lunes, 30 de septiembre de 2013

EL PERRO RABIOSO

 
 

Italia está pagando todos los años de populismo berlusconiano, todo ese tiempo en que ha estado sometida al caprichos e interesado gobierno de un empresario tramposo y ventajista -ojalá hubiese alguno que no lo fuese- todo ese tiempo en que se ha dejado mentir, complaciente, por las cadenas de televisión y los periódicos de tan patoso como peligroso personaje, un tiempo, en fin, en el que, como acabará pasando aquí si no lo remediamos, la gente prefería poner más atención y más fe a lo que "le pasaba" y le contaban en la tele que a lo que realmente ocurría en sus vidas.

Hubo de ser la crisis la que achicase en Italia la larga sombra del tramposo, pero, aún así, no tanto como para privarle de representación suficiente como para ser decisivo en la formación del gobierno, ante el autoflagelante nihilismo del Movimiento Cinco Estrellas del cómico Beppe Grillo. Berlusconi, no sé ya si porque no quiso espantar a los votantes o porque alguna de  sus múltiples condenas se lo prohibían, no figuró en las listas como candidato, pero estaba claro que siguió manejando los hilos de su partido marioneta y que su único interés en el parlamento era el de beneficiarse a su mismo, así que accedió a apoyar a Letta en la formación de su gobierno en el que se reservó varias carteras, aunque, probablemente,  con la única intención de ganar tiempo mientras los jueces se pronunciaban sobre su futuro.

La semana pasada lo hicieron, condenando definitiva e irremisiblemente al hombre más poderoso de Italia a una pena que lleva asociada su salida del Senado, algo por lo que el capo de capos de Italia no estaba dispuesto a pasar, así que rompió su baraja de cartas marcadas y se llevó del gobierno a los cinco ministros prestados, devolviendo a Italia a crisis pasadas. Y una vez más ha tenido que saltar a la arena el anciano presidente Napolitano, para encontrar una fórmula que permita salvar al primer ministro Letta y su gobierno y devolver al país a su ansiada estabilidad.

Y es en estas cuando parece que la única esperanza de salvar al gobierno para mantener esa difícil estabilidad radica en que alguno de los diputados y ministros del odioso Berlusconi se atrevan a traicionarle. Mientras tanto el dominó europeo ve con temor como la ficha de la economía italiana peligrosamente endeudada se tambalea, amenazando con derribar a las demás y la española, la primera.

No sé si, al final, la cordura volverá a ese país, lo que sé es que lo que está pasando allí es la lógica consecuencia de tantos años de coqueteo frívolo con el populismo y el fascismo, junto una terrible crisis de identidad de la izquierda que ha preferido salvar sus caros zapatos y sus bien remunerados escaños antes que meterse en el charco de sacar a la clase obrera del encantamiento a que la someten cada día las televisiones del villano.

Ese es, creo, el peor mal de Italia, España y otros países europeos que la izquierda, y los políticos que dicen representarla, entre defender a los ciudadanos y sus derechos o salvar su estatus en la política, eligen siempre esto último, abriendo hueco a personajes como Berlusconi o Beppe Grillo que, cada uno a su manera contribuyen a agrandar el sumidero por el que se van el bienestar y la esperanza de los ciudadanos.

Berlusconi es un monstruo, un perro de presa engordado por votantes torpes, egoístas o ambas cosas a la vez, que se ha vuelto rabioso y arremete contra todo y contra todos. Un monstruo más digno de la pedrada que le dieron en el mentón hace tiempo en Milán que de los juegos y las constantes caricias con que le han premiado hasta ahora. El perro está rabioso y lo malo es que es ahora cuando algunos se dan cuenta de que son ellos quienes están encadenados a su cuello y no al contrario. Y el perro prefiere morder, aunque se ahorque en ello.
 
 

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sábado, 28 de septiembre de 2013

NEPOTISMO FRUSTRADO

 
 

Qué feo, qué feo, que feo... Qué feo y que torpe.

A veces creo que estas cosas sólo pasan en democracia en España, porque me cuesta imaginar -ojalá me equivoque- otro país de nuestro entorno en el que, de una tacada, dos nombramientos de indudable trascendentes como los de directora de Competencia de la nueva Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y el de su correspondiente subdirectora, recaigan en familiares directos de dos ministros del Gobierno.

Beatriz de Guindos, sobrina del ministro de Economía y Micaela Arias, hija del ministro de "Medios Ambientes" han sido las elegidas y, por extraño que parezca, el tío de la directora del organismo que ha de vigilar la competencia en el recién creado organismo regulador de los mercados asegura no haber tenido noticia de los nombramientos hasta ayer mismo.

Qué curioso que por segunda vez su sobrina, funcionaria de carrera, obtenga un destino a la sombra de su tío, en áreas relacionadas con los cargos que éste ocupa. La primera vez fue en 2003, cuando, después de aprobar las oposiciones correspondientes, fue destinada al Servicio de la Competencia del ministerio en el que su tío ocupaba una secretaría de Estado. Dicen que Beatriz de Guindos estaba bien considerada en el área de la competencia, en la que comenzó a trabajar, pero, claro, de ahí a dar el salto que dio ayer, aunque sólo por unas horas, hay una diferencia.

Por eso el escándalo y por eso el sonrojo que vivió ayer este país. Este gobierno va tan sobrado y está tan desconectado de la realidad que cree que puede seguir haciendo estas cosas más propias de un pasado decimonónico sin que pase nada. La "pobre" Beatriz de Guindos, de la que nunca llegaremos a saber si estaba capacitada para el cargo, porque ayer mismo, vista la proporción que tomó el asunto, presentó su renuncia irrevocable, ya está marcada para siempre, porque la torpeza de su tío o algún pelota de entre sus colaboradores olvidaron que la mujer del césar, además de ser honrada, ha de parecerlo. Y el nepotismo, en este caso, como el protagonista del viejo y machista fandango, yo no digo que lo sea, pero, coño, lo parece.

En cierto modo, Beatriz de Guindos y Micaela Arias Domecq, son víctimas que se han visto en la boca del lobo del debate, a lo mejor a su pesar. Yo viví un caso parecido de cerca. Alguien tuvo la feliz idea de que la "señora" de un alto gerifalte, entonces el segundo más alto gerifalte, de la empresa para la que entonces yo trabajaba podía y debía dirigir un informativo de la cadena. Tan poco se fiaba el que tomó la decisión de los resultados que colocó a su lado a un tipo tan solvente como el bueno de Carlos Llamas para ayudarla y "controlarla". La cosa no funcionó, porque la directora no fue capaz de superar el miedo escénico que el producía el micrófono en el estudio vacío.

Al final, después de un verdadero suplicio, sobre todo para ella, un día no fue capaz de seguir y se marchó. Carlos, Charlie, Llamas se hizo cargo provisionalmente del programa y gracias a ello pudimos disfrutar, aunque menos de lo que hubiésemos querido de quien llegó a ser, no sólo una estrella, sino un verdadero héroe de la radio.

Son cosas del nepotismo que a veces trae felices sorpresas, pero que en esta ocasión, como casi siempre, y en un país tan cabreado como éste ha acabado frustrado.
 
 

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viernes, 27 de septiembre de 2013

TORPEZA OBLIGA

 
 
No hay peor tonto que l que no sabe y pretende aparentar que no lo es y creo que Rajoy es de esos. Decía Kafka que en la lucha contra el mundo hay que ponerse de parte del mundo y eso es lo que no acaba de entender nuestro presidente, porque se empeña en controlar el mundo como torpemente cree que ya controla este pobre país que, para su mal, se puso hace casi dos años en sus manos.
Rajoy ha conseguido tener a casi todos los medios de comunicación de su parte, el último, el grupo PRISA, cuyo presidente, Juan Luis Cebrián, un ludópata bursátil, según un miembro de su comité de empresa, un boqueroncito en Wall Street, según Maruja Torres, no ha dudado en piropear al mismo Mariano Rajoy que ha arrasado las redacciones de la televisión y la radio estatales, arrancando de raíz cualquier brote de libertad u objetividad, a cambio quizá de misericordia para un imperio que lo fue y que hoy, por su mala gestión, hace agua, mientras él sigue embolsándose un sueldo que para sí lo quisieran los consejeros que desvalijaron las cajas de ahorro. Lo consiguió hace unos días y supongo que los dos "don Jesús" de su vida, Jesús de la Serna y Jesús de Polanco se revolverían en sus tumbas al oírle decir que este gobierno, el de Mariano Rajoy, es el menos intervencionista de los últimos años, en clara referencia a Aznar y Zapatero, a los que culpa, nunca a su falta de visión sobre la evolución, revolución, de los medios de comunicación. Y en este punto no hay que olvidar que Juan Luis Cebrián fue de los últimos, si no el último jefe de informativos de la televisión de  Franco, pero claro, también en el caso del primer director de EL PAÍS, hoy nefasto consejero delegado del grupo que lo edita, torpeza obliga. Los voceros de la derecha, los de toda la vida, que los hay por todas partes, han tardado apenas horas, si no minutos, en hacerse eco de la torpe afirmación de don Juan Luis que los profesionales sin cargo de su grupo han tratado de esconder.
Pero, a lo que vamos, Mariano Rajoy ha decidido ocultarnos la verdadera situación de este país y, para ello, él mismo, sus ministros, los medios que controla, porque dependen orgánicamente del gobierno o porque sobreviven de sus favores, andan poniendo sus deditos en los agujeros del tonel por los que se escapan las malas noticias sobre la noticias sobre la recuperación económica de este país, con el casposo y repipi Francisco Maruenda corriendo de un lado a otro para poner sus torpes argumentos a tapar aquellos por los que la verdad sale a borbotones. La verdad es que el esfuerzo ha dado sus frutos y no hay más que ver que la cultura del periodismo está cambiando, si no lo ha hecho definitivamente ya en este país y apenas quedan ya periodistas que hagan las preguntas que hay que hacer en las pocas ruedas de prensa o entrevistas en las que les dejan participar.
Por eso se atreverán a aprobar un proyecto de Reforma de las pensiones que ni siquiera ha tenido el apoyo de la patronal en el Consejo Económico y Social, que ayer apoyó con su voto, un durísimo informe sobre el proyecto nefasto proyecto de Báñez que pretende devolver las pensiones a tiempos casi predemocráticos. Por eso, son capaces de decir que ya estamos recuperándonos, mientras toma la decisión de congelar un años más, y van cuatro, el sueldo de dos millones y medio de funcionarios y trabajadores públicos. Por eso no ponen coto a la rapiña de las eléctricas, que vuelven a subir las tarifas, pese a que el año pasado tuvieron los mayores beneficios de la Historia, por eso toman en ese campo decisiones contrarias al sentido común y al interés público, alejadas de lo que están haciendo los países de nuestro entorno, pero encaminadas a beneficiar a empresas controladas por familias de ilustres apellidos y asesoradas por amiguetes de quien legisla.
Todo esto, sumado a los escándalos de todos sabidos, mal que bien lo controlan en España, pero son tan torpes, especialmente Rajoy y sus asesores, como para creer que pueden hacer otro tanto en el resto del mundo. Y acaban de comprobar que no. No sólo al verse sorprendidos con las preguntas sobre Luis Bárcenas y sobre qué haría si finalmente se prueba la existencia de la trama en el partido, preguntas a las que respondió bastante peregrinamente, tanto que trataron de impedir su emisión presionando sin éxito a la agencia Bloomberg.
Seguro que más de una vez lo habrán hecho con éxito aquí, pero, como han comprobado, fuera de España es otra cosa. Pero había que intentarlo, torpeza obliga.
 
 
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jueves, 26 de septiembre de 2013

EL HUMO DE ADELSON

 
 

No hace tanto, decía el gobierno de la Comunidad de Madrid que el proyecto Eurovegas dependía de la reforma de la Ley Antitabaco que tan buenos resultados ha dado desde el punto de vista sanitario y que sólo critican algunos empresarios de hostelería y un hermoso ramillete de políticos demagogos que anteponen el derecho -dicen que nuestro, pero claramente se trata de su egoísta derecho o el de aquellos de quienes  pretenden el voto- a echar humo en los locales públicos al derecho del resto de los mortales a respirar libremente aire no cancerígeno en ellos.

Hablo de ello casi en pasado, porque se está produciendo un cambio en el discurso de los herederos políticos de Esperanza Aguirre y un enfrentamiento, más o menos evidente, entre estos y el gobierno en cuanto a si tal cambio se ha pedido y, más importante, si tal cosa es posible. Pero no queda ahí la cosa, porque cada vez está más claro que el asunto de autorizar o no a quemar tabaco en los casinos y hoteles de Adelson, con ser importante, no es lo más importante ni la causa de que el proyecto no acabe de sustanciarse definitivamente.

Desde hace días ya no se habla de tabaco, sino de lo que eufemísticamente se denomina el marco legal, que no es otra cosa que la larga serie de concesiones, algunas en contra de nuestras leyes fundamentales, que exigiría el magnate de los casinos para instalarse en España. Concesiones que afectarían a las condiciones laborales de los trabajadores del complejo, gran parte de los cuales vendrían directamente del extranjero, y a la fiscalidad de los premios y los beneficios empresariales.
 
Ahora, el oscuro empresario de Las Vegas, ciudad nacida para satisfacer la ludopatía y el necesario sexo de los trabajadores que construyeron la gran presa que abastece de agua a Los Ángeles, pretende que España le regale un traje legal a medida, pero un traje al que no le revienten las costuras si algún día quienes presiden el gobierno de España no son tan complacientes como parece dar a entender que lo son los populares. Ayer lo hizo saber en un comunicado en el que viene a entonar un "Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita", puesto que exige garantías de que los cambios legales, van a perdurar, voten lo que voten los españoles. Algo, intolerable, por lo que, espero, no van a pasar los representantes de los ciudadanos en el Congreso y el Senado.
 
Al parecer, los puestos de trabajo y los impuestos vendrían de fuera y saldrían fuera, con lo que el mito creado por Esperanza Aguirre, "la catalanizadora", de feliz prosperidad se quedaría en nada. Se quedaría, por decirlo claro, en los avispados propietarios de los terrenos donde se construirían las nuevas Sodoma y Gomorra y en los constructores siempre bendecidos por la administración y que tan generosos saben con los partidos que la ocupan. Pero, para los españoles, que tendríamos que  aportar los beneficios fiscales, los cambios legislativos, las recalificaciones y todo lo demás, migajas, apenas los restos de un festín, en el que serviríamos las mesas y barreríamos los salones.

Sin embargo, puede ocurrir que nada de esto llegue a hacerse realidad porque todo lo que hay detrás es humo, Humo de colores esparcido por la cazadora de talentos a sueldo de quién sabe quién, soy muy mal pensado y no me sorprendería que tuviese que ver con el negocio de marras, esparcido por el gobierno de la Comunidad, que últimamente no da una, esparcido, con menos entusiasmo, es verdad, por el gobierno de la nación, y esparcido, finalmente, por el propio Adelson que anda dejándose querer aquí y allá, diciendo primero que, si Madrid no le daba lo que quería, se iba a Cataluña y repitiendo ahora el juego con Madrid y algún enclave asiático, jugando con unos y otros para sacarles el jugo deseado, cuando la realidad parece ser que  no habrá nada de nada, porque, lo cierto es que las empresas de Adelson no gozan de buena salud financiera y podría ocurrir que, al final, lo suyo no fuese más que una Rumasa del juego, vestida de bonito humo de colores.
 
 

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miércoles, 25 de septiembre de 2013

COMO UNA PORTERA

 
 
Que me perdonen las empleadas de fincas urbanas, pero no se me ocurre otra imagen que la de la tradicional portera sainetera para describir la zafiedad y ordinariez con que la señora Villalobos, vicepresidenta en funciones del Congreso, presidió ayer el pleno, en ausencia del presidente Jesús Posada. Parecía por su actitud que la señora Villalobos, más que en el sillón de la presidencia de la cámara, estuviese en la cola de la pescadería de cualquier mercado de barrio, porque ni el lenguaje ni la actitud fueron los que cabría esperar de tan alta representante del pueblo.
Lo cierto es que la esposa del responsable de la imagen del Partido Popular, mala imagen en estos malos tiempos que corren, Pedro Arriola, defendió la posición de su partido, consistente en negar en la cámara lo que es ya un clamor en la calle como lo hubiese hecho cualquier portera de sainete, sin el gracejo, eso sí, de aquella "portera testiga" que Chus Lampreave bordó para Almodóvar en "Mujeres al borde de un ataque de nervios". Previamente, la apisonadora popular había impedido en la reunión de la mesa del Congreso cualquier posibilidad de que, como pretendían, los socialistas y la Izquierda Plural defendiesen en el plano sendas mociones en las que se relacionaba al presidente Rajoy con el turbio asunto de financiación ilegal y corrupción que acosa a su partido y que es la comidilla de todos en la calle y en los medios desde hace largos meses.
Del mismo modo que Bárcenas pasó de ser en el discurso del PP un empleado ejemplar a convertirse en innombrable para sus excompañeros, para acabar teniendo trato de delincuente y mentiroso compulsivo, parece que el Grupo Popular del Congreso no quiere escuchar ese nombre en la cámara y, mucho menos, en relación con el de Mariano Rajoy.
Ayer, al ver bloqueadas sus mociones en la reunión previa de la mesa, ambos grupos siguieron la estrategia de aprovechar el uso de la palabra de sus diputados para dar lectura de sus respectivas mociones en el debate de otros asuntos. Desde la presidencia se les retiró el uso de la palabra y, de hecho, se expulsó a cuatro diputados de la izquierda. Evidentemente la presidenta de la sesión, doña Celia, había perdido los papeles y, en medio de un "subidón" de autoritarismo se encaró al socialista Manuel Pezzi -me la imagino con el mandil, los brazos en jarra y la escoba apoyada en la pared- que le había pedido libertad para expresarse en el pleno. Villalobos, olvidando cuál era ayer tarde su papel institucional, debió creerse en la feria de Málaga entre vinos y faralaes y le soltó un descarado "A ver si lo aplica usted en Andalucía" que animó el patio y llevó a Pezzi, ya con micrófono cerrado a quejarse airadamente, mientras sus compañeros hablaban de vergüenza y sainete, hasta el punto de que el secretario del grupo, Eduardo Madina, ya ene l uso de la palabra exigió disculpas a Villalobos por "el papelón" que acababa de hacer.
Esa es la palabra, papelón, porque papelón es lo que hacen quienes desde hace tiempo parecen no ser conscientes de que la mayoría que tienen en el Congreso es prestada y circunstancial y que pocos de los que les llevaron a sus escaños volverían a votarles, porque lo que piensa la calle y las cuentas que la calle tiene pendientes con el Gobierno y el partido que lo sustenta tienen más que ver con quienes pretendían ayer dar lectura a sus mociones que con quienes defendían el fortín desde la mesa.
Actitudes como las de Posada y Villalobos perjudican no sólo a quienes las mantienen, ofendiendo a quienes son representados por el resto de la cámara, sino que perjudican seriamente al prestigio del Parlamento que difícilmente podrá ser visto después de lo de ayer como algo mejor que un patio de vecindad con la portera Villalobos al frente.
 
 
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martes, 24 de septiembre de 2013

SONROJO

 
 

Me ha llamado la atención comprobar lo difícil, por no decir lo imposible, que resulta encontrar en la red alguna foto de la Casa del Correo con una sola bandera en el balcón, de cuando, en los duros años del franquismo, lo ocupaba la Dirección General de Seguridad, con sus policías de  largos abrigos y gorras con barboquejo, armados primero con viejos fusiles y luego con eso que yo pensaba que eran "metralletas" y en la mili aprendí que eran subfusiles, montando guardia en un enorme portalón que a ninguno nos apetecería cruzar y que un día comprobé que no era esa la puerta que se cruzaba cuando te llamaban o te llevaban a declarar ante la Brigada Político-Social. Me ha extrañado y me ha hecho pensar en que cada vez habrá menos gente que sepa que los sótanos de lo que fue la DGS  estaban llenos de calabozos y que algún día llegará en que nadie lo recuerde.

Fue buena la intención de Joaquín Leguina al escoger el tenebroso edificio de la policía franquista como sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid. Lo que no sé es si fue acertada, porque no hay nada peor que la desmemoria para la buena salud de un pueblo. Leguina pretendió exorcizar aquella cueva del dragón, instalando en ella una institución democrática de nuevo cuño, pero, de algún modo, borró la memoria de tanto horror, muertes incluidas, como el que se vivió allí.

Y es que en ese edificio se torturó y se torturó mucho a quienes luchaban contra la dictadura y tenían la desgracia de caer en manos de la policía. Y, para caer en sus manos, bastaba con haber escrito cualquiera de las entradas de este blog o muchos de los post que habitualmente colgamos en nuestro muro y, no digamos, los escuetos y muchas veces poco sopesados twits que colgamos. Por eso me duele este olvido que pretendió ser terapéutico y, a la larga, ha enquistado el dolor de las víctimas y sus familiares.

España es un país que, como los niños, ha tapado sus oídos y ha entonado esa salmodia de "es mejor así, hay que perdonar", para no escuchar las voces de las víctimas. Y, si no ha sido capaz de sacar a las víctimas de tantos fusilamientos arbitrarios, de tantas venganzas, cómo iba a ser capaz de juzgar y condenar, no ya a los asesinos que siguen vivos y con sus manos manchadas de la sangre o la tinta de aquellos crímenes, sino a esos policías que golpeaban hasta la propia extenuación no la de quienes torturaban, a veces a la búsqueda de una información, a veces por puro placer.

Muchos de ellos superaban en edad a sus víctimas, lo que ha permitido que únicamente dos hayan sobrevivido a quienes han tenido el coraje de reclamar a la justicia argentina lo que la de su país les niega. Uno de ellos es el más famoso y más miserable de ellos, Juan Antonio González Pacheco, conocido como Billy el Niño y famoso por su crueldad, dentro y fuera de la DGS, que fue hábilmente retratado con otro nombre por su tocayo Bardem en la película "Siete días de enero", en la que se cuenta su relación con la matanza de los abogados de Atocha.

González Pacheco y sus compañeros no debían estar muy tranquilos, visto el final de sus colegas de la PIDE portuguesa y no parecían dispuestos a dejarse coger como ellos que, sabiendo lo que tenían a sus espaldas, se resistieron como nadie a entregar las armas a los capitanes de abril. Pero no tenían nada que temer, porque aquí optamos por mirar para otro lado. Tanto, que alguno de aquellos perros de presa culminó su carrera como jefe superior de Policía de alguna que otra provincia, y tanto, que González Pacheco se convirtió en responsable de seguridad de Peugeot en España.

Por eso, porque esta gente no tuviese que responder en España de todos sus esfuerzos, no puedo sino sentir sonrojo al ver que ha tenido que ser una juez argentina, María Servini, la que, instruyendo la denuncia presentada contra ellos en aquel país, haya decidido llamarles a declarar como imputados.

Y a partir de aquí, más sonrojo, porque la fiscalía española se opone a que sean detenidos para que respondan ante la juez Servini, mientras que Argentina ha decidido abrir sus consulados en España para recibir nuevas denuncias contra quienes disfrutaron golpeando mientras estaban hambrientos, mal dormidos y esposados a quienes sólo pretendían que su país fuese más libre y mejor. De ahí mi sonrojo.

 

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lunes, 23 de septiembre de 2013

LA RUTINA DE VOTAR

 
 
Andamos enredados en el análisis del resultado, histórico dicen, de las elecciones alemanas y las consecuencias que tendrá para España. Yo no dudo que esté bien hacerlo, al fin y al cabo la aldea global en que nos ha tocado vivir tiene estas cosas y a nadie se le escapa que los estornudos en Berlín son catarros en España, pero, aún así, debemos ser conscientes de que las elecciones que verdaderamente importan son las que celebremos en España, para elegir, alcalde, eurodiputados o a los miembros de los parlamentos autonómicos o el nacional.
Parece que quieran hacernos creer que, votemos lo que votemos aquí, lo que realmente nos va a afectar es lo que votaron ayer los alemanes. Puede que, efectivamente, ese 42% conseguido por Merkel y lo que vaya a hacer tenga consecuencias no deseadas para nosotros, pero os aseguro que la gestión corrupta de algunos, demasiados, de nuestros políticos poco o nada tiene que ver con quién gobierne en Alemania. Tampoco el desmantelamiento de la sanidad madrileña y los negocios que los hegemónicos populares pretenden hacer con él tiene que ver con la caída de los liberales alemanes, ni el pequeño repunte socialdemócrata tendrá que ver con el futuro de los socialistas españoles.
Resulta curioso, cuando no aterrador, pararse a pensar en qué es lo que lleva a algunos de nuestros conciudadanos a votar. A veces es el "desparpajo" del candidato o la candidata, a veces, el AVE que nos pone a la puerta de casa, con un coste insoportable, y su afición a viajar en taxi y regalar anchoas; a veces, la simpatía que generan tiene que ver con su prestigio, como en el caso de Rato, que a punto estuvo de hundir España como hundió Bankia. O, a veces, por qué no, votamos a un Zapatero para que no nos falle y, al final, nos falla.
Qué quiero decir con esto... sencillamente, que no sabemos proyectar en el futuro las consecuencias de nuestro mecánico acto de votar, que nos dejamos llevar por la sonrisa de un candidato, sin pararnos a pensar en que todos sonríen, todos cogen en brazos a niños y los besan y en que todos hacen promesas. No es eso lo que tenemos que tener en cuenta a la hora de votar, los candidatos están en campaña y una campaña electoral es como un enorme anuncio, un spot que dura quince días en el que nadie es quien dice ser. Sería bueno poder mirar -y aquí doy una idea- a cualquier candidato tras las bambalinas, ver cómo trata a sus colaboradores, como s e levanta por las mañanas, saber con quién habla por teléfono, si tiene buenas digestiones y, sobre todo, en qué piensa cuando se queda solo en su habitación.
Sé que nadie lo va a hacer y que si se hace, como alguna vez han pretendido hacernos creer que se ha hecho, será bajo el control absoluto de los responsables de campaña de cada uno de esos candidatos metidos a actor, cuyo parecido con la realidad, igual que el brillo de cualquier coche en un anuncio, frente al que ese mismo coche, una vez que lo compramos, tiene a la puerta de nuestra casa, es pura coincidencia.
Sería bueno que la información que nos llega de aquellos entre quienes hemos de elegir a nuestro candidato no fuese de parte. Sería bueno conocer los pasos que ha dado para llegar estar ahí y por qué lo hace. Sería bueno, pero conseguirlo entra dentro de la parapsicología. Mientras tanto, creo que bastaría con que, a la hora de votar, pensásemos más en nosotros, nuestros hijos y nuestros vecinos que en castigar a Fulano o a Mengano. Bastaría con votar a favor en lugar de hacerlo en contra. Es difícil, pero a veces ha funcionado y puede volver a hacerlo. Bastaría con que el acto de votar dejase de ser una rutina para convertirse en un acto responsable.
 
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sábado, 21 de septiembre de 2013

LA MALA PATA DEL REY

 
 
Que el rey ha tenido muy mala pata es algo evidente. Quién iba a decirle al artífice de la tan cantada transición española que iba a verse en estas, arrastrando su majestad por actos oficiales, supongo que sedado como para no hacerle insoportable el dolor en la articulación de su cadera, aunque demasiado aturdido como para ser capaz de cumplir el guión de las tediosas ceremonias que ha de presidir y con el verbo demasiado espeso, como pudimos comprobar quienes le escuchamos pronunciar, obligado por el protocolo, el breve discurso con el que, el pasado lunes, abría el año judicial.
Se le vio tan decaído, tan venido a menos, tan incapaz de afrontar con dignidad sus obligaciones, que enseguida se dispararon los rumores, no ya sobre su salud, sino sobre su propia continuidad en el trono o sobre el trono mismo. De alguna manera, lo apunta hoy Peridis, con su inigualable mezcla de agudeza y ternura, en la viñeta que publica EL PAÍS. Y tiene razón el palentino, porque tanto se ha dejado que se deterioren las cosas, clínica y políticamente, que, a lo peor, hay que cortar por lo sano, más en la política que en el mismo quirófano.
La rueda de prensa de ayer, tan inédita como las explicaciones del rey de marruecos sobre sus zafios indultos, no fue más que un golpe de timón con el que corregir el peligroso rumbo al que nos estaba llevando el absurdo silencio con el que se ha pretendido quitar importancia a lo que se hizo evidente para todos en el acto del lunes. Y es que la pretendidamente moderna y cercana monarquía española conserva tics del pasado y uno de ellos es el secretismo con que se rodea cualquier dato relacionado con la mala salud del monarca. El mimo jueves se negaba con rotundidad desde la Casa Real que se hubiese producido un "parón" en la recuperación del rey de su última operación. Y ayer, veinticuatro horas después del desmentido se admitía, con las mismas palabras, la existencia de dicho parón.
Me preocupa y me exaspera un tanto, para qué negarlo, saber que este país va a tener varios meses a su achacoso jefe de Estado en el garaje y me preocupa y me exaspera más, si tomo en consideración que el rey tiene un heredero suficientemente preparado, no ya para representarle, sino para sucederle incluso. Es algo que no entiendo y que sólo tendría una o, mejor dicho, dos explicaciones. La primera, que atañería al propio rey y su familia es la que me lleva a pensar que el rey, como buen padre, protege a su hijo, manteniéndose en el trono, de la onda expansiva del proceso judicial abierto a su cuñado  Iñaki Urdangarín y quizá a su hermana la infanta Cristina y que, de momento, es casi una anécdota, comparado con lo que puede llagar a ser, cuando Urdangarín y probablemente su esposa tengan que sentarse en el banquillo de los acusados en el juicio oral, en vista pública. La otra es la necesaria reforma constitucional a que obligaría la abdicación del rey en su hijo Felipe, para hacer compatible la tan cacareada y necesaria igualdad de derechos entre hombres y mujeres, para que la hija mayor del hoy heredero, la infanta Leonor, encabezase la línea sucesoria en lugar de su primo Froilán. Una reforma que convertiría en incontestable cualquier otra propuesta de reforma de la Carta Magna, especialmente en lo relativo al diseño autonómico o federal del Estado y todos aquellos aspectos de la misma que la crisis que nos asfixia ha puesto en evidencia.
El rey ha tenido mala pata, como la tienen quienes no saben retirarse a tiempo. Quizá hubiese debido apartarse hace unos años, cuando la inmensa mayoría de los españoles se ven obligados a retirarse. No lo hizo y quizá va a tener que comerse el marrón de ver Urdangarín entre rejas. Con ello quedaría a salvo su hijo Felpee para hacer borbón y cuenta nueva. Pero no lo hizo y el personaje en quien alguien  llegó a pensar como candidato al Nobel hoy se ve enfermo, cansado y desprestigiado porque, por suerte o por desgracia, los jóvenes han olvidado o no conocen sus méritos que, aunque no sabemos cómo hubiese sido sin él la transición, no hay que negar que los tuvo.

viernes, 20 de septiembre de 2013

FRANCISCO Y ADOLFO

 
 
 
¿Y si fueran verdad todos y cada uno de los gestos de Francisco? ¿Y si "el espíritu santo", cansado de la iglesia de los ricos y poderosos, hubiese dado un golpe de timón eligiendo al jesuita como papa? Como podréis comprender, para un ateo como yo sólo cabía contemplar con escepticismo todos esos gestos del papa jesuita. Sin embargo hay algo en ellos que me inclinan a la esperanza de un cambio real, siempre que Francisco sobreviva, claro, a las conspiraciones, los recelos y los caldos de tantos cardenales corruptos, decepcionados que se a estas horas se deben sentir amenazados por el ciclón en que se está convirtiendo el nuevo papa.
A estas alturas tengo la sensación de que Francisco es el Adolfo Suárez de la iglesia católica, surgido del mismo y apolillado sistema para cambiarlo, y temo por él. Temó que acaba teniendo el mismo o peor fin que tuvo Suárez, condenado, primero, por los suyos y después por el mal de Alzheimer que le ha privado -no sé si por suerte o por desgracia para él- de asistir al presente de lo que fue la obra de su vida, y llamado como aquel joven falangista de Cebreros a transformar una realidad que parecía inmutable.
Lo que está consiguiendo que cambie mi opinión sobre este papa, al igual que lo que consiguió que cambiara la imagen que un joven antifranquista podía tener de quien había sido ministro secretario general de aquel Movimiento inmovilista que se inventó Franco para decirnos qué y cómo podíamos y no podíamos hacer, es que los gestos que hace están siendo coherentes con los pasos que está dando en el seno de la iglesia de Roma.
Sin embargo, al igual que Suárez tuvo en su contra a bastantes, de esos viejos generales y almirantes, tan acostumbrados a privilegios y prebendas, como para considerar cualquier asomo de libertad que se nos concedía que se nos concedía al resto de los mortales, era una ofensa a su uniforme y su pasado que había que vengar con sangre... al igual que a Suárez, creo que los almirantes y generales de la iglesia, los obispos y cardenales, van a hacer lo posible para maniatar a este papa, si no es que intentan un golpe de Estado o algo peor.
Tal parece que a Francisco no le hace falta un Fernando Ónega que le inspire aquel "puedo prometer y prometo" porque parece brillante y habilidoso y ha sabido desde el primer momento que debe pisar los palacios vaticanos lo menso posible para no caer en las garras del sistema político más antiguo y más inmovilista de los que hemos conocido. Hace unos días leía un titular que recogía algo tan obvio como que el Opus Dei desconfía de Francisco y no me extraña porque la secta a la que se dice que perteneció Adolfo Suárez, se hizo muy poderosa durante el reinado de Juan Pablo II, no perdió del todo sus privilegios con Benedicto XII, pero parece que, si consiguen mantenerlos, no va a ser por gracia de Francisco, sino por toso el rancio poder que han acumulado.
Lo dicho por el Papa a la revista La Civiltà Cattolica, de la compañía de la que formó parte hasta alcanzar sus cargos en la iglesia, es de lo más revolucionario que se ha escuchado de un responsable de la jerarquía católica y tan inquietante para sus viejas estructuras como lo fue la publicación de "El origen de las especies" en el XIX. No sé qué va a ser de la mayoría de nuestros obispos y párrocos si tienen que abandonar su obsesión por el matrimonio igualitario o el aborto. No sé qué va  a ser de todos esos obispados y órdenes religiosas, cargados de propiedades y privilegios fiscales, si tienen que ponerlos al servicio de desahuciados e inmigrantes sin papeles. No sé a qué se van a dedicar si dejan de meter sus narices en las camas de quienes son sus fieles y quienes no lo son. No sé qué va a ser de ellos sin esa "injerencia espiritual en la vida personal de los ciudadanos" que tan bien se les da. Tendrán que ponerse a trabajar y eso, como escribió Sciascia, cansa.
Adolfo Suárez y el papa Francisco tienen algo en común. Si éste consigue culminar su obra como aquel el futuro del mundo será muy diferente, tanto como lo fue la España esperanzada que surgió de sus reformas. Y lo va a ser tanto para los católicos como para el resto de los ciudadanos del mundo, como lo fueron las reformas de Suárez para sus votantes y para el resto de los españoles.
 
 
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jueves, 19 de septiembre de 2013

FIAR EN OTROS

 
 
Entre las muchas y a veces ingeniosas definiciones que hay de la política creo que falta una, a lo mejor no, que la describiría como el arte de no tener nunca la culpa o el de encontrar siempre algo o a alguien a quien echársela. Lo comprobamos a cada minuto y, si además somos madrileños, a cada segundo, y nos sobran los ejemplos.
Si para llegar al ayuntamiento Ruiz Gallardón necesita hacernos creer que Madrid será olímpico, sea. Con el mayor de los desparpajos y cargado de babeantes superlativos nos hace creer por dos veces, no sólo que esta vez -2016 y 2020- lo será, sino que él seguirá siendo fiel al compromiso adquirido con los madrileños. Luego, su espíritu de servicio le llamará como ministro de Justicia del gobierno de Rajoy, quien, por cierto, debe invertir horas y horas en buscarse el puñal en la espalda cada vez que nuestro escurridizo ex alcalde le enjabona bien enjabonado.
Al final, después de centenares, qué digo centenares, miles de millones de euros invertidos Madrid ha sido desalojado por tres veces de su artificial paraíso olímpico. La última, estando la vara de alcalde en manos de Ana Botella, que, gracias al sospechoso silencio de Gallardón, tan dado a posar en las fotos, si está seguro de salir guapo, claro, anda comiéndose el marrón, acompañado de un relajante café con leche, en alguna terraza de la Plaza Mayor. Gallardón se ha quitado de en medio, como se quita uno de debajo de un chaparrón.
Pero no sufráis, porque doña Ana, la alcaldesa, también se ha puesto a cubierto y lo ha hecho con el impermeable de la maldad del COI, capaz de engañarnos y de no creer en las bondades de un Madrid austero y simpático para recibir a atletas y visitantes, repletos de camareros dispuestos a servirles café con leche y cenas románticas, con su inglés de Mangold, en terrazas y restaurantes.
Del final del sueño olímpico tuvo la culpa el COI, pero ¿y de lo que está tardando en materializarse la pesadilla de Eurovegas? Ahí, los apostantes embaucadores han sido, cada uno a su manera y, a veces, escondiéndose las cartas unos a otros, la ex presidenta Esperanza Aguirre, que se quitó de en medio, dimitiendo de la presidencia de la comunidad, cuando el proyecto dejó de estar tan claro, pese a lo que, al parecer, siguió en contacto con el padrino Adelson, a espaldas del pringado de su sucesor, que se enteraba por la prensa de su agenda en el proyecto.
El dinero necesario para convertir un erial en una nueva Las Vegas no aparece, porque no hay nada más cobarde que el dinero y son tantas las concesiones legales y tanto el dinero público para llevar adelante el proyecto que tiene que hacer y poner un gobierno desprovisto de futuro y de la confianza que se lo diese, en un país que es, y lo va a ser aún más, de pobres. El dinero no aparece y el señor González, don Ignacio, nos quiere hacer creer que es por un quítame allá esos humos, cuando, en realidad, lo que Adelson quiere, y al parecer alguien le ha prometido, es que nosotros pondremos el culo, mientras el dinero y el trabajo se lo llevan otros, porque exige que los premios coticen a las haciendas de los países de origen de los jugadores y unas condiciones laborales al margen de las que reconoce la legislación española. Y, claro, ningún gobierno que se precie, salvo gente sin escrúpulos y sin futuro como González, parece dispuesto a bajarles los pantalones a los que luego les han de votar.
Otro tanto está pasando con Mas y su proyecto soberanista del que anda ya reculando, culpando de sus pocas posibilidades de éxito a la salida de la Unión Europea que conllevaría la independencia que, entre otras cosas, espantaría a los inversores del proyecto de mega casinos -e todas partes cuecen habas- de Barcelona World. O que decir del hombre de confianza de Rato y Blesa en Caja Madrid y Bankia, que, después de años de cobrar una pasta por esa confianza, ayer, ante el juez negó, como Pedro a Jesús, a la hora de asumir responsabilidades sobre la salida a bolsa del banco hoy en manos del Estado.
No hay vuelta de hoja, lo importante no es no tener la culpa, sino tener a quién echársela, lo que importa es saber reconducir nuestros fracasos achacándoselos a imponderables o, lo que es más fácil a otros. Nuestros políticos llevan décadas fiando en otros  sus proyectos cuando se tambalean. Otra cosa es lo que ocurre a la hora de ensartarlos en el anzuelo electoral. Entonces, tales proyectos son fruto de su desvelo y su amor por nosotros y nuestro bienestar.
 
 
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miércoles, 18 de septiembre de 2013

NO SON HUMANOS

 
 

El rey de Holanda acaba de proclamar en voz alta el final del Estado de Bienestar. Y eso que no conoce el infierno que están viviendo demasiados pensionistas españoles. O quizá por eso, porque, no lo olvidemos, la tradición democrática de unos de los países que inventó la especulación y mantuvo sus colonias hasta no hace tanto, deja mucho que desear.
 
Pero hablemos de nosotros mismos, de quienes nos gobiernan, de quienes están tomando las decisiones, digamos claramente que no son humanos. Que no tienen corazón. Que son gente sin sentimientos, de moral distraída que, una de dos, o viven en una burbuja de irrealidad o, me inclino más por ello, les importa poco o nada el destino de los millones de españoles que se han dejado la vida trabajando para permitirles hacer, a ellos o a sus amigos, sus más que suculentos negocios. Si no fuese así no se atreverían a llevarse 33.000 millones del dinero destinado a pagar sus pensiones en los próximos años.

Ayer, a primera hora de la tarde, escuché en la Ventana de la Cadena SER a unos cuantos jubilados hablando, no sólo de estos planes del gobierno Rajoy, sino de lo que ha hecho hasta ahora el Partido Popular con sus pensiones, alguna de las cuales ha subido lo justo, una miseria que me temo ha sido perfectamente calculada, para que ascienda un escalón en las tablas del IRPF, con lo que, en la práctica, la falsa subida se traduce en una pérdida de casi cien euros mensuales para una pensión que apenas supera los mil euros.

Testimonios desgarradores de mujeres que, con setenta y cinco años, han tenido que dejar su hogar para ponerse a limpiar los de otros, porque la pensión de su marido no da para afrontar los gastos de  la pareja y un hijo parado. O los de más de un pensionista que se ve obligado a hacer malabarismos para pagar, con una pensión de seiscientos euros, el alquiler de la vivienda, los gastos que acarrea y, además, no morirse de hambre. También hay ancianas, como una que llamó, que pasa el invierno envuelta en una manta, para, con el dinero que podría gastar en calefacción, ayudar a su hija a sacar adelante a su prole. O el desgarrador testimonio de otra que llegó a pedir la eutanasia ante la imposibilidad de vivir dignamente los años que le queden de vida.

Todos y cada uno de los jubilados que han intervenido, algunos entre lágrimas, no han hecho otra cosa que reproches a estos desalmados que nos gobiernan, a los que les han llamado de todo, menos bonitos. Supongo que a más de uno le habrán amargado la sobremesa y os aseguro que desee que a la ministra Báñez, a sus secretario general de la Seguridad Social o a cualquiera de sus colaboradores les sorprendiese esa hora de radio regresando al despacho después de alguna comilona o que, en su defecto, su servicio de prensa le haya hecho llegar un resumen de esos intensos minutos de radio.

Pero, aún así, cualquier esperanza de que una ministra tan torpe y tan de palo como ella se conmueva por cosas como ésta, acostumbrada a cobrar las rentas de sus pisos y sus fincas, además de las dietas por tener que residir en Madrid, donde también es propietaria, va a ser más que difícil. De momento ha maquillado el tijeretazo que quiere dar a nuestras pensiones como una innovación que pondrá a salvo nuestras pensiones y las de nuestros jóvenes. Las suyas, claro, no corren peligro, así como la de su hermano, Y si lo corre, para eso están los chanchullos  de los que se beneficia y a los que la casta a la que pertenece está tan acostumbrada.

Lo escribía hace dos días y lo repito. Están jugando con fuego, porque si esto sigue adelante, la paciencia de nuestros jubilados se va a colmar y, a no más tardar, van a comenzar a echarse a la calle y, aunque a algunos antidisturbios y a sus mandos les creo capaces de todo, verles apaleando y arrastrando por el suelo a quienes podrían ser sus abuelos va a ser un espectáculo que abrirá muchos telediarios en todo el mundo. Y eso, señores, en un país que se ha hecho famoso por el nivel de corrupción de sus políticos va a ser muy difícil de sobrellevar.

No son humanos. Van a la suya y no soy capaz de imaginarles ante el electorado en una nueva campaña electoral. A veces creo que son una especie de díazferranes que hemos dejado llagar al gobierno y que no vas a parar hasta vaciar la caja, desvalijándonos y dejándonos sin nada. Porque, si se presentan, dudo, no ya que reputan en el gobierno, sino que ni siquiera obtengan un resultado medianamente digno.
 
 
 

martes, 17 de septiembre de 2013

LA BURBUJA EDITORIAL

 
 

Aún recuerdo cómo todos los años, por estas fechas, en mi familia, incluso por entonces numerosa, tres varones y una niña, se componía el puzle, a veces complicado de cuadrar, de llenar la cartera de tres colegiales, la pequeña quedaba al margen por edad y porque "iba con las monjas", con los libros de texto recomendados por el colegio, un pequeño colegio de barrio, seglar y con nombre de virgen, llevado por una familia, para el que, pese al malicioso y rebelde punto de vista del niño y adolescente que fui en él, sólo tengo elogios y del que guardo buenos recuerdos.

Éramos, como digo, tres hermanos en el mismo colegio y eso ayudaba, porque una gran parte de los libros que yo necesitaba, por no decir todos, los heredaba de mi hermano mayor, con el que me llevaba poco más de trece meses -el traicionero doctor Ogino debió tener la culpa- y que, obligado o por vocación, los cuidaba con esmero, con lo que yo los recibía como de "kilómetro cero".

Aún así, siempre había que conseguir los libros de ese hermano que a veces venían del primo Juan de Dios, mucho más creativo, rebelde y hábil ilustrador, y alguno de los míos que, por exceso de kilómetros, por cambio de profesor, por extravío o por alguna otra razón, había que comprar.

Era entonces cuando se ponía en práctica el plan B que no era otro que el de tratar de encontrar esos libros en buen estado en cualquiera de las librerías de segunda mano -no de viejo, que son otra cosa- abiertas en la castiza calle de los Libreros. Allí estaba la Felipa, con casi medio siglo de oficio y mal humor, pero eficaz como pocos, tasando los ejemplares que le llevaban "los de septiembre", con las asignaturas recién aprobadas, y poniendo precio a los que, casi inmediatamente, nos adjudicaba y tachábamos de la lista, cuidando mucho que la edición no fuese demasiado antigua.

Recuerdo aquellas excursiones al "centro", con un metro recién inaugurado desde mu barrio, después de un año largo de obras infernales, todavía en pantalón corto -genial invento que permite al niño crecer y alargar sus piernas sin resultar ridículo- a una calle demasiado cercana, para las mentes bien pensantes, de la tenebrosa calle de la Ballesta, junto a la que, al final, acabé trabajando.

Recuerdo la última vez que pasé por la calle de los Libreros, hace unos años, en busca de un libro ya descatalogado y recuerdo que apenas tenía que ver con el bullicio que yo recordaba de aquellos septiembres de mi infancia y adolescencia. Creo recordar que la famosa librería de La Felipa ya no existía o acaso no la supe encontrar, pero lo cierto es que la calle estaba muy cambiada y que me dio por pensar en cómo el mal que aqueja a los nuevos ricos y el peso de los lobbies editoriales -yo trabajaba para uno y sé de sobra que algunos asuntos, como éste, eran tabú- en los gobiernos de la España democrática, con sus continuos cambios de planes de estudio, acabaron convirtiendo los libros de texto, incluidos los de algo tan rancio y fosilizado, como la religión, con lo que hundieron el negocio de la compra-venta y enriquecieron a determinados grupos editoriales que tenían, cada curso, un fijo de ingresos en caja.

Era, no me cabe la menor duda, todo un negocio que degeneró en burbuja, en el que lo que sería imposible de otro modo, se sostenía con las ayudas para libros costeadas con dinero público. Y, de aquellos polvos del derroche y el cambiar los textos por cambiarlos, vienen estos lodos de libros carísimos y "de obligado cumplimiento" que cada familia debe comprar a pelo y sin la anestesia de una ayuda, porque estos señores, a los que, probablemente, muchos de los perjudicados habrán dado su voto, no son capaces de ver más allá de los límites de su chalé o la comunidad de vecinos de su lujosa casa y, por ello, han decidido acabar con las ayudas, pero no con la burbuja, dejando a muchas, demasiadas, familias colgados de la brocha en este inicio de curso.

Sería bueno que quienes nos vayan a gobernar en el futuro pensasen más en la gente a la que representan, les voten o no, que en esas editoriales, no ya con periódicos, sino con grupos mediáticos completos que curso a curso han ido hinchando la burbuja que ahora toca desinflar. Si no, ya se encargará la sociedad civil con sus iniciativas y su capacidad de presión quien se encargue de desinflarla.

 
 

lunes, 16 de septiembre de 2013

PENSIONISTAS SILENCIOSOS

 
 
Que este es un país envejecido del que, por si fuera poco, la crisis está expulsando a los jóvenes mejor preparados, lo sabe de sobra el Gobierno, como sabe de sobra que los mayores, a los que toca sobrevivir de una pensión generalmente escasa, se vuelven temerosos y conservadores. Pero como también sabe el Gobierno, la pasividad, el silencio de los pensionistas, que hasta ahora ha sido una de sus mayores bazas electoral, tienen un límite y ese límite es el que marca el no poder llegar a final de mes con lo mínimo para sobrevivir y ese, para muchos de nuestros jubilados, límite está cada vez más cerca, si es que no se ha rebasado ya.
Rajoy se encamina ya al final de la legislatura y cada vez son mensos los asuntos sobre las que puede seguir mintiendo a los ciudadanos y, además, se le vienen encima los deberes que le imponen desde Berlín y Bruselas. Uno de ellos, inexorable, el de reformar el sistema de pensiones español, tarea para la que encargó un informe a un grupo de expertos, casi todos implicados negativamente, a los ojos de los pensionistas o los de quienes deberían defender sus intereses, en el sector financiero, interesado en revitalizar los fondos de pensiones, como complemento a las raquíticas pensiones que, al parecer, nos esperan.
Pues bien, a pesar de todas las críticas recibidas por dicho estudio, parece que, como desvelaba ayer EL MUNDO, lo que prepara Rajoy para presentar ante Berlín y Bruselas es aún más negro para los pensionistas que ese informe tan unánimemente rechazado, aunque, según la interpretación que hace el autor de la información, lleva el sello de Rajoy, puesto que la terrible pérdida de poder adquisitivo para las pensiones que acabará provocando la pospone hasta después de resolver las citas electorales pendientes,
Queda claro en las simulaciones que maneja el ministerio de Fátima Báñez y que provocaría, a partir de 2016 una terrible desviación entre el incremento de las pensiones y la inflación prevista por el propio gobierno para esos años y que augura una vertiginosa pérdida de poder adquisitivo de las pensiones partiendo del dato de que el incremento de la inflación será siete veces superior al del importe de las pensiones.
Dicho de otro modo, si se cumplen los planes del gobierno, convenientemente ocultados a los interlocutores sociales representados en el Pacto de Toledo, nuestros jubilados, nosotros mismos, nos veremos abocados a una vejez miserable en la que ni siquiera podremos contar con el auxilio del Estado de Bienestar que, para entonces, y, si lo seguimos consintiendo, será apenas un recuerdo del pasado. Nos jugamos mucho y nos toca informar responsablemente a  nuestros mayores de lo que se juegan también ellos, Debemos hacer lo posible para que esa mayoría silenciosa que ya se conforma con poco -un poco de sol en el parque, un paseo, sus medicinas, comer más o menos bien y unas horas de tele- tomen conciencia de lo que se juegan cada vez que van a votar o dejan de hacerlo.
Rajoy y los suyos, viven de esas mayorías silenciosas que no salen a la calle, que se resignan y callan. Lo repiten una y otra vez y están convencidos de que ese silencio es u fuerza, de que toda esa gente que calla y otorga, aturdida por las televisiones que controla o que le sirven, les da la razón. Y ya va siendo hora de que tal cosa deje de ocurrir.
Los planes del gobierno del PP son los de cebarse ahora -mejor dicho, dentro de dos o tres años- con los jubilados, cada vez más y más costosos. Y sería bueno que esos pensionistas dejasen de ser silenciosos para gritar con su voz o con su voto que basta ya de abusar de los más débiles.
 
 
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sábado, 14 de septiembre de 2013

LOS 328

 
 
 
Aunque el afán simplificador de los tiempos que corren nos lleva a resumir el olímpico batacazo de la candidatura Madrid 2020 en Buenos Aires nos lleva a resumir el sainete en el pasaje "a relaxin' cup of café con leche in la Plaza Mayor", aprovecho para disculparme por tomar parte en tan adictivo juego, no debemos olvidar ni debemos consentir que se olvide el despilfarro que un ayuntamiento tan pobre como el madrileño, como para desmontar sus políticas sociales y culturales, detener las escaleras automáticas y los extractores de aire de su red de metro,  para dejar a muchos ancianos sin asistencia a domicilio y a los niños sin comida en los colegios o para reducir con consecuencias evidentes el servicio de limpieza en sus calles, salga de este ridículo sin rendir cuentas y asumir responsabilidades por tan escandaloso dispendio.
Es más, creo que en las próximas elecciones la condición "sine qua non"  para que yo dé mi voto a un candidato será la de que exija esas cuentas y esas responsabilidades, entre otras cosas para que me expliquen por qué para hacer el ridículo en la capital argentina se necesitaron trescientas veintiocho personas, cuando para detener a los persas en el paso de las Termópilas bastaron, según la leyenda poco más de trescientos espartanos. Reconozco que algunos, como el actual portavoz socialista, Jaime  Lissavetzky, lo van a tener muy difícil, si es que repiten y resultan elegidos, porque deberían comenzar por explicar su propia presencia en el escenario de la debacle que ha sumido a España y su  capital en una depresión digna de una eliminación de fútbol en los cuartos de final en un mundial, que, parece, era hasta hace poco el paradigma de la tragedia nacional.
Tampoco entre la prensa habrá mucha comodidad a la hora de explicarlo, porque gran parte de los panycuchillados de la expedición de los trescientos veintiocho eran periodistas y ya se sabe que es feo morder la mano que te da el pan, las copas y la cama.
Menos mal que uno de los medios invitados eldiario.es ha tenido el detalle de morder esa mano y ha publicado la lista de las trescientas veintiocho personas que viajaron a ala "final" invitados por el ayuntamiento que no puede reparar los baches de sus calles. Una lista muy jugosa de la que una gran parte no podrían explicar que hicieron en Buenos Aires. El asunto va a dar mucho que hablar, porque el derroche injustificado sólo es comparable al no menos justificable entusiasmo con que, como el estudiante que se sabe suspendido pero aplaza el fatídico momento de rendir cuentas en casa, se nos hizo creer hasta el último minuto que Madrid iba a ser la ciudad elegida.
Creo que ay es hora de que determinados personajes que se mueven en la política agitando carísimos señuelos que luego pagamos todos comiencen a responder patrimonialmente de operaciones como ésta que dura ya doce años y que convenientemente manejada ha "atornillado" los culos del Partido
Popular en las poltronas de la que debería ser la casa de todos los madrileños. No nos callemos y reclamemos cuantas veces sea preciso el esclarecimiento de todo lo referente al misterioso sumidero por el que se han marchado tantos y tan necesarios recursos municipales. De momento que comiencen por justificar por qué viajaron a Buenos Aires los "328" y por qué el ayuntamiento corrió con sus gastos.
¡Ah! Y quien tenga la tentación de comprar una camiseta, una taza o cualquier artículo de mercadería con la frasecita de Ana Botella, que tenga presente que una despabilada hija del alcalde Arespacochaga, la que la ha registrado, se lo va a llevar crudo.
 
 
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viernes, 13 de septiembre de 2013

NOS SOBRA LASQUETTY

 
 
Si alguien como el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty, en lugar de trabajar en la Administración, jugándose el patrimonio y los cuartos de todos los ciudadanos, trabajase para la empresa privada, después de haber cometido tantos y tan caros errores en su gestión, estaría en la calle o sería consejero delegado y atendería por Juan Luis Cebrián.
Es increíble, salvo que exista un plan preestablecido de saqueo, que alguien sea capaz de cometer tantas torpezas, desoyendo todas las voces que, incluso antes de llegar él al cargo, advertían de la dudosa legalidad de la tramposa operación de desmantelamiento de la sanidad pública madrileña emprendida por los neocones de su partido. Y me permito hablar de "plan preestablecido", porque no hay que olvidar que de otra cosa no podía hablar su antecesor Juan José Güemes cuando, en una "feria del saqueo" hablaba a empresarios de todo el mundo de las "oportunidades de negocio" que ofrecía para ellos la sanidad madrileña, frase menos parodiable que la famosa "a relaxin´ cup of café con leche in la Plaza Mayor", aunque, visto lo visto, de mucho más graves consecuencias.
Comenzaron con el repago de los medicamentos que ellos llamaron copago, poniendo patas arriba la intendencia de las farmacias y no pocos hogares de jubilados, tomando decisiones improvisadas, sin dotar a las oficinas de farmacia de los medios precisos para ponerlas en práctica y condenando a pensionistas que viven en el límite o por debajo del umbral de la pobreza a adelantar, quitándose de su escasa mensualidad, lo que equivale a comer menos o peor, lo que excedía del tope máximo de gasto establecido para ellos.
El caos, innegable, devolvió a quienes vivieron la posguerra a la triste cartilla de racionamiento, condenando a  personas olvidadizas por definición, a acarrear un cartoncito más, cada vez que acudían a buscar un medicamento. Luego vino lo del euro por receta, también improvisado, cómo no, y la falta de capacidad o de ganas, para responder a la objeción ciudadana, que convirtió, a las oficinas de farmacia en una especie de sucursales a su pesar de la agencia tributaria, llenas de formularios papeles y sellos.
La última de las torpezas, enorme torpeza, ha sido la de adjudicar seis hospitales madrileños, una decisión tomada en contra de la opinión pública, expresada, entre otras formas, con más de un millón de firmas de ciudadanos, además de con manifestaciones y protestas de todos los estamentos, salvo los empresarios,  que tienen que ver con la salud de los madrileños. Y no sólo eso, tal ha sido la torpeza del consejero y sus colaboradores que el concurso de adjudicación de esos seis hospitales ha sufrido tal cúmulo de irregularidades que ha sido paralizado hasta tres veces por la justicia, la última por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que impide que siga adelante un proceso que, de continuar y a expensas de la decisión final resultaría irreversible.
Claro que, para la aguerrida tropa del PP, representada en los medios de comunicación por personajes como, por ejemplo, Francisco Granados, la cosa no sería grave porque -más o menos textual en la Ventana de Madrid, de la Cadena SER- si es ilegal, se cambian las leyes. Lo que deja bien a las claras la rectitud de pensamiento y el espíritu de servicio a la ciudadanía de esta gente.
Lo dicho, el señor Lasquetty me está sobrando y haría bien en desvanecerse silenciosamente, sin esperar a que los ciudadanos le desalojen de su puesto con sus votos. Todavía está a tiempo de usar la puerta giratoria que le devolvería a cualquiera de esas empresas para la que, desde la sombra, trabaja.
 
 
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