martes, 31 de marzo de 2015

MENUDO LÍO



La realidad es dura, pero, sobre todo, es complicada y, demasiado a menudo, cambiante, y , ahora, Podemos se está dando cuenta de ello. Y todo, porque hacer política es, sin dejar de lado los principios, adaptarse a esa realidad cambiante, pero, subrayo, sin abandonar los principios. 
Creo que ese es el misterio que pocos acaban de entender, creo que no haberlo entendido ha sido el mayor pecado de los socialistas, confundir el pragmatismo con la conveniencia, confundir lo que sólo son los intereses de algunos con los de la mayoría. Por eso, el partido que hace tres décadas consiguió ilusionar a todo un país ha visto como muchos de los que desde entonces les votábamos dejásemos de hacerlo, sin que hayan sabido ganarse el voto de nuestros hijos.
Por eso, por haberse dejado seducir por los consejos de administración, por haberse echado en brazos del poder económico, por haber aceptado los trágalas de la banca, hasta el punto de olvidar de dónde salen sus votantes, por haber confundido sus intereses y los de sus nuevos amigos con eso tan manido que llaman "el interés general", por cambiar hospitales y escuelas por aviones y carros de combate, por cambiar la pana por el traje y el autobús y el metro por el coche oficial, por sucumbir, en suma, a todos y cada uno de los encantos del poder y por haber llegado a entender y justificar lo que no tiene explicación ni justificación, el PSOE se ha visto abandonado por muchos de aquellos a los que había ido abandonando.
Ahora y salvando las distancias, es otro partido el que está consiguiendo que muchos desencantados recuperemos la ilusión perdida y volvamos a confiar, si no en los políticos, sí en la política. Ahora hemos encontrado una formación a la que sumar nuestros votos, una formación que algunos, como yo, queremos, si no como partido de gobierno, todo se andará, sí como el contrapeso necesario para que los partidos que aún siguen siendo mayoritarios no acaben haciendo de su capa un sayo.
Podemos se ve ahora en una difícil encrucijada, la de impedir o consentir en Andalucía el gobierno de la socialista Susana Díaz. Aunque en realidad sólo tiene en su mano permitir con su abstención que el PSOE vuelva a gobernar la comunidad más poblada de España, porque, tan difícil como conseguir que la señora Díaz acepte todas sus condiciones, sería explicar a sus votantes que ha impedido que una fuerza "más o menos progresista", con toda esa hipoteca de vicios y resabios, deje de gobernarla.
Por eso la aparentemente bien engrasada maquinaria de Podemos está dando tirones en esta primera cuesta de su viaje. Por eso las disonancias entre la "no tan grata" en Madrid, pero ganadora en Andalucía, Teresa Rodríguez y la dirección nacional están dando tanto que hablar, por eso han sonado tan distintos los discursos de aquí y de allá.
¡Menudo lío! Yo sólo espero que, de aquí a las elecciones de mayo y sin comprometer su discurso, Teresa Rodríguez, o quien sea, arranque de los socialistas andaluces las garantías suficientes como para que estos no acaben echándose en brazos de la derecha, por muy civilizada que sea, y consiga que, en las políticas que realmente interesan a la gente, las relativas a empleo, desahucios, sanidad, educación y asuntos sociales, el PSOE de ahora no se aleje de sus principios de siempre.



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lunes, 30 de marzo de 2015

GENEROSIDAD


Tantas veces nos han contado, quizá demasiadas, por activa y por pasiva, que la transición española, con sus luces y sombras, con sus logros y frustraciones, sólo fue posible gracias a la generosidad del Partido Comunista de España y/o Santiago Carrillo que, por aquel entonces y pese a la histórica frase de Manuel Fraga, controlaba la calle, que, ahora que estamos a punto de iniciar la segunda o que , al menos, la estamos necesitando, echamos de menos la generosidad que en otro tiempo atribuimos a la, por entonces, izquierda más y mejor organizada.
Y es que, otra vez, es necesaria la generosidad del PCE, con o sin ese su uniforme de paseo que es Izquierda Unida, para permitir que, definitivamente, este país supere la triste y dolorosa etapa del bipartidismo. El PCE o IU, como prefiráis, tiene que llevar a cabo ese gesto de generosidad que sería dejar de ser cabeza de ratón para convertirse en cola o en una de las patas de ese poderosos león que puede llegar a ser la izquierda de este país, en el que pese a que los sueldos o las condiciones de trabajo y los salarios son tan penosos como entonces o peores, el capitalismo, ahora especulativo, y las empresas son mucho más voraces que entonces.
Izquierda Unida tiene que ser consciente de que es el último botón que contiene la expansión de  esa izquierda de clase, más allá de la socialdemocracia acomodada del PSOE, capaz de dar un vuelco al país. Los dirigentes de IU tienen que dejarse desabrochar para dar paso a esa izquierda sociológica que devuelva a los españoles el estado de bienestar olvidado o mal defendido por los socialistas. Y, cuanto más tarden en dejarse desabrochar, más crecerán las alternativas de la derecha maquillada, Pedro Sánchez recurre al tópico de la derecha civilizada para definirla, con la que su partido, con el aplauso del IBEX 35, sí se atrevería a pactar.
Izquierda Unida no debe tardar en acercarse a Podemos, más ahora que los herederos del 15-M no han cubierto en Andalucía sus expectativas y que, como reconoció -y le honra- Carolina Bescansa, han visto que su esfuerzo es insuficientes en solitario para liderar el cambio que este país necesita,
Ahora es un buen momento para que Alberto Garzón, el gran triunfador, no lo olvidemos, del debate sobre el Estado de la Nación, lidere el acercamiento a Podemos, sin las interferencias de ese reino de taifa en que se ha convertido la federación madrileña de IU.
Este fin de semana, los responsables de esa federación han tenido la oportunidad de dejar de ser esa Numancia suicida dispuesta a desaparecer con tal de no sumarse a la corriente de los días. Porque este fin de semana la intolerancia de la federación madrileña se ha mantenido en sus trece, frente a la decisión de la dirección nacional que desautorizó la candidatura con que pretende presentarse al ayuntamiento de Madrid, tras forzar la salida del candidato elegido en primarias, Mauricio Valiente.
Estoy seguro de que, al final, muchos militantes y, no digamos ya, votantes de IU seguirán los pasos de Tania Sánchez y Mauricio Valverde para acercarse y votar a la marca electoral con la que Podemos se presentará en Madrid y que el batacazo que se dará tanto egoísta como va quedando en la federación será doloroso y vergonzante. Está faltando generosidad, está faltando la grandeza de dar un paso atrás y dejarse de guerras sucias y miserias para defender el sillón de concejal o el escaño en la Asamblea.
Insisto. IU es el último botón que contiene la fuerza que viene y, si no se desabrocha a tiempo y con generosidad, la presión reventará el ojal en que se abrocha y se perderá. Mientras tanto quienes se han sentido tan cómodos en el bipartidismo, tan contentos.


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viernes, 27 de marzo de 2015

EL SOLITARIO, LOS AVIONES Y EL FISCAL



En general, tememos tanto a la muerte que la hemos borrado de nuestras vidas. Frente a la actitud de otros tiempos, en los que morir resultaba algo habitual y, por tanto, natural, en nuestro siglo, no  nos preparamos para el trance final de la vida, sino que, como no podemos esconderla de ella, lo que hacemos es esconderla, sacarla de nuestras vidas y la de los nuestros. La gente ya no se muere, la gente desaparece.
Por eso, porque la muerte es "un bien escaso", traficamos con ella. La usamos, o la usan otros contra nosotros, envuelta en grandes palabras para aterrorizarnos o para justificar, con el terror que produce en nosotros, cosas que de otro modo nunca admitiríamos. Por ejemplo, Esa renuncia que hacemos a nuestra dignidad y nuestros derechos cada vez que, por ejemplo, traspasamos la línea de embarque de un aeropuerto, sin pensar que nos ponemos en manos de gente que, en el mejor de los casos, dispone de nuestras vidas en lo que para ellos no deja de ser una rutina más o menos deseada.
A bordo de un avión una palabra más alta que otra o un mal gesto hacía uno de sus tripulantes, no digo ya, si es el comandante, puede suponer nuestro desembarque inmediato del avión, Guardia Civil mediante, con las consiguientes miradas de odio de nuestros compañeros de pasaje, para los que pasamos de ser compañeros de viaje a convertirnos en problema.
Por eso cedemos, por eso nos descalzamos, dejamos que nos vean desnudos, que nos cacheen, que nos hagan llegar al aeropuerto dos horas antes de un vuelo que apenas dura una, por eso dejamos que midan pesen y radiografíen nuestro equipaje, por eso dejamos la luma de uñas que, por descuido o por necesidad llevamos encima... por eso, tras los atentados de 2011 en Estados Unidos, se decidió convertir las cabinas de los aviones en un fortín que el lunes se volvió trampa, sin pararse a pensar, salvo en los Estados Unidos, en las consecuencias que podía tener encerrar o permitir que se encierre un piloto.
La paranoia, el miedo a verse como víctima en el escenario de un atentado, a convertirse en coartada para un plan diabólico, nos llevó a aplaudir algo tan irracional como para facilitar las circunstancias para que una persona, el lunes Andreas Lubitz, manejase fríamente los controles para echar al suelo un avión con ciento cincuenta personas a bordo. La paranoia y el ánimo de lucro desmedido que parece regir los destinos del mundo hoy día, esa ambición que lleva a colocar a quienes serían poco más que becarios en una redacción a tener entre sus manos toneladas de vida y metal en sus manos.
Porque el copiloto del avión estrellado no era mucho más que un becario con 630 horas de vuelo , un becario con dos años de antigüedad en la compañía que, en la redacción que yo he conocido, podría seguir aún en prácticas, cobrando un sueldo de risa y soportando el mismo estrés que cualquiera de sus compañeros consagrados.
Algo a lo que lleva la precarización de nuestras vidas, algo que hace que, a cambio de pagar menos por los pasajes acabemos en manos de tripulaciones mal pagadas, mal formadas y, como hemos visto ayer, mal seleccionadas. Todo en aras de la rebaja de costes, probablemente, la causa de que, en la siniestra cabina de ese avión, una verdadera habitación anti pánico, pudiese quedarse solo uno de los pilotos.
Ahora, en aras de lo políticamente correcto, comienza a criticarse al fiscal, a mi juicio, ejemplar en su actuación, porque, para algunos, lo fácil es culpar al piloto, pero, siento decirlo, no me explico cómo se deja abierta la posibilidad de que un piloto que tuvo que interrumpir su formación a consecuencia de una depresión se quede solo a los mandos de un avión. Un piloto cuya mayor ilusión en la vida había sido, desde que era un niño, volar y en cuyo horizonte asomaba el cierre de la empresa para la que, por fin, volaba. Demasiado estrés para un alma solitaria, demasiado poder, el de la soledad de la cabina, para dejarlo en sus manos.
Se critica ahora al fiscal francés por su premura en exponer sus conclusiones, un funcionario de comportamiento ejemplar que tuvo el detalle y la cordura de exponérselas a la familia antes que a la prensa y que pese, a lo que parece una evidencia, en ningún momento aseguró que la suya fuese la única verdad.
Evidentemente, quedan aún muchas cosas por explicar. Por ejemplo, por qué hubo que suspender 30 vuelos de la compañía tras el accidente, suspensión que Germanwings, que había dejado abierta la posibilidad de que alguien con antecedentes psiquiátricos se quedase solo a los mandos de uno de sus aparatos, atribuyó a su estado de ánimo.
Espero que, a partir de ahora, nadie pueda encerrarse en solitario en esa caja fuerte en que han convertido la cabina de mando de un avión, espero que se extremen los controles psicológicos de las tripulaciones y espero que, a partir de ahora, los pasajeros dejemos de ser, para las compañías y para las autoridades, una carga peligrosa que, antes de sentarla en la butaca, hay que desactivar.
Ayer, tuvimos dos sorpresas de muy distinto signo y las dos a un tiempo: la de un piloto que pasó en segundos de víctima a verdugo y la de un fiscal impecable que, con serenidad y pulcritud, nos ayudó en ese tránsito.


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jueves, 26 de marzo de 2015

CUÁNDO APRENDEREMOS



Seguimos dando el espectáculo. Parece que una y otra vez, catástrofe tras catástrofe, tragedia tras tragedia, seguimos empeñados en "tomar la antena" a la primera de cambio, convirtiendo el dolor de las víctimas y sus familiares en un penoso espectáculo de sesión continua que los políticos, unos por  propia iniciativa y otros arrastrados por el "qué dirán si no" se suman a la interminable cadena de condolencias, todas iguales, todas protocolarias, todas vacías y todas con la afectación requerida para el caso, para "cumplir" con los electores y, de paso, llenar la escaleta de telediarios y programas de radio y, sobre todo, mantener la tensión de la antena en esas largas horas, a veces días, en las que la información, la verdadera información, la que explica el cómo y el por qué suceden las cosas, no acaba de llegar.
Pero esa es sólo una parte, a mi modo de ver lamentable, de la enfermiza manera en que se tratan en los medios, nuestros medos, asuntos como el de la tragedia aérea de los Alpes. Y, si me atrevo a decir lo que digo es porque, lamentablemente, supongo que por decisión de quienes los dirigen, los medios, la mayoría de los medios olvidan su obligación moral de hacerse transparentes ante los hechos y se colocan en medio del escenario, adquiriendo un protagonismo odioso por innecesario, convirtiendo el propio despliegue, se supone que necesario, en protagonista de la noticia: ofrendas florales, minutos de silencio, misas o despegues de helicópteros.
Lo estamos viviendo estos días, por ejemplo en el telediario de las nueve de la 1, que vi el lunes y en el que una infografía con el rostro de todos y cada uno de los corresponsales y enviados especiales en cada uno de los "escenarios de la tragedia" se convirtió en uno de los titulares del informativo, del mismo modo que el despliegue se convierte en algunas radios en motivo de autobombo, recogido en "cuñas" que recogen la secuencia de los momentos informativos de la misma, cuando aún no han sido rescatadas las víctimas.
El caso es aplicar protocolos, poner en marcha la factoría informativa, repitiendo "una vez más" la secuencia de entrevistas a los especialistas, pilotos, psicólogos, etcétera. Para explicarnos otra vez en qué consiste el duelo o para elucubrar sobre las causas de un accidente que, sin supervivientes, no podrá explicarse hasta que pueda estudiarse el contenido de las cajas negras que registran parámetros y conversaciones de los últimos minutos del vuelo y que, por cierto, empiezan a filtrarse y a dar sus frutos.
Pero todo esto sería incluso inocente y bienintencionado si lo comparamos con la presencia de todos esos paparazzi que persiguen a los familiares por los pasillos del aeropuerto, obligándoles a ponerse a cubierto de quienes sólo quieren lágrimas y dolor para traficar con ellas para que quienes las consigan adornen con ellas sus telediarios. 
No sé cómo se hacen estas cosas en otros países, pero me permito creer que no será peor, porque, si no, vivir sería una verdadera mierda. Yo no sé si se dan cuenta de que todos estos despliegues de redactores, micrófono en mano ante el escenario apropiado, que, uno detrás de otro, repiten la misma salmodia en sus crónicas, a todas horas y en todos los programas, producen el efecto contrario al que debería perseguir la verdadera información, pero lo único cierto es que es eso lo que está ocurriendo.
Hoy, después del tedio, doloroso, pero tedio, llega  a nuestras pantallas y a nuestros aparatos de radio el suspense que ha traído la revelación publicada por el New York Times en las últimas horas, según la cual uno de los pilotos que momentos antes del accidente había salido de la cabina y pese a que lo intentó, incluso golpeando la puerta, no pudo volver a entrar en ella.
Ahora, setenta y dos horas después del accidente, ese dato que habrá de ser confirmado y explicado, transformará el relato de los hechos, pero me temo que no para bien, porque lo convertirá en una novela de suspense y dará pie a todo tipo de especulaciones morbosas. Y yo, que he dedicado mi vida a trabajar en y para la información, seguiré preguntándome mientras tanto ¿cuándo aprenderemos?


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miércoles, 25 de marzo de 2015

REMANENTE


En este triste día, se hacen eco las crónicas del anuncio hecho ayer por la alcaldesa de Madrid de que el ayuntamiento que preside dispone de que, gracias a su gestión, dispone de un remanente de 369 millones de euros, con los que podrá emprender obras urgentes y amortizar una parte de los intereses la deuda, en la que su "queridísimo" antecesor, Alberto Ruiz Gallardón, dejo enfangada a la ciudad, añado yo.
Ese, el practicado por Ana Botella y una gran parte de los gestores de lo público, aquí y en todo el mundo, que reservan siempre una parte de los ingresos de aquello que administran en lanzar a última hora los fuegos de artificio con los que aturdir y entontecer a los votantes en las semanas previas a las elecciones en las que han de revalidar sus cargos.
Ana Botella ha hecho lo mismo que hacen algunas familias que pasan estrecheces todo el año para así poder hacer una innecesaria reforma de la cocina con la que presumir ante las amistades o, como reza la letra de "A felicidade", la hermosa canción de Jobim y Mores que abre "Orfeo negro", el magnífico retrato del carnaval de Río en la que se nos cuenta cómo como los cariocas soportan resignados a lo largo de todo el año la miseria y las privaciones que le permiten disfrutar o aparentar que disfrutan los tres días que dura la felicidad de la fiesta.
No me explico cómo esta mujer que no ha pasado estrecheces en su vida se permite tan hiriente gesto en una ciudad de aceras rotas y calzadas llenas de baches, con niños deficientemente alimentados y ancianos desasistidos, con operaciones ruinosas, con la venta inmoral de viviendas de alquiler social a fondos buitre que echan a la calle a los inquilino, scon autobuses que cada vez pasan con menos frecuencia, pero flamantes, como las marquesinas bajo las que se les espera, porque alguien cercano a ella, saca beneficio del cambio.
No sé cómo se atreve a hacer ese anuncio presumiendo de haber bajado los impuestos a ciudadanos para quienes, en su mayor parte, la bajada apenas supone unos euros, mientras los que pierden en la limpieza de sus calles, la conservación de los parques en los que pasan su jornada de parados, o las ayudas sociales suponen mucho más.
Es la consabida política economicista llevada a cabo por todas las administraciones de este partido que lleva veinte años sirviéndose bajo la mesa los pedazos más suculentos de la tarta y repartiendo a los "paganos" que somos todos nosotros, las migajas si es que reparten algo. Es la política que toma a la ciudadanía como una columna más del estadillo de sus cuentas, sin alma, sin necesidades y sin sentimientos, convertidos en parte de una división si de lo que se trata es de repartir miseria y de una multiplicación ciega e injusta, si de lo que se trata es de recoger impuestos.
Es esa política del que no pone cara ni vida a quienes administra y que es capaz de resumir sus cuatro años de gestión, salpicados de huelgas, de tragedias vividas desde la lejanía de un spa portugués, como la del Madrid Arena, de escándalos, de aire cada vez más sucio, de colas cada vez más largas, para poder comer, de enfermedades que creíamos olvidadas, de bibliotecas, instalaciones deportivas y conservatorios cerrados, en las consabidas columnas del debe t el haber, en las que aparece un remanente de 369 millones de euros, con los que rapar algunos baches, aligerar la deuda y, sobre todo, hacer campaña. 
Mientras, los carroñeros, los nicolases y sus amigos, a chupar del bote.


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martes, 24 de marzo de 2015

CONJUGAR EL VERBO DIMITIR



Escucho a Iñaki Gabilondo describir a Rajoy como aquejado de una enfermedad mental que le impide percibir la realidad y, mucho más, asumir responsabilidades y, una vez más, tengo que darle la razón. Sin embargo, no puedo coincidir ni coincido, salvo que sea un sarcasmo, en que alrededor de él haya esa buena gente que él invoca para que le lleven al médico. Esa buena gente de la que habla Iñaki, lo acaba de dejar por escrito el juez Ruz, cobró sobresueldos, se reformó el despacho y ganó su escaño con el dinero que los españoles pagamos de más en contratas, obras y compraventas de las que se han venido beneficiando los generosos donantes del Partido Popular.
No puede ser que, en apenas veinticuatro horas, el partido que con mano o con dedo de hierro preside Rajoy se hunda estrepitosamente  en Andalucía y no pase nada y no puede ser que un juez deje por escrito todas las irregularidades, punibles o no, por arte de birlibirloque, por prescripción o por falta de legislación, que ha encontrado tras dos años de investigación en las cuantas del Partido Popular a lo largo de dieciocho años de cajas B, C y las que hicieran falta, desde que Rosendo Naseiro, un joven  Zaplana y no sé cuántos más se librasen por los pelos y artimañas legales de ir a la cárcel por financiar ilegalmente hace ya veinte años el partido. No puede ser que se sepa todo eso, puesto negro sobre blanco, y no pase nada, porque según Rajoy y las buenas personas que le rodean, en las conclusiones del juez no hay nada nuevo.
Nadie asume responsabilidades, nadie dimite ni, mucho menos, hace nada por moverle la silla a quien antes de ayer los andaluces y dentro de nada el resto de los españoles señalarán en las urnas como los responsables de todo el sufrimiento que vienen soportando desde hace más de tres años, sin que mi sus sueldos ni sus chollos se hayan visto afectados en la misma medida, nadie. Es más, hay quienes, como la señora Villalobos, va repitiendo el mantra ensayado con su marido en la alcoba, tan increíble como el de que el de ayer fuese un día radiante en Madrid, de que la verdadera derrotada el domingo fue la confirmada presidenta Susana Díaz.
No tienen vergüenza. Nadie asume nada y nadie se marcha a su casa. Quizá, porque llevan demasiado tiempo viviendo de esto, cobrando sueldos y dietas los más "decentes" y haciendo sus negocietes más de uno y más de dos. Se han acostumbrado al poder y no son capaces de volver a ser ciudadanos de a pie, como tú, lector, o como yo. Pero n es algo que pase sólo en el PP. Ni siquiera es algo que ocurra sólo en los partidos en el poder. También pasa en los que aspiran a tenerlo. No hay más que ver lo que ´le cuesta a la vieja guardia de Izquierda Unida levantar el culo de las sillas y alguna poltrona que vienen ocupando desde hace años y le pasa de manera especial a Rosa Díez, incapaz de asumir el tremendo error cometido al rechazar la mano tendida antes de las elecciones por Ciudadanos.
No hubiese sido el mismo el resultado de las andaluzas del domingo si Izquierda Unida - Los Verdes se hubiese integrado en la candidatura de Podemos, como no hubiese sido el mismo el reparto de escaños, si el partido creado por Rosa Díez a su imagen y semejanza hubiese hecho un ejercicio de humildad y se hubiese sumado al tirón de Ciudadanos.
Al final va a tener razón la madre de Arguiñano que, tal y como me contó una vez el cocinero, le decía que la que había sido consejera de Turismo en Euskadi no era capaz de vivir sin coche oficial, porque, si no era completamente acertado ese análisis de la amá de don Karlos, sí se parece mucho a la realidad. Y es que la tránsfuga , en tiempos socialista, es incapaz de asumir que su negativa a la alianza con Ciudadanos va a acabar con ese partido cuyas siglas responden cada vez más a "Unos Pocos y Díez", porque, papa ella, lo importante es estar en lo alto, aunque solo sea de un bordillo.
Rosa Díez se empeña en no dar su brazo a torcer, en no asumir su grave responsabilidad en la derrota y en no marcharse a casa discretamente, mientras su partido se desmorona. La enseñanza, triste para quienes creían en el proyecto, está en que, al final serán los militantes de base los que busquen asilo en las filas de Ciudadanos, más necesitado que nunca de cuadros y candidatos para asumir el éxito del domingo y los éxitos por llegar. De momento, algunos miembros de la dirección ya han dimitido y, como la diputada Irene Lozano,  han pedido que Rosa Díez haga otro tanto

Quizá la única en entender lo que pasó anoche fue la responsable de Política, Carolina Bescansa, que, pese a haber ganado quince escaños partiendo de la nada y con el esfuerzo de sus militantes, asumió implícitamente la necesidad de buscar nuevos socios en su asalto al cielo del poder, Mal nos va a ir a los españoles si tras un terremoto político como el del domingo nadie se atreve a conjugar verbos tan normales como dimitir o asumir responsabilidades.


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lunes, 23 de marzo de 2015

IR POR LANA...



Como la espuma que fue, el espejismo de la pasada victoria del PP en Andalucía, con sus falsas promesas, con sus mentiras con la labia antigua y cansina de "don" Javier Arenas, se ha disuelto en la marea de la cruel realidad con que el gobierno de Mariano Rajoy ja inundado en estos tres largos años los hogares de los andaluces que, cansados de recibir, como en una ducha escocesa, ora halagos, ora insultos, de quienes encarnan la eterna maldición de Andalucía, con sus latifundios y privilegios.
Andalucía recuperó ayer la cordura perdida y se convirtió en la primera comunidad autónoma en mostrarse en las urnas como realmente es, de izquierdas, y no sólo eso, sino que, además, inauguró la era de los parlamentos vacunado contra ese bipartidismo que tanto daño ha hecho a este país y a sus ciudadanos.
Y todo, porque la derecha, con un candidato más brillante y creíble que el señorito Arenas y de un origen más humilde que él, no ha sido capaz de rentabilizar los escándalos que cercaban, si no al gobierno de Susana Díaz, si a sus antecesores y, por el contrario, ha salido de las elecciones apaleada y más humillada que nunca. Una derrota humillante, que lo es más si tenemos en cuenta el esfuerzo de medios y humano que ha llevado al gobierno en pleno, con Rajoy al frente, a pisar tímidamente, que no patear, Andalucía en fin de semana y siempre que no hubiese toros que les entretuviesen en Valencia, como al locuaz ministro Margallo.
A Susana Díaz, las cosas le han salido bien. No quiero decir que las haya hecho bien, no, digo que, al menos de momento, la arriesgada carambola que intento no le ha salido tan mal. Y eso, teniendo en cuenta el batacazo que, a la vista de los fugaces resultados aventurados en la encuesta de Canal Sur, parecía haberse dado, convierte en victoria la pérdida de votos de su partido y el haber mantenido los escaños que a Griñán no le permitieron gobernar en solitario.
Porque la victoria de Susana Díaz no está en sus resultados, sino en la derrota de Rajoy que, haciendo pareja con Moreno Bonilla, ha cosechado los peores resultados del PP en Andalucía, y en un reparto de escaños entre, Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida, que, en estos próximos cuatro años, harán de la Aritmética un arte florentino, porque cualquier suma de fuerzas, salvo que sea contra natura y esas salen siempre mal, convierte en imposible otra alternativa de gobierno. De modo que hay que reconocer que la carambola no ha sido tan desafortunada.
Prueba de esto último es el empeño puesto anoche por Eduardo Inda en la Sexta que no desaprovechó un solo turno de palabra para enjabonar a la triunfadora ni para denostar los malos resultados del PP o minusvalorar los quince diputados de Podemos, que, para él y pese a que partían de cero, con los medios justos y con una campaña mediática a en contra,  la que el propio Inda no es ajeno, se han convertido en la tercera fuerza en Andalucía. Se ve que el repelente Inda anda a la búsqueda de un nuevo amo al que servir y que la presidenta andaluza le gusta para el cargo.
Lo que está claro es que, tras las elecciones de ayer, una verdadera Q-1 en Fórmula 1, quedan muchas enseñanzas. La primera, ya citada, que se acabó el bipartidismo, la segunda que los tiempos del PP como partido hegemónico están tocando a su fin, porque una derecha, tan derecha como ellos, pero más civilizada en las formas, como es Ciudadanos ha pisado fuerte en Andalucía, sin apenas tiempo para darse a conocer. Y la tercera y para mí muy importante, la del hundimiento de Izquierda Unida que no quiso sumar sus fuerzas a Podemos y que a punto ha estado de quedarse sin grupo propio en el parlamento, todo un aviso para no volver a caer en el mismo error, so pena de desaparecer.
Pero, sobre todo, la gran enseñanza de la jornada de ayer es la de que quienes ven y gobiernan el país desde un despacho tienen poco que hacer en el futuro, porque quienes no toman decisiones o, si las toman, las toman con un puñado de encuestas, no se enteran de la misa la media. De no ser así, Rajoy se hubiese ahorrado el trajín de tanto mitin, tanto viaje y tan poca siesta estos tres fines de semana perdidos en la tierra de María Santísima. Porque, aunque a la desesperada, porque sabía lo que se jugaba, fue por lana y, atando su destino al de su candidato, ha salido trasquilado y ha dado el primer paso hacía su fracaso definitivo.
Tic tac, tic tac


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ahora 

viernes, 20 de marzo de 2015

CADA VEZ MÁS SOLA EN EL FORTÍN



Rara es la mañana en que, al encender la radio, antes o después, no aparece, para bien o para mal, el nombre de Esperanza Aguirre ene ellas. Bien es verdad que ahora está en plena pre campaña, dando leña aquí y allá, a propios y extraños, pero no menos verdad es que todos los días se produce algún goteo de la que fue su gestión en el gobierno de la Comunidad, una gestión marcada por las luchas internas y, sobre todo, por las consecuencias de  las tramas de corrupción descubiertas en torno a sus más íntimos colaboradores.
Aun así, no sé qué tiene esta señora para caerle bien incluso gente que, como los vecinos de mi barrio de Carabanchel, un barrio no precisamente acomodado, llevan años dándole su voto, ,pese a que, con ella en el poder las cosas les han ido mucho peor. Quizá sea esa chulería en los modos, desparpajo le llaman sus aduladores, o quizá esa amoralidad que le permite permanecer impasible ante la desgracia ajena o saltar, como si nada, entre la sangre de muertos y heridos en el asalto del hotel de Bombay, para ponerse a salvo y salir del país, mientras sus colaboradores quedaban abandonados a su suerte.
Hablando de sangre, debe ser la sangre que corre por sus venas, la de una pudiente familia que acabó mezclando con la del hoy conde de Bornos, la que la lleva a comportarse como si estuviese muy por encima del bien y del mal y como si las leyes que rigen para el resto de los mortales no lo hiciesen para ella.
Lo acabamos de comprobar con el recorrido que está teniendo en los tribunales su incidente con los agentes de movilidad del Ayuntamiento de Madrid, que, las urnas no lo quieran, podrían acabar a sus órdenes, un asunto que, pese a fiscales, acusación e instancias superiores, siempre encentra a un juez bondadoso o prudente que lo echa abajo, creando un agravio comparativo con otros ciudadanos a los que, como a una anciana enferma de cáncer o a una embarazada, a las que por negarse a abandonar la sede del ayuntamiento acaban de condenar a pagar una multa de treinta euros cada una por ofender a los policías que pretendían impedir su protesta contra un desahucio que finalmente se produjo.
Aguirre, la neocondesa parece ser, también, insensible al hedor que desprende lo que se corrompe, porque lleva una larga temporada chapoteando en la muerda acumulada en su partido, especialmente en el PP de Madrid, que preside desde hace años, para el que las tramas corruptas han organizado y pagado mítines. Tampoco ha sido capaz de ver, pendiente de si llevaba o no relojes de lujo, la mansión que se había construido su querido Francisco Granados, tan dicharachero e inmoral como ella, a costa de corruptelas como los descubiertos en la Operación Púnica o a base de mordidas como los 900.000 euros que cobraba por cada colegio concertado autorizado en la región, mientras los de titularidad pública se dejan caer de viejos y de marginales.
Pero ella no se dio cuenta de nada. Tampoco, del baile de sus consejeros de Sanidad que, como en el juego de las sillas musicales pasan de sentarse en el despacho de la consejería a bailar, y no con la más fea, en el negocio de la empresa privada del sector. No, no se dio cuenta así mismo de los negocios que su consejero y también hombre de confianza, Antonio Beteta, hacía con el despacho de su actual jefe el ministro Montoro y con la Cámara de Comercio, presidida por su compañero de colegio Arturo Fernández.
No se da cuenta esta tapada de Aznar en Madrid, estoy convencido de que la candidatura de Aguirre es el impuesto exigido a Rajoy por el siniestro ex presidente por su apoyo, crítico, pero apoyo, en la última convención popular, porque Aguirre es la última esperanza de los neo conservadores de Aznar para mantener cuotas de poder en el PP, de que la justicia cada vez dispara más cerca de ella, No se da cuenta, o sí, de que, antes o después, acabará por darle de lleno, porque es un verdadero insulto a la inteligencia pretender hacernos creer que "una chica tan lista como ella", especializada en la caza de talentos -yo siempre he pensado que es trabajo era una mordida d Sheldon Adelson, el capo de la mafia del juego de Eurovegas- no se daba cuenta de nada. Aparenta no darse cuenta, pero lo cierto es que, rodeada de cadáveres,  cada vez está más sola en el fortín.



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jueves, 19 de marzo de 2015

OBSOLESCENCIA MAL PROGRAMADA



A quién no le ha ocurrido que in día, de repente, se le han fundido, una tras otra, todas las bombillas de una lámpara o que, en el plazo de semanas, han ido "muriendo", como si se hubiesen puesto de acuerdo, todos los electrodomésticos que compramos en la última reforma de la cocina. Se trata de un fenómeno nada natural conocido como obsolescencia programada. Un fenómeno que se explica porque en la sociedad posindustrial y consumista en que nos ha tocado vivir, los fabricantes dejan en sus aparatos "piezas trampa" que al cabo de un tiempo perfectamente calculado, más allá de que la garantía expirase, aunque mucho antes de que el aparato se deteriore, para que deje de funcionar y haya que sustituirlo.
Pues bien, conversando ayer tarde con un amigo que ha decidido ahora entrar en política y que me hablaba de la necesidad de renovación de caras y, sobre todo, de generaciones que está pidiendo a gritos la política española, me vino a la cabeza la idea de que nos ería malo que se limitase el tiempo de permanencia, no ya en los cargos ejecutivo, sino en los propios cargos de representación, para que eso, la representación de los ciudadanos y la política pura y dura no acabasen conviniéndose en una "profesión" en el peor sentido de la expresión.
Para explicar esa necesidad, basta con mirar el hemiciclo del Congreso y ver en él a personajes  que venimos viendo desde hace décadas, resabiados y aburridos, halando por teléfono y wasapeando, a saber con quién, o, lo que es peor, jugando con su tableta en lo más alto de la presidencia. Algo triste y vergonzosos, porque, creo, representar a nuestros conciudadanos es quizá lo más grande a lo que una persona decente puede aspirar y, si se aburre haciéndolo, más vale que diga adiós a su escaño, sin que sean estos quienes se lo quiten, y vuelva a su vida profesional, sea la que fuese.
Y, siendo malo, no sería eso lo peor, porque se da el caso de algunos políticos que, como José Luis Rodríguez Zapatero, por ejemplo, no han hecho otra cosa en su vida que estar en la política y recibir sus ingresos de ella. Demasiados años que dan para tejer redes, de amistad o de intereses, que al final le llevan a ser la cara amable y viajera de cualquier lobby que ande haciendo negocios por Guinea, Cuba o el Sahara.
Los diputados, los políticos, como los aparatos se deterioran. Antes o después comienzan a vibrar o a hacer ruidos cada vez más raros y preocupantes y dejan de servir para lo que servían, para convertirse en trastos que se acumulan en armarios o trasteros, cuando donde deberían estar, convenientemente reciclados es en la basura. Y, si no se programa el final de la vida útil, la obsolescencia, de nuestros políticos, corremos el peligro de convertir el Congreso en un cementerio de lavadoras y frigoríficos oxidados y ruidosos que, ya, ni centrifugan ni enfrían. Y no quiero decir con esto que me parezca bien la injusta obsolescencia programada, que nos deja sin bombillas o aparatos cuando menos falta hace, no. Lo que quiero decir es que al obsolescencia de nuestros políticos está mal programada y que el Parlamento, que es la casa de todos se ha llenado de trastos que habría que haber renovado hace ya mucho tiempo y que, ahora y por nuestro bien, deberíamos llevar al punto verde para su reciclado.


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miércoles, 18 de marzo de 2015

ALGO DE CERVANTES



¡Pobre Miguel, pobre "príncipe de los ingenios"!  Qué hubieran dicho él o cualquiera de sus personajes, especialmente Alonso Quijano o ese Don Quijote que creía ser, qué hubiera dicho el bueno de Sancho Panza, ante el circo que  montó ayer el Ayuntamiento de Madrid para presentar el humo de los resultados de una excavación arqueológica que, después de largos meses sólo ha sido capaz de proclamar lo que ya sabíamos: que los restos de Cervantes o al menos parte d ellos están enterrados en el convento de las Trinitarias de Madrid, en una cripta, bajo la iglesia consagrada en honor de San Ildefonso.
Seguramente, molesto por haber sido despertado de este sueño de siglos, Miguel de Cervantes o, en su lugar, cualquiera de sus personajes hubiesen dicho algo tan cervantino como que "para este viaje no hacían falta alforjas", porque, después de tanta inversión, tanto trabajo y, sobre todo, tanto circo mediático, lo único que han podido certificar y aún con dudas razonables es lo que ya figuraba en una placa colocada en la lápida conmemorativa colocada en la fachada del convento dando fe de que los restos del autor más universal en lengua española reposan en el recinto.
La búsqueda de los restos de Cervantes, como esos documentales de Historia falsificada a la que, por desgracia son tan dados los canales mediáticos, se ha programado en las televisiones de una manera que yo calificaría de impúdica, porque todos hemos sido testigos de las sucesivas falsas alarmas que, como en una ducha escocesa nos han puesto una y otra vez en los labios la miel del hallazgo para, una vez llamada la atención, hablar otra vez de prudencia.
Demasiado dinero y demasiado esfuerzo dedicados a algo que, puesto que no existe forma de cotejar los restos que se encontrasen con los de algún familiar, en este caso la hermana monja del escritor, depositadas en un osario, junto a los de otras monjas en un convento alcalaíno, salvo que reposasen en un sepulcro o en una caja perfectamente identificados, no pasarían de ser iguales a los restos que se hayan bajo todas y cada una de las iglesias de una cierta antigüedad de las que hay en nuestro país.
Por qué entonces este interés en encontrar esos pobres huesos. Entre otras cosas, para que Madrid, mi ciudad, convertida en una reserva de terrazas y camareros mal pagados, tuviese un atractivo más para convertirse en el inmenso parque temático que algunos quieren, para que la capital de España pase a ser una especie de parque jurásico, en el que los dinosaurios pasasen a ser los restos de escritores a los que los españoles no leen o pintores y escultores cuyas obras casi nadie ve. De ese modo, la tumba de Cervantes, afortunadamente diluida en la cripta, pasaría a ser una parada más de las rutas que pastorean a los turistas como a ganado por el Bernabéu, el Corte Inglés o la Cibeles, para que puedan volver a casa con el móvil cargad de selfies que den testimonio del viaje.
Afortunadamente, los gigantes del parque temático cervantino se han quedado en los molinos de una placa bajo la cual, sin ser conscientes de ello, van y vienen los madrileños. Afortunadamente, la realidad de la historia, el previsible resto de unos huesos condenados a continuos traslados, cada vez más fragmentados, cada vez más revueltos, ha acabado con la "superproducción" encargada por la alcaldesa de Madrid, la más nefasta, y mira que ha habido alcaldes nefastos, que ha quedado en nada, porque, como dijo ayer uno de los investigadores en la presentación ante los medios de tan pobres resultados, en los restos hallados en la cripta "hay algo de Cervantes", aunque sea imposible probarlo.
Ojalá todo ese esfuerzo dedicado a encontrar los restos de Cervantes se dedicasen a difundir su obra entre las nuevas generaciones por todo el mundo y, sobre todo, ojalá todo el dinero se empleas en ayudar a quienes el Ayuntamiento que preside Ana Botella esta empujando a la miseria. Don Miguel, amigo de la justicia poco amigo de muertos soberbios y enterramientos ostentosos, sin duda, estaría orgulloso y satisfecho de la ciudad que le vio morir y en la que quiso descansar para siempre.



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martes, 17 de marzo de 2015

EL CÍRCULO MÁS VICIOSO



Quienes padecemos o hemos padecido alguna enfermedad más o menos complicada establecemos con nuestros médicos esa necesaria relación de confianza que hace posible que pongamos en sus manos nuestra salud y, en ocasiones, muestra vida. Siempre ha sido así y es bueno que así sea y nada hay peor que saber o, simplemente, sospechar que alguno de esos médicos la traiciona. Por eso es necesario que, cuanto antes,  el Hospital Gregorio Marañón de Madrid o cualquier otro donde se hayan producido aclaren la oscura trama desvelada por el  "El Confidencial". Una trama mediante la cual médicos del hospital universitario realizaban en el mismo, con personal y medios materiales del centro público, las pruebas requeridas a algunos de sus pacientes que derivaban a las clínicas privadas para las que también trabajaban, pruebas que burlaban cualquier lista de espera y que luego eran facturadas a la sanidad pública.
Todos hemos tenido conocimiento alguna vez de esos atajos, incluso algunos los han utilizado, que abre conocer a alguien en un hospital o tener "una bata blanca" en casa, pero esto es mucho más  que una pillería de las de toda la vida, pero esto es mucho más grave, porque, de confirmarse en todos sus términos la denuncia del doctor Martínez Montero, patólogo del Gregorio Marañón, se trataría de una "industria" organizada, por la que esos médicos tan poco escrupulosos estarían forrándose el riñón tomando, como siempre, los mejor de uno y otro lado. Son estos personajes los que inoculan en sus pacientes la idea de que en la sanidad privada no hay listas de espera, ni pasillos ruidosos, llenos de "extranjeros que vienen aquí a quitarnos el pan y el trabajo y a que les curemos, porque allí todo es pulcritud, limpieza, buen trato e hilo musical, algo que en las mentes egoístamente candorosas de algunos suena razonable y deseable.
Sin embargo, nada de eso es cierto. Bueno, lo es, si a cambio pagas las millonadas que pagan a sus seguros privados los ciudadanos de países como los Estados Unidos, donde ponerse enfermo, si no tienes uno de esos seguros, supone la ruina para muchas familias, si no la muerte para el enfermo. La realidad es muy distinta, porque si la sanidad se convierte, no ya en rentable, sino en un negocio, el lucro debe salir de algún sitio y, hoy por hoy, como ha ocurrido con la enseñanza o con la televisión, de donde mejor y más sale es de lo público.
Esto que ha pasado siempre, pero que ahora es más frecuente, lo facilita a escala industrial el enorme maremágnum en que la política sanitaria del Partido Popular ha convertido nuestros hospitales, en los que uno, a nada que se despiste, pasa de ser paciente de la pública a paciente de la privada o, lo que es peor, a paciente de la "medio pensionista". Y es que, no lo olvidemos, en Madrid al menos, hay hospitales en los que si sigues el pasillo de la derecha entras en un hotel de lujo con quirófanos y, si "tiras" por el de la izquierda, acabas en uno de esos, muy a su pesar, caóticos hospitales públicos.
Todo viene de la avidez de la neocondesa Aguirre que llegó a la Comunidad de Madrid de la mano del dinero del ladrillo que pago la traición de Tamayo y Sáez a sabiendas de que se amortizaría la inversión, y ya lo creo que se amortizó, porque doña Esperanza, Espe para quienes le dan su voto, se empleó a fondo en el desmantelamiento, saqueo diría yo, de la sanidad pública madrileña. Y para ello engatusó a esos votantes, mitad simples, mitad egoístas, que la creyeron cuando prometió acabar con las listas de espera y se encontraron con un truculento traspaso de pacientes de los hospitales públicos a clínicas privadas con menos medios y categoría, so pena de caer a la cola de la lista.
Estoy seguro de que esta esquizofrenia provocada en los pacientes que, si pisan una baldosa, están en la pública y, si pisan la de al lado, en la privada, es la que ha facilitado la trama descubierta en el Gregorio Marañón y que, estoy seguro de que, ahora que el doctor Martínez Montero ha tendido el valor ciudadano de denunciarla, aparecerán en otros centros. No es raro que, a la hora de tener que ser intervenido o de requerir una prueba diagnóstica, sea el propio médico de un hospital público el que se vea obligado a ofrecer a su paciente la alternativa de hacerlo en una clínica privada. Una práctica que ha servido para que los menso escrupulosos, como los "pillados in fraganti" en el Marañón, hagan su negocio.
Espero que la investigación abierta por la dirección del hospital esclarezca los hechos y castigue a sus autores y, de paso y por supuesto, espero que al doctor Martínez Montes que ha tenido el coraje cívico de denunciar públicamente a sus "compañeros", cuatro meses después de haberlo hecho sin resultados ante sus superiores que, hasta no verse en "los papeles", no se han dado por enterados, no le toquen ni un pelo de la ropa, porque es acabando con estos círculos más que viciosos como se sanea la gestión de la sanidad pública y no arruinando su prestigio, como hizo hace diez años el consejero Lamela, acusando al doctor Montes, hoy en Podemos, de ser en el hospital Severo Ochoa una especie de "Doctor Muerte! que practicaba la eutanasia generalizada a sus pacientes.


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lunes, 16 de marzo de 2015

Y TAMBIÉN DOS HUEVOS DUROS



Las elecciones del domingo, una especie de Q1 de la política española son mucho más trascendentes de lo que parecen, entre otras cosas, porque de ellas depende la política de pactos que se vaya a llevar después de las de mayo, en ayuntamientos y otras comunidades autónomas, y, a final de año, para el gobierno del país.
Quizá por eso todos, para salir bien en la foto, andan enseñando su lado mejor y escondiendo en los cajones todas esas fotos de la familia que cuentan a la perfección el pasado, pero les pueden poner en evidencia ante las visitas y, sobre todo, ante los nuevos vecinos, si es que te ves obligados a dejarles entrar en casa.
Todos, salvo algunos, tan soberbios como Felipe González, genéticamente incapacitado para admitir sus errores y más que ufano de una etapa de este país que pese a haber sido obra de todos y de que, si salió adelante, fue gracias a la determinación, el sacrificio y las renuncias de toda una generación de españoles que, ahora, contemplan decepcionados en qué han quedado muchos de aquellos sueños que fueron de todos, han escondido sus fotos. Todos, salvo González, avergonzados, han escondido esas fotos. Todos menos Felipe que debe sentirse una especie de Moisés que ahora contempla la tierra de promisión, en la que él si entró, desde lo alto de un monte.
No puede ser que González borré de un plumazo más de un siglo de Historia y ponga como modelo único e irrenunciable aquella constitución, la del 78, que, pese a tener en sí misma el mecanismo para su reforma, nunca se ha modificado, salvo para canalladas como la reforma del 135, con nocturnidad y alevosía, de espaldas a la ciudadanía, a la que no se quiso consultar, tal y como González hubiese querido hacer con la entrada de España en la OTAN, que no llevaba en su programa salvo en aquella eslogan de trilero que fue el eslogan "OTAN, de entrada no". No puede ser que el político que más años ha estado al frente de nuestro país en democracia borre de un plumazo la constitución republicana de 1931 que el pueblo defendió con las armas y que marcó por sus logros y por el castigo que sufrieron sus defensores más de cuatro décadas de la vida de nuestro país.
No puede ser que el señor González tenga ahora ese gesto de soberbia para con los jueces que tuvo en su entrevista de ayer para EL PAÍS, proclamando que no puede ser que sean ellos quienes, a cuenta de las imputaciones, sean ellos quienes hagan las listas de los partidos, como si no hubiesen sido los propios partidos, con la ayuda de sus coros mediáticos quienes se han venido reclamando dimisiones e inhabilitaciones por algo que no es una condena sino un estado más del proceso. No puede ser que González desprecie de esa manera la labor de un estamento, el judicial, que pese a sus defectos, es la única garantía para corregir los excesos de unos partidos, todos o casi todos, ensoberbecidos que han olvidado que están ahí para servir al Estado y no para servirse de él.
Pero, si lo de González es escandaloso, más lo es lo de esa señora que parece habérsele comido por los pies y que se empeña en imitar sus gestos y su labia, con esa mezcla extraña de altivez y humildad en sus intervenciones públicas, esa Susana Díez que renunció a un gobierno estable y convocó estas elecciones anticipadas para salvar los muebles frente al Podemos emergente y que ahora puede verse obligada a pactar con la derecha que es Ciudadanos si quiere gobernar de nuevo.
Eso, por no hablar de Rajoy que, consciente de sus su candidato sigue siendo transparente a los ojos de los andaluces, está trabajando como nunca en la vida, saliendo a dos mítines por semana en una tierra por la que apenas había asomado, un esfuerzo que ha debido agotar a sus neuronas, hasta el punto de que ha llegado a prometer para Andalucía un millón de puestos de trabajo, más de los que ja llegado a prometer en el resto de España. 
Como dijo una vez el propio González citando a Marx, Groucho, "y también dos huevos duros". Porque las promesas de Rajoy son como las disputas de los niños y ya sabemos cómo son los huevos duros que gasta Rajoy.


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jueves, 12 de marzo de 2015

¡QUÉ GANITAS TENGO!



Qué ganitas tengo de que el Congreso de los Diputados, que es de todos, se llene de caras y siglas nuevas, que los diputados, que el Congreso deje de recordarme aquellas Cortes de Franco, con sus sotanas y sus uniformes, en las que nunca pasaba nada, porque toso estaba escrito, atado y bien atado.
Tenemos ahora, la tendremos dentro de unos meses, la oportunidad histórica de romper ese tan traído y llevado bipartidismo que nos inocularon con reglamentos y leyes, para que, como nobles brutos que somos, no nos hiciésemos daño con ese juguete nuevo y peligroso que, para nosotros, era hace casi cuarenta años la democracia.
Ayer, como si gobierno y oposición hubiesen querido hacernos notar todas las carencias que se dan en ésta nuestra democracia, se enzarzaron en las discusiones sin salida que se dan cuando, durante cuatro años, de los que discuten, uno no tiene nada que perder y el otro lo tiene todo perdido. Es ese fatalismo de la contabilidad de los votos el que lleva a esa actitud intolerable de tomar el Congreso como el resumen del país, inamovible y estancada en el resultado de la correspondiente investidura, que justifica al investido ese no volver a pisar la calle ni someterse al control, tan digno como el que más, de la opinión pública a través de las preguntas de la prensa.
No es de extrañar por eso que Celia Villalobos se aburra mientras preside una de esas interminables sesiones del debate sobre el Estado de la Nación y se ponga a jugar al Candy Crush con el iPad, no una tableta cualquiera, todo un iPad que le hemos regalado para que esté informada y comunicada en todo momento y que usa para comerse esos caramelos virtuales que engordan y abotargan tanto como los otros. Todo está escrito, todo está resuelto y la única incógnita que queda por resolver es cómo y qué se dirán unos y otros en ese escenario de farsa en que se ha convertido el hemiciclo.
Está claro que, como en el circo, si no hay riesgo, no hay emoción, y riesgo no hay ninguno desde hace tiempo. En todo caso, que un ministro sobrado como el de Defensa,  que, desde que ocupa su despacho, se ha hartado de hacer negocios-en realidad los hacía ella- con la empresa en la que tuvo y tendrá su otro despacho, defienda lo indefendible y desprecie e insulte a la diputada que le preguntó por la comandante que vive la tragedia de haber sido acosada por un superior, con el que después de denunciado y condenado, tiene que volver a convivir. O espectáculos, como el que, también ayer, dieron Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, tapando cada uno sus vergüenzas con la exhibición obscena de la del otra, embarrando una pregunta sobre la trama Gürtel con el fango de los ERE en Andalucía.
Qué harto estoy y que ganitas tengo de que en el Congreso haya tres o cuatro partidos con capacidad de gobernar y quitar gobiernos. Qué ganitas tengo de que, después de las generales de final de año, el mapa del Congreso deje de tener sólo dos colores y unas pequeñas irisaciones y se convierta en un verdadero arco iris que refleje y recoja de una puñetera vez las necesidades y aspiraciones de todos los españoles. Que ganitas tengo de que nadie pueda despreciar a nadie, porque todos necesiten y teman a todos. Quizá entonces, los ciudadanos se acerquen más a sus representantes y viceversa. Quizá entonces tengamos los políticos que nos merecemos y, en lugar de atacarlos y despreciarlos como ahora los atacamos y despreciamos, los defendamos y admiremos.
Ojalá ¡Qué ganitas tengo!


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miércoles, 11 de marzo de 2015

DOS MUJERES


Dos mujeres, dos historias, dos formas de ver la vida, dos trayectorias y, sobre todo, dos moralidades: la de quien toda su vida ha luchado siempre por la justicia y por la libertad y la de quien viene del privilegio y de mantener el privilegio ha sido la guía de su vida. Esas, la magistrada que cruzaba Madrid en bicicleta y la condesa que escapa, pisando el acelerador, a las normas y el respeto que nos hemos dado todos, serán las candidatas de Podemos y el Partido Popular al Ayuntamiento de Madrid, dos mujeres tan radicalmente distintas como distintas serán las propuestas de sus candidaturas.
Si Esperanza Aguirre, la neocondesa, está sembrando de insidias, codazos e insinuaciones dirigidas a su compañera de cartel los primeros pasos de su campaña y parece más interesada en aferrarse con uñas y dientes al poder que le da y le ha dado la presidencia del partido en Madrid e hizo lo imposible para encabezar la lista al ayuntamiento madrileño, a Manuela Carmena hubo que convencerla de que su prestigio y su decencia eran necesarias en el la lista que, por fin, puede arrebatar Madrid a quienes, especulando y trapicheando con favores y ventajas, han convertido la capital de España, aquella que fue la capital de la vanguardia europea en los primeros ochenta, en una de las ciudades más sucias, inhóspitas y caras capitales del mundo.
Manuela Carmena aprendió del dolor de sus compañeros y amigos asesinados en el despacho de los laboralistas de Atocha, mientras la neocondesa hacía una buena boda, obtenía plaza de funcionaria y se preparaba, con su perfecto inglés de señorita bien, para entrar en el Ayuntamiento de Madrid al que ahora pretende volver. Una y otra son tan diferentes que no sé muy bien qué hago aquí remarcando lo obvio.
Aunque quizá lo obvio sea que la candidata de Podemos sirvió siempre al Estado y a los ciudadanos, incluso en las circunstancias más duras, en tanto que la condesa se sirvió siempre del Estado para sus juegos de poder y sintió siempre desprecio por las instituciones, los ciudadanos y quienes les sirven, como dejó claro en su tocata (de la moto) y fuga (al palacio) en aquella sobremesa veraniega en la Gran Vía de Madrid. Pero, como dice un amigo muy castizo, a los ricos no les huele la mierda y la neocondesa salió de aquello sin consecuencias y podría, si gana, ser "la jefa" de aquellos a quienes desobedeció y humilló.
Qué distinta esta mujer arrogante y llena de esa chulería de matón de sainete que algunos se empeñan en confundir con el desparpajo, esta mujer gritona y siempre amenazante, que se permitió amenazar bajo los focos de un plató en plena entrevista con llamar a "su amigo" Lara para que la otra cadena del grupo dejase de "sacar" a Podemos, que distinta, decía, de la cordialidad que transmite la otra, la magistrada, que, sin perder un ápice de la autoridad moral que transpira cada poro de su piel, jamás pierde la afabilidad ni la compostura.
Son dos mujeres, dos ejemplos de la relación que los ciudadanos tienen con el Estado, dos mujeres bien distintas que representan a formaciones e intereses muy distintos. No sé qué dirá la neocondesa de la exmagistrada, fundadora de Jueces para la Democracia, Decana de los juzgados de Madrid y vocal del Consejo General del Poder Judicial, siempre al servicio de la Justicia y de los ciudadanos, sí sé que cualquier cosa que diga sonará a los ladridos de esos perrillos tobilleros y consentidos que se desgañitan ante adversarios mucho mayores, siempre que el amo esté presente.
Son dos mujeres muy distintas, una ejemplo del feminismo tranquilo y dialogante, la otra del peor machismo con faldas, tan distintas como el futuro que muchos queremos para Madrid y la política. Yo, de momento, estoy contento y orgulloso de poder votar a Carmena, que no a Carmona. Pero, se me olvidada, existe una diferencia más: así como los medios no hacen más que hablar, para bien y para mal, de la candidata del PP, apenas han abierto la boca para darse por enterados de que Manuela Carmena será la candidata de Podemos. Consignas obligan


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martes, 10 de marzo de 2015

RAJOY ES EL PASADO



Si alguien quisiera investigar la teoría de cuerdas, con sus universos paralelos y sus agujeros de gusano no debería dejar de aprovechar la oportunidad que le brinda Mariano Rajoy, la prueba más evidente de que los universos paralelos existen, porque él mismo vive en uno, aislado del nuestro, al que de vez en cuando se asoma a través de uno d esos agujeros que podrían llamarse "de Mariano", a través de pantallas de plasma o ruedas de prensa compartidas con colegas de otros países, porque, si por él fuese, no saldría de su particular "mundo de Yupi" ese en el que vive, ese que yo imagino en un cuartito cerca de su despacho, con la colección del MARCA bien encuadernada,  un buen acopio de puros en su justo grado de humedad, la historia en imágenes de su Real Madrid, un tablero para ensayar alineaciones, algún aguardiente gallego y una suave manta para las eterna siesta en la que vive.
Mi madre diría de él, a veces lo dice, que tiene mucha pachorra, que parece darle igual ocho que ochenta y que tiene la sangre de horchata, no como su amiga Rita que parece beber cualquier cosa que no sea el rico caldo de las chufas. Cómo, si no, se explica el desapego del, espero que por poco tiempo, presidente, respecto a la crisis abierta en su partido, que Esperanza Aguirre ha puesto patas arriba dinamitando literalmente su autoridad y la de sus más inmediatos colaboradores, al tiempo que Ignacio González, su aliado contra ella, se ve en el ojo del huracán, acosado por las consecuencias del turbio asunto de su ático regalado como contraprestación a su colaboración en negocios no menos turbios. Un asunto que desvela, de paso, la existencia de mafias policiales que sirven a intereses enfrentados entre sí, sin que, pese a que ya son públicos sus métodos y sus rivalidades, el ministro del Interior, del que dependen, haya dicho esta boca es mía.
A Rajoy, con el cadáver de Cospedal, aún caliente en Génova, con el fantasma de Ignacio González rondando por los rincones de la Casa del Correo de Sol, con sus "niñas de El Resplandor" enfrentadas descaradamente, pese a compartir cartel en unas elecciones, las de mayo, en las que el PP se juega, más que mucho, todo, con un candidato en Andalucía, Moreno Bonilla, que tienen que darse ánimos el sólo ante su intrascendencia y que caduca en dos semanas, con todo eso bajo su asiento, sólo se le ocurre decir que está en el futuro, que todo lo demás, para él, es el pasado y, al parecer un pasado ya superado, un pasado que, quizá, en su cerebro adormecido, ese que en contadas ocasiones se sacude y, cuando lo hace, como en el pasado debate en el Congreso, resulta patético, porque todo eso tan feo y desagradable de lo que hablamos el resto de los mortales existe sólo en otra dimensión.
Dice Rajoy que está en el futuro y no cae en la cuenta de que, a él y a los suyos, les queda ya poco futuro. Entre otras cosas, porque las grandes empresas y los grandes medios, los que, sin medir bien las consecuencias, despertaron al monstruo dormido de la izquierda, con el único fin de minar al PSOE, ya tienen recambio para sus siglas que, cono en la izquierda responde no a otras siglas, sino a una palabra tan neutra como contundente, Ciudadanos, esa formación que Carlos Floriano el torpe se empeña en traducir al catalán, para denostarla, porque para la extrema derecha española, que reside en el PP y entre sus votantes, nada hay peor que lo catalán.
Ciudadanos, como asegura y con toda la razón el diputado de ICV, Joan Herrera, es el candidato del IBEX 35. Para las grandes empresas españolas ese es el futuro y no Rajoy que, pese a que se lo repita una y otra vez como una salmodia, ya es el pasado.


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lunes, 9 de marzo de 2015

AGUIRRE, UN PADRASTRO EN EL DEDO DE RAJOY


Y pensábamos que ya lo habíamos visto todo... Qué va. Aún nos queda mucho por ver. Estos saben que todo ese poder que han tenido desde hace tanto tiempo, el más alto de la historia democrática de España en los últimos tres años, toca a su fin y quien más quien menos pelea con uñas y dientes por un buen retal de la confortable manta bajo la que han vivido y que, ahora, encogida y raída por tanto escándalo ya no da para cubrir a tantos amigos, colaboradores y mamporreros como se arriman al poder cuando el poder es una oportunidad de negocio.
Pensábamos que lo habíamos visto todo y no era cierto. Nos quedaba por ver esta especie de sainete trágico, en el que, si no le ponemos remedio, nosotros mismos seremos las víctimas. Y si digo esto es porque, al tiempo que escucho las informaciones que hablan de la ópera bufa en que ha quedado la autoridad del dedo de Rajoy que hoy imagino envuelto en tiritas, escucho también las palabras que el hoy presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, intercambió, entre el aroma del café y las ensaimadas, con dos comisarios de policía la de todos, sobre asuntos tan turbios como vomitivos a propósito del ático de Estepona. Y no sólo eso escucho también la propaganda que, trufada de falsos logros y engañosas promesas, está haciendo el Partido Popular de Madrid, a más de dos meses de las elecciones de mayo, presumiendo de haber rebajado impuestos, siempre más para los que más tienen, aunque, eso no lo dicen, y anunciando nuevas rebajas, sin que -mienten- eso afecte a la calidad de los servicios de una ciudad que, con ellos, se está volviendo cada día más inhóspita y sucia.
Eso es lo que puede ofrecernos la presidenta del Partido Popular en Madrid, a la que le ha importado tan poco derribar el mito de la autoridad de Rajoy, como poco le importó tirar en plena Gran Vía la moto del agente que la multó por aparcar en doble fila.
La responsable del partido que ha saqueado muchos ayuntamientos madrileños, la que se rodeó de esa ristra de colaboradores que hoy están en prisión, en el banquillo o a las puertas de él, la que nos mintió entre pucheros, diciéndonos que lo hacía por su enfermedad y la familia, cuando en realidad se fue a casa preventivamente para no tener que "comerse el marrón" del fiasco de su proyecto estrella, Eurovegas, que como una zanahoria anduvo poniendo en el hocico de los borricos dispuestos a darle su voto, vuelve  a lucir sus maneras chulescas, pasando a cuchillo a todo aquel que se le ponga en el camino, para seguir controlando los negocios que, si pilla a los madrileños dormidos y divididos, seguirá controlando desde el despacho que, sin llegar a pensar que podía acabar en sus manos, montó Gallardón para sí y para sus sucesores.
En la guerra de este fin de semana, una partida mortal, la más perjudicada ha sido, sin duda, María Dolores de Cospedal que se ha visto desautorizada y vencida por la astucia mediática de Aguirre, que no ha dudado en pasear su colmillo retorcido por radios y televisiones, con los despojos aún calientes de su secretaria general.
Hoy ya sabemos que Aguirre seguirá al frente de la presidencia del PP de Madrid sim como parece lo más probable, pierde la alcaldía de Madrid. Nada y guarda la ropa en contra de los deseos de su rival que llegó a presumir de haberse asegurado la renuncia en cualquier circunstancia de la condesa al poder en el partido. Lo ha conseguido poniendo en evidencia al presidente, de viaje en Guatemala, que ha tenido que ceder ante Aguirre, después de que ésta dejara al descubierto la sucia tramoya de las relaciones de poder en su partido. De paso, la condesa ha demostrado, no que no es el monigote que, según ellos, alguno pretenden, sino que es, como Chucky, un monigote diabólico del que nunca hay que fiarse ni siquiera cuando parece roto. Pero también ha demostrado ser el primer padrastro en el dedo omnipotente de Mariano Rajoy y, ahora, sólo basta con tirar del pellejo.


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viernes, 6 de marzo de 2015

CUANTOS MÁS, MEJOR



La gran virtud de Podemos, pero también la miseria su talón de Aquiles es su indefinición en muchos asuntos. Tanta es esa indefinición que, sin rostros y sin siglas, el discurso de la otra gran formación emergente, Ciudadanos, salvo en algunos asuntos, podría ser intercambiable. Eso es algo que el partido de Pablo Iglesias y sus compañeros debería solucionar en las próximas semanas, porque el tic-tac del reloj también suena para ellos y lo que no pueden pretender es ser como uno de esos productos que todo lo remedian y que, una vez comprado, queda arrinconado en un armario.
No sé si le pasará a otros, pero a mí me ocurre que me producen una enorme frustración todas esas trabas que pone la formación a cualquier intento de aproximación de otros partidos y coaliciones a sus siglas. Me frustra y me inquieta, porque España vive una oportunidad histórica de cambiar todo lo que hasta ahora ha dado origen a sus males, una oportunidad de cambio en la que la "sopa de siglas" no va representar los deseos de una gran parte de la ciudadanía, en tanto de una candidatura de unidad tendría muy fácil, al menos aquí en Madrid, desalojar del poder a los que hasta ahora han abusado de él o, al menos, forzar la rectificación del que hasta ahora se ha nutrido del voto útil dela izquierda.
Lo que Podemos debería tener claro es que su indefinición tiene fecha de caducidad, porque de aquí a unas semanas, prácticamente en menos de un mes, habrá de retratarse en Andalucía, donde, si todo va como parece en las encuestas, tendrá en sus manos la llave para facilitar o dificultar la gobernabilidad de Andalucía y no sólo eso, porque también podrá influir en la orientación del gobierno resultante.
Antes de que en mayo concurran en ayuntamientos y comunidades autónomas, con sus siglas o sin ellas, en coalición o en solitario, tendremos ya un retrato de Podemos en el mundo real del poder y la responsabilidad, un retrato con el que, quiéranlo o no, se presentarán ante los ciudadanos. Y lo van a tener muy difícil, porque lo único seguro es que la prensa, que casi toda está en manos de la banca y de las grandes empresas va a emplearse a fondo contra ellos. Tanto, que las campañas de acoso vistas hasta ahora van a quedarse como simples caricias.
Es comprensible que Podemos dificulte cualquier intento de acercamiento de otros a sus filas, es más que lógico que se defiendan de una posible vampirización de todo el esfuerzo que en poco menos de un año han hecho los dirigentes y militantes de la formación, pero no menos lógico es sumar a los suyos otros esfuerzos, los de quienes llevan tanto tiempo o más que ellos acercándose a la gente y sus problemas sin que, como diría la ex ministra Leyre Pajín, se diese la conjunción planetaria que en su caso se dio, les encontró en el lugar y el momento apropiado.
Yo, que deseo como el que más un cambio en el sistema que nos ha traído hasta aquí estaría más que encantado de votar a Podemos, pero más lo estaría si Podemos concurriese a las elecciones coaligado con toda esa gente de principios que lleva años peleando con el silencio al que se les condena en los medios de comunicación, con esa gente que ya estaba ahí, en los barrios y en los problemas cuando ellos llegaron y que pueden aportar mucho, ideas y cuadros, al ejercicio del poder que, más tarde o más temprano le será devuelto a la gente.
No sé si votaré a Podemos. Lo que sé es que votaré a la mayor coalición de la izquierda posible. Y es que cuantos más seamos, mejor, porque ya va siendo hora de que este país que siempre ha sido de izquierdas y solidario, despierte del sueño egoísta en el que unos y otros le metieron.


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jueves, 5 de marzo de 2015

CARNÉ DE POBRE



Al gobierno de este país, el que preside un señor que se va al fútbol la misma tarde que firma el rescate de nuestra banca y los recortes, el mismo que es capaz de cruzar el Mediterráneo para dar su apoyo a los conservadores griegos, pero se piensa demasiado, le cuesta, pisar las tierras anegadas de Aragón, a ese gobierno no le gusta que en la Valencia de las fallas y el caloret, la Valencia heredada de Camps y sus secuaces, la de quienes saquearon la televisión autonómica durante la visita del papa, mientras se enfriaban los cadáveres de las víctimas del peor accidente de metro de nuestra historia, se formen colas de medio millar de ciudadanos, a la espera de las galletas, la harina, la pasta, la leche o el tomate con que aliviar durante unos días el hambre de la familia.
No le gustan estas colas, porque acaban metiéndose en los telediarios, con mayor o menor extensión, en titulares o en reportajes, desmintiendo todas las ruedas de prensa, toda la propaganda en las que quienes nunca la han sentido nos cuentan que la crisis es cosa del pasado o, como les gusta decir, ya es Historia. No le gusta ver a todos esos ciudadanos jóvenes o viejos, hombres o mujeres, solos o con familia, con estudios o sin ellos, mejor o peor vestidos, resignados o no, que acuden a las puertas de los almacenes de Cáritas, Cruz Roja o los bancos de alimentos. No les gusta propaganda tan negativa y, por ello, se han puesto manos a la obra para acabar con ella.
El mejor modo que ha encontrado el ministro que se ocupa de los Asuntos Sociales en España y se ocupó en Vitoria mientras fue alcalde de pagar alquileres ruinosos y nada claros, ha sido el de censar a los necesitados, hacerles pasar por la humillación de tener que demostrar que son pobres, para, así, tener acceso a esa ropa y esos alimentos que, quienes podemos, costeamos con nuestros donativos y que al ministro parece molestarse que los reciban sin humillarse y sin pagar nada a cambio.
Habla este ministro que quiere hacer una lista de pobres de incluirlos en programas de reinserción o algo parecido, como si se tratase de ex presidarios, toxicómanos o cosas peores, si es que las hay. Y no parece haberse parado a pensar que, con darles un trabajo que, por humilde que fuese, le diese la seguridad y la confianza en el futuro que ahora no tienen, las colas se esfumarían o casi. Por qué no lo intentan, en lugar de utilizar los servicios sociales como jurado de un concurso de pobreza, como fiscales de las necesidades de quienes lo han perdido todo o casi todo y sólo les queda la dignidad que, ahora, quieren arrebatarles.
¿Cómo van a tratar estos servicios sociales los casos, demasiados, en los que los ciudadanos hacen esas colas para conseguir comida, porque el poco dinero que consiguen tienen que emplearlo en pagar la maldita hipoteca, para no perder la casa y lo que en ella tienen? ¿Van a contabilizar ese piso sin calefacción y con la luz y el agua justas como riqueza? Siempre les quedará eso de decir que han vivido por encima de sus posibilidades y merecen un castigo.
El ministro se escuda en directrices de la Unión Europea, la misma que está detrás de las decisiones que han dejado a todos estos ciudadanos en la cola en la que están. Puro cinismo, porque no se dan la misma prisa en tomar otras decisiones que nos acerquen al prometido y frustrado bienestar europeo, Sólo quieren limpiar las calles de tan bochornoso espectáculo que negaron y combatieron con toda su maquinaria mediática, cuando apareció en las páginas del New York Times. Piensan que la gente que hace cola durante horas, al frío y al sol, exponiendo su necesidad a los ojos de todos, lo hace por gusto, por vaguería o comodidad. Se ve que tiene claro que nunca se verá así.
Por eso, ahora quieren barrerles de la calle y fumigar su propia conciencia quitándolos de donde ya son demasiado visibles. Por eso se les ha ocurrido la brillante idea de certificar las necesidades de toda esa gente, de censar a los pobres y de darles un carné de pobres.


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miércoles, 4 de marzo de 2015

CORRUPTILANDIA


Cuando el próximo mes de mayo los madrileños acudan las urnas, tendrán la oportunidad de poner fin a doce años, veinte si contamos con las dos legislaturas de Gallardón, de gobiernos populares, todos bajo la sombra de Esperanza Aguirre, que llegó a la Puerta del Sol en circunstancias tan poco claras como las excusas con que las que dejó el gobierno, todas, eso sí, con un inconfundible tufo a cemento, ladrillo y dinero. Doce años largos en los que la crónica de lo que aquí ha pasado parece más un guión de película de serie B, de esas que han hecho rico a Enrique Cerezo, el presidente del Atlético de Madrid, ese que se peina en la peluquería de los click y, al parecer, regala áticos a sus amigos, una película en las que se mezclan el sainete, la serie negra, Perry Mason y, ahora, Fu-Manchú.
Qué se puede decir de una territorio gobernado por quienes encargan y pagan trabajos a determinados jueces, que -hoy nos hemos enterado- contrata y paga un asistente para el juez instructor de la Gürtel, asistente que le informa de los pasos que sigue la investigación, un territorio en el que, como en la "ciudad sin ley" de las películas, se compra al sheriff o a sus ayudantes, en el que los malos se espían unos a otros, un territorio en el que se da información a los ricos para que compran a bajo precio a los pobres para hacer negocio con las radiales, negocio con seguro de cobro, porque, en caso de fracasar, la ruina quedará en manos del Estado, después de haber llenado los bolsillos de los accionistas de las constructoras y de los bien informados propietarios de las parcelas expropiadas, que compraron a la baja y son expropiados ahora poco como si sus fincas estuviesen en plena Castellana, un territorio, en fin, en el que, aún con cemento hasta las rodillas, se malvende lo bueno de la sanidad pública, que es de todos, para quedarse sólo con lo que ni da ni puede dar beneficio y hacerlo trizas, un territorio en el que, faltando escuelas e institutos públicos, se regalan terrenos a quienes quieren hacer negocio con las necesidades de plazas escolares de cada territorio y que, luego, pese a crear colegios concertados ya se encargan más adelante de ahuyentar a los humildes a base de actividades extraescolares y otras zarandajas como costosos uniformes y comedores.
Un territorio que gobiernan inmorales que, con demasiada lentitud, van cayendo en el cesto, primero, de las manzanas podridas, del que algunos y sólo algunos acaban en la cárcel. Y, mientras, auténticos garrulos se convierten en señoritos de rolex y poder que hacen y deshacen negocios a la sombra feliz de la condesa que los ha escogido, los ha colocado allá donde hay para que cojan y llenen su bolsa o la del partido, para cínica sorpresa de la "madrina" que luego dirá que no sabía, no conocía o nunca sospechó.
Pero todo esto no ha podido, no puede, hacerse sin la connivencia de policías, guardias civiles o gente de leyes que han hecho o dejado de hacer, han dicho o han callado, siempre a favor de los de siempre.
La última secuencia de esta película de sesión continua la ha escrito, por el momento, el presidente de esta Corruptilandia en la que me ha tocado vivir, Ignacio González, que lleva dos días balbuceando con escaso éxito su decencia y su dignidad y que el lunes perdió los nervios y el oremus, anulando su agenda oficial para convocar una rueda de prensa con la que desmentir a EL MUNDO, que le acusa de haberse hecho con su hortera ático de Estepona, como parte de la comisión correspondiente por una de esas operaciones urbanísticas tan habituales en el territorio. Y no sólo eso. Tuvo la torpeza de acusar a dos comisarios de haber intentado chantajearle hace cuatro años, unas acusaciones que o se presentan en un juzgado o no se hacen. De modo que sus dardos a dichos policías ya se han vuelto contra él y habrá de ser un juez quien determine quién dice la verdad.
En fin, mala época esta para vivir en Corruptilandia. Sobre todo, para quienes somos de olfato fino y estómago delicado, aunque vivo esperanzado con la posibilidad cada vez más real de que, entre todos, acabemos echándoles del poder del que tanto se han aprovechado. También espero que esta vez no haya Tamayo, Sánchez ni Balbás que nos roben el resultado de las urnas.


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