudena y que más o menos fue así “O salís por vuestro propio pie después de que os identifiquemos a todos u os detenemos. Pensadlo rápido que esto no es un debate”. Todos fueron identificados al salir y muy probablemente tendrán que sumar a sus deudas la de la multa que por mediación "divina" les impondrán por osar perturbar con sus problemas la tranquilidad que se respira dentro del gran parque temático en que se ha convertido la catedral madrileña.
Lo he dicho una y otra vez "dios siempre se pone de parte de los malos cuando son más que los buenos"

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viernes, 29 de junio de 2012

LA CADENA SER ES HOY DE LATA


No os podéis imaginar la enorme tristeza que he sentido hoy cuando, a eso de las siete de la mañana, el sonido que llegaba de mi radio despertador no era el habitual, querido o no, pero habitual, sino el triste sonido de programa enlatado, con el que la dirección de la Cadena SER ha tratado de ahogar el clamoroso silencio que produce la primera huelga que llevan a cabo os trabajadores de la cadena en toda su historia.
Por mi cabeza han pasado las voces de todos esos compañeros que tantas veces, tantos días, me han acompañado, en las buenas y en las malas. Algunos siguen allí, a otros, como a mí, los responsables del desastre en que ha acabado la SER les pusieron en la calle sin contemplaciones, mientras sacaban pecho con unas cuentas maquilladas que pretendían torcer la tozuda realidad. Finalmente, están los que, como Carlos Llamas, lamentablemente ya no pueden estar entre el pasaje de este triste "titanic" en que han convertido la que un día fue mi casa.
La huelga de hoy es la respuesta de los trabajadores de la SER a ERE, el segundo, con el que la dirección pretende despedir a otros doscientos trabajadores, al tiempo que impone una rebaja del 10% en los salarios de sus trabajadores. Una situación aún más indignante, cuando las estrellas de la cadena se llevan a casa todos los meses cantidades de vértigo, mientras la mayoría de sus trabajadores tienen salarios nimileuristas y su empleo es precario. Y, eso, por no hablar del elevado porcentaje de becarios que rebosan la antena.
No sé en qué momento comenzó el deterioro de la calidad del producto ofrecido por la SER y el de las condiciones de trabajo de sus empleados, pero tiendo a pensar que tuvo mucho que ver con la salida de Daniel Gavela de la dirección. A partir de ese momento, el estrés, la pérdida de las buenas maneras en la relación entre jefes y subordinados y el "porcojonismo" se instalaron en la redacción y, curiosamente, los trabajadores, por las razones que fueran nos dejamos hacer, sin plantarle cara a lo que no eran más que los polvos que han traído estos barros.
Creo que ese ha sido el gran pecado de la SER: haber fomentado los desequilibrios y las distancias entre los de arriba y los de abajo. Contratos muchimillonaros para unos y salarios de miseria para quienes hacen el trabajo sucio, mantienen viva la redacción y, demasiadas veces, soportan, cuando no el mal humor, sí la indiferencia y los caprichos de las estrellas.
A pesar de todo, sería injusto ignorar que la SER ha sido la mejor escuela de radio comercial que ha tenido este país. Una escuela en la que se han formado los grandes profesionales que entendieron en su día y para bien que había vida más allá de Gran Vía, 32 y han construido su carrera fuera de allí, del mismo modo que se han formado los grandes profesionales que languidecen en la programación, condenados por el pecado mortal de haber nacido y crecido en la cadena.
Mientras tanto, y a golpe de talonario, se han llevado a cabo demasiadas revoluciones en la antena que las más de las veces se han quedado en nada, sin que nadie pague por ello, o se han cometido errores tan garrafales como el de haber dejado escapar a la práctica totalidad de la mejor redacción de deportes de la radio española, sin tener un recambio apropiado lo que llevó a perder la temporada, con la sangría de ingresos y prestigio que supuso.
Pero lo peor, y eso es mucho decir, porque aún no lo hemos visto todo, es que la dirección de la Cadena SER se está portando con sus trabajadores como lo hacen esos empresarios que tanta crítica han recibido en sus informativos, lo peor es que la SER está aplicando sin piedad la reforma laboral que vapuleaba, y con razón, en informativos y tertulias. Lo peor es que, como en las cajas de ahorro, hay demasiados inútiles pensionados en retiros de oro de escasa utilidad práctica, mientras la caja se desangra y ya no llega para pagar a los de abajo los sueldo de miseria que les imponen. Todo ello, al tiempo que se entierran millones y millones de euros en invesriones desastroas que han salpicado a todo el grupo.
Aún recuerdo a los trabajadores de Altamira concentrados al pie del edifico de Gran Vía haciendo sonar los silvatos de sus desesparecaión. Fueron las primeras víctimas del grupo y no quisimos darnos cuenta de que iríamos detrás. Hoy ya es tarde, pero, aunque sólo sea por dignidad, no hay que bajar los brazos, sino apretar los puños y plantar cara a tanto hipócrita como se ha instalado en nuestras vidas.
Supongo que entenderéis ahora la enorme tristeza que siento al no encontrar en el dial el sonido de la que ha sido mi casa durante casi treinta años y sigue siendo la de tantos y tantos amigos que hice y dejé allí.
Aún así, os aseguro que es bueno que, aunque tarde, por primera vez en su historia, la SER suene a lata.


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jueves, 28 de junio de 2012

PANEM ET CIRCENSES



¡Pan y circo! Esa parece hoy la fórmula, si no para salir del agujero en el que estamos, sí para olvidarnos de él. Lo sabe muy bien el presidente Houdini, ese escapista que nos hemos dado los españoles, en realidad nos lo dieron todos los que le creyeron, aunque hoy se hayan arrepentido de haberlo hecho, y quienes, llenos de buena voluntad, negaron su voto a la alternativa inmediata. Lo sabe muy bien el mago Rajoy, poco dado a dejarse ver cuando llueven piedras y encantado de mostrarse en los palcos de los estadios celebrando el vistoso humo de los éxitos deportivos, pese a que ese humo no dé de comer, no pague hipotecas ni cree puestos de trabajo.
Lo sabe muy bien Rajoy, pese a que le encanta envolverse en él, y lo sabe muy bien Vicente Del Bosque, ese entrenador que el cursi de Florentino Pérez echó del Real Madrid por falta de glamour, olvidando y pretendiendo que olvidemos que lo que se perdigue en el deporte es competir y ganar. Lo sabe muy bien Del Bosque que, enseguida, se desmarcó de aquella invocación rajoyniana para que los seleccionados del fútbol dieran a este país las alegrías que él es incapaz de proporcionarnos. Lo sabe muy bien y por eso contestó sabiamente al presidente diciendo que “Ganar la Eurocopa no soluciona los problemas de España".
Sin embargo, basta con encender una radio, una tele o abrir un periódico para comprobar el poco caso que hacen al sabio entrenador salmantino. A veces el entusiasmo, interesado, por supuesto, lleva a algunas multinacionales a vender su refresco envuelto en fanfarrias de gloria y la autoestima que parece faltarnos en momentos de desfallecimiento, reforzando la idea de que somos listos, eficaces y solidarios, frente a la etiqueta de "pigs" que nos han colgado en Europa.
Las de Rajoy y Del Bosque son dos personalidades enfrentadas. Son como el agua y el aceite que se repelen. Del Bosque es trabajo y sabiduría, unido a ese difícil arte de dar confianza a quienes están por debajo, exigiéndoles con serenidad nada que esté más lejos de lo que él mismo está dispuesto a exigirse a sí mismo. Del Bosque es lo más alejado que conozco del triunfalismo y, curiosamente, es el responsable del mayor triunfo conseguido nunca por el fútbol español. Rajoy, por el contrario, es la fanfarronería personalizada, la falta de método, la ausencia de rumbo, la improvisación y el desprecio más absoluto hacia los ciudadanos a quienes se debe y en quienes únicamente debería estar pensando las pocas veces que actúa.
Por extraño que parezca -es ironía, claro- nos jugamos más en la cumbre europea que arranca hoy de lo que se jugó la selección española anoche en Donetsk o de lo que se jugará el domingo en Kiev. Sin embargo, si nos dejamos llevar por la ola adormecedora del "panem et circenses", podemos llegar a pensar que, con ganar de nuevo la Eurocopa, volveremos a ser aquellos felices ciudadanos de hace sólo dos años.
Cuánto darían los españoles, al menos yo, porque su presidente fuese de la misma madera y tan decente como lo es Vicente Del  Bosque


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martes, 26 de junio de 2012

PROTOCOLOS



Nada hay peor que un servidor público parapetado tras un reglamento p un protocolo. Viene sucediendo hace tiempo y en todos los ámbitos. Los funcionarios, que, por serlo, son reconocidos por el resto de los ciudadanos, si no como autoridades, sí como los instrumentos a través de los que el Estado les presta la ayuda que necesitan, se refugian en instrucciones y procedimientos, renunciando a la propia iniciativa que les humaniza y, casi siempre, ataja los obstaculos que les separan del ciudadano.
Ayer, a las cuatro de la tarde y en plena levantera gaditana fui testigo de un ejemplo de esto de lo que os hablo. Repito el dato: cuatro de la tarde, con el sol en todo lo alto, en una bahía que a esas horas rondaría los treinta y tantos grados y más a pleno sol.
Pues bien, en medio de esa solanera nos topamos con un hombre tendido, si no totalmente inconsciente, sí al menos aturdido, con el pecho descubierto y una herida, un corte, para ser más exactos, en el abdomen, al que habían acudido ya las moscas. Frente a él, junto a su coche patrulla y a la sombra, tres policías nacionales permanecían en pie a una cierta distancia sin atenderle.
A mí y a la amiga que me acompañaba, la escena nos llamó la atención, como llamó la de todo el que pasaba por allí, y nos preocupó, porque no entendíamos como esos tres servidores públicos podían permanecer impasibles, mientras ese hombre seguía, en su estado, tendido a un sol implacable. Tanto nos llamó la atención y tanto nos preocupó que acabamos pidiéndoles explicaciones a los policías por no hacer nada para retirarle de allí o al menos protegerle del sol. La respuesta de uno de ellos fue que la ambulancia estaba en camino y que tenían instrucciones de no tocarle, algo cuando menos absurdo si, por su aspecto, no parecía tener ninguna lesión en el cuello o la columna.
Les sugerimos que, al menos, le protegiesen con algo que le diese sombra y un turista español ue pasaba por allí propuso acercar una de las sombrillas de una terraza cercana que en ese momento estaba prácticamente vacía. Nada, como quien oye llover, se abrazaron al "nos han dado órdenes de no tocarle".
Finalmente, fuimos varios ciudadanos de a pie y sin uniforme los que, tras pedir permiso al propietario, acercamos la sombrilla al herido protegiéndole del sol. Para entonces no éramos dos ni tres, sino una decena de ciudadanos quienes pedíamos explicaciones a los policías que apenas balbuceaban lo de las instrucciones.
Yo les dije qu era muy cómodo eso de ceñirse al reglamento, pensando que así nunca se equivocarían, lo que en modo alguno garantiza, y lo de ayer fue un buen ejemplo, que, aplicando el reglamento, acierten.
El hecho es que media docena de ciudadanos: mi amiga y yo, un turista, un ama de casa de mediana edad, una joven valiente y decidida y alguien más que ahora no sabría encuadrar, acabamos afeándoles su conducta a tres policías que habían optado por convertirse en robocops trabajando a reglamento, en lugar de ayudar a un ciudadano que parecía necesitarles.
Lo de ayer, indignante, tuvo un feliz corolario y fue el de poder observar como la gente, no sólo se mostró solidaria con alguien que necesitaba su ayuda, sino que parecía haber perdido ese miedo reverencial a los uniformes que tanto daño ha hecho a este país. Me pregunto hasta dónde puede llegar esa rebelión tranquila y con palabras de la que fui testigo. Espero y deseo que llegue muy lejos y lamento que no hubiese comenzado antes.
Lo que este país, este mundo, necesitan no son robocops protocolizados y reglamentados, sino seres humanos capaces de empatizar con quienes no son otra cosa que sus iguales y que les necesitan.
Cuando varias calles más allá escuché la sirena de la ambulancia, Cádiz no es muy grande, media hora después de tropezarnos con la escena, lo reconozco, me sentí feliz y muy orgulloso de mis conciudadanos.

lunes, 25 de junio de 2012

LEVANTE



Hace ya dos días que sopla Levante en Cádiz.
Cuando llegas aquí, cuando hablas con alguien de aquí, apenas tardas en darte cuenta del temor omnipresente que se palpa en este territorio a ese viento contumaz que llega sin avisar, trastocándolo todo y condicionando la vida de todos, sin que, como cuando llega, nadie tenga muy claro cuando acabará por irse.
Este viento, seco y abrasador a este lado del Estrecho, suele durar días. Días sin tregua, en los que a duras penas se puede piarr la calle, si es por el placer de hacerlo, antes de la caída del sol o después de las diez de la mañana, porque, con el sol en lo alto, se multiplican sus daños, arrinconando a todo el que puede huir en el interior de sus casas con las persianas echadas, la luz tenue y las ventanas cerradas. Os aseguro que, en esos momentos, es mejor tener algo que hacer, algo con qué distraerse.
El Levante tiene, como otros muchos vientos, un algo de enloquecedor. Su  continuo rugir a través de cualquier fisura, cualquiere ventana entreavierta o en cualquier esquina, batiendo puertas y  hojas de ventanas, llega a ser insoportable. Se convierte en una música obsesiva que todo lo llena y de la que es imposible librarse y que, según cuentan, lleva a perder la razón a algunos. El Levante es una especie de infierno provisional e intermitente que de vez en cuando se instala en este paraíso lleno de duras aristas que es Cádiz, para recordarnos su fragilidad.
El Levante es, para esta tierra, lo mimo que está siendo la maldita crisis para la sociedad alegre y confíada en la que no hace mucho vivíamos. El Levante "salta", como saltó la crisis, de la noche a la mañana y se instala en nuestras vidas, con la crueldad añadida de dejarnos a la vista todo lo que disfrutábamos, sin la posibilidad de hacerlo. El Levante nos castiga con arena cuando nos atrevemos a pisar la playa y nos priva del placer de sentarnos como antes en cualquier sombra, porque es capaz de alcanzar con su cálido aliento el último rincón habitable, dejándonos sin ganas para nada.
Sin embargo, el Levante, como la crisis, tiene también quien celebra su llegada. Las eléctricas, por ejemplo, que, no sólo hacen su agosto atrapándolo en sus molinos, sino que nos lo venden, transformado en kilovatios, a todo el que enciende su aire acondicionado. El Levante tiene también entre sus adoradores a  los locos  de las tablas y las velas que han construído sobre él y su "primo", el frío Poniente, toda una industria conocida en toidoi el mundo. Le ocurre lo mismo que a la crisis, en cuyas aguas se mueven  con soltuta todos los depredadores que seamos capaces de imaginar, a la búsqueda de quienes su zarpazo ha echado por la borda. 
Cuando llega el Levante, cuando llega la crisis, apenas tenemos ganas de otra cosa que de encerrarnos en un rincón fresco y oscuro a esperar que pase. Para entones, más nos vale disponer de un buen aparato de aire acondicionado o, en su defecto, un humilde abanico.


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viernes, 22 de junio de 2012

ESTÁ PARA PROTEGERNOS DE USTED, SEÑORA AGUIRRE



Lo de esta buena señora -es una forma de hablar- empieza a ser tan cansino como evidente, porque repite el modelo una y otra vez. Por ejemplo, cuansdo hace declaraciones más o menos escabrosas o lanza esas ideas peregrinas que, ella lo sabe mejor que nadie, no son sino brindis al sol que no tienen más recorrido que el de generar polémica en alguna tertulia "amiga" generando el ruido buscado del escándalo que provocan.
No sé si si un extranjero o un madrileño poco avispado hubieran llegado a la misma conclusión que yo, y tanta gente como yo, hemos llegado, una conclusión que no es otrá que la de que la presidenta madrileña utiliza estas andanadas, a veces para esconder las corruptelas, los problemas contables y de todo tipo de la Comunidad de Madrid y otras veces para reclamar la atención sobre su figura, especialmente, qué casualidad, en ausencia del evanescente presidente Rajoy.
Ayer el objetivo de sus andanadas fue el Tribunal Constitucional, del que la señora Aguirre dijo que debería desaparecer por estar integrado por políticos que se llaman magistrados, y lo hizo después de calificar de vergonzosa, con su habitual "desparpajo, chulería diría yo, la sentencia que ha dado luz verde a la legalización de Sortu.
Curiosamente, será quizá porque el TC a ella no le sirve para nada y el Senado sí, esta señora no se plantea cerrar un sacacuartos inútil como la cámara alta, quizá porque lo presidió en tiempos de Aznar, no. Ella quiere que desaparezca el Tribunal Constitucional diluyéndose en el Supremo, el mismo que hasta ayer presidía el modélico Carlos Dívar.
Y hace bien la señora Aguirre en pretender cargarse el TC. Hace bien, y lo sabe, porque el Constitucional, con sus magistrados, no de carrera, pero salidos de prestigiosos rincones del Derecho, con su prestigioso presidente, Pascual Sala, a la cabeza, actúa como esos topes que hay al final de las vías muertas del ferrocarril, para detener las injusticias que sobre los raíles de papel amarillento de las leyes no lo son, pero que resultan injustas y dejan desemparados a los ciudadanos.
Cuando Aguirre dice lo que dice no cabe duda de que está pensando en cada una de las veces en que el más alto tribunal ha tumbado los abusos de poder de su partido y en las posibilidades de que alguna de sus arbitrarias decisiones acabe por los suelos, pese a haber tendio la bendición del Supremo.
De lo que Esperanza Aguirre no parece querer enterarse es de que en ocasiones, a veces demasiadas, las leyes son legales, cómo podría no serlo una ley, pero son injustas y de que el TC está, entre otras cosas, para que las leyes se sometan a la Constitución y su espíritu. Y yo que he tratado con muchos jueces y le leído muchas sentencias, creo que es bueno sacar esas sentencias de los armarios de los juzgados para que les dé el aire de la realidad ciudadana.
Señora Aguirre: en muchas ocasionesn es el caracter político de las decisiones del Constitucional lo que, precisamente, se espera de él. Quizá usted no lo sepa, Señora Aguirre, porque usted, por su alta cuna, nunca ha sido una verdadera ciudadana de a pie. Pero el Tribunal Constitucional está ahí, y espero que siga estando muchos años, para, con luces y sombras, defendernos de personajes como usted, que olvidan a cada minuto que están en el cargo, no únicamente para ejercer el poder, sino para servir a los ciudadanos, incluso a los que ni la adulan ni la temen.


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jueves, 21 de junio de 2012

EL DESASTRE DEL ESTADO DE LA NACIÓN



Nadie podía imaginar, temerlo era otra cosa, que, a menos de seis meses de la asunción del poder por el Partido Popular, el panorama político, económico y social iba a pintarse tan dramático para este país y quienes lo habitamos.

No es de extrañar, pues, que el presidente de Gobierno más temeroso y temerario, los dos adjetivos que mejor le cuadran, que ha tendio este país en democracia prefiera esquivar el mal trago de exponer ante el Parlamento y, a traves de él, también ante los ciudadanos el balance de sus primeros meses de gestión.
En cierto modo es comprensible que quien prometió sacar a este país de la tormentosa crisis con sólo tomar el timón no quiera beber ese cáliz, ahora que España, más que una nave en dificultades, es un barquito de papel, camino del desagüe. Especialmente, después de que haya quedado tan claro que la política económica del Gobierno es más propia de brokers que disparan sus apuestas con pólvora ajena, que de hombres de estado que persiguen el bien de todos.
Y no sólo eso, porque en otros aspectos de las acciones de Gobierno han dejado clara también su falta de sintonía con la sociedad a la que deberían y dicen servir. Tomemos, por ejemplo, al aparentemente díscolo Gallardón, que no sólo ha entrado, como el "guerrero del antifaz" que en realidad es, en la cruzada por limitar la capacidad de decisiur y los derechos de la mujer, sino que ha defendido hasta el paroxismno la posición del presidente del CGPJ, Carlos Divar, cuando a todas luces era insaumible. Gallardón, que, ayer mismo, se manifesto respetusoamente contrario, faltaría más, al visto bueno a la legalización de Sortu dado por parte del Tribunal Constitucional .
Está además el retroceso a la libertad de información que va a suponer la intervención de la radio y la televisión públicas aprobada por la apisonadorapopular en el Parlamento. Están todos los recortes que en todos los niveles educativos está llevando a cabo el soberbio, chulesco y patoso ministro Wert. Están los recortes en Sanidad que dificultan la asistencia y, vía medicamentazo, desbaratará el presupuestos de los pensionistas menos pudientes. Está la Reforma Laboral que ha dejado en la calle a muchos más trabajadores de los que prometía colocar. Están los recortes a la ciencia, están la supresión de ayudas a la dependencia. Están los sucesivos recortes de salarios y aumentos de jornada a los funcionaroos. Está la expulsión de los sindicatos de los órganos de representación en las escasas áreas de poder en las que estaban. Están, en fin, las medidas más graves que haya tomado nunca un gobierno en democracia, toda una sangría de derechos, riqueza y bienestar, que no recordaban ya los ciudadanos.
Y, ante todo, están las formas. Está el "dontancredismo" de quien tenemos por presidente que, a la primera dificultad, contiene el aliento y se esconde como hace siempre.
¿Para que va dar la cara? ¿Para que se vea el poquito recorrido que tiene este brillante orador, siempre que el discurso sea previsible y con papeles? ¿Para que se se la partan? Hace dos domingos, cuando debutó el equipo español en la fase final de la Eurocopa, Rajoy demostró que, al menos él, no ha venido a este mundo a sufrir.
Yo estoy convencido de que Rajoy no hará nunca un Debate sobre el Estado de la Nación, porque, no sé por qué, no estoy seguro de que aguante en el cargohasta el del año que viene.


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miércoles, 20 de junio de 2012

EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR



El emperador de este cuento no es el rey. El emperador que no sabe que está desnudo, porque nadie tiene el valor de decírle que lo está, es el emperador metafórico que encarna ese c0863onglomerado tan complejo y tan nocivo que forman los estamentos del poder y todos sus imprescindibles y no siempre confesables aliados.

Sin embargo, ayer, como el niño del cuento de Andersen, ha sido el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, quien, ante el vergonzoso disimulo del resto de los subditos, ha gritado "pero si va desnudo", rompiendo el silencio de quienes por miedo o por interés callaban ante el nuevo traje y extraño  del emperador.
Chamizo, polémico y efectista, nadie lo pone en cuestión, no ha dudado en decirles a los diputados el ante los que presentaba ayer el informe corresponidente a 2011 de la institución que, ahora en funciones, preside. Ni corto ni perezoso, el defensoir les ha espetado a la cara que los ciudadanos están hasta el gorro de ellos, pidiéndoles hacer un ejercicio de buena voluntad y avanzar para resolver
los problemas del personal, pues la vida se nos va a veces en la pelea, y la gente está muy enfadada, hasta el gorro de todos ustedes".
¿Quién no lo ha pensado alguna vez? ¿Quién no tiene claro que demasiado a menudo trabajan en torpedear las soluciones que los otros proponen o, sencillamente, bloqueando la solución de los problemas, enredados en discutir misarables cuotas de poder? Los diputados de cualquier parlamento, los concejales de tosos los ayuntamientos, los ministros, piensan que el acta, al cargo, les viste de oropel, cuando, en realidad, están dewsnudos.

Hacen falta muchos que, como Chamizoy por las razones que sea,se atrevan a cantarle las cuarenta al poder. Comenzando por la prensa, que no debería cejar en la crítica y el control, pero que, por desgracia, usa una tinta cada vez más transparente. Exactamente del mismo color que el traje nuevo del emperador.
Hace demasiado tiempo que nadie les dice a nuestros políticos, sean del color que sean, que están desnudos, que han cambiado el traje en que depositamos nuestras esperanzas por una desnudez soberbia e insultantes que, desde hace ya tiempo, nos está haciendo daño, mucho daño.



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martes, 19 de junio de 2012

¿ES TAN TORPE O SÓLO SE LO HACE?


Que Rajoy fingiese ser tan torpe como aparenta no dejaría de ser un consuelo. Al fin y al cabo, supondría que en ese cerebro privilegiado para seguir el fútbol bulle algo más que las páginas recién leídas del As o el Marca, que se cuece algo en beneficio de los españoles para quienes dice gobernar. Pero me temo que no. Me temo que no da para más y que, si, después de sus fracasos frente a Zapatero, el PP le mantuvo como candidato frente a un Rubalcaba enfermo, cansado y desganado, en las horas más bajas del PSOE, fue, simplemente, porque el hoy inquilino de La Moncloa es un ser torpe, ignorante en demasiadas cuestiones y, por tanto, influenciable y perfectamente manejable.
Lo acaba de demostrar con sus sorprendentes declaradiones sobre el rescate bancario, tras haber compartido apenas unas horas con los líderes mundiales en la cumbre del G 20 de Los Cabos. No sé con quién ha hablado, ni de qué ha hablado, pero el caso es que, como a Saulo, una fuerza sobrenatural parece heberle derribado del caballo de aquella soberbia inconsciencia que, hace apenas diez días, le llevó a "vendernos" el rescate a la banca como un regalo de Reyes de coste cero y a pavonearse de haber sido él quien forzó la decisión, al presionar a sus colegas europeos.
Ahora, una vez pasada la euforia de aquella borrachera, llega la dolorosa resaca que acompaña a la cruda realidad y que evidencia que aquella decisión fue precipitada y, sobre todo, torpe. Precipitada, porque al haber aceptado los cien mil millones de euros del rescate, España se auto excluyó de ser beneficiaria de la más que probable creación de los euro bonos, la deuda mancomunada europea, y torpe, porque el presidente parece haber descubierto que esos cien mil millones no eran un regalo, sino que acabarán sumándose a nuestra deudsa, puesto que el Reino de España, como a él le gusta decir, se convierte en últiumo responsable de su devolución, lo que, dado el historial de solvencia   de "nuestra" banca, parece, no una posibilidd, sino algo inevitable.
Menos mal, para él, que Rajoy, no sé si por gracia divina o por haber entrenado el músculo, tiene una enorme capacidad para desdecirse sin el más mínimo rubor ni, mucho menos, el menor sentimiento de culpa. Es lo que tiene haber recibido una buena y recta educación católica basada en la relación entre culpa y castigo, totalmente alejada de la mucho más humana y solidaria que existe entre responsabilidad y daño ajeno.
El caso es que, con su torpeza, real o impostada, Rajoy pasa por la vida, también por la nuestra, dando groseros brochazos aquí y allá, salpicándolo todo con "goeterones" de injusticia y dolot, poniendo cara de no haber roto un lato en su vida. Lo peor de todo es que a nadie perec importarle ya que haya pocas o ninguna declaración del, a saber hasta cuándo, nefasto presidente español a la que no haya precedido o sucedido otra con la misma intendidad y firmeza, pero en sentido contrario.
Mal asunto.


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lunes, 18 de junio de 2012

¿QUÉ LES PASA A LOS GRIEGOS?



La verdad, uno tendría derecho a pensar que los griegois se han vuelto locos. Cierto es que llevan ya demasiado tiempo pasándolo mal. También que cuando uno está en lo más profundo de un túnel tiende a moverse hacia cualquier luz, por ténue que sea, porque esa luz se convierte en la promesa de que camina hacia la salida de su calvario.
Por eso, porque creen que con el conservador Samaras caminan hacia la salida del negro túnel en el que están, una gran parte de los griegos han votado a us partido, sin atender a la memoria que les advertía una y otra vez de que fue Samaras quien, con el falseamiento de las cuentas del país para entrar en el euro, primero, y con su oposición al primer intento de aceptación del rescate que proponía el partido de Papandreu, después, llevó al país al lugar en el que está, ayudado, claro está, por el "buen hacer" de los correligionarios europeos nuestro Partido Popular.
Entonces cabe preguntarse qué es lo que ha pasado para que los griegos acaben lamiendo la mano que les castiga ¿Se han vuelto locos, han perdido la dignidad? Me temo que no. Me temo que lo que ha pasado es que a los griegos se les ha hecho creer que cumplían el papel de último fortín en la defensa del euro y de la desastrosa política económica -no se asume, pero resulta obvio- de esta Europa cobarde y avara.
No hay más que ver con qué saña se ha empleado la `prensa que, más que informar de ella, con sus profecías auto cumplidas, sus rumores y, muchas veces, sus falsedades, está gestionando la peor de las crisis por que a atravesado el cansado continente tras la Segunda Guerra Mundial. Grecia ha sido el pim pan pum al que no sólo ha bastado con culpar de todos los males propios y ajenos, sino que, además,  se le ha amenazado con las tinieblas si se atrevía a discutir la dudosa autoridad, moral al menos, de quienes con una tozudez digna de mejor empeño viene arrastrando a los países del euro hacia el desastre.
Toda la prensa anda hoy diciendo que el resultado de las elecciones griegas ha sido el mejor de los posibles. Incluso desde Berlín se comienza a mirar a los griegos con compasión, lo que, después de haberlos tratado como escoria, no deja de ser positivo. Yo, sin embargo, creo que el chantaje ejercido sobre los votantes griegos es un mal precedente para países en dificultades y mucho me temo que no tardaremos en comprobarlo.
De momento, encientro demasuados puntos en común entre el PP español y Nueva Democracia



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viernes, 15 de junio de 2012

LA EUROPA DE...



Soy de una generación para la que Europa era un sueño de libertad y bienestar y era, sobre todo, el futuro. A mi generación la convencieron, muy a regañadientes, para que diese su SÍ al ingreso de España en la OTAN, porque, nos dijeron, esa era la condición, la llave, para entrar en lo que entonces se llamaba Mercado Común y mi generación les creyó, mi generación llegó a pensar que los de aquí llegaríamos a ser, que de hecho éramos, como los alemanes. Por eso, por todo lo que llegamos a creer y querer, la decepción, el despertar de aquel sueño europeo, es tan duro.
Creímos que la vieja y cansada Europa llegaría a ser la Europa de los ciudadanos, la Europa del derecho unificado y la justicia social, una especie de estado supranacional, una federación, en la que se cumpliese el sueño de extender el bienestar, la riqueza, la justicia social y el progreso de los países del norte a los del sur.
En cierto modo, para algunos, no para todos, se cumplió parte del sueño. Los pensionistas alemanes pudieron vivir su retiro en España, en pueblecitos blancos, con casi todos los días del año soleados. Pudieron, incluso, elegir a los alcaldes de esos paraísos, dejando lejos, en su país, el frío invierno y la frialdad metodista de la severa sociedad alemana. Algunos empresarios, algunos inversores, han podido, también, llevar su dinero a esos fríos países donde era menos necesario, aunque estaba más seguro y era más rentable. También los trabajadores de baja cualificación han podido cruzar Europa en autobús para ganar en Alemania u Holanda lo que aquí no podían soñar. Lo que no ha habido es trabajadores alemanes que hayan hecho el viaje inverso para ser mano de obra en España. Y, eso, porque las fronteras, como el cristal, ya no se ven, pero ahí siguen y son demasiado exquisitas a la hora de regular el flujo de quienes las cruzan.
Nos engañaron. Nos dijeron que la unión política podía esperar, que lo que urgía era la unión económica y, de la noche a la mañana, nos convertimos en mercado, en el mejor de los mercados para los coches y los electrodomésticos alemanes, por ejemplo, mientras ellos se comían nuestras hortalizas con la aprensión de quien se come lo que crece en los muladares. Y les bastó un episodio fuera de control, de pericia y de prudencia, para echar abajo uno de los sectores más boyantes de la economía española.
No hemos tenido suerte. Hemos quemado el sueño eligiendo un parlamento mastodóntico que se mueve como un mastodonte cansado para aprobar pasados reglamentos leyes que rara vez llegan a cumplirse porque a los gobiernos les viene bien asumir las multas a costa de los ciudadanos. Hemos "parido" un ejecutivo europeo, la comisión, al que paraliza el miedo, o la prudencia, que a veces es una forma de miedo, cada vez que tiene una decisión urgente que tomar que pueda no agradar a la todopoderosa Alemania. Hemos creado, en fin un gobierno que no gobierna y que, cuando lo hace, lo hace después de haber mostrado sus cartas a diestro y siniestro, arruinando la jugada.
Es triste y me duele mucho reconocerlo, pero apenas queda nada de aquella Europa que nos vendieron González y Kohl, Kohl y González. De aquella Europa de los ciudadanos, apenas queda nada y, a cambio, estamos malgastando el tiempo y el dinero que no tenemos en mantener viva, con respiración asistida, la Europa de los mercachifles y los politicuchos, la que sólo se mueve por egoismo, la que sólo se mueve por el dinero.
Pese a todo, sigo creyendo en Europa, pero no en esta Europa.


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jueves, 14 de junio de 2012

EL RELOJ DE NADAL



Hace no muchos años la hubiesen llamado loca. Ella, Cris, la Princesa Inca de La Ventana de la SER, prefiere decir que está diagnósticada y que es eso lo que la diferencia de nosotros, los demás. Pues bien, ha tenido que ser Cris, poeta a tiempo completo, quien, con su manera de hablar, un tanto macarra, dijese lo más sensato que he escuchado sobre el desaparecido y -no me sale de las narices escribir "felizmente"- recuperado reloj de Nadal.
Cris estaba ojenado la prensa, mientras le abrían el micrófono en el estudio de Radio Barcelona, cuando, desde Madrid, Puri Beltrán, la conductora ayer de La Ventana, aprovechó la ventaja que le daba la webcam conectada para jugar a regañarla, diciéndole que la habñia sorprendido y había visto como cerraba de goilpe el periodico que no era otro que, precisamente, El Periódico. Pero la princesa, segura de sí misma, explicó que no lo habñia cerrado por sentirse pillada en un renuncio, sino porque le había escandalizado la información relativa a la desaparición del reloj del teniatas, sobre todo al enterarse de que el relojito de marras está valorado en trescientos mil euros, cuando ella tiene amigos que, para llegar a fin de mes, tienen que comer macarrones todos los días.
Fue, como digo, lo más sensato que se había dicho al respecto, porque los chistes sobre quién podía habérselo llevado -solo los padres de Nadal y su novia tenían acceso a la habitación- o sobre el psio o los pisos que podrían comprarse con el importe del "peluco" habían sido tan obviso como frívolos.
Tuvo razón Cris y no sé si llegó a decirlo o sólo lo insinuó, pero a mí me llvó a pensar que, en estos tiempos en los que hay tanta gente pasándolo tan mal, es un insulto que alguien lleve colgadas en su muñeca dos viviendas de esas que le quitan a la gente que se ha quedado sin trabajo, por no poder pagar la hipoteca. Creo que Nadal, que es un tipo listo y sensible, debería pensárselo antes de volver a colocarse ese insultante reloj en la muñeca. Tan insultante y desmedido como para que quien se lo robó, ante la imposibilidad de venderlo o disfrutarlo,  haya tenido que confesar su falta y dirigir a los gendarmes hacía la vía del tren donde lo habñia escondido.
El mejor deportista de español de todos los tiempos haría muy bien en liquidar su compromiso con tan exclusivos relojeros y reservar su muñeca para una muñequera, la que sea, que evoque a toda esa gente que, pese a estar pasándolas putas, aquí en España, celebra sus triunfos como los de un amigo, Al menos yo lo celebraría como su octavo Roland Garros.


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miércoles, 13 de junio de 2012

PELOTAZOS


Tal parece que, en España, algunos políticos sólo entienden un lenguaje: el de los pelotazos. Si la cosa va bien, de los pelotazos que entienden es de esos negocios redondos con que tantas y tan vergonzantes fortunas se han hecho, principalmente en el litoral levantino, pero no sólo en él, a base de tú compras, yo recalifico, ellos construyen, nosotros nos lo llevamos. El producto de esos pelotazos ha sido la fuente de poder para algunos que, a su vez, han creado las condiciones para nuevos pelotazos, más poder y, así, hasta el infinito.
El fruto de todos esos pelotazos ha dado lugar en España a todo un estilo de hacer política, en el que lo importante eran las apariencias y el dinero para crearlas. Dinero para tener contenta a una prensa que les regale el oído o dinero para crear las televisiones del autobombo. Dinero para obras públicas, para esos aeropuertos y autovías, si no inútiles, sí innecesarias, que benefician a esos amigos siempre dispuestos a echar una mano en las campañas electorales. Dinero para la propaganda que, de paso, se encarga a las mismas agencias que les harán "precio" cuando haya elecciones. Dinero para fiestas y ferias, dinero para "acontecimientos" deportivos, dinero para corridas de toros... dinero, en fin, para vender humo de colores, cuando en realidad, con esos pelotazos, lo que se estaba creando era un monstruo inútil con los pies de barro.
Ahora, una vez que se ha caído la tramoya, una vez que se ha disipado el humo de los fuegos de artificio, llega la hora de los otros pelotazos, los pelotazos que dan los antidisturbios a quienes no se resignan a pagar con su trabajo o su casa la fiesta de los otros. Pelotazos contra quienes, como los indignados del 15-M, osaron anticipar el diagnóstico a la banca. Pelotazos contra los mineros a los que, de repente, se deja sin mina ni trabajo, mientras se ceba con miles de millones de euros el filón agotado de la banca. Pelotazos contra los estudiantes y profesores que defienden la enseñanza pública, la única capaz de corregir el injusto desequilibrio social de este país. Pelotazos contra los trabajadores de la industria naval, a los que no se ha sabido dar una alternativa en décadas, Pelotazos contra los agricultores que tienen que vender por unos céntimos lo que, en el mercado, ve su precio multiplicado no sé cuántas veces. Pelotazos para pescadores sin caladeros. Pelotazos para el personal sanitario y de emergencias, el mejor valorado por esta sociedad que está despertando violentamente de su sueño. Pelotazos, pelotazos, pelotazos... pelotazos para todo aquel que no se conforme con la burda, injusta y cruel manera de administrar los malos tiempos que tienen estos señores que hicieron fortuna y gloria en los buenos, los de los otros pelotazos.

Y todo, porque, cuando ya es imposible mantener la ficción, cuando ya se ha acabado el dinero de aquellos otros pelotazos para tapar las bocas con promesas, la única respuesta, como acanbo de escucharle a un minero, son los pelotazos.


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martes, 12 de junio de 2012

QUE LO PAGUEN


Cualquiera que haya estudiado comunicación o psicología, especialmente, pero también cualquiera que tenga dos dedos de frente y algo de capacidad de observación, a estas horas, debe estar pensando que lo que le cuentan no es la verdad.
Observemos, por ejemplo, la foto que ilustra esta nota. Rajoy está en ella levantando el pulgar como signo de triunfo mientras trata de esbozar una sonrisa y apenas consigue dibujar una mueca de tristeza o de amargura. La foto de Juan Carlos Cárdenas es todo un ejemplo de que resulta imposible fingirlo todo,  todo el tiempo.
Mi impresión es la de que Rajoy no sabe de qué va la feria. Que no se entera, vamos. Que deja que sus ministros hagan y deshagan, me temo que, a veces, sin tan siquiera consultarle, para luego contarle una milonga que es la que acaba transmitiéndonos. Pero esto, pese a su gravedad, no debería pillarnos por sorpresa, porque Mariano Rajoy es quien es, es ese señor incapaz de sostener un debate técnico sobre nada y lo demostró en la pasada campaña de las generales. Es, además, un personaje gris y turbio, envuelto en discursos previamente elaborados de los que no es capaz de salirse una línea, porque, cuando lo hace, comienzan los balbuceos, las dudas y los silencios.
La cosa es así y ya no tiene remedio. Es el presidente que hemos elegido para los próximos años y vamos a tener que armarnos de paciencia para soportar lo que se nos viene encima... o no. Al menos me gustaría creer que no. Me gustaría que, como predice hoy el nobel Paul Krugman, ocurriese algo. No el segundo rescate, que también predice, sino algo que sacuda a esta sociedad paralizada por el pánico.
Lo que sí sé es que un país, cualquier país, tiene aguante mientras lo tiene, pero llega un momento en que tira del mantel y arruina el banquete que unos pocos se están dando a su costa. No puede ser que tantos jóvenes, con tan poco futuro puedan aguantar tanto. Esa es mi esperanza, aunque se trate de una esperanza difusa. Aunque se trate más de una necesidad que habrá de convertirse en una solución aún difusa.
Estamos pagando los platos rotos del banquete pantagruélico que se han dado unos pocos, los de siempre, los poderosos, bien servidos por los políticos que, por acción u omisión, lo han consentido.
Todos esos señores de la especulación y el negocio que es sólo fachada y no tiene cimientos, están empachados, atiborrados por el banquete. La solución, la receta extendida por los facultativos de Bruselas y el FMI es que todos nosotros, los que no tenemos culpa de nada, nos tomemos el duro purgante del rescate y los recortes. Pero todo tiene un límite Y más de uno aprieta ya los dientes para no tragar la purga a cucharadas.
Demediado dolor, demasiada miseria que ya es imposible ocultar. Pero, aún así, insisten en irse de rositas. Menos mal que ya funcionan iniciativas al margen de ese parlamento fosilizado incapaz de exigir responsabilidades vete a saber por qué. Si todo sucede como se espera, la rabia de los ciudadanos, canalizada a través de acciones judiciales, acabará sentando en el banquillo a tanto chorizo y tanto irresponsable como ha habido y hay en este país. Nada deseo más ahora que acaben condenados y pagando todo el daño que han hecho. Eso y que, por una vez, los ciudadanos sean un poco más responsables a la hora de votar.


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lunes, 11 de junio de 2012

POR EL PITO DEL SERENO


Por el pito del sereno, por eso nos ha tomado Rajoy. Esa es la consideración que le merecen los ciudadanos de un país que las está pasando putas -dejemos los eufemismos para el presidente y sus ministros- pese a ser quienes responsabilidad tienen de la terrible crisis en que estamos sumidos.
Las imágenes de Rajoy en el palco del estadio de Gdansk, ayer tarde, son lamentables. Constituyen la prueba más clara de que los españoles le importamos un carajo
¿Cómo se puede manifestar esa euforia después de haber tenido que agachar las orejas para pedir a Europa todo lo que juró y perjuró que no necesitábamos y nunca iba a pedir? ¿Cómo se puede tener siquiera estómago suficiente para hacer el viaje, dejando en España lo que dejaba? y, sobre todo ¿cómo se puede mentir de forma tan descarada a los españoles y al mundo? Creo que una ojeada a la prensa internacional, la que no comen en la mano del Gobierno, basta para deducir la respuesta: siendo un perfecto irresponsable.
Porque qué otra cosa puede ser quien, como un mal estudiante, se empeña en esconder los suspensos en casa, sabiendo que, al final, todo acabará sabiéndose. A la vista de las últimas comparecencias de Rajoy he llegado a la conclusión de que la actitud del presidente ante la opinión pública ha cambiado, pasando de las ambigüedades y los silencios a las mentiras descaradas. No sé qué nivel de verdad hay en la vida de Rajoy, pero debe ser muy poco, cuando es capaz de conciliar el sueño después de disfrazar la verdad de modo tan descarado y de faltarnos al respeto con sus frivolidades a quienes lo están pasando tan mal.
La estrategia de Rajoy y su gobierno está clara, demasiado clara. En primer lugar se trata de no asumir ninguna responsabilidad por los errores, que han sido muchos, cometidos no sólo en el gobierno, sino también en los años de oposición, porque, no hay que olvidarlo, las declaraciones de Montoro o el mismo Rajoy en los últimos meses de la gestión de Zapatero contribuyeron a sembrar desconfianza en nuestra economía, disparando la prima de riesgo a unos niveles que entonces nos parecían dramáticos y que hoy añoramos.
Pusieron, además, todo su empeño en responsabilizar al ciudadano de a pie del estallido de la burbuja inmobiliaria. Y todo porque, de esa manera, era más fácil hacerle pagar los platos rotos en la fiesta. Y bien que la están pagando, viendo cómo se rebajan sus salarios, como se recortan sus derechos y cómo se deterioran la sanidad, la enseñanza y los servicios sociales, más necesarios hoy que nunca, en el mejor de los casos, porque son demasiados los que han perdido el trabajo, los ahorros y la casa.
Una vez criminalizado de este modo el ciudadano, resultó más fácil despojarle de la mayor parte de sus derechos y garantías laborales con una reforma que, no sólo no ha atajado el paro, sino que ha supuesto "barra libre" para que los empresarios se deshiciesen de sus trabajadores más caros, sustituyéndolos por otros menos cualificados y más precarios, pero más baratos.
Tampoco se abordó la que a todas luces era la reforma más urgente, la del podrido sistema financiero español que se dejó para el final, cuando ya estaba todo perdido. Y la reforma se hizo impúdicamente y apostando a adivinar el tamaño del agujero, lo que ha llevado que quienes, engañados, confiaron sus ahorros a la salida a bolsa de su caja de ahorros de toda la vida ya han perdido a estas horas la mitad de ellos.
Y digo yo: si todo el tiempo y el esfuerzo malgastados en esa estrategia que sólo ha beneficiado a unos pocos -algunos empresarios, pero no todos, y los especuladores sin alma de siempre- se hubiesen destinado a buscar el necesario consenso entre las fuerzas sociales y políticas para acordar sacrificios, sí, pero simétricos, probablemente hoy estaríamos en otra situación muy distinta y mereceríamos respeto en Europa y no el pitorreo que, gracias a nuestro presidente, hacen de nosotros cada día.
Si alguna responsabilidad tienen los ciudadanos en lo que está pasando, es la de haber entregado el país encadenado de pies y manos a un irresponsable como Rajoy para, después, tirar la llave del candado al mar.
No nos merecemos lo que nos está pasando. Es como una pesadilla y lo peor es que no podremos despertarnos hasta dentro de cuatro años y, eso, si una parte importante de la sociedad recupera el juicio. De momento, ya digo: nos está tomando por el pito del sereno.



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domingo, 10 de junio de 2012

¡AL PARTIDO, AL PARTIDO!



Aún recuerdo aquellos tiempos, los de mi infancia, en los que, los domingos a primera hora de la tarde, la Glorieta de Embajadores se poblaba de camionetas, en realidad autocares desvencijados y supongo que piratas, junto a los que un "propio" voceaba sin parar "al partido, al partido", hasta que, repletas, emprendían viaje hasta el estadio Bernabéu que entonces aún se llamaba Nuevo Chamartín.
En aquellos tiempos de penurias. Eran tiempos en los que comíamos pollo sólo los domingos y ni lo comíamos todos ni todos los domingos, tiempos en los que una gaseosa era una fiesta y no digamos "una de pipas". Pero había fútbol, una presencia omnipresente y polivalente que lo mismo servía para esconder o aliviar los problemas reales que para suplir la libertad, consintiendo, aunque dentro de un orden, que fuésemos del Madrid o del Atleti, ya que no podíamos ser abiertamente socialistas o comunistas.
En todos estos años, España ha cambiado mucho. En especial Madrid que, por hacerse cosmopolita y "friendly" ha perdido mucho de su casticismo y la ternura que producía esa manera exagerada y un tanto bocazas, pero siempre con ingenio, de creerse el ombligo del mundo. Hoy el fútbol se juega a unas horas extrañísimas, y se ve por la tele, aunque sea de pago. Hoy el pollo está en todos los menús, casi como lo estaban antes las patatas y los chavales que hacían fiestas por una gaseosa ni se inmutan ante un "aquarius" o un "nestea". Hoy, aquel rincón de la glorieta donde paraban las camionetas se ha convertido en la base de las "kundas", esa especie de taxis, sucios y siniestros, que llevan y traen a los supermercados de la droga a los pobres heroinómanos, hijos, probablemente, de aquellos tipos de bocadillo en el bolsillo de la gabardina que esperaban toda la semana para escapar la sobremesa del domingo al paraíso del fútbol.
Sería fácil y reconfortante que esta España de las células madre y los coches alemanes ha dejado atrás a la del ambulatorio con escupideras, los motocarros y aquellas "rubias" con carrocería de madera. Pero va a ser que no, porque seguimos enganchados al cebo del fútbol y, si gana nuestro equipo o gana "la roja", somos capaces de olvidarnos de hipotecas, rescates, inflaciones y recortes. Somos así de estúpidos, somos así de simples. Somos tan simples como para haber elegido como piloto de un barco a la deriva a otro simple y nos sólo simple, cobarde además, que confiesa sin rubor que lee la prensa deportiva y, por como lo dijo, parece que quiso decir que sólo lee esa prensa. Un simple que después de lo de ayer, después de haber tenido que pedir el rescate para la apolillada banca española, algo que juró y perjuró que nunca iba a suceder, se esconde en su agujero y le deja el papelón al pijoministro de Economía, cuya palabra, aunque jure por Snoopy, tiene el mismo valor que tienen hoy las acciones de Bankia.
Rajoy, el cobarde de Rajoy, el irresponsable de Rajoy, el mentiroso de Rajoy ha escogido para asomar fuera de su madriguera el palco del estadio de Gdanks, durante el partido de debut de la selección española en la Eurocopa. Patético. Sólo espero que la cadena que retransmita el partido para España abra una ventanita en la pantalla para que podamos seguir minuto a minuto los gestos del presidente guadiana y así poder conocer el nivel de preocupación del más cobarde de cuantos estadistas han puesto su culo en el despacho del presidente.

sábado, 9 de junio de 2012

DE MALAS HIERBAS Y AGUJEROS




Es quizá el peor de los rasgos de mi carácter. Lo confieso, soy orgulloso. Y lo soy, pese a que sé que, las más de las veces ese orgullo, el único perjudicado por mi orgullo soy yo mismo, porque, a la postre, el orgullo me hace daño.

Tan claro como esto último, tengo el convencimiento de que nada hay peor que esa mala costumbre , tan extendida en esta hipócrita sociedad, de edulcorar la realidad, de envolver la verdad entre algodones hasta dejarla irreconocible, esa enfermedad que nos lleva a decir, por ejemplo, de un plato incomible por salado, "está sabroso". No conduce a nada y, al final, perjudica al que no queremos ofender o, en toso caso, pretendemos proteger y, de paso, acaba por hacernos daño.

Por orgullo y por decir verdades a medias, verdades disfrazadas que, al final, acabarán desnudas y nos dejarán tan desnudos como ellas, van creciendo los monstruos a nuestro alrededor  o en nuestro propio interior. Yo, que he sido hombre de radio, sé de sobra que cuando no se acaba de decir, eso que se calla acaba creciendo en el otro y no siempre crece de forma correcta. A menudo la mala hierba se apropia de ese espacio vacío, asfixiando los verdaderos sentimientos.

A quién n o le ha pasado. Quién no ha construido en esos agujeros del pensamiento un mundo de feos monstruos que, en mi caso, a punto han estado de devorar lo que de hermoso había dentro de mí. Menos mal que, pese a mi ciego empeño, pese a mi orgullo enfermizo, el orgullo nunca es bueno, no me han dejado caer y lo que era un negro agujero se ha convertido en un espacio alumbrado, si no por mas luz, sí por una luz más reconfortante y mejor.

No es bueno engañarse. No es bueno rellenar los silencios con dolor o con mentiras. Hay que drenar las heridas. Si no, la infección puede acabar con nosotros. Lo sé muy bien y sé que la verdad, por fea que parezca tiene la virtud de ser en vez de parecer y la de que, por más que duela, enseña y sana. Hay que arrancar la mala hierba que puede llegar a crecer en nosotros, porque es capaz de arruinar silenciosamente el más hermoso de los jardines.




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viernes, 8 de junio de 2012

ESPERONANZA AGUIRRE



No. No es un error tipográfico. No me he confundido al escribir el nombre de la presidenta madrileña. Simplemente, con esa deformación de su apellido, he querido subrayar la que, a mi juicio, es el principal rasgo de su carácter, junto a, eso sí, una mala leche y un desprecio de proporciones bíblicas a la democracia y la convivencia Esa característica que la define como nada es el populismo perverso y un tanto fascistoide que tanto me recuerda a Chaves, Castro o Perón y sus herederos.
Lo viene demostrando a cada momento. Si se descubre que hace trampas en las cuentas, se inventa la polémica de los silbidos al himno. Si los sindicatos le molestan, los convierte en vagos paniaguados, todos liberados, a costa de sus compañeros. Si de lo que se trata es de recortar salario y derechos a los funcionarios, los tilda también de vagos y de mentirosos. Sabe muy bien que, en una guerra, lo primero es lo primero y el primer paso es criminalizar al adversario y sabe también que lo importante no es no tener la culpa sino tener a quien echársela.
La última jugada ha sido la de mantener entretenidos a la prensa y el "populacho" con su inviable, y lo sabe, propuesta, robada por cierto a UPyD, de reducir a la mitad el número de parlamentarios a elegir en la Asamblea de Madrid
Sabe de sobra que esa cortina de humo es un desiderátum imposible, porque, para llevarla a cabo habría que modificar el Estatuto de Autonomía y, para ello, tendría que ponerse de acuerdo con catorce diputados de otros grupos distintos al PP y, ahora, sin Tamayo y Sáez, le va a resultar mucho más difícil.
Es otro de esos McGuffins que tanto le gustan y a los que nos tiene ya acostumbrados, con el que esconder el recorte de más de un tres por ciento en el sueldo de los ciudadanos, el cierre de centros de salud, la retirada de la vacuna del neumococo o el cobro por la utilización de tramos de carreteras que hasta ahora eran gratuitas.
Esperonanza tiene el mismo descaro que tiene la presidenta argentina, digna heredera de su marido y del general fascista que dejó tocada para los siglos el sentido común y la capacidad de autocrítica de los argentinos. A Esperonanza le encanta sacar de vez en cuando mendrugos con los que entretener a los perros, mientras esconde en su nevera raciones de suculenta carne con la que regalarse y regalar a los de su cuerda.
No sé cuánto van a tardar los madrileños en darse cuenta de lo que les pasa. No sé en qué momento se cansarán de asistir, aplaudiendo como focas, al deterioro de lo público en Madrid, pero ya va siendo hora de que lo hagan. Su problema no es que piensen que Doña Esperonanza va a solucionar sus asuntos, su problema es que creen que la presidenta es uno de ellos. Y no, la presidenta vive en un palacio, tiene a todos sus hijos colocados, también a sus cuñados, y juega al golf, mientras, a ellos, cada vez les es más difícil llegar a fin de mes.


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