miércoles, 31 de mayo de 2017

¿MANUEL MOIX? ¿ANTICORRUPCIÓN?

Yo, lo confieso, cando no tengo nada mejor que hacer abro una sociedad en Panamá para poner a su nombre todas esas cosillas inconfesables que, reconocedlo de una vez, trúhanes, todos tenemos. Pongo a su nombre mis vicios, mis perezas, mi escasa voluntad y mi flojera para el sacrificio. Son tonterías, cosillas sin importancia, asuntillos que todos tenemos pendientes, pero con las que se me hace incómodo convivir. Por eso las escondo. Así, los demás no saben que los tengo y, si no son públicos, no tengo que pagar por ellos.
Otra cosa no tengo, mis libros que ya no leo, mis discos y mis cacharros de escribir, ver y escuchar, porque no tengo propiedades que puedan interesar a nadie ni, mucho menos, bienes con los que yo o los míos podamos especular. Más o menos, lo que les ha ocurrido al fiscal Moix y su familia y que le pasa a toda esa gente a la que, como a Ignacio González, no les gusta que la gente, que Hacienda, que, dicen, somos todos sepan lo que tienen, sobre todo para no hacer sufrir, para no incomodar a los demás con nuestras ostentaciones, para parecer ciudadanos normales y corrientes a los que no se debe envidiar ni mucho menos admirar.
En mi familia no hay grandes propiedades, lo justo para vivir con una cierta tranquilidad, nada de chales en la sierra de medio millón de euros, que no han visto juntos en su vida, nada que pueda acabar resultando incómodo en una herencia. Ningún bien que esconder en Andorra, Panamá o una de esas islas de nombre exótico en las que, oh casualidad, casi todos los bancos españoles tienen o han tenido sucursales.
Debe ser porque nací, crecí y vivo en Carabanchel Bajo, el barrio madrileño que creció a mediados del siglo pasado en los campos de cereal, junto a arroyos sucios, líneas del frente de la guerra civil y cementerios, cuatro o cinco se ve desde la azotea de la casa de mis padres. Debe ser que mis padres no tuvieron el tiempo ni el dinero suficiente para comprar una casa en la sierra y disfrutarla, debe ser que, con dar una carrera universitaria a cada uno de sus cuatro hijos, que ya era más de lo que habían soñado para nosotros les bastaba. Debe ser que siempre cumplieron con la ley, aunque lo hicieran por miedo y por falta de conocimiento de que, con ¡dinero y abogados, se podía burlar.
Nada que ver con toda esa gente que esconde millones en los altillos, cuentas en Suiza y propiedades tras la pantalla de sociedades en Panamá y otros paraísos, no por evadir impuestos, que ellos son muy patriotas, sino por si vuelven los rojos, disfrazados ahora de podemitas. Nada que ver con esa gente con clase,  los ricos de toda la vida, educados en los jesuitas o los maristas, con títulos universitarios de exóticas universidades, entre los que la derecha gobernante, la que tiene partida de golf y de naipes en el Club de Campo, tiene que seleccionar los mimbre con los que tejer el aparato del Estado, ese que les defiende de loa abusos del populacho, de su grosera interpretación de las leyes, de esos que se atreven a pedir y, por desgracia lo consiguen, a sentar a todo un presidente de Gobierno ante un tribunal.
Esa chusma y los que escriben los periódicos que leen no se dan cuenta de lo difícil que resulta encontrar a alguien que les sirva para ese propósito, alguien de su clase que, además, tenga un pasado impoluto y un patrimonio que se pueda tender en el balcón como se tendía la bandera o los símbolos piadosos en los días señalados. No se dan cuenta de lo difícil que ha sido, tras un largo ensayo de prueba y error, encontrar a Manuel Moix, su fiscal Anticorrupción Qué raro me resulta escribir juntos ese nombre y ese cargo.
Intentémoslo otra vez sin que suene como sarcasmo: ¿Manuel Moix? ¿Anticorrupción?

martes, 30 de mayo de 2017

NO SÓLO ES UN CARCA


Durante un tiempo y no sin la ayuda del Grupo Prisa, que día sí y día también le lavaba la cara en sus medios, Alberto Ruiz Gallardón, que fuera escudero de Fraga en Alianza Popular, se hizo pasar por el más culto, el más tolerante y el más “progre" de los inquilinos de Génova 13. Para ello, tenía a su favor su aspecto de eterno jovenzuelo desgarbado, su voz y su deje de "pijito" madrileño y su empeño en quedar bien, siempre que el interlocutor que tuviese enfrente mereciese el esfuerzo de aparentar lo que nunca fue.
Otra cosa es que ese interlocutor fuese un mindundi o alguien del que él no conociese los galones. En ese caso, al hijo de don José María, al yerno del último superviviente de los ministros franquistas, los que se sentaban a la mesa de tantos consejos de ministros en  que se firmaban los "enterado" de tantas penas de muerte, el mismo que fue enterrado hace días entre canticos fascistas, "cara al sol" incluido, sin que el "verso suelto" de la derecha hiciese el más mínimo intento de acallarlos, al ex fiscal, ex presidente de la Comunidad de Madrid, ex alcalde de Madrid y ex ministro de Justicia,  le importaba una "figa" quedar como l más zafio y más déspota de los señoritos.
Un tipo tan culto como Gallardón se esforzó tanto en aparentar que era debiera saber de sobra que no se puede mentir siempre a todo el mundo y que, en algún momento, antes o después, habrían de caer los velos que le ocultaban. Le ocurrió mientras fue ministro de Justicia del primer gobierno Rajoy, unos meses en que puso patas arriba las normas elementales de la justicia, imponiendo unas tasas que dejaban a todos esos mindundis que despreciaba al margen de su derecho a recurrir a los tribunales, y le ocurrió a él, tan cortés y zalamero, según la hora del día, con las "señoras", a la hora de regular el más importante de los derechos que, como mujer, tienen. Ahí le salió el carca, el machista, que tanto tiempo llevaba reprimiendo, "pariendo" una regulación del aborto que, además de devolvernos a lo más oscuro del siglo XIX, no podía considerarse sino un insulto a la madurez y la independencia de las mujeres.
Ese fue el peor de sus momentos. No llegó a entender si midió mal sus fuerzas, si no calculó los riesgos o si llegó a pensar que, echándose al monte de la intolerancia, escalaría posiciones en su partido y lograría por fin el favor de lo más montaraz de sus votantes, nada conformes con sus veleidades y su compadreo con sus enemigos naturales. Lo cierto es que cayó en desgracia y que el siempre práctico Mariano Rajoy le dejo caer, para dar su despacho a Rafael Catalá, al que encargó reforzar los muros de contención y los sumideros del edificio del Estado, para soportar el temporal judicial que se les viene encima.
Les va a hacer falta toda esa obra de pocería y albañilería, porque cada día que pasa conocemos un escándalo más un "negociete" más de quienes nos apretaban el cinturón y la mordaza, mientras se reservaban el derecho a embolsarse mordidas, pelotazos y plusvalías que mandaban a "hacer turismo" a Panamá o a Suiza. Lo estamos viendo con todos los que han sido algo en el gobierno y en el Partido Popular de Madrid, lo estamos viendo con Francisco Granados, los hermanos González, Ignacio y Pablo, con los diputados de Cifuenets que han tenido que dejar sus escaños, por su mala cabeza, su moral distraída y esa endeble mayoría conseguida en la Asamblea con la ayuda de Ciudadanos que, con la misma política que el PP, le va minando el terreno y, poco a poco y forzando esas dimisiones, se va quedando con su clientela.
Lo que no sabíamos, aunque algunos lo sospechábamos por su faraónica M-30, por sus carísimas y siempre frustradas aventuras olímpicas, por su traslado del ayuntamiento a ese “calatravazo” sin Calatrava, puentes ni raíles, en que se ha convertido por su sobrecoste el Palacio de Comunicaciones de Cibeles, es que Gallardón también tenía la mano tonta para el dinero. Acabamos de saberlo por el contenido de las conversaciones grabadas a los implicados en la operación Lezo, en las que Ignacio González Habla con el ex ministro Acebes, de Gallardón en Sudamérica recogiendo el fruto de sus "travesuras" cuando estuvo, antes que el propio González, al frente del Canal de Isabel II.
Lo que parece dejar claro la conversación registrada por la Guardia Civil es que Gallardón habría sido paciente a la hora de recoger la cosecha que había regado con las aguas del Canal en Panamá, algo que me da que pensar sobre la existencia de otros posibles huertos cultivados en América a cuenta de todas las sobredimensionadas obras que emprendió "el verso suelto del PP" allá donde fue a parar con sus huesos.
En resumidas cuentas, si de algo estoy seguro es de que Gallardón es más parecido a sus compañeros de partido de lo que le gusta aparentar y que, aunque a muchos les sorpresa, no sólo es un carca.

lunes, 29 de mayo de 2017

COMPRAR TRANQUILIDAD


Llevamos meses comprobando como, por su mala cabeza o, mejor dicho, por la mala cabeza de los ciuddanos que le siguen votando, el PP vive en la cuerda floja, obligado a pactar todas y cada una de las decisiones importantes que le toca tomar en el gobierno. Si me atrevo a hablar de la mala cabeza de los votantes, es porque, con su apoyo a Rajoy, no están consiguiendo otra cosa que prolongar su lenta agonía, ya que, antes o después y a pesar de todas las maniobras de ingeniería judicial que ha emprendido el ministro Catalá para garantizarse un paso amable por los tribunales, el partido y sus dirigentes, incluido el propio Rajoy, se van a ver condenados y, muy probablemente, inhabilitados para seguir en política.
Mala cabeza, digo, porque se ha formado un gobierno sin mayoría absoluta y porque la trayectoria del PP y sus gobiernos anteriores impedirían, en principio, pero sólo en principio, acuerdos con todos esos partidos seriamente maltratados, cuando no humillados, en tiempos de mayorías populares. No hay más que ver el ímpetu con el que, hace apenas una semana, las bases socialistas cortaron el paso a quienes desde la dirección del partido proponían como única solución la colaboración con el PP, al que renovaron en el poder con su abstención, pese a todo el daño infligido a las clases populares que el partido de Rajoy llevaba a sus espaldas. Las bases socialistas se revelaron como aceite para el agua del PP y, con ello, el PP de Rajoy se ha visto obligado a aceptar algunas de las condiciones impuestas por sus nuevos socios, a la hora de aprobar los presupuestos.
No hay más que ver la satisfacción del diputado canario Pedro Quevedo y, con ella, la de los canarios que, por mor de la debilidad de Rajoy, verán satisfechas demandas históricas de los isleños que sufren en sus carnes y en su bolsillo la condición de tales y la de vivir a miles de kilómetros de la península, y que recibirán 200 millones de euros en ayudas para los vuelos de los ciudadanos canarios y para el transporte de sus mercancías.
Una gran victoria para este único diputado de Nueva Canarias, la escisión progresista de la Coalición Canarias que tanto pactó con unos y otros y que, ahora, después de haberse presentado en coalición con los socialistas firmó el viernes el alquiler se su voto en los presupuestos y lo vendió tan caro como merece ser el imprescindible y último voto, el 176, que necesitaba Rajoy para llegar con aliento al horizonte de 2019.
Sin embargo, Pedro Quevedo no ha sido el único, no sólo él ha torcido el brazo del PP en esta dura negociación. También el PNV, que, amén de mejorar sustancialmente el "cupo" vasco, ha llegado a un acuerdo, hoy nos lo han contado, por el que se pone fin, seis años después de que ETA dijese adiós a las armas, el gobierno accede,  en contra de la opinión de la mayoría de esos votantes aleccionados durante años para rechazar cualquier gesto que aliviase la situación de los presos de la banda, hijos muchos ellos de militantes peneuvistas, que verán aliviadas, con este primer gesto de Rajoy en favor de la normalización, sus condiciones de vida y, sobre todo, las de sus familiares que no tendrán que desplazarse a miles de kilómetros para verles y tocarles.
Es el tira y afloja de siempre, adaptado a las circunstancias actuales y que, en esta ocasión, no ha contado con la colaboración de sus viejos socios catalanes, enredados en su cada vez más improbable apuesta de ganar en referéndum la independencia que, gracias a los errores de unos y otros, se les está escapando de las manos. Esta vez la negociación ha sido más dura y su resultado paradójico, porque, al final, Rajoy se ha visto obligado a apoyarse en todos aquellos a los que anatemizó cuando hablaban con pedro Sánchez. Nada preocupante, porque, en política, la memoria es flaca y la política hace extraños compañeros de cama y, porque al fin y la postre lo único que le importaba a Rajoy era comprar su tranquilidad, aunque, eso sí, las más de las veces a costa de nuestros impuestos.

lunes, 22 de mayo de 2017

PREGUNTAS Y PRIMARIAS


Está de moda hablar del karma y dicen que el karma se encarga de devolverte todo el mal que has hecho. De ser cierto, anoche, Susana Díaz sufrió un “karmazo” en todo el ego, en todo ese convencimiento, desvelado ahora como infundado, de que lo de las primarias estaba hecho y de que ella iba a ser la primeria secretaria general del PSOE y, de paso, la primera mujer en aspirar a presidir un gobierno en España.
Debió ser dura la derrota, una derrota tan evidente, debió ser duro para quien tanto presume de ser de una casta de fontaneros enterarse de que su derrota fue celebrada en la sede de su partido con el canto de la Internacional que, por primera vez en muchos años y con el puño en alto regresó al 70 de la calle Ferraz.
Debió ser dura también tener que reconocer que es bueno escuchar, no sólo a los de arriba, que son iguales en todas partes, también en el PSOE, o  a los aduladores que siempre esperan las migajas de una victoria de quien es objeto de sus elogios huecos, debió ser duro aprender así, de golpe y con rabia, que, de vez en cuando, también hay que bajar las orejas a la calle, para enterarse de cuáles son los problemas de los humildes, de quienes han perdido tanto y tan cabreados están porque no entienden que el partido al que votaron para que les librase del responsable de sus males, Rajoy,  acabase entregándole sus votos transmutados en una vergonzante abstención para mantenerle en La Moncloa.
Debió ser duro no escuchar una palabra de apoyo en público de todos esos que la empujaron a esta aventura sin sentido, de quienes diseñaron el golpe de estado de octubre, en la misma sala de Ferraz donde anoche, a duras penas y aún detrás del maquillaje, apenas pudo contener las lágrimas que fueron más de rabia que de tristeza. Todos esos barones, todas esas viejas glorias que se equivocaron y la equivocaron, confundiendo sus deseos con la realidad y su enorme soberbia con la fuerza.,
Qué dirá hoy Rubalcaba, el muñidor de tanta conspiración, qué dirá Felipe, tan alejado de aquellos que le hicieron presidente un día, porque le creyeron y creyeron que el poder no le iba a cambiar, qué dirá el anodino Javier Lambán, torpe y faltón, abandonado por las bases del partido en Aragón, qué dirán Fernández Vara, Rodríguez Ibarra o Bono, al comprobar que a los socialistas catalanes, que tanto dicen defender, les suena mejor la música del entendimiento y el acuerdo, interpretada entre sus abucheos y silbidos por Pedro Sánchez, que todo ese ardor guerrero y patriótico con que protegen sus más egoístas intereses. Qué dirá Alfonso Guerra, en otros tiempos tan izquierdista, sumado a los palmeros de Susana, bien por   convicción o bien porque en la Fundación Pablo Iglesias, el de siempre, se está cómodo y tranquilo.
Y qué dirán los corifeos de Susana Díaz, qué dirán los periódicos que tanta tinta han gastado en ensuciar el nombre y las intenciones de su rival. Qué dirá tanto entendido de esos que “salen” en las televisiones, dando lecciones de todo y a todos que, como quedó acreditado anoche, no han entendido nada. Qué dirán algunos antiguos, más que viejos, periodistas. empeñados aún, desde sus mansiones, sus conferencias, sus editoriales y su soberbia, en que este país les debe algo.
Qué dirá Rajoy que se las prometía tan felices teniendo a sus pies, junto al penoso Ciudadanos, a un PSOE domesticado y teledirigido. Qué dirá Pablo Iglesias, que lleva meses apretándose el mismo el nudo con se ahorcará y ahorcará las pocas ilusiones que nos quedan a quienes un día confiamos en él, ahora que el PSOE puede empezar a recuperar el espacio y los votos que la derechización de los dirigentes socialistas, que no de sus bases, le regalaron, qué dirá ahora que va camino de quedarse sólo con sus fieles más obedientes.
Y, sobre todo, que dirá Patxi López que, nunca lo sabremos, podía haber jugado a ser, con el beneplácito de Rubalcaba, el airbag que amortiguase el golpe a Susana Díaz si las cosas no hubiesen ido, que fueron aún peor, tan buenas como se las prometían en Ferraz. Tal parece que Pedro Sánchez si sabe lo que es una nación, al menos en Cataluña, donde ha ganado las primarias con más del 80 % de los votos, así que él haría bien en enterrase de lo que es un partido y, sobre todo, sus bases. Quizá haya aprendido la lección. Yo, de momento, he aprendido que, hoy por hoy, el PSOE es, si no el partido más democrático del panorama político español, sí el más transparente. Y eso ya es mucho más dede lo que otros ofrecen.
Son preguntas fáciles de responder si se mira con los ojos quienes dicen defender y sería bueno que se sincerasen y cayeran en la cuenta de que, para muchos de ellos, su tiempo ha pasado.

miércoles, 17 de mayo de 2017

ATANDO CABOS


Ayer la Guardia Civil sorprendió a  propios y extraños con un informe al juez Velasco en el que, además de la bomba que supone pedirle que investigue la relación de Cristina Cifuentes, actual presidenta de la Comunidad de Madrid, con la financiación ilegal del Partido Popular, hace un relato de los mecanismos de financiación del PP y sus consecuencias que para sí los quisieran los sesudos periodistas y contertulios de todo pelo que, a diario, se ganan el pan, carísimo pan, por cierto, hablando sobre ella..
Apunta la Guardia Civil en su informe que la financiación ilegal del PP ha sido tanta y a lo largo de tanto tiempo que ha llegado a alterar la esencia de la democracia, quebrando el pluralismo político". Justo lo que algunos venimos denunciando desde hace años, que el PP ha aprovechado sus espacios de poder para "recompensar" con contratos públicos a quienes, bajo cuerda, llenan las arcas del partido con sus donativos, en A, en B o "haciéndole precio" en viajes y otros servicios tan necesarios y prácticos cuando se está en continua campaña electoral, como lo ha estado el PP, cortando cintas, presentando proyectos aquí o en el extranjero, moviendo el producto ante todos esos votantes a los que impresiona más un hospital o un colegio nuevo y recién pintado, aunque sean privados y estén vacíos y sin dotación de personal, que las imprescindibles reformas que habría que hacer en centros públicos con personal cualificado y lleno de experiencia a los que poco a poco se va jubilando o aburriendo, sin recursos y con recortes en sus salarios.
No hay o, a mi modo de ver, al menos, no debería haber duda en que la UCO, la Unidad Central operativa de la Guardia Civil está en lo cierto y ha dado con las palabras justas para definir lo que viene pasando en la política española, especialmente en la madrileña desde hace décadas, No hay más que pararse a reflexionar como ha cambiado el panorama político, especialmente en la derecha, que ha cambiado los rostros de sus representantes de los primeros tiempos, brillantes intelectuales la mayoría, por otros más oscuros y siniestros, aunque plenos de habilidades en artes tan necesarias como la recaudación o la propaganda, la mentira sostenida, la intoxicación o la amenaza. "artes" que con tanta facilidad identificamos en Trump y su cuadrilla y que tanto nos cuesta descubrir en nuestros pagos.
Uno de los ejemplos más claro de esto que os digo lo hemos sufrido durante años aquí, en Madrid, y es otro que el que encarnan, Esperanza Aguirre, sus mariachis y su sucesor hoy en la cárcel. Está claro que Granados e Ignacio González fueron, además de sus manos derechas, recaudadores antes que frailes. Ambos están en la cárcel y ambos metieron la mano en esa estructura de donativos y recompensas, lo que no quiere decir que todo lo que recaudaron fuese para sus áticos, sus mansiones o sus cuentas en paraísos fiscales. Es algo tan sencillo como que, a quien carece de escrúpulos para saltarse la ley y ponerse en riesgo por cometer ese delito, le cuesta poco ir un poco más allá quedándose con parte de lo recaudado.
Si lo hacen y lo hacen con tanto descaro, si hacen ostentación de bienes imposibles de conseguir con un comportamiento honrado es porque tienen lengua y quienes les "contratan" como rufianes saben que pueden usarla para contar lo que saben de sus desvelos por hacer del Partido Popular un partido potente, capaz de arrasar en cuantas elecciones compita. El problema es que, para recompensar a los donantes que engordan la caja B, hay que adjudicar contratos y obras, y para adjudicarlos, al menos en una democracia, hace falta disfrazar las transacciones, darles visos de legalidad.
Es ahí donde entran en juego los "tontos útiles" y no por serlo menos culpables que aprueban esas adjudicaciones a todas luces irregulares, los que trocean los contratos para escamotearlos al control, los que, en fin, hacen el trabajo necesario para engrasar el circuito de la corrupción.
Es de haber cumplido ese papel de lo que acusa la Guardia Civil a la indignada Cristina Cifuentes, de haber participado en la adjudicación presuntamente irregular de los servicios de restauración de la Asamblea de Madrid, mientras era vicepresidenta de la misma, al empresario Arturo Fernández, implicado en todas las tramas de corrupción madrileñas.
Cristina Cifuentes se indigna y lo niega. Se defiende diciendo que no se ha llevado nada. Olvida que lleva cerca de dos décadas ocupando un escaño en la cámara madrileña y que los escaños los consiguió en elecciones en las que su partido, está documentado, se financio de la manera que ha quedado descrita. La verdad es así de tozuda y los beneficios de la corrupción se pueden recibir en metálico o en especie.
Por eso, cuanto más sabemos, más nerviosos se ponen. Y es que para escribir la historia de estos años hay ya datos de sobra. Sólo falta atar cabos.

martes, 16 de mayo de 2017

EL PSOE ESTÁ MALITO


Lo de ayer en Ferraz tuvo mucho de guiñol, ese teatrillo simple, para niños en el que la realidad se hace más evidente a base de simplificarla, de exagerar los gestos y pulir los mensajes hasta dejarlos desnudos y, muchas veces, para desgracia de quien los lanza, claros. Un teatrillo, en el que los niños, el púbico, la base, tiene muy claro quién es su héroe, el bueno, ese al que le llueven los palos de todos y, por eso, enternecedoramente, le defienden.
Ayer, a una hora extraña, en la que quien no estaba trabajando, andaba apurando las últimas horas del puente de que disfrutamos los madrileños, se nos permitió ver y escuchar juntos, por primera vez en todos estos meses, a los tres candidatos avalados por la militancia para ocupar la secretaría general del partido que una vez gobernó España, el PSOE, que ganaba elecciones por mayoría absoluta y que hoy se ve descabalgado y lejos de volver a lograrlo. Vimos enfrentados a la elegida por el aparato del partido, Susana Díaz, tapada de la vieja guardia socialista, y al hasta ahora último secretario general, el primero elegido por el voto directo de todos los militantes, “derrocado" en septiembre pasado con aquel "golpe de mano" urdido por quienes han estado y, de momento, están detrás de su rival.
Si escribo "de momento" es porque en la "función" de ayer había un tercer personaje, Patxi López, solvente y tranquilo como no los son los otros, al que, sin embargo, le tocó jugar, por propia voluntad o por encargo de ese mismo aparato marrullero, el papel de cortafuegos o recambio, habrá que verlo, de una Susana Díaz que, fuera de la conspiración, a cara descubierta y sin su público, vale bastante menos de lo que ella y sus mentores dicen que vale.
Por desgracia, Patxi López pareció estar ayer en ese papel, sumándose a las reprimendas a Sánchez, ejerciendo como complemento necesario de esa pinza con la que pretendieron asfixiar al ex secretario general que tuvo que batirse con ambos, mientras los reproches de López a Susana Díaz, brillaron por su ausencia. Me duele decirlo, porque siento aprecio por él, pero cada vez tengo más claro que López es el "plan B" del aparato, el recambio de una apuesta fallida, la de la presidenta andaluza, que, fuera de su entorno, no sólo no remonta en las encuestas, sino que cae mal.
Patxi López sería ya, y no hay más que escuchar a los opinadores habituales de tertulias y columnas, el candidato a la secretaría general, el elegido para rehabilitar un partido traspasado por ambiciones e intereses muchas veces inconfesables, que ha perdido el norte, porque se ha comportado como una empresa ensoberbecida, en alguna he trabajado, que se cree por encima del mercado y, de tanto mirar encuestas y  tanto márquetin, hace mucho que ha dejado de entender a sus votantes y, lo que es peor, a sus propios militantes. No es, y quisiera que quedase claro, que sienta por López antipatía alguna. Todo lo contrario, me parece un tipo estupendo, con ideas y con ganas de consenso, aunque me temo que está ahora en lo que está, más que por el bien de los ciuddanos, incluidos vascos y catalanes, por el bien del partido que ya estaba en casa de sus padres cuando nació. Un buen anhelo este de salvar al partido de un cisma que cada vez parece más evidente, de no ser porque corre el peligro, si es que ya no lo está, de ser fagocitado por quienes tan torpemente escogieron a Susana Díaz y se ven ahora sin tiempo ni capacidad de maniobra para mejorar la oferta.
Este fin de semana, incluso hoy martes, no se habla más que del debate de las primarias del PSOE o de Eurovisión y, curiosamente, creo que ambos asuntos están relacionados. Si Portugal ganó el festival el sábado fue porque se presentó a él no queriendo ser quien no era, con una canción que se parecía a aquellas canciones de los primeros años del festival que todos esos horrores cargados de coreografía, luminotecnia y trampas que, se perecen todas entre sí y que no acaban de gustar ninguna. Es a eso a lo que debería aspirar el PSOE, a volver a ser él mismo, un partido progresista y de la izquierda, que piense más en estar con los más desfavorecidos, que vuelva a pensar en los impuestos como la única herramienta capaz de redistribuir la riqueza, acabando con las escandalosas desigualdades que genera este sistema perverso en el que se empeñan en meternos. Portugal es hoy más feliz que España, estoy seguro, y no por haber ganado Eurovisión, sino porque su gobierno, la amplia coalición de izquierdas que artrítico y acomodado aparato socialista no dejó hacer a Sánchez, se ha preocupado más de su gente que de las empresas de otros.
El PSOE esta, no ya "malito", como dijo la cursi y más que populista Susana Díaz, el PSOE, está muy enfermo. Tanto que, si de aquí al domingo no se retira de la absurda pretensión de ganar unas primarias que, ella lo sabe, tiene perdidas y facilita un consenso hoy por hoy imposible, acabará rompiéndolo en dos.

viernes, 12 de mayo de 2017

POS FERNÁNDEZ VARA


Que Guillermo Fernández Vara y su modo de entender la política no me gustan es evidente. Entre otras cosas, porque no me Fundamentalmente porque me da repelús la gente que esconde la furia y las navajas tras esa voz de pena que sólo el presidente extremeño es capaz de poner en las entrevistas.
No me gusta porque es flojo de memoria y sólo recuerda lo que quiere recordar y a su manera. No me gusta la gente que muestra inflexibilidad hacia los demás y, sin embargo, se deja mecer como el junco cuando el viento sopla a su favor. No me gusta, porque, siendo como es un populista consumado, no hace otra cosa de acusar de populistas a los demás.
Entiendo su aversión a todo aquello que huela a Izquierda Unida, porque Izquierda Unida le privó de gobernar la pasada legislatura extremeña, dando con su abstención el gobierno al muy viajero José Antonio Monago, una decisión de IU que quizá tuviese sus razones de rencor hacia él nacido de más de una traición e incumplimiento, pero que no es muy distinta a la decisión de su amada Susana Díaz, la "mujer cañón “a la que defiende y acompaña, de forzar la abstención del grupo socialista del Congreso para que Rajoy, nuestro Monago, se quedase en la Moncloa, pese a todas sus políticas anti sociales, pese a su falsa recuperación que ha hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, convirtiendo a nuestros jóvenes en jornaleros sobradamente preparados que esperan en la plaza de Internet a que  cualquier cadena del textil o de comida rápida chasque sus dedos y los lleve a segar a sus floridos campos de prosperidad.
Fernández Vara es de moral y memoria distraídas. Y no recuerda que a Pedro Sánchez no le dejaron manos libres para negociar la formación de un gobierno progresista que, sí, entonces era posible, Bien es verdad que el sanedrín del PSOE, los gloriosos y acomodados "jubilados" del partido y unos cuantos barones como Vara,, se vieron justificados por la soberbia torpe e inútil de Pablo Iglesias que pusieron en bandeja a lo más carca del PSOE, que lo hay y mucho, el rechazo a la alianza, echando al candidato en brazos de Ciudadanos, la verdadera hipoteca para formar gobierno.
Aquello llevó al PSOE al dilema de votar NO en la investidura de Rajoy, como habían propuesto en la campaña y había suscrito la militancia en referéndum o darle con su abstención las llaves del gobierno. Pedro Sánchez, por lo que fuera, se puso de parte de la militancia y el NO y fue entonces cuando el aparato incombustible del PSOE, con Fernández Vara en primera línea, fraguó el golpe de estado que acabó con el primer secretario general socialista elegido directamente por las bases del partido.
Hoy, un Fernández Vara nervioso y enfadado porque aquel Pedro Sánchez al que dieron por muerto hace meses respira avales en la nuca de la favorita del aparato ha querido reescribir la historia de aquellos días, acusando a los partidarios de Sánchez de mentir, de inventarse lo que pasó, y lo ha hecho diciendo que están contando posverdades, odio esa palabra, cuando lo que en realidad pretendía Sánchez, ha dicho, era mantenerse en la secretaría general tras un congreso exprés.
Y de ahí, a los lamentos y los ardores patrios, a pretender que Pedro Sánchez quiere aliarse con quienes quieren destruir España, los nacionalistas, solo porque reconoce, como en su día hizo Felipe González, la nacionalidad cultural de Cataluña y Euskadi. Y lo ha convertido en arma contra su rival, como si no fuese evidente.
Lo que no ha dicho, la verdad que ha ocultado este "pos Fernández Vara" de escasa memoria es lo bien que le viene a su discurso populista su oposición a Cataluña y los catalanes, sus acusaciones de egoísmo e insolidaridad hacia ellos, uno de sus mejores argumentos en campaña, una mentira o una verdad a medias que, a él y a su mentor Rodríguez Ibarra tantos votos les han dado.
Lo de este Fernánde Vara tramposo y olvidadizo no es posverdad, es un corta y pega de lo que pasó, a mayor gloria suya y de su Susana, pero yo fui, nosotros fuimos, testigos de lo que pasó.

jueves, 11 de mayo de 2017

ES TODOS LOS DÍAS


¡No, por favor! ¡Es que es todos los días! Se quejaba ayer Rajoy a su salida del plano del Congreso. Lo dijo, mientras abandonaba a "paso Rajoy," rodeado de asesores y guardaespaldas, el palacio del Congreso, a preguntas de una periodista de La Sexta, con cámara y micrófono, quiso saber su opinión sobre si los restos de Franco deberían salir del Valle de los Caídos. Lo cierto es que la pregunta daba igual y estoy casi seguro de que ni siquiera la oyó. Y si daba igual, si le daba igual al presidente, es porque lo que siente Rajoy por la prensa, salvo con ese pequeño grupo al que, en terreno neutral, las más de las veces fuera de España, les hace "confidencias y gracietas" que estos, a cambio, le ríen, lo que siente es alergia. No hay más que ver su rostro crispado, oír sus balbuceos y sus miradas de reproche a quienes, como ayer, le deberían haber despejado el camino.
A Rajoy no le preguntaban por el bochorno que él, su ministro de Justicia, su secretario de Estado de Interior y su fiscal general nos estaban haciendo pasar a quienes creemos en el Estado de Derecho y en la independencia de los distintos poderes que lo sustentan. Pero el, su peculiar personalidad no le dejaba ver otra cosa que el elefante en el que no quería pensar y, claro, se sintió desnudo y desató todos sus mecanismos de defensa, materializados en esa huida ente reproches. Lo que no se le pasó en ningún momento por la cabeza, nunca ha sido empático,  fue ponerse en la piel de los ciudadanos que "todos los días", laborables o festivos, llueva o no, haga frío o calor, nos desayunamos con un nuevo escándalo de su gente y no de simples militantes o concejales de su partido, sino de gente que, como el ex presidente madrileño Ignacio González, la delegada del gobierno Concepción Dancausa o el expresidente murciano, accedieron a sus cargos o a las listas que les llevaron a ellos con su visto bueno, como presidente, bien del Gobierno o del Partido Popular.
Le concedo que el día de ayer no pintaba bien para él ni para los suyos. Tenían que explicar muchas cosas, demasiadas. Tenían que aclarar por qué el fiscal anti corrupción trato de deshacerse, en plena investigación del caso Lezo, de los fiscales que llevaban meses, incluso años, investigando codo con codo con el juez Velasco y la Guardia Civil, las alcantarillas del Canal de Isabel II y todas las ratas que habían anidado en ellas. Tenían que aclarar por qué el responsable de la Fiscalía Anticorrupción quiso impedir determinados registros y paralizar determinadas vías de investigación. Tenían, también, que aclarar por qué se revocó la renovación de la indómita Fiscal General, Consuelo Madrigal, que no quiso doblegarse a los nombramientos "sugeridos" por el ministro Catalá en puestos clave para el futro procesal del PP como, Anticorrupción o la Audiencia Nacional. Tenía que tratar de aclarar algo que ya está tan meridianamente claro como por qué se puso al frente de la Fiscalía Anticorrupción a un fiscal que llevaba diez años en Madrid guardándole las espaldas procesales al PP en todos cuantos asuntos de dudosa legalidad le habían afectado, archivando, a veces de manera insólita, asuntos que van, desde la huida de los "guardias" de Esperanza Aguirre, a otros como aquel tráfico de bolsas con "toallas" millonarias en Cartagena de Indias.
Deberían haberlo explicado y no lo hicieron. Es más, fue tal el descaro de todos los comparecientes que uno ya no sabe si fiarse de la justicia. Todos coincidieron en decir que no se dieron instrucciones a los fiscales, algo que me permito dudare, pero que no era imprescindible, porque, como al jardinero enamorado de su rosal favorito, le basta con arrancar las malas hierbas a su alrededor, le basta con abonar o no el terreno, con poner o no los medios requeridos en determinados casos, para obtener sólo las flores deseadas y dejar que se marchiten las otras.
Y, todo, con cara de póker, sin mover una pestaña. Manuel Valls, ex primer ministro francés no lo habría hecho mejor, Por eso me permito recomendar a Valls, ahora que ha huido de su partido, el socialista francés, como las ratas huyen del barco que se hunde, y que el partido de Macron le ha dado con la puerta en las narices, que estudie afiliarse al PP de Rajoy, Difícilmente va a encontrar gente más inmoral y falta de escrúpulos como él, con la que asociase.
Mientras tanto, los españoles, aquí, viendo como la lluvia de su hedionda basura es todos los días.

miércoles, 10 de mayo de 2017

LEYENDO ENCUESTAS

Cada vez que aparece una nueva encuesta me asombra un poco más la capacidad de algunos votantes, especialmente los del PP, para convivir con toda es podredumbre que, a otros, a mí al menos, nos vuelve el estómago del revés. Por eso, cada vez que leo una de esas encuestas, me pregunto qué más tiene que pasar para que, en un país gobernado por un partido que tiene o ha tenido a casi un millar de sus militantes y cargos, implicados, investigados, procesados o condenados, dentro o fuera de prisión, entre ellos ex ministros y ex presidentes  autonómicos, elegidos de entre sus filas, qué otro escándalo tiene que aparecer, para que se país en el que la policía y la justicia, día sí y día también, son puestas en entredicho por actuaciones partidistas ordenadas por los cargos políticos que las dirigen en nombre de ese gobierno, qué más tiene que pasar para que una parte importante de los ciudadanos con derecho al voto, uno de cada tres, deje de pensar en votar de nuevo al partid que está detrás de todas esas anomalías democráticas.
La corrupción y todo lo que conlleva avergüenza, nos avergüenza, a quienes creemos en cosas tan peregrinas, al parecer, para los votantes del PP como la democracia o la división de poderes en el Estado. Nos avergüenza y asquea ´bon la misma intensidad que, a otros, les encanta porque les ayuda a mantener los privilegios y prebendas de que disfrutan desde hace tiempo, todo eso que les aleja de quienes ahora trabajan para ellos por salarios miserables, con o sin papeles, esos mismos a los que repudian y culpan de los males del país.
Es la España del enchufe, el amiguismo y la trampa, la que acumula pisos y los alquila en negro, la que es capaz de comprender a todos esos delincuentes que nos gobiernan nos han gobernado, porque, a su manera y en lo que está a su alcance, hacen lo mismo y, si pudiesen seguirían su camino.
Es la España que guarda billetes de 500 en los altillos y, de vez en cuando, cuando algún rumor les asusta los ponen en circulación, comprando lotería o en unos grandes almacenes. La España egoísta que se mira el ombligo y desprecia lo público, porque puede permitirse pagar o que le paguen lo privado, la sanidad y la educación, por ejemplo.
La cosa no va con ellos, la crisis ha sido para ellos una oportunidad de negocio, un mar embravecido en el que muchos han naufragado y a cuyas playas llevan los despojos de tantos y tantos ahogados para que, ellos, los de siempre engordan su patrimonio. Son cada vez menos, poco a poco van dejando de creer en el partido ventajista que les baja los impuestos y "mira para otro lado cuando hay que hacerlo", pero son todavía demasiados.
Por eso, resulta extraño que los potenciales votantes de ese partido sigan a la cabeza de las encuestas. También, que el partido que le permitió seguir en La Moncloa, el PSOE, le siga en las preferencias de los encuestados. Sólo la bisoñez de Podemos la gran esperanza frustrada de la izquierda española y la esperanza de que, en el PSOE, las bases subviertan el orden establecido por el aparato y consigan reponer al frente del partido, ahora con más pasado y más claridad a Pedro Sánchez. Aunque, dios no lo quiera, podría ser que todos esos arribistas, partidarios del espolio de lo público, del imperio del IBEX, de los minijobs "de mierda", del deterioro de lo público, los de las cuentas en Suiza o en cualquier paraíso fiscal, vean en Susana Díaz un seguro de que nada va a cambiar, porque un PSOE cada vez más decolorado en su rojo va a estar ahí para salvar el buen orden y la unidad de eso que nos niegan a los demás y llaman patria.
En cuanto al crecimiento de Ciudadanos, "no problem". Cada vez está más claro que, al menos en las encuestas y en el día a día de los parlamentos, es el mejor banquillo de esos a los que la corrupción ya les acalambra las piernas,
Aun así, no temáis son sólo encuestas, O eso cree Irene Montero, cuya ambición no ha salido nada favorecida en ellas.

martes, 9 de mayo de 2017

FAMILIAS


Se dice, y no les falta razón a quienes lo dicen, que, si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente. Yo, parafraseándoles, me atrevo a decir que el poder que se perpetúa en el tiempo da lugar a familias y dinastías que, amén de corromperse las más de las veces, se empeñan en cerrarse al exterior para que nadie conozca sus chanchullos, su "tráfico de misales" y, sobre todo, pueda poner en peligro esos regímenes del todo dictatoriales que acaban por instalarse para siempre en federaciones deportivas, colegios profesionales, empresas y, claro está, partidos políticos.
Todos conocemos al siniestro presidente de la Federación de Fútbol, Ángel María Villar, a los más que tramposos directivos del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid, a Juan Luis Cebrián, que, no le conforme con haber arruinado la solvencia económica y profesional del grupo PRISA, en el que, cómo no, han prosperado sus cachorros, sigue empeñado, como cualquier monarca o dictador que se precie, en morir con las botas puestas. Y qué decir, por último, de los partidos políticos en los que el que se convierte en "el rey de la montaña" defiende con uñas y dientes, apoyado por su aristocrático aparato, la corona, la caja y la línea sucesoria.
Ayer tuvimos la oportunidad de ver la impudicia con que esto que os digo se practicaba en Cataluña en tiempos del todavía, al menos públicamente, honorable Jordi Pujol, cuya familia, convertida en congregación religiosa, era una máquina de saquear Cataluña, con Marta Ferrusola, la matriarca y esposa, convertida en la "madrina" de ese clan mafioso que, muy probablemente, canalizaba hacia la banca andorrana unos fondos de origen oscuro que, según los investigadores, el "coño" de la UDEF, alcanzan un monto de 69 millones de euros. 
Los hijos de Pujol, a los que Marta Ferrusola, autoproclamada "madre superiora" de la congregación mafiosa, había adjudicado un cometido en el escalafón conventual, eran, ya lo creo, más partidarios de los negocios que de la política, salvo el pequeño Oriol al que el patriarca empujó a la política, hasta que un turbio asunto, el de las ITV se enredó en ella. Por eso, Jordi Pujol, salpicado el benjamín por el escándalo, puso sus ojos en Artur Mas, con el que había compartido gobierno y testaferro, para "hereu" de lo que todavía era un imperio: Convergencia, siempre investigada, siempre bajo sospecha, hasta que se vio con el agua de la corrupción al cuello y emprendió la huida hacia adelante del independentismo.
Habían pasado ya los tempos en los que lo que se sabía de los "negocios" de Pujol, antes y después de convertirse en honorable, eran moneda de cambio para completar en el Congreso mayorías que no bastaban para gobernar, tiempos en los que siempre hubo dosieres con los que amagar sin dar, tiempos en los que González y Aznar se turnaron en recibir su apoyo cuando fue menester. Tiempos que como vinieron se fueron, cuando un "Josemari" crecido, apunto de poner en marcha su propia máquina de corrupción se encargó de alimentar, hasta convertirlo en un monstruo el embrión del anticatalanismo más feroz.
Qué decir de Aznar y sus "familias", política y "carnal", que diría mi madre. Se explican por sí solos y están suficientemente documentados en los juzgados. Pero, como en todas partes cuecen habas, también junto a González crecieron clanes, si no familiares, sí políticos. Clanes a los que ha importado más quedarse con el partido, cada vez más exiguo y con menos contacto con la calle, clanes desde los que se controlan, supongo que como en todos los partidos, salarios y despachos, vía listas de aquí y allá. Una manera de hacer política tan viciada que acabó por cegarles al borde del precipicio.
Hasta que, hace unos meses, conscientes de lo que iban a perder si su partido giraba a la izquierda y buscaba en ella sus apoyos, la familia política de González, el aparato perpetuo del PSOE, gestionado por Rubalcaba y compañía, decidió, en nombre de algo que llamaban prudencia y no lo era, hacer saltar por los aires un partido del que estaban a punto de perder el control. Ahora, como Cebrián, como Villar, como el presidente del Colegio de Enfermeros de Madrid, conspiran t trapacean para evitar que Pedro Sánchez, el secretario general elegido por las bases, vuelva a serlo en detrimento de la niña de sus ojos, los de González, cueste lo que cueste y aunque el partido se rompa.
En fin, un juego terrible de familias y tronos, en el que nosotros, si nos conformamos con ser poco más que espectadores, no pasaremos de ser instrumento y lo nuestro, botín.


lunes, 8 de mayo de 2017

IMPOPULISMOS


Curiosa reacción la de los hasta ahora grandes partidos españoles felicitándose por el triunfo de Emmanuel Macron en las presidenciales francesas. Los dos, PP y PSOE, contentos y aliviados por la derrota de Marine Le Pen, pese a su preocupante crecimiento en votos. Contentos, porque es lo que toca fingir, cuando, en realidad, lo que han demostrado las presidenciales francesas es que, después de décadas de gobernantes abusando de la democracia y, con ella, de la paciencia y la capacidad de aguante de los señalados para pagar la crisis, los trabajadores, las clases medias y, sobre todo, la de los jóvenes, tras años y años de  mirar para otro lado porque habían decretado que había que hacerlo, los votantes franceses lo que en realidad han dicho es que ya no quieren tener en la presidencia de la república a quienes vienen dándoles la espalda, imponiendo una austeridad que ellos nunca han practicado, quitándoles el trabajo, mientras daban sueldos por nada o casi nada a sus esposas, sus hijos o sus amigos, han dado la espalda a quienes les hablan de patria y colocan sus beneficios y sus botines en paraísos fiscales.
Los franceses han dado la espalda a quienes les hablan de populismo, a quienes tratan de inculcarles el miedo al populismo, cuando nada hay más populista que servirse del miedo ajeno en beneficio propio. a los del "prietas las filas" y la demanda del voto útil durante dos meses, para olvidar, en los cuatro o siete años que siguen, los viejos errores, poniéndose al servicio de los especuladores, convirtiéndose en el engranaje necesario para arrasarlo todo, llevándose por delante la dignidad y el bienestar de aquellos a los que, sirviéndose del miedo, pide el voto.
En Francia, más que contra el demonio del populismo, han votado contra el impopulismo de los que han sobrepasado todos los límites del abuso y creo que aquí, en España, no tardará en ocurrir algo parecido, porque los dos grandes partidos "de siempre", PSOE y PP, han pecado de impopulismo. Uno y otro han dado la espalda a la gente, practicando el despotismo más absoluto, actuando como agentes de una superestructura parásita que, después de expoliar los territorios coloniales en África o donde fuese ha pasado al expolio de las propias metrópolis, arrasándolas para convertirlas en un erial inhabitable.
Rajoy ha dado muestras inequívocas de no sentir el más mínimo respeto por sus votantes y de pensar en lo de todos, lo público, como en un futuro botín a rapiñar para sí y para quienes le sostienes que, por desgracia, están más allá de quienes le votan. Su partido corrupto es cada vez más impopular. Ya, ni en los taxis se habla bien de él. Ahora, quienes guardan silencio en las colas son sus partidarios, que esconden el voto y la opinión a quienes, con razón, le critican. Se ha hecho impopular, como se han hecho impopulares quienes le rodean, obligados por la cobarde sumisión de quien quiere "hacer carrera" en el partido o por el miedo a ser delatados por todos esos chorizos que, en algún momento, han pagado sus sueldos, sus viajes o sus campañas. Ya no convencen ni él ni los suyos, porque queda poco infierno con el que amenazar más allá del infierno en que nos están haciendo vivir.
Rajoy se ha convertido en impopular, como Susana Díaz y el aparato del PSOE al que representa se está haciendo cada vez más impopular. La presidenta andaluza, está empeñada en una huida hacia adelante que la rescate de la impopularidad que "le" crece en Andalucía, donde el reverencial respeto al viejo partido que gobierna desde hace tantos años es cada vez menor, donde decisiones, como las tomadas en la Sanidad Andaluza, tomadas de espaldas a los ciudadanos y a sus intereses son cada vez más contestadas. Por eso está empeñada de derrotar, como sea, a Pedro Sánchez, por eso le acusa de impopulismo, porque sabe que, por lo que sea, está escuchando a las bases, las mismas bases que ella y el aparato burlaron en aquella vergonzosa tarde en Ferraz. Susana Díaz, más que le pese, es cada vez más impopular, tanto o más que lo es Rajoy.
Lo de ayer en Francia, como puede serlo en España en cuanto se pongan las urnas, fue un voto contra el impopulismo que allí y acá lleva años gobernándonos.

viernes, 5 de mayo de 2017

FALTA DE COSTUMBRE


Si os digo la verdad, entiendo los nervios de la candidata Susana Díaz y su gente. Y, si los entiendo, es porque no esperaban esto. Pensaban que, con la suma del aparato del partido, la ofensiva mediática y la posición institucional que le da a la candidata ser presidenta de Andalucía, el histórico granero de votos del partido, difícilmente, el "guapito" del cartel, el tonto útil al que pensaban manejar para seguir con los chanchullos y las componendas de su acomodado sanedrín de "yayopastas" y quienes les enjabonan, iba a enseñarle los dientes a la elegida por el aparato.
No se lo esperaban. Hacían bromas, ellos y sus tragaperras parlantes, con el coche del defenestrado, ese en el que estaba dispuesto a recorrer España y que tardó en arrancar. Lanzaron bulos sobre el estado de ánimo de Sánchez, hablaron abiertamente, ellos o sus voceros, de depresión. Le cerraron su oficina de campaña, trataron de cortar el flujo de donaciones que llegaba a la candidatura, invocando al Tribunal de Cuentas, ese mismo al que históricamente los partidos se han pasado por el arco del triunfo, hicieron todo lo posible para hundir el barco del ex secretario general, el primero y último que, hasta el momento, se había elegido directamente por os militantes, pusieron clavos en las ruedas de su coche metafórico y, al final, olvidaron lo fundamental, porque se olvidaron de esos mismos militantes cabreados como sólo se cabrea quien cree en la democracia participativa y ve como echan por tierra sus votos y la tradición progresista de un partido que llevaba más de un siglo diciéndose de izquierdas y comportándose más o menos como tal.
Por eso se lanzaron a la caza del aval, un trámite previsto para desbrozar las primarias de candidatos sin posibilidades, con el que, así se ha dicho, el aparato "ficha" a cada militante, porque, a diferencia del voto, el aval ha de ser nominal, de modo que cada avalista quedaría señalado por la sombra del candidato elegido. Toda una guerra de nervios y de presiones que, sin duda, puede influir en el ánimo de quien pretenda "hacer carrera" en su agrupación y ya se sabe, porque lo dejó dicho Alfons Guerra, que "el que se mueve no sale en la foto"
Por eso están tan sorprendidos, porque si, como dicen, el miedo guarda la viña, casi sesenta mil militantes del partido han optado por arriesgar las uvas y algunos más han dado su aval a Susana Díaz cruzando los dedos. Porque una cosa está clara: Pedro Sánchez puede estar seguro de todos sus avalistas, mientras que entre los de la presidenta andaluza hay mucho dedo cruzado a la espalda.
No hay duda de que, en Ferraz, la gestora de parte y los de siempre, reinan la sorpresa y la duda. No hay más que ver los rumores que hicieron circular nada más ver la cantidad de avales presentados por Sánchez, dando a entender que no todos iban a ser válidos, algo que, de madrugada, avanzado el lógico proceso de comprobación, parece descartado. Pero, por si acaso, lo dijeron, que algo queda y diluye la euforia del "casi empate" de la elegida y el electo.
Algo deben temerse los de siempre, porque una de sus voces más señaladas, la del extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se ha apresurado a proponer un enjuague muy de los suyos: que se retiren los tres candidatos, para que el partido, como si el partido fuese otra cosa que sus militantes, eligiese al candidato- Está claro que Ibarra se refiere al aparato, su aparato, y que no quiere ver de nuevo a Sánchez como secretario general.
Una prueba más de ese nerviosismo del que os hablo es ver de qué modo han respirado esta mañana las tragaperras parlantes, que no han hecho otra cosa que hablar del populismo de Pedro Sánchez y que tildan de trumpista a quien "osa “hablar, como yo, de "aparato" o "nomenclatura". Está claro que es equivocan quienes han creído tener al PSOE y sus militantes bajo control. Al partido quizá. no hay más que ver de qué manera forzaron la salida de Sánchez. pero, a la militancia, ya vemos que no. Ya veis, es la falta de costumbre de escuchar a las bases y la viciosa y egoísta estrategia predicada y practicada por Rajoy de "mirar para otro lado, cuando hay que hacerlo".

jueves, 4 de mayo de 2017

ARZALLUZ CABALGA DE NUEVO


Dicen que la política hace extraños compañeros de viaje. Incluso dicen que los hace de cama y que quien ladra desde detrás de la verja a todo el que pasa junto al jardín del amo, se enreda entre sus piernas y llena de lametones sus manos cuando lo tiene dentro de casa. Eso, tras años de ver y oír de todo, es quizá lo único verdaderamente exacto que he encontrado en una ciencia tan inexacta como lo es la política.
Ayer, un poco a escondidas y con prisas, Rajoy firmó con Josu Erkoreka, en sede parlamentaria, la rebaja del cupo vasco que el PNV le exigía para apoyar los presupuestos que le van a permitir ejercer de presidente con una cierta tranquilidad. Nada nuevo. Nada que no hubieran hecho antes González o Aznar. Nada que no se haga cada día, cada minuto, en los cinco continentes allá donde hay un parlamento verdaderamente democrático, un paramento en el que la política se hace (más o menos) entre todos, todos los días.
No pienso criticar, por ello, el acuerdo. Un acuerdo por el que Euskadi reajusta a la baja sus cuentas con el Estado a la hora de pagarle por las competencias no transferidas que ejerce en su territorio. Un acuerdo que, de haber sido firmado por los socialistas o no digamos Podemos hubiese sido tildado de apocalíptico y "rompepatrias" por el mismo Rajoy, los suyos, la prensa amiga y los atrincherados en el cómodo "santuario no se rinde" de Aznar.
Qué poca memoria, qué bendita amnesia que les permite olvidar aquellos tiempos en los que Aznar, con el mismísimo Rajoy en el gobierno, firmaba su tranquilidad con Xabier Arzalluz, la bestia negra del nacionalismo vasco, el mismo que nunca acabó de condenar a las claras a ETA, el que se asustaría años después, al ver las dimensiones que alcanzó la protesta espontánea con la que la sociedad civil vasca respondió as salvaje asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Qué poca memoria, qué bendita amnesia, para no tener que recordar todo lo que Rafael Hernando y todos ellos, sin excepción, dijeron de Pedro Sánchez o de Podemos, cuando, ya a la desesperada, trataban de firmar un acuerdo parecido a éste, para que el hoy díscolo candidato a la secretaría general del PSOE, Pedro Sánchez nos devolviese la ilusión a quienes creíamos que España no merece estar otros cuatro años en manos de esta derecha corrupta y trapacera.
Y no sólo eso. Habría que saber dónde están ahora todos esos barones, todos esos patriotas, todas esas cabezas bienpensantes que pretenden guiar nuestra mano y la del líder de su partido, impidiendo una y otra vez que la izquierda intente medir sus fuerzas unida, asustándonos, para que no cayésemos en los mismos "errores" en los que cayó, ya no se acuerdan, Felipe González. Parece que ya nadie nos acordamos de cómo se torpedeó ese intento de Sánchez de formar gobierno, de cómo se le obligó a comerse primero el acuerdo con Ciudadanos y de cómo ese acuerdo, toda una hipoteca, firmado con Rivera y no la torpeza, que la hubo y mucha, de Pablo Iglesias, fue el obstáculo para firmar con los nacionalistas un acuerdo que hiciese posible el gobierno.
Ya nadie se acuerda, entre otras cosas porque los "efectos especiales" y la "música incidental" con que la prensa "afecta" al PP y sus socios, PSOE incluido, hubiese acompañado un acuerdo como el que ayer firmaron Rajoy y Erkoreka, un acuerdo parecido al firmado por Aznar con los nacionalistas, bendecido en su día por el ABC, LA RAZÓN no existía, desde su portada. 
Otros tiempos, pero los mismos perros con distintos collares, a los que más que la patria, les une la cartera. Arzalluz cabalga de nuevo y, si cabalga, por más que me pese en este caso, es porque la democracia funciona.