viernes, 30 de noviembre de 2012

JUSTICIA, NO MISERICORDIA


Cada vez que puede, este gobierno que, no dios, sino los votantes del PP, arrepentidos o no, nos han dado, muestra lo más católico de su ser, dándonos, con el trile de sus leyes y decretos, el cambiazo de dos conceptos que poco o nada tienen que ver: la justicia y los derechos por misericordia y caridad.

Diréis que últimamente os hablo mucho de lo que dicen mis amigos, pero me viene a la memoria lo que un viejo amigo, hijo de un alto ejecutivo de banca, le dijo a su madre a la puerta de una iglesia, cuando al recogerla tras la misa, se les acercó un mendigo con su mano extendida "Dale algo -le dijo- porque trabaja de pobre para que tú puedas ir al cielo". Más allá de lo que de boutade tiene la historia, describe perfectamente la función que cumplen en la vida de un cristiano la caridad o la misericordia.

Lo demuestran, decía, a cada paso que dan. Declaran un día de luto, como han hecho con el de hoy, tras la muerte de la quinta víctima de la vergonzosa por evitable tragedia del Madrid Arena y, sin embargo no trabajan los trescientos sesenta y cinco días del año para evitar que se produzcan hechos así. Es lo de sentar pobres a las mesa una vez al año o darles unas monedas a la puerta de la iglesia, en lugar de buscarles un techo o un trabajo digno o de distribuir la riqueza con justicia.

Este gobierno no quiere que el Estado se ocupe de los discapacitados. Los debe querer en las esquinas o en las disputadas escalinatas de algunas iglesias, como la de la madrileña calle del Carmen, en la que, en estas fechas, se mezclan quienes piden limosna con quienes cándidamente buscan en "Doña Manolita" que un golpe de suerte les saque del pozo de la crisis.

Este gobierno no es capaz de solucionar el problema del paro, porque sólo entiende de cuentas, si es que entiende, porque el ministro De Guindos, el de las cuentas, demuestra a cada instante que no tiene ni idea. Este gobierno arroja cada día que pasa a miles de ciudadanos al paro y con cuantos menos derechos, mejor. Este gobierno está estrangulando al Estado hasta dejarle apenas un hilillo -de eso sabe mucho Rajoy- por el que llegue el aire a los de su clase.

No les importa que las familias que tengan un dependiente en grado severo en casa se vean obligadas a sacrificar a uno de sus miembros para dedicarle al cuidado del dependiente, sin trabajo, sin pensión y, en muchas ocasiones, sin vida propia. No les importa expulsar del parlamento  a quienes reclaman dignidad para esa labor. No les importa y lo que quieren, donde nos llevan, es a esos tiempos que creíamos felizmente superados, en los que una de las hijas, generalmente la mayor, era sacrificada y encerrada en vida, sin conocer la calle ni, mucho menos, varón, para ocuparse de la vejez, no ya de los padres, sino del patriarca familiar.

Este gobierno ha decidido privar de sus derechos, la seguridad social, por ejemplo, a quienes trabajan en el cuidado de los dependientes. Este gobierno está devolviendo los pobres a las calles. Pobres cada vez más agresivos, que te abordan, te paran e incluso te sujetan el brazo para pedirte "para un café". Y es que, si aumenta la demanda, la competencia se hace feroz. De ahí a cosas peores que no quiero ni nombrar, hay muy poco trecho.

Nos hablan de la crisis como si de una plaga bíblica se tratase. No sé si os habéis fijado, pero ya, para que nadie le haga las cuentas, sus propias cuentas, ni siquiera hablan de la herencia recibida. Yo tengo muy claro por qué pasa lo que pasa. O, al menos, dónde está una parte de responsabilidad de lo que pasa. Es tan claro como que, si hay pobres en las esquinas, es porque Florentino Pérez tiene un yate que no cabe en muchos puertos o porque Emilio Botín no se pierde un Gran Premio "in situ", Si hay gente que de verdad se muere de hambre y de frío es porque cada tarde se tiran en Madrid o en cualquier otra gran ciudad bandejas y bandejas de canapés ofrecidos a quienes ya están artos de ellos.

No hay justicia. No se respetan los derechos. El poder se pasa lo fundamental, trabajo, vivienda, salud y educación por allí mismo. Y las consecuencias, al menos las más visibles, se tratan al católico modo: con misericordia, caridad y beneficencia.

 
 
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

 

jueves, 29 de noviembre de 2012

EL RESCATE DE BANKIA

 
 

Hubo un tiempo en el que, en cada rincón de este país, brotaban las sucursales de bancos y cajas como ahora florecen los comercios chinos y las fruterías. Dicho de otro modo, en este país los bancos pasaron de esperar la llegada de los clientes a ir a buscarlos a la puerta de sus casas, para convencerle de que podía cambiar de piso con una cómoda hipoteca, para facilitarle el crédito con el que pagar sus vacaciones o un coche nuevo, más potente y, a ser posible, alemán y, cómo no, para ofrecerle eso que eufemísticamente llamaban "productos financieros", con los que le aseguraban, podría rentabilizar sus ahorros.

En todo ese tiempo han sido pocos, tan pocos que se pueden contar con los dedos de una mano, los empleados de esos bancos y esas cajas que dejaron sus empleos, abrumados por los engaños y abusos a que se estaba sometiendo a los clientes. Si me esfuerzo, puedo llegar a recordar apenas dos casos de estos y uno más de un director de una sucursal de una caja catalana que, a posteriori y jubilado, tuvo la decencia de denunciar todos estos mecanismos miserables con los que se embarcaba en créditos e hipotecas imposibles de asumir o se les enredaba miserablemente en oscuras operaciones como el peloteo de las preferentes que, reclamadas por clientes advertidos, se colocaban a pobres incautos como, por ejemplo, yo. Todo, bajo la batuta y la mirada impasible de personajes tan siniestros como Blesa o Rato o ciegos sordos y mudos, bajo la cómoda venda que se pusieron representantes de los partidos de izquierda y sindicatos, a cambio de unas retribuciones de fábula que les llegaban puntualmente por el tremendo esfuerzo de decir sí a todo en esos consejos de administración en que debieran haber fiscalizado tanto desmadre.

No sé de ninguno de esos consejeros que haya devuelto -él, su partido o su sindicato- ese dinero recibido a cambio de tanta anuencia. Tampoco sé de ningún directivo que haya tenido la decencia de, si no suicidarse, que para eso hacen falta valor y decencia, sí retirarse a orar al desierto repartiendo entre los pobres todo lo trincado en bonus, jubilaciones e indemnizaciones.

Frente a todos estos actores, responsables del mayor de los crímenes posibles que es matar la ilusión de todo un país, están sus víctimas, que no son otros que los desahuciados, los que han tenido que cerrar su pequeña empresa o su tienda por falta de crédito o los que Goirigolzarri -me preocupa saber escribir ya de corrido este apellido- llama "preferentistas".

Acabo de escucharle y dice que esos preferentistas van a perder el 40% de lo que pensaban que era un depósito a un plazo de cinco años -así a mí me lo vendieron- y resultó ser una ruinosa inversión de alto riesgo menos segura que la ruleta rusa. Pero lo que ha añadido Goirigolzarri es que lo que dejen en su poder no es dinero, sino acciones de una entidad quebrada, nacionalizada y rescatada, cuyas acciones no correrán, salvo milagro, mejor suerte que el resto de lo invertido.

Ya por último quiero señalar que Bankia va a despedir a 6.000 de sus empleados, muchos de los cuales participaron activamente en el tinglado, bien a cambio de comisiones por cada operación o bien aceptando la presión de unos objetivos sólo posibles a base de engatusar a sus clientes. Va a haber esos despidos y me entero de que van muy probablemente, a los privilegiados empleados de la banca responsable de la burbuja inmobiliaria y, con ella, de la crisis, los desahucios, las preferentes y el crédito cero que ha dejado sin trabajo a tantos y tantos españoles... a todos esos que vieron con conocimiento de lo que veían y dejaron hacer lo que dejaron hacer con ciudadanos inocentes no se les aplicarán las miserables condiciones de la Reforma Laboral, porque deben ser de otra clase u otra raza o, simplemente, porque saben demasiado

Estoy esperando a que los sindicatos de la banca denuncien aunque sólo sea una parte de todo lo que se ha hecho ante sus narices estos años, pero me temo que se van a callar como muertos y que el rescate de Bankia lo vamos a pagar los de siempre y, algunos, hasta tres veces.

Moraleja: en España hay ciudadanos de primera y de segunda. Y, a este respecto, tengo un amigo que dice que, en este país, se mata poco y mal ¿a ver si va a resultar que tiene razón?

 
Moraleja: en España hay ciudadanos de primera y de segunda. Y, a este respecto, tengo un amigo que dice que, en este país, se mata poco y mal ¿a ver si va a tener razón?


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

miércoles, 28 de noviembre de 2012

ASCO

 
 
Asco. Simplemente. Eso es lo que siento esta mañana, mucho asco.
Trabajé muchos años como periodista, creyendo que lo mío, lo de mis compañeros era una especie de sacerdocio en el que mediábamos entre la verdad y los ciudadanos, pero no tardé en darme cuenta de que no todos son iguales, no ya ante la ley, sino, simplemente, ante la verdad que se puede contar de ellos.
Porque no, la cosa no era como yo la imaginaba, y pronto pude comprobar que las esposas de los consejeros cantaban mejor que el resto de los mortales, que Hipercor perdió su nombre cuando ETA causó la masacre en su tienda de la Meridiana de Barcelona, que Mario Conde, al que sólo verle me ponía los pelos de punta, era un tipo genial mientras trapicheaba con las propiedades del banco que presidía. También me enteré de que ese tipo que un dos de mayo me atropelló empujándome contra la puerta del estudio, rijoso y más de derechas que Don Pelayo -según su propio padre- era un progresista en las filas del PP que jugó con vista la baza del Círculo de Bellas Artes, convirtiéndolo en el salón de actos del Grupo PRISA y en su propio marchamo de mecenas cultural, que nada tiene que ver con su verdadera personalidad, desvelada como ministro de Justicia de Rajoy.
Yo creía en mí trabajo y también creía en mi empresa. Hasta que un día, sin previo aviso, me sacaron de donde estaba, para hacer sitio a la nueva estrella contralada a golpe de talonario y con su propio equipo impuesto, por un señor que, después de haber organizado más de un estropicio, vive hoy un exilio dorado en Miami. Me mandaron a un lugar oscuro, en el que también traté de cumplir con mi trabajo y ser feliz. Y casi lo estaba consiguiendo, entre gente que, por cierto, creía poco en la empresa y mucho en la adulación a los jefes, hasta que mi enfermedad fue agravándose -dicen que el estrés no es buen compañero de la diabetes- y después de un ingreso hospitalario y el deterioro de mi vista me pusieron en la calle, con una indemnización que hoy quizá sería inalcanzable, pero en la calle.
Al cabo de un tiempo, ya con una pensión y la vista muy dañada, alguien me aconsejó poner en un depósito parte de la indemnización y consulté con Manolo, el canalla que venía ocupándose de las cuentas de mis padres, la mía y las de mis hermanos desde hacía más de treinta años. Y, a sabiendas de que yo no podía leer papeles y mucho menos letras pequeñas, nos embarcó con engañifas y buenas palabras, hablándonos siempre de un plazo de cinco años, a mí y a mis padres en las malditas participaciones preferentes, que yo acabé contratando, porque creí en todo momento al papanatas de Miguel Ángel Fernández Ordóñez que repetía una y otra vez, también en esas fechas, las excelencias y la buena salud de la banca y las cajas españolas. Yo, en esa, como en otras ocasiones, pequé, como tantos, de exceso de fe en las buenas intenciones de miserables como el tal Manolo o el, todavía no sé si inútil o canalla, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
Hoy acabo de enterarme de que la Unión Europea quiere imponer una quita de hasta el 50% a esas preferentes, colocadas de manera miserable a gente en la que pesó más la fe que la desconfianza hacia quienes habían tenido su dinero desde hacía tanto tiempo. Me entero también de que van a despedir a muchos de los empleados de Bankia y ni siquiera me queda el consuelo de que uno de ellos sea el tal Manolo, porque, después de abusar de quienes les creímos, probablemente a cambio de primas por objetivos, se prejubiló, supongo que con unas magníficas condiciones.
Mi único consuelo en estos años ha sido pensar que, además de tener una buena familia que se preocupa por mí en todo momento, gracias a mis médicos y enfermeras he podido mantener unas condiciones de vida bastante aceptables que me hubiesen costado la pensión y los ahorros que me quedan, de no ser por el sistema público de sanidad que también nos quieren quitar esos miserables que no ven personas ni ciudadanos, sino votos y oportunidades de negocio en quienes les elegimos o dejamos que les elijan.
Confiaba también en el PSOE como si de un partido progresista y obrero se tratase y el tiempo me ha demostrado que no, que han preferido siempre los votos, los cargos y los consejos de administración a los principios. Y no hay más que verlos, sumidos en el más profundo de los agujeros, despreciados incluso por su propia militancia. Para colmo, les "pillan" con el "carrito del helao" en Sabadell. Y pillán al alcalde de la quinta localidad de Cataluña, enredado en una trama con un concejal del PP, qué pensarán sus votantes, y con el número dos y responsable de la campaña electoral del PSC acusado de mediar ante una concejala para dar un puesto de trabajo no sé a quién.
Y siento asco, mucho asco, porque no me puedo fiar de casi nadie. Porque esta misma mañana acabo de escuchar a quien exculpa a Daniel Fernández, el nº 2 del PSC, porque al fin y al cabo no se le acusa de corrupción, sino de tráfico de influencias. Y yo me cago en todo lo que se menea, que diría un amigo, porque quizá ese puesto de trabajo que Fernández reclamaba para alguien le correspondía a alguien mejor preparado o, por qué no, más necesitado porque tiene que pagar una hipoteca y los gastos de una familia.
En fin, asco, asco, mucho asco es lo que siento. Por eso, para aliviarme, hoy me he metido los dedos y he vomitado un poco. Lo he manchado todo, pero ahora me siento mejor.
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
 
 
 
 

martes, 27 de noviembre de 2012

HURGANDO EN LA BASURA

 
 
El Tribunal Supremo acaba de garantizar el derecho de los ayuntamientos, del Ayuntamiento de Madrid en concreto, a hurgar en las basuras de sus vecinos para comprobar que cumplan con la obligación de reciclar sus residuos y, si no lo hacen, investigar la procedencia de esa basura con el fin de multar al vecino en cuestión o a la comunidad a la que pertenezca. Un asunto feo donde los haya este de andar olisqueando cáscaras de naranja, mondas de patata, restos de comida y cualquier carta o documento que lleve a identificar al culpable.
No deja de ser curioso que se conozca la sentencia horas antes de que arranque la comisión municipal de investigación de la tragedia del Madrid Arena, en la que el ayuntamiento que hoy preside Ana Botella, pero que conformó a su imagen y semejanza Alberto Ruiz Gallardón, se ha encargado de poner veto a cualquier intento de revisar los hechos y sus antecedentes, para que podamos saber de una vez de quién es toda la basura enterrada en el pabellón.
Es feo, muy feo, eso de andar olisqueando la basura de nadie. Recuerdo que se dijo que, cuando el dictador Ceaucescu visitó al dictador Franco, en el personal de la residencia que le fue asignada al rumano, se había infiltrado a alguien con la misión de revisar sus "caquitas" para poder diagnosticar de ese modo sus enfermedades. Misión tan delicada sin duda como penosa para el espía que, al final, ni siquiera pasaría a la Historia, porque, a diferencia del dictador gallego, murió fusilado quién sabe por quién para que no compartiese sus oscuras relaciones, y no en manos de su yerno ensartado en tubos y cables.
Admitida la práctica por el supremo habrá que buscar un nombre para el equipo de funcionarios que se ocupe de esa actividad que podríamos llamar coproespionaje. Un nombre y quizá un uniforme. Habrá que determinar también si deben llevar a cabo su trabajo escoltados por la Policía Municipal y asistidos por notarios que den fe del resultado de sus pesquisas o por funcionarios judiciales que autoricen el registro. En cualquier caso va a ser complicada y nada agradable su tarea.
Lo único deseable es que quienes husmeen nuestras bolsas tengan la delicadeza de respetar las cartas de amor y las que revelen oscuros secretos de familia. Eso por no hablar de los enfermos que dejamos en los contenedores las huellas de nuestros males. También habrá que determinar qué deben hacer, si en tiempos de penuria y desconfianza hacia los bancos como estos, encuentran el calcetín de los ahorros, tirado por error a la basura ¿Debe aplicarse ese "para el que barre" que recoge la filosofía popular?
Feo asunto éste. Feo asunto, sobre todo ahora que vemos cómo cada vez pagamos más para que nos recojan las basuras y, sin embargo, lo hacen más de vez en cuando y peor. Feo asunto porque todos sabemos que entre las basuras no sólo crecen las ratas, algunas como conejos, sino la corrupción y las mafias. Feo asunto, porque el ayuntamiento habla de una ciudad de papel que nada tiene que ver con la realidad de los barrios en las que no hay contenedores suficientes y, si los hay, los queman por puro gamberrismo y porque no hay policía encargada de protegerlos como el bien público que son.
En mi calle, por ejemplo, con un mercado municipal ocupando una de sus aceras, la basura se amontona alrededor de unos contenedores insuficientes y, cuando se recoge, se exprime allí mismo para que el zumo de frutas, verduras y quién sabe qué más riegue y perfume la calzada.
Dudo que encuentren funcionarios dispuestos a meter sus manos en esos revoltijos y, si los hay, tendrán que pelearse con quienes, cada vez, más buscan entre lo que tiramos algo que les permita comer ese día y, con un poco de suerte, rescatar y reparar algún cacharro que tiramos porque lo consideramos inservible o pasado de moda.
Me preocupa que alguien meta sus narices en mi bolsa de basura. Me preocupa y me disgusta, porque prefiero que el ayuntamiento ponga los medios para que reciclemos y eduque a pequeños y grandes en la cultura de que, con un pequeño esfuerzo y los medios adecuados, reciclar es trabajar en pro del bien común y del futuro de nuestros hijos.
Lo otro es el sueño de un oscuro caballero, Gallardón, que, en lugar de poner las leyes al servicio de los ciudadanos, las pone a perseguirles para exprimirles a base de multas y tasas con las que tapar sus agujeros y pagar sus faraónicos proyectos.
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Y AL DÍA SIGUIENTE...

 
 
Menos mal que las campañas electorales sólo duran dos semanas. Menos mal o menos bien, si es que así puede decirse, porque esas dos semanas que cada cierto tiempo nos caen encima se convierten en una especie de parques de atracciones en nuestras vidas en los que los políticos, casi todos ellos, nos mienten y nosotros, casi todos, nos dejamos engañar. Son catorce días en los que nos mienten gratis o, siendo caritativo, nos exageran y deforman la verdad gratis y nosotros nos creemos que creerles nos sala gratis. Lo único que no sale gratis esos días, porque resultan tan caras como inútiles, son las encuestas, que cada vez aciertan menos, pintando un retrato de brocha gorda y siempre interesado de la voluntad de los ciudadanos.
Lo malo es que la fiesta, la excursión a la Isla Fantasía de las promesas, acaba por esfumarse y al día siguiente de las votaciones, la realidad dura y contumaz vuelve a llamar a nuestra puerta, con los mismos problemas de siempre y la misma falta de claridad de ideas para solucionarlos de los de siempre. Hoy lunes los catalanes tendrán los mismos problemas en los colegios de sus hijos, las mismas carencias de servicios sociales, el mismo deterioro en la enseñanza universitaria, las mismas y caras tarifas de las autopistas, el mismo paro, los mismos desahucios, el mismo desmantelamiento de sus hospitales y centros de salud y no sólo eso, porque también tendrán a los mismos incapaces para no dar solución a sus problemas.
Resulta muy curioso que, después de tanto darle vueltas a los resultados de ayer, perece que nadie haya visto el más palpable y, a mi parecer, más grave de los resultados. Lo vio desde un primer momento una de mis "amigas" de Facebook: la izquierda que debería movilizar a los ciudadanos, la que debería defender los intereses de los más débiles, la que debería defender lo público, impidiendo que pase a manos privadas tiene cada vez menos fuerza, si no en las urnas -aún no he hecho cuentas- sí en los parlamentos.
Ese es el problema, la gran movilización social, en marcha desde el 15-M, no tiene traducción en las urnas, porque unos, los socialistas, dieron la espalda a los ciudadanos y están pagando su pecado en las urnas y los otros, IU y aledaños no consiguen despegar en los parlamentos porque el plomo de la Ley Electoral les pesa en las alas.
Al contrario que mi amiga virtual, yo no creo que la sociedad se haya vuelto conservadora. Lo que sí creo es que la mayoría que debería defender lo público, porque conoce realmente su valor, está, de cara a las urnas, desencantada, desmovilizada, desorientada y falta de líderes. Es más, creo que, hoy más que nunca, necesitamos a alguien que fuese capaz de liderar la travesía del desierto que nos queda por hacer, si alguien tuviese la honradez, la claridad de ideas y la paciencia necesarias para reconquistar el espacio natural de la izquierda en los parlamentos, modificando de una puñetera vez esa ley electoral excluyente que, con la inestimable colaboración, por acción u omisión, de los socialistas, ha servido para dejar fuera de juego cualquier asomo de discurso igualitario.
Hoy es el día después de una consulta electoral en Cataluña que, al final, no ha sido tan trascendente como parecía, aunque quizá su trascendencia esté en no haberlo sido en el sentido que Mas pretendía.
Hoy pasan un año y seis días desde que el PP gano las elecciones generales con un programa que sistemáticamente ha incumplido y hoy, aquí en Madrid, los profesionales de la sanidad están en huelga porque el gobierno del PP pretende vender los hospitales y gran parte de los centros de salud de la Comunidad a empresas privadas con sospechosas conexiones con el gobierno, hasta hace nada de Aguirre y hoy de Ignacio González. Como muestra basta este significativo botón: el responsable de los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid viene directamente de las empresas a las que pretende venderlos. O sea, la zorra cuidando las gallinas.
Duro ¿verdad? Ojalá trances tan duros nos lleven, la próxima vez que nos toque votar, a pensar, no en lo que nos prometen, sino en lo que vamos a necesitar el día después.
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

domingo, 25 de noviembre de 2012

NA PASARÁ NADA

 
 
Me llama la atención lo preocupados que parecen estar algunos de mis vecinos de Madrid por el resultado de las elecciones en Cataluña y me llama la atención porque no creo que haya de qué preocuparse. Al menos no hay de qué preocuparse en el sentido en que ellos creen que deben estarlo, porque quien les ha dicho que deben preocuparse les están engañando como casi siempre.

No, no me he vuelto loco y lo explico con una sola idea. ¿Os imagináis en el horizonte unas elecciones en Cataluña en la que un gobierno de partidos mal llamados constitucionalistas vayan a ser vencidos y desplazados por el resto de partidos, todos con la independencia en su ideario, y uno de ellos, en concreto, expresión del sector de la población que durante años ha considerado la lucha armada como un instrumento político?

Preocupante ¿verdad? Pues no. En absoluto, porque eso es lo que acaba de ocurrir en las recientes elecciones vascas y no ha pasado nada. Es más, lo que más preocupa a los bien pensantes es que Bildu llegue a tener acceso a los órganos de gobierno de las cajas vascas, como si, que se lo digan a los estafados con las preferentes o a los desahuciados, el hecho de que no lo tenga les ponga a salvo de algo.

No va a pasar nada. CiU y el PP, pese a los aspavientos de la campaña, tienen mucho más que ver entre sí que con el resto. Su postura autoritarismo, su manera de manejar los conflictos en la calle, su política de recortes, en fin, casi todo lo que realmente afecta al día a día del ciudadano, parece calcado. Sólo ese sueño en el horizonte, cada vez más lejano si es que ha de ser como lo cuenta Mas, les diferencia.

Que sepáis que ese despliegue sentimental no es más que una especie de "power point", esas pesadas demostraciones, casi de feria, que algún pelota prepara al inútil del jefe para que, con la luz apagada, muchos gráficos y alguna fotografía, pueda decirnos que estamos en el mismo barco y que vamos a capear el temporal todos juntos, cinco minutos antes de hacer un ERE para poner a la mitad de nosotros en la calle.

Es humo. Sólo humo. No creáis a quien os diga que a partir de mañana va a cambiar. Eso es lo que hacen los maltratadores. Si de verdad quisiesen cambiar, cambiarían ya. De modo que no hace falta que os preocupéis no hay motivo para ello. Se parecen demasiado unos y otros como para esperar que ocurra algo inesperado y en lo que más se parece es en que suelen tomarnos en consideración cuando necesitan nuestro voto. Después, nos olvidan e incumplen lo prometido y manejan toda una panoplia de excusas para hacerlo.

Vuelvo a decirlo no hay motivo para que os preocupéis. Al menos por lo que os dicen que tenéis que preocuparos, especialmente a los que no vivís en Cataluña. Pero no os equivoquéis los que vivís en Cataluña y tenéis hoy la oportunidad y el derecho de votar, no os estoy diciendo que no votéis. Todo lo contrario. Lo que os estoy diciendo es que lo hagáis consciente y sosegadamente. Si es posible, mejor que con el corazón, con el cerebro. Y, luego, a esperar. Ya veréis como mañana también amanece y tendrás que ir al trabajo, a buscarlo, a clase, al médico, a la compra para la que no te llega, y todo eso que parece no importarle a los candidatos.

Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

sábado, 24 de noviembre de 2012

CONFORTABLE ESCLAVITUD

 
 
Lo sabía ya de Apple y lo sospechaba de las demás, pero ha sido hoy, leyendo la edición digital de EL PAÍS, cuando he confirmado que los europeos y particularmente los españoles somos, no un poco, sino bastante primos, porque todas esas marcas que se han instalado en nuestras vidas, como si de apéndices indispensables para nuestro ocio y nuestra vida laboral se tratase, nos la están dando con queso llevándose los beneficios de nuestra sumisión como clientes, a veces verdadera dependencia, dejándonos apenas unas migajas de esos beneficios en impuestos.
Se trata, intuyo, de una combinación perfecta entre deslocalización, ingeniería financiera y desagüe de beneficios en paraísos financieros lo que permite quienes nos pintan como héroes de nuestro tiempo se comporten en realidad como despóticos tiranos que ven crecer sus cuentas corrientes en tanto que lo que nos venden arruina cualquier competencia, minando el mercado laboral de los países que conquista.
Ya pueden Bill Gates o Mark Zuckerberg y podía Steve Jobs, o los padres de Yahoo, Google o el negocio de distribución que es Amazon ser generoso con sus obras de caridad y fundaciones, porque están rompiendo el equilibrio económico y social de muchos de los países que hoy nos vemos al borde del abismo económico.
En un país como España, en el que se embarga la vivienda a una familia por el impago de una deuda de apenas 6.000 euros, esas grandes compañías sólo habrían pagado veinticinco millones de euros en impuestos por sus beneficios de los tres últimos años, cifrados en miles de millones de euros. La sola comparación de estas cifras provoca sudores fríos, mientras la mala conciencia me corroe, porque, si uno comienza a hacer cuentas, se percata de que en gran parte contribuye a esos grandes beneficios de los gigantes tecnológicos. Quién puede, si no, decirse libre del pecado de manejar un iPod o un iPhone, trabajar en cualquiera de las versiones de Windows, tener amigos en Facebook, resolver dudas en Google, comprar música, películas o libros en iTunes, Amazon o Spotify o reenviar a los amigos ese video tan chulo a través de Yahoo. El sólo ejercicio de pensar en ello deprime.
Las cifras son abrumadoras y, extrapolándolas a otras actividades, ayudan a explicar por qué, de la noche a la mañana, se esfuma gran parte de la riqueza de tantos países. Y es así, porque quien atesora tanto beneficio con las ventas de aparatos fabricados en condiciones próximos a la esclavitud en países emergentes en todo menos en democracia, y por el cobro de los servicios que llevan asociados siga creciendo, quiere que ese tesoro siga creciendo actuando con él sobre los malditos mercados.
En fin, un dilema dramático, porque esto que os escribo y que "cuelgo" en blogspot.com y facebook, lo he leído en la edición digital de EL PAÍS que busqué a través de Google y lo he escrito en un PC con Windows 7, mientras escucho alguna de mis músicas favoritas a través de iTunes y estoy al tanto de los avisos que me llegan a través de mi iPhone.
Qué podemos hacer, renunciar a todas estas tecnologías que nos han traído hasta esta confortable esclavitud o tratar de cambiar el sistema que las convierte en injustas. Buena pregunta ¿verdad?
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

viernes, 23 de noviembre de 2012

DOÑA ANA Y LA TRANSAPARENCIA

 
 

Nunca ha sabido esta señora cuál era su papel en el mundo en el que se movía. Cuando fue con su José Mari inquilina en el Palacio de La Moncloa adquirió más protagonismo del que se espera de quien no es más que esposa del jefe de gobierno y no primera dama. Tanto la gustaba lucir que superó a todas sus "colegas", anteriores y posteriores, en eso de figurar.

Cuando se quedó sin el papel de presunta primera dama -presunta, porque nunca pudo probarse que lo fuera- se le hicieron los dedos huéspedes hasta que consiguió ir en las listas de Gallardón y salir concejala del Ayuntamiento. Estivo claro ya entonces que doña Ana era poco más que un impuesto revolucionario o una penitencia que se cobraba al candidato por haber aparentado tanto y tan bien aquello del verso suelto. Era poco más, las feministas me lo perdonen y sé que a la vista de lo visto me lo perdonarán, que un florero, muy bien colocado, pero florero, al que la ambición del fiscal en excedencia sentó en el cómodo y carísimo sillón del flamante despacho del Palacio de Cibeles.

Probablemente creería Doña Ana que eso de ser alcalde era cortar cintas, pasear las aspiraciones olímpicas de Madrid por el mundo y poner alguna que otra medalla de vez en cuando. Pensaría que otros se encargarían de resolver los problemas, hacer los presupuestos y todo lo demás. A lo sumo tendría que vestirse de elegante negro para mostrar las condolencias de los madrileños en algún que otro pésame o funeral, en el que, como en las procesiones, podría lucir la racial mantilla, vestigio de burka, perfectamente asumido y protegido por protocolos que algunas asumen con gusto.

Pero en la ciudad alegre y confiada, el cortijo de las "oportunidades de negocio", ocurrió lo que ocurre cuando todos y cada uno de los actores de un drama cumplen su papel, porque es cada vez más evidente que todos, Ayuntamiento y su empresa Madrid Espacios y Congresos, sus amiguetes de Diviertt, las empresas de presunta seguridad y el ridículo esbozo de servicio ´médico contratado, pusieron su granito de arena, y no va con segundas porque la cosa no es para juegos de palabras, para que una noche de fiesta en el Madrid Arena acabase convirtiéndose en una de las noches más trágicas de la ciudad.

A partir de ahí, la alcaldesa, el florero sobre el sillón de alcalde, paso del spa portugués al apresurado aturdimiento en el que, al parecer, dio por bueno todo lo que los que la rodeaban, los que toman las decisiones, aunque sea otro el que las firme, le iban diciendo. Y fue precisamente esa entrega ciega a la increíble versión que le daban la que acabó por cambiarla de florero a triste muñeco del "pim pam pum"

Tantas veces ha hablado de transparencia y con tanto énfasis -el mismo de los niños que recitan sus poesías "de aquella manera" en las fiestas de fin de curso- que, cuando la realidad ha comenzado a aflorar se ha quedado colgada de la brocha, prisionera de sus palabras, sin darse cuenta de que esto no es una "pillada" más en asuntos de corrupción, que también lo es, sino que hay cuatro muertes, las de cuatro jóvenes llenas de vida, causadas por tanto racaneo en materia de seguridad.

Doña Ana, qué apellido tan transparente, se ha comportado frente a la prensa como ese tenista fuera de forma que, desfondado y agobiado, recibe uno tras otros los pelotazos del rival en el fondo de la pista sin dignidad ni claridad para esquivarlos ni, mucho menos, devolverlos.

Ha resultado penoso ver a la primera autoridad de Madrid desdiciéndose una y otra vez de lo dicho, viéndose sorprendida por los acontecimientos, "arropada" vergonzantemente por sus escuderos sentados entre la prensa o, directamente, recibiendo las respuestas adecuadas a traves del chat de su móvil.

Por eso ha decidido recluirse a la clausura del silencio, dejando para otros con el verbo y las ideas más claras eso de enfrentarse a la prensa y negando toda posibilidad a su comparecencia o la de cualquiera de los responsables políticos del Ayuntamiento ante la comisión creada en el seno del mismo para responder a las preguntas del resto de grupos municipales. Una comisión que, por cierto, está muerta antes de arrancar sus tareas.

No sé cuánto aguantaría Doña Ana con la sonrisa helada, cortando las cabezas de quienes han traicionado su confianza, pero más la de los madrileños, pero está claro que está tocada y bien tocada y que algún que otro carroñero sueña ya con hacerse con sus despojos para tomar venganza en Cibeles de lo que no consigue en Génova. Lo que sí sé es que, mientras tanto, los que vivimos, gozamos y padecemos en esta hermosa ciudad, pagamos, como siempre, los platos rotos de unos y otros.



Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

jueves, 22 de noviembre de 2012

ALBERTO MANOSTIJERAS

Ya sin máscaras, el verso suelto del PP se empeña en descolgarse a la derecha del poema, como si tratase de hacerse perdonar entre los votantes de su partido tanto maquillaje cultural y falsamente progresista como gastó en su etapa en la Comunidad o el Ayuntamiento de Madrid. Pero, como digo, una vez llegado al Gobierno, una vez hecho el camino se ha quitado las botas y el disfraz para volver a aparecer como el delfín de Fraga en Alianza Popular, más de derechas, según su padre, que don Pelayo, que siempre ha sido.
La ley de Tasas que debería haber entrado hoy en vigor, de la que nos ha salvado, de momento, la tardanza en la llegada de los correspondientes impresos es, debe ser, la plasmación del verdadero pensamiento del ministro. Habrá que pagar por todo y habrá que pagar mucho. Doscientos euros, por ejemplo, para recurrir una multa de cien que consideremos injusta o, mucho peor, quinientos por llevar ante el juez un despido.
Para justificarse, dice el ministro que el encarecimiento o la implantación de nuevas tasas tiene como finalidad disuadir a los ciudadanos de recurrir por sistema a los tribunales, logrando así desatascar los juzgados y agilizar el sistema. Pero lo que el ministro considera disuasión no es, en la mayoría de los casos, más que un castigo por hacer uso de aquello a lo que tenemos derecho. Y, lo que es peor, con la entrada en vigor de estas tasas, se levantará un muro que separe a los españoles que pueden pagar dos veces a los jueces que ya paga con sus impuestos y los que no los pueden pagar.
Los ejemplos de esta enorme injusticia propiciada por quien lleva escrito en letras doradas en su cartera que es ministro de Justicia, son numerosos y sangrantes y lo son en tozos los campos. En una comunidad de vecinos, por ejemplo, se prima al moroso frente a quienes contribuyen religiosamente a los gastos del edificio; el que sufre una estafa tiene que apostar más dinero para recuperar el que le han quitado, las víctimas de los errores médicos tendrán que sacar de donde no tienen para que se les compense el daño causado o, del mismo modo, quienes se sientan estafados por una entidad bancaria, por ejemplo en el caso de las preferentes, tendrán que poner dinero para enfrentarse a la poderosa maquinaria jurídica de los bancos.
Lo que ha hecho Gallardón es quebrar por la base el principio fundamental de la justicia universal, que no es otro que el de que sea gratuita y accesible para todos. Lo que ha hecho Gallardón es, en lugar de reforzar el sistema judicial español, tan insuficiente desde hace años es estrechar los accesos a la misma, tan estrechos como mantuvo los del trágico Madrid Arena -no hay que olvidar que el alcalde que miró para otro lado cuando la policía denunció las insuficiencias en materia de seguridad del recinto fue él- para estrangular cualquier aspiración de los humildes de que se les haga justicia.
Lo de Gallardón son recortes taimados y torticeros. Lo suyo es tan injusto como lo era castigar sólo con multas los excesos de velocidad, de modo que, como diría un castizo, quien tenía "posibles" podía permitirse el lujo, y nunca mejor dicho, de "tumbar la aguja cuantas veces le permitiese su ancho bolsillo.
La medida de Gallardón, como era de esperar, ha sido mal acogida por abogados, jueces y usuarios. Al ministro le ha ocurrido lo que a casi todos sus compañeros de partido con poder que han ofendido y perjudicado a tantos colectivos que las cañas se les han vuelto lanzas. Que se lo pregunten si no a su sucesora en el despacho del Palacio de Cibeles que ha visto como se filtraban uno detrás de otro los documentos que han puesto en evidencia la objetividad y la inocencia del Ayuntamiento en lo que pasó. Y la cosa no parece que vaya a parar ahí. Ayer, sin ir más lejos, los bomberos de Madrid hicieron público su informe sobre el incendio que costó la vida a dos trabajadores en uno de los túneles de la falsamente llamada Calle 30. Según ese informe, falló todo lo que podía fallar y las medidas de seguridad eran insuficientes o estaban fuera de servicio. Quizá fueron las prisas en inaugurarla para ganar las elecciones en su día o quizá esa necesidad de quitarle el chocolate al loro -y la vida a esos dos trabajadores- para ajustar el presupuesto de una obra cuestionable que nos ha dejado endeudados a los madrileños y a nuestros hijos y nietos.
Creo que el ambicioso Gallardón tiene tanto o más peligro que el pobre Eduardo Manostijeras, porque destroza y hace peor todo lo que toca, aunque le faltan la ternura y la poesía del personaje de Johnny Depp, que, por más que se empeñe el ministro, nunca alcanzará.
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

miércoles, 21 de noviembre de 2012

ALGO HUELE A PODRIDO EN CASTELLANA

,
 

Creo que soy poco o nada sospechoso de tener a Artur Mas entre mis héroes. Sin embargo, siento algo próximo al vómito ante cada nueva entrega del libelo por entregas que anda publicando estos días EL MUNDO, en plena campaña electoral catalana, contra el posible ganador de las mismas.

Ya está bien el todo vale en periodismo. Es verdad que la profesión está pasando por momentos muy malos y que su desprestigio crece a pasos agigantados, porque, más allá de las evidentes dificultades económicas por las que atraviesa, otro crédito, el que debería tener entre sus lectores, lo pierde día a día a borbotones. Ya está bien de publicar verdades a medias, datos indemostrables o mentiras sin más. Y está bien, porque el deterioro de la verdad es tal que, desde hace tiempo, nuestros políticos, en el gobierno o en la oposición, torean con ella día tras día, sin que nadie parezca tener intención de ponerles coto.

Ni a la primera ni a la segunda entrega de ese serial tuvo a bien el Ministerio del Interior aclararnos si lo que publica EL MUNDO es cierto ni, mucho menos, si el famoso borrador -ya no es preciso dar carácter oficial a un documento para publicarlo, basta con que sea un borrador, además anónimo- salió de sus alcantarillas. Es más, tampoco nadie en Interior se dio prisa en abrir una investigación sobre la insidiosa filtración.

No fue hasta ayer que el recto ministro Fernández Díaz -el que sin rubor da por buena la misma cifra de manifestantes, 35.000, para llenar la plaza de Neptuno en septiembre y para cubrir esa misma plaza y todo el Paseo del Prado, Recoletos y Castellana hasta más allá de Colón, dos meses después- dijo no saber de dónde había salido el borrador, quién lo había elaborado o quién lo había filtrado. Tampoco fue capaz de dar por buena, o mala, su existencia. Pero se apresuró, jesuíticamente, a dar por buenos algunos de los datos recogidos en ese borrador, resultado del refrito de hasta cuatro documentos puestos en manos del juez. Un borrador en el que se acusa a Artur Más, a su padre y a Jordi Pujol de manejar cuenstas en Suiza y Liechtenstein, relacionadas con la trama de corrupción en torno al Palau de la Musica.

Lo más eficaz para ver la luz en este asunto, una vez perdida la fe en que quien tiene obligación de aclararlo lo haga, es aplicar el "quid pro quo", qué obtiene alguien a cambio de qué. Desde luego, el mayor beneficiario del asunto es el diario EL MUNDO que vuelve a la primera línea, con un nuevo serial, tras una etapa gris en la que el ruido de sus colegas de la derecha venía comiendo el terreno. Está claro, pues, que el mundo gana en ventas y "prestigio". Pero también ganaría Interior que, pese a la imagen de no saber lo que tiene en casa -el hecho de que la Policía no sea tonta no quiere decir que no haga pasar por tal- que está dando obtiene el beneficio de asustar, poner nervioso y arrugar al más que probable nuevo presidente catalán, ante el tira y afloja en que se va a convertir la consulta soberanista en la próxima legislatura. Algo que ya vivimos con Pujol, a propósito de la nunca rematada investigación sobre Banca Catalana.

Y por ganar -en el terreno electoral, únicamente- también gana CiU que vuelve a cargar la cruz del martirio, tan rentable, especialmente cuando uno se hace pasar por toda Cataluña y hace creer al electorado que cualquier ataque contra su persona lo es contra la nación entera.

En fin. No hay duda de que algo huele a podrido en el palacete de Castellana donde tiene Interior su sede, pero también en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona y, cómo no, en algunas mesas y despacho de la redacción de EL MUNDO. Y, mientras, todos los demás, nosotros con cara de tontos, por no decir de gilipollas, y que tardaremos en confirmar, o no, las dudas que desde hace tiempo tenemos sobre la honorabilidad del Honorable.

 

Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

martes, 20 de noviembre de 2012

PISOS POR RESIDENCIA

 

Cada minuto que pasa, este gobierno, que salió de las elecciones celebradas hoy hace un año, se empeña en poner en claro cuál es su visión de la ciudadanía y que no es otra que la del viejo "tanto tienes, tanto vales". Lo acaban de demostrar con ese globo sonda lanzado a propósito de la oferta hecha a los extranjeros para cambiar la compra de viviendas por permisos de residencia.

Para el gobierno no tiene el mismo valor el esfuerzo de tantos extranjeros llegados a España para ordeñar para nosotros aquellas vacas tan gordas que unos cuantos fajos de billetes, blancos o negros, capaces de desatascar el atracón de cemento de sus amigos los constructores y banqueros.

En otros países, por ejemplo Portugal, la residencia se obtiene a cambio de la creación de puestos de trabajo o de inversiones. Aquí no. Aquí basta con comprar un piso de 160.000 euros, inalcanzable para la mayoría de quienes sirven para nosotros comidas, cañas y cafés, descargan nuestros camiones o limpian nuestras casas, aceras y oficinas.

Nos cuenta el gobierno que no acaba de confirmar la medida, porque es muy de tirar la piedra y esconder la mano, que lo que pretende es dinamizar el mercado inmobiliario español, empachado de viviendas y solares sobrevalorados, añado yo. Lo que ocurre es que, de llevar adelante la medida, o resulta ser un fiasco o conseguirá que los precios que poco a poco iban ajustándose al mercado, repunten de nuevo alejándolos de nuevo de las posibilidades de quien compra una vivienda por necesidad y no por pura especulación.

Este gobierno que dice estar sacándonos de la crisis, basándose en datos que o esconden o sueñan, gobierna para los poderosos que se hincharon los precios de la vivienda hasta reventar la burbuja y que ahora pretenden recuperar uno por uno los euros hechos jirones por el estallido de la burbuja.

Me temo que con "trucos" como estos nuestro país se va a convertir, más aún de lo que ya lo es, en un lavadero del dinero negro de las mafias rusa y china que acudirán como moscas a la miel a una oferta como esa. Porque estos señores son capaces de lavar su dinero negro en la compra, alquilar el piso y, de paso, traficar con los permisos.

Hay que dar las gracias al gobierno empeñado en dejarnos claro que su inflexibilidad y sus principios duran lo que duran y, la verdad, duran muy poco. Están escondiendo la basura debajo de las alfombra y ya no les queda alfombra bajo la que esconder toda la que son capaces de generar que es mucha. Van de parche en parche, porque no son capaces de drenar ese globo lleno de agua que es su España gobernada a golpe de decretos, aprobados a escondidas, sin debate y sin el más mínimo sentido de la realidad., hasta que reviente sobre todos nosotros

Se comportan como esos enfermos de cualquier adicción que van "limpiando" en casa los monederos, los bolsos y los cajones, para vender, una a una, las joyas de la familia hasta vaciarla de todo lo que pueda tener algún valor para el perista. Un valor que siempre será menor que su valor real y mucho más que el valor sentimental que pueda tener para la familia.

Cambiar pisos por permisos de residencia es la última jugarreta de un gobierno que en menos de un año ha ofendido y perjudicado a la práctica totalidad de los colectivos ciudadanos. Salvo, claro está a ricos y banqueros estafadores que ni siquiera tendrán ya que responder ante los accionistas de los bancos que han desvalijado.
 
 

Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/


lunes, 19 de noviembre de 2012

QUÉ PEREZA

 
 

Pereza. Ese es el sentimiento que lentamente se apodera de mí cada vez que, al comenzar el día, la, esa actualidad una y mil veces repetida, se va filtrando en mi vida sin sorprenderme, sin ofrecerme la más mínima esperanza de que algo o alguien vaya a ser capaz de cambiar el mórbido panorama que nos atrapa.

No me extraña que los primeros hombres se inventasen dioses para explicar esa rutina inamovible que se sucedía un día tras otro y que, salvo guerra o catástrofe, marcaba su destino desde la cuna a la tumba. Algunos de nosotros, desgraciadamente no todos, los que gustamos de etiquetarnos como "el hombre moderno", hemos aprendido a buscar explicación a las cosas y, de ese modo, esos dioses que todo lo gobiernan y lo explican han dejado de importarnos, aunque poco o nada ha cambiado en nuestras vidas, porque, desgraciadamente y casi al tiempo hemos descubierto que el papel de aquellos dioses no era el otro que el de esconder o decorar lo que no era sino el dominio de unos pocos sobre los demás.

Hoy los dioses se llaman mercado, seguridad y, a veces, democracia. Tres palabras que en esencia encerrarían objetivos deseable, pero que, en la práctica son como esas bridas de nylon, sutiles, casi invisibles que han sustituido a los grilletes, con mayor eficacia si cabe. Hoy los dioses se han ido de nuestras vidas, pero han dejado en su lugar esa otra religión de sacerdotes invisibles e implacables que no sólo quitan y dan, sino que pretenden hacernos creer que lo hacen en nuestro nombre y por nuestro bien.

Hoy me he despertado y me he desayunado con los sondeos sobre las elecciones catalanas. Unos sondeos que, salvo el previsible hundimiento del PSC y apenas poco más, repetirían el actual arco parlamentario catalán, después de una convocatoria, cara como todas, y de haber provocado un terremoto que, a mi modo de ver, ha estado más en las onda y en la tinta de los periódicos que en el día a día de los ciudadanos.

También ha entrado en mi desayuno informativo el arranque de la comisión de investigación sobre la calamitosa gestión de un recinto municipal, como lo es el Madrid Arena, que debería determinar las responsabilidades municipales en la tragedia que costó la vida a cuatro jóvenes. Me gustaría pensar otra cosa, pero estoy convencido de que, al final y pese a lo evidente, todo quedará en nada.

Eso, junto al futuro de los amenazados de desahucio, la lucha de los trabajadores y usuarios de la sanidad madrileña contra su privatización inmisericorde, algún que otro susto de la odiosa prima de riesgo y esa guerra cien veces repetida en Gaza y cien veces irresuelta porque ni a unos ni a otros les interesa la paz, porque, mientras el problema sea la guerra, todo lo demás, el bienestar, la justicia, la salud o la felicidad, pasan a un segundo plano... Todo eso se repetirá un día sí y otro también como en aquel "Como todos los días" de mi llorado Hilario Camacho, sin que nade de eso cambie en sí mismo ni, mucho menos, cambie nuestras vidas.

Por eso, esta mañana, cuando me ha despertado la radio y cuando, después, he abierto el ordenador, he pensado ¡¡Qué pereza!!

 
 

Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

domingo, 18 de noviembre de 2012

EL PARLAMENTO COMO FUTBOLÍN

 
 
Dicen de la arquitectura que se encuentra a caballo entre la técnica y el humanismo, que es a la vez ciencia y arte. Quizá por eso la imagen que mejor sintetiza el panorama político actual se la he escuchado a una arquitecta, Itziar González, que hace apenas una hora definía en la Radio al parlamento, a los parlamentos, como un futbolín en el que los diputados, los representantes de los ciudadanos, están "embrochetados" en una barra que sólo se mueve y sólo les mueve siguiendo la voluntad de quien la maneja.
Itziar debió verlo claro mientras fue concejal del distrito de Ciutat Vella en Barcelona. Allí, como independiente en las listas del PSC, sufrió en sus propias carnes la disciplina de grupo que todo lo ahoga y que lo primero que mata es cualquier propuesta imaginativa que escapa de la pesada maquinaria del partido.
Itziar como por formación y sensibilidad supo ver y decir lo que otros, no vieron, callaron o las dos cosas al tiempo. Ese fue el pecado que la alejó del ayuntamiento y que, de haberse comportado así en un parlamento -un ayuntamiento también lo es-.le hubiese valido, antes o después, la tarjeta roja que se ganó en Barcelona.
Tiene Razón Itziar. Los muñecos de un futbolín, duros, resistentes e insensibles, no miran a sus compañeros. Sólo a los que tienen delante y que son los que tienen la palabra del gol. Tampoco pueden mirar de lado, ensartados en la barra de la disciplina, ni, mucho menos, se mueven si no es todos a una y cuando y cómo quiere la mano que gira y empuja la barra.
Por eso duran tan poco los que se atreven con un discurso propio, por eso los grupos parlamentarios hicieron ciencia de aquel "el que se mueve no sale en la foto" que sentenciara Alfonso Guerra y han recosido las costuras por las que asomaban todas esas voces independientes. De un tiempo a esta parte, con mayor o menor habilidad para maquillarla, cualquier diputado repite como un papagayo la consigna que le han pasado a su móvil o su iPad, siempre que no la haya roto o perdido, y que mucho me temo que para eso lo tienen.
Habrá quien piense que el que un diputado aparezca más o menos en la prensa es una cuestión de interés por su verbo y no es así. El que el muñeco del futbolín esté en la barra de los delanteros o en la defensa no es una cuestión de brillantez, sino de jerarquía. Y para ascender en el aparato, ya se sabe, la clave está en la disciplina.
Tiene razón Itziar, los parlamentos son futbolines con los diputados dispuestos en sus grupos parlamentarios como los langostinos, la carne o las verduras en el "pincho" de una brocheta, y que una vez en esas, difícilmente son capaces de ver y mucho menos preocuparse por los problemas de los ciudadanos que son los que pagan la partida.
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

sábado, 17 de noviembre de 2012

LOS PETAIN DEL SIGLO XXI

 
 

Sé que evocar aquellos años, y más cuando está Alemania de por medio, es meterse en un lodazal del que difícilmente se sale sin barro en los zapatos, pero uno acaba por hartarse de oír hablar lo que se puede y lo que no se puede hacer, de lo que nos viene "impuesto" por Berlín o Bruselas o de los sacrificios que nos imponen, pero no se imponen, nuestros gobernantes, mucho más de unos que de otros, claro.

Partamos primero de que en aquellos tiempos, en apenas veinte años hubo dos, las crisis económicas se resolvían haciendo guerras, a ser posible mundiales, que, no sólo decoraban a esos jóvenes con los que hoy no sabemos qué hacer y, de paso, generaba una destrucción tal -Irak es un ejemplo- que, al final, el paisaje desolado en que queda el vencido se convierte en el gran negocio del vencedor. Y, aunque en un arrebato de optimismo quiero creer que hoy no serían posibles guerras como aquellas, quien juega con fuego, y son muchos los que juegan, acaba por quemarse.

Pero volvamos al principio y volvamos al personaje que da título a esta entrada y que hoy parece repetirse hasta la saciedad en los países que padecemos las dentelladas de la crisis, aquel mariscal Pétain, héroe de la cruel batalla de Verdún y manso cordero, como presidente de la república, frente a un Hitler victorioso en París, hasta el punto de forzar una reforma de la constitución francesa y así obtener la potestad para firmar un armisticio con el invasor. Pétain pasó, no entonces sino tras la liberación y para la Historia, de ser el héroe de Verdún a ser el traidor que entrego Francia a Hitler, atada de pies y manos.

También aquí se nos hizo ver que debíamos reformar la constitución para convertirla en un collar de castigo al limitar la capacidad de endeudamiento del país y asumiendo que, para España, el pago de la deuda y sus intereses es prioritario frente a la atención a sus propios ciudadanos. Recuerdo que fueron muy pocos quienes se opusieron a aquel trágala, Rubalcaba lo hizo tímidamente, y recuerdo que los medios de comunicación no se esforzaron mucho, si es que alguno lo hizo, en mostrarnos las consecuencias de aquello ni, mucho menos, en dar voz suficiente a quienes reclamaban someter la reforma a referéndum.

Todo se nos ha dado como inevitable: la limitación del déficit, los recortes, algunos verdaderamente sangrantes, los despidos, de internos y empleados públicos, la paralización de las obras públicas, las subidas de tasas, el deterioro del transporte púbico al tiempo que se encarecen los billetes. Todo, todo, como si fuese inevitable. Una economía casi de guerra que tiene al país acojonado, sin dinero para gastar ni apenas ganas de hacerlo. Una forma de gobernar contra los intereses del pueblo con la vaga promesa de que, con el sacrificio, todo será mejor en el futuro.

También como en la Francia de Pétain se fuerza a los trabajadores -no hace falta apuntarles con un fusil- a alimentar la economía y la industria alemana, mientras la nuestra languidece y se marchita por el estrangulamiento del crédito.

A nosotros, a los portugueses, a los griegos y en menor medida a los italianos se nos impone el copago, se nos congelan los sueldos y las pensiones, mientras en Alemania, a meses de unas elecciones, se levantan todos esos "castigos" gracias a que financiar su deuda, gracias a la sangría de la nuestra, ahora les sale casi gratis.

Sé que lo que digo puede resultar poco correcto a los ojos de algunos. Sé que culpar a Alemania, a los alemanes, de nuestra desgracia puede ser injusto, pero es que nadie allí parece darse cuenta de lo que nos están haciendo. Y yo, que siempre he pensado que los alemanes fueron también víctimas de la Alemania de Hitler, estoy esperando a esas elecciones para recuperar la confianza en la izquierda alemana o para perderla definitivamente.

Curiosamente, el inspirador del del 15-M y del movimiento de los indignados que ha recorrido el mundo fue un viejo resistente francés que lucho contra el nazismo y sus comparsas del gobierno de Vichy. Al final, lo consiguieron y los franceses, todos, de memoria flaca, prefirieron no torturarse con la culpa de haber colaborado con los nazis. Por eso, creo que la única forma de superar esto es a través de la resistencia y de la desobediencia civil. En cuanto a nuestros Pétain de andar por casa, espero que primero el pueblo y después la Historia le supongan en su sitio.
 
 
 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
 
 

viernes, 16 de noviembre de 2012

URGENCIAS





Quién me iba a decir que iba a ser un ministro de este gobierno, el de Exteriores, García Margallo, quien mejor iba argumentar por qué hay que ayudar a quienes están perdiendo sus casas por no poder pagarlas. Sin embargo, ha sido así, en medio de la cumbre Iberoamericana, en la ciudad tomada de Cádiz, donde los hasta ayer eran los parientes pobres de América se reúnen con los empobrecidos tíos de Europa.

Margallo que un segundo antes de declararse demócrata cristiano convencido ha citado "El Capital" de Marx a propósito de la lucha de clases, ha recordado que la regla fundamental del capitalismo, que a mi modo de ver no siempre se cumple, es el de que quien gana se lleva el beneficio y quien pierde echa la persiana y cierra. Y la ha recordado para decir que en el caso de los bancos se ha incumplido, porque, para que no echen el cierre, se les ha ayudado y se están cubriendo sus pérdidas y que, eso, da pie para tomar medidas extraordinarias como las que se deben tomar en torno a los desahucios, medidas que, en su opinión, deberían ir más allá de la escuálida moratoria aprobada ayer.

La cosa es evidente -para el que lo quiera ver, claro- han jugado en el casino que es hoy la economía y han perdido. Pero en contra de lo que nos están contando, lo que han perdido no es lo suyo, sino que lo que han perdido ha sido lo nuestro: casas, tiendas, talleres, coches, trabajos, porque su juego es a crédito y lo que se jugaban se lo habían pedido prestado a oros bancos que, a su vez, se lo jugaron y perdieron.

Quienes nos quieren embaucar -y son muchos- pretenden hacernos creer que los bancos defienden el dinero de sus depositarios. Y no es cierto. Ese no fue el dinero que nos prestaron y no por prudencia, sino porque no podían hacerlo. Por ello se lo pidieron a otros bancos, especialmente a los alemanes que, a la chita callando, nos vendían el coche, la lavadora, no sé cuántas cosas más y, además, el dinero que prestaban a nuestros bancos para que éstos nos "vendiesen" el crédito con que pagar todo eso, y las viviendas que, por lógica había que hacerlas aquí.

Cuando ese bucle perverso se rompió y todo se vino abajo, porque las cajas fuertes había estaban llenas de basura, la recta Alemania sale al rescate de sus bancos que se habían entrampados con préstamos a España y otros países del sur de Europa, España rescata a sus cajas y algún que otro banco, atiborrados de indigesto cemento, y lo hace con el dinero de los ciudadanos, todos, muchos de los cuales se han quedado colgados de la brocha cuando el andamiaje se ha venido abajo.

Y eso es lo peor. En los años que llevamos de crisis, nadie, salvo algunas ONG, algún partido y, sobre todo los "utópicos" del 15-M, se han preocupad por ellos y les han ayudado con su comida, con sus pequeñas ayudas económicas para llegar a fin de mes, con sus iniciativas legislativas, tumbadas una y otra vez por el resto de partidos, y con el entusiasmo de su juventud, su responsabilidad y su fe en una justicia social de la que el resto han decidido pasar.

Pero esto, como todo, tiene un límite y como Tanatos, querámoslo o no, sigue gobernando el mundo, han llegado las muertes, suicidios o no, consecuencia de tanta injusticia. Y las muertes, capaces de resquebrajar el mismísimo ayuntamiento de Madrid, son también capaces de sacudir al PP y al PSOE que hasta entonces habían hecho oídos sordos a la tragedia de los ciudadanos que estaban perdiendo todo, hasta la casa.

Han estado reunidos tres días frenéticos para sacar adelante, en medio de una huelga general, medidas urgentes para paliar los daños de una ley tan antigua como injusta. No han sido capaces de pactarlas, porque no es lo mismo mirar las cosas desde arriba que mirarlas desde abajo y, al final, el Gobierno aprobó ayer un decreto de moratoria de los desahucios, tan miserable que será la solución, y sólo por dos años, para muy pocos.

Lo que ha hecho el Gobierno, afortunadamente sin el PSOE como comparsa, ha sido parecido a salvar la vida de un enfermo en urgencias, estabilizándole y bajándole, síntomas tan molestos como suicidios, niños llorando en la calle, enfermos en sillas de ruedas o en sus camas, atados al oxígeno y los sueros, para, dentro de dos años, devolverlo a la dura realidad de su grave enfermedad y a la calle.


 
Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/