sábado, 31 de diciembre de 2011

BULA


Nunca he sabido el porqué, y os aseguro que me gustaría conocerlo, de esa especie de bula que acompaña a la derecha española y que le permite adoptarlas medidas más dolorosas e impopulares para los ciudadanos sin que  las mismas le supongan coste alguno.
En el consejo de ministros de ayer, el segundo de la era Rajoy y el primero realmente operativo, el nuevo gobierno ensartó un collar de duras medidas para enjugar el déficit en más de ocho mil millones de euros, un collar que van a tener que llevar al cuello los españoles y que, en absoluto, figuraba en el programa o en las promesas que el candidato Rajoy hizo a lo largo de la campaña electoral.
Me gustaría saber cuál hubiese sido la respuesta de la prensa y de la calle si a Zapatero o a un hipotético gobierno socialista que le hubiese sucedido se le hubiese ocurrido de una tacada congelar el salario mínimo y el sueldo de los funcionarios, a los que a demás, Rajoy se ha permitido aumentar la jornada laboral, alimentando de paso el tópico del servidor público remolón.
Eso por no hablar de la subida de impuestos, tan necesaria y tan tabú si se está en campaña electoral. Esas cosas no van a ninguna parte, pero lo decidido ayer en esta materia que, por cierto a mí, a la espera de concreciones me, parece necesario,  pero Rajoy se merecería una pasada por los tribunales por el incumplimiento flagrante de todo los que en esta materia prometió en campaña.
Voy a tener que pensar que la derecha tiene bula para hacer estas cosas. De la misma manera que parece tenerla para corromperse y saquear las arcas públicas ¿Será verdad que dios existe y está con ellos? De momento, esta mañana el centro de Madrid estará tomado por una de esas repetidas e histéricas manifestaciones en defensa  de una familia y unos valores cristianos que tan poco peligro parecen correr en un país volcado a la derecha. Uno llega a pensar que aquellas nostálgicas concentraciones de la Plaza de Oriente se han trasladado a la de Colón y que tales  demostraciones, más que actos reivindicativos, son un “estos son mis poderes”, por si al gobierno se le ocurra dejar como están la ley que regula el aborto o la que legaliza los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Las bulas se compran y el Gobierno con la premisividad ante actos como el dehoy está pagando la suya. A nosotros nos va a tocar llevar la cruz por haber pecado de creedulidad o, también, de exceso de psaividad. El día llegará en que echaremos, echarán , de mnenos la "indeterminación2 de Zapatero

miércoles, 28 de diciembre de 2011

MÁS QUE PALABRAS



Poco ha tardado Ana Mato en confirmar los peores presagios que hacían temer que, en su mandato como ministra de Sanidad, Consumo y Asuntos Sociales, la ideología lo iba a empapar todo.
Le ha bastado ponerse delante de los micrófonos para condenar el penúltimo crimen machista para demostrar que su modelo de mujer, como el de Ana Botella, es el de Cenicienta. Con haberse ajustado a los términos en que está redactada la ley contra la violencia de género, hubiese quedado "como una reina", pero a esta gente le pesan tanto, no ya su ideología o sus creencias, sino su afán de evangelizar al resto de la sociedad que tienen que dejar esa impronta en todo lo que dicen o hacen.
Espero que su contumacia en llamar "violencia en el entorno familiar" a lo que no es más que el crimen cometido por un imbécil que no se resigna a asumir que la mujer cuanto más libre más hermosa se vuelve y más vale su cariño.
Mal síntoma éste, cuando, si algo ha quedado claro es que la lucha contra la violencia de género es de toda la sociedad y es, fundamentalmente, cultural. Sin embargo y sin olvidar el valor que tienen las palabras, no debemos enredamos en discutir si son galgos o son podencos. Cada minuto que perdamos en esa lucha estéril, cada esfuerzo, por pequeño que sea, desperdiciado en ella, son un minuto o un esfuerzo que mejor haríamos en emplear abriendo el debate a nuestro alrededor, corrigiendo en nuestros adolescentes esos pequeños gestos que anuncian comportamientos despóticos y sumisiones que, llevados al límite, acaban en violencia.
Los medios de comunicación harían bien en no dejarse llevar por el tobogán de la polémica y harían mejor en cuidar que sus contenidos o los que ofrecen las empresas que los soportan no favoreciesen la cultura de príncipes, ogros y cenicientas.


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martes, 27 de diciembre de 2011

YA TENEMOS ALCALDESA



Cuánto me hubiese gustado que la primera alcaldesa de Madrid lo fuese por haber sido elegida al frente de una lista, fuese la que fuese, en vez de ser un recambio impuesto a los madrileños tras la "huída" hacia el Gobierno de quien realmente fue el vencedor de las elecciones, pese a haber hipotecado por muchos años el futuro de los madrileños.
Quien, hace ya unos años, impuso a Ana Botella en la lista de Gallardón sabía lo que hacía, porque contaba con que la ambición del hoy ministro de Justicia no conoce límites y le faltaría tiempo para cambiar el hoy carísimo sillón de alcalde por otro con más posibilidades. Hoy las previsiones se han cumplido y, con Gallardón sentado en su despacho de la calle de San Bernardo, lo de ver a la señora con la vara de alcalde era sólo un trámite que hoy se hace realidad.
Nadie puede defender que la esposa de Aznar haya hecho méritos para estar donde está, porque su primera gestión al frente de los Asuntos Sociales de la ciudad de Madrid fue de lo más chusco, con decisiones como lo de llevarse la sede de la delegación a la calle más "pija" de Madrid, convirtiéndola en vecina de una infanta, o con actitudes tan lamentables como la de poner a Cenicienta como ejemplo para las mujeres con razonamientos tan peregrinos como el de que "la cenicienta es un ejemplo para nuestra vida por los valores que representa. Recibe los malos tratos sin rechistar, busca consuelo en el recuerdo de su madre". Está claro que la señora Botella no sufriría si las madrileñas anduviesen cargadas de escobas y adornadas con los moratones consecuencia de los cariñosos golpes propinados por sus "príncipes más marrones que azules", siempre que recuerden a su madre y acudan puntuales a la misa de ocho.
En cuanto a su segunda y más reciente gestión, la de la delegación de Medio Ambiente, no hace falta decir nada, basta con mirar su cielo, desde el que haría falta algo más que un agujero para mirar esta ciudad cada vez más sucia, si es que no somos tan prudentes como para pasear por las calles que, pese a que todos somos hijos de dios y pagamos nuestros impuestos, se limpian a diario más que las nuestras en una semana. Y eso que la recortada recogida de basuras la pagamos dos veces, una en el IBI y otra como tasa.
Lo único que tengo claro es que, desde hoy, las comparecencias tras los plenos del Ayuntamiento van a dar mucho juego a los humoristas, porque la alcaldesa que nos ha caído encima y su escasa facilidad de palabra van a dar más perlas que la factoría mallorquina de Majórica. Sin embargo, preferiría un alcalde, o una alcaldesa, serios y eficaces, antes que un personaje de zapping.


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lunes, 26 de diciembre de 2011

Y AHORA QUÉ

Rajoy ya está en Moncloa y sólo puedo desear que sea para bien. Los primeros días tras su investidura han sido para los gestos y he de decir que su actitud me ha parecido mucho más serena de lo que su actitud en la oposición podía hacer presagiar, pero ha llegado la hora de la verdad y es ahora cuando tendrá que mostrar su verdadera cara.
Tengo la suerte de pertenecer al colectivo de los pensionistas, si es que puede llamarse suerte tener que vivir de una pensión a mi edad, y, por tanto, soy beneficiario del primer anuncio del nuevo gobierno. Sin embargo me preocupa el futuro de los míos, especialmente el de mi hija, que tienen que salir sin salvavidas al proceloso mar de la crisis. Qué va a ser ahora de quienes tienen un empleo derivado del sector público. Qué va a ser de los funcionarios que, pese a la leyenda negra que les acompaña, se dejan en su mayoría los cuernos en el trabajo y ganan unos sueldos nada envidiables. Qué va a ser de las escuelas públicas de las que depende el futuro de quienes no han tenido la suerte de nacer en un palacio con o sin guardias civiles a la puerta. Qué va a ser de los enfermos que no pueden, o no quieren, pagarse una sociedad médica privada. Qué va a ser de tantos pueblos de España que necesitan inversiones para no volver a la maldición que les ha acompañado durante siglos. Qué va a ser de los transportes, de las carreteras, del pavimento de nuestras calles, porque los que no vemos precisamente bien nos la jugamos a cada minuto con cualquier irregularidad en las aceras. Qué va a ser, ahora que muchos van a pasar necesidades, de la seguridad en nuestras calles. Qué va a ser de la limpieza.
Nos jugamos mucho. Y no sólo porque los próximos meses vayan a ser "calientes", sino porque el pulso de nuestra economía está en las últimas y cada vez hay menos gente con dinero en el bolsillo.
Gobernar es algo más que hacer cuentas. Eso es fácil. Basta con hacer sumas y restas. Basta con recortar aquí y allá y ajustar lo que se tiene o se puede tener con lo que se quiere o se debe gastar.
Pero una sociedad con demasiados miembros amputados no puede caminar. Hay que hacer un esfuerzo de imaginación y coraje para conseguir que la sociedad española vuelva a caminar y para que vuelva a ser feliz.
De momento y pese a las buenas palabras, alguno de los primeros detalles del nuevo gobierno me asustan. Lo de que el ministerio de Economía lo sea también de Competitividad o es una redundancia o debemos considerarlo una amenaza. En cuanto a que se haya colocado al frente del ministerio que regula las leyes que facilitan la libertad sexual a una mujer de tan marcado perfil confesional, me parece una torpeza.
En fin, ya veremos.


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sábado, 24 de diciembre de 2011

DE HARINAS Y MOHÍNAS


Va a ser cierto -y me duele que así sea- el dicho popular que nos recuerda que, cuando se acaba la harina, todo se vuelve mohína. Lo digo, porque, mientras el PP, tras su victoria y aunque sólo sea de momento, parece haber guardado sus despiadadas lenguas y sus no menos crueles tijeras, tanto que cada una de sus declaraciones parece estar pidiendo música de violines como fondo, de la otra acera, donde no brilla el sol, sino que lo que impera es el frío y la sombra de una de las peores derrotas de la democracia, lo que nos llega es esa mezcla preocupante y desagradable de gruñidos, amenazas y lamentos que envuelve la disputa de cualquier despojo, cuando el despojo es eso y es, además, lo que queda para los próximos cuatro años.
No hace tanto que expliqué aquí mismo por qué voto y no milito. Era a esto a lo que me refería. ¿Por qué tanto silencio y esa desoladora ausencia de crítica mientras había algo que repartir o esperar y por qué esa "pelea de perros" ahora que hay poco o nada que repartir?
A veces pienso que, demasiado a menudo, por lo que pelean nuestros políticos -ponedle comillas a nuestro- es por un sueldo o, en el mejor de los casos, un puesto de trabajo desde el que ganarse las habichuelas, al tiempo que se transforma la sociedad.
No me gusta nada lo que estoy viendo. Entre otras cosas, porque lo que está pasando en el PSOE no deja lugar a otra cosa que una crítica fácil como la que quizá yo mismo estoy haciendo. No me gusta, porque todo esto deja un "tufillo" a que lo que menos importa es el ciudadano y sus problemas. Lo que viene va a ser muy duro. Y lo va a ser porque tengo la impresión de que el PP ha sido uno para acabar con el PSOE y va a ser otro en el Gobierno. Y oponérsele no va a ser fácil. Todo lo contrario, va a ser necesario un PSOE, si no fuerte, al menos unido y curado de la soberbia de otros tiempos.
Ya que no hay harina que no haya al menos tanta mohína.

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jueves, 22 de diciembre de 2011

OS DEBO UNA EXPLICACIÓN


Creo que, como el personaje de Pepe Isbert en “Bienvenido Míster Marshall”, os debo una explicación y os voy a dar esa explicación que os debo.
Quienes hayáis seguido este blog desde sus comienzos sabréis que nunca he faltado a la cita que diariamente me impuse con la página en blanco y de hecho, cuando decidí hacer este viaje a Cádiz que me ha traído a un paraíso interior de serena felicidad, me pertreché,  como todo Tintín de estos tiempos que se precie, de toso los “apechusques” para seguir conectado al mundo y para asomarme de vez en cuando a vuestras pantallas. Sin embargo, aquí he descubierto que el mundo podía  seguir girando y, de hecho, ha seguido girando sin mí todos estos días. Y no sólo eso. Yo mismo he seguido girando sin el mundo o, mejor dicho, sin esa sensación de gravedad y trascendencia que, demasiado a menudo, nos llena la cabeza de asuntos que, al final, apenas tienen una importancia relativa.
Aquí, en la bahía de Cádiz, sintiendo más que viendo el Atlántico, y dejándome embriagar por la música de esta  música tan peculiar que tiene el habla de los gaditanos, he descubierto que puedo ser feliz y hacer felices a los demás y que lo “trascendente” puede esperar, en tanto vivimos hasta el último aliento lo cotidiano que es lo que verdaderamente importa.
Eso sí, entrar en esta senda llena de momentos felices no implica y, naturalmente, no va  a implicar en mi caso, el olvido de los demás ni, mucho menos, el descuido que lleve  a dañar a los demás, ni siquiera involuntariamente.
Ahora mismo no sé cómo he llegado hasta aquí, pero os aseguro que estoy satisfecho y encantado de haber hecho el camino.

viernes, 16 de diciembre de 2011

GAFAS


Estoy en Cádiz, pasando unos días en casa de una amiga y, como tiene que cumplir su jornada laboral, dispongo de la mañana para mí solo en una de las zonas más deprimidas y, a la vez, más linda de este país.

En esas horas que ella trabaja, un tipo como yo no puede agarrar un coche para irse a ver esas hermosas playas que, en invierno, son, sin esa alfombra de mal gusto que, demasiado a menudo, las suele tapizar en verano, mucho más hermosas, con el encantamiento que producen los olores, los rumores y colores que nos regala el mar en invierno. Por eso paseo y, dadas mis limitaciones y mi desconocimiento de la zona, camino y pregunto, pregunto y camino, lo que me está sirviendo para descubrir ese otro paisaje de Cádiz que es su gente, amable, acogedora y sabia como pocas.

Cuando uno sale de casa, siempre tiene la sensación que, a veces, se hace certeza, de olvidarse algo. Yo me dejé las llaves puestas en la puerta de mi casa .afortunadamente un vecino  se dio cuenta y las recogió- y una pequeña lupa que me permite leer lo imprescindible para sobrevivir en este mundo lleno de letra pequeña. Así que me encaminé al centro de Chiclana, donde conseguir otra que sustituyese, al menos temporalmente a la olvidada.

La encontré en esa calle peatonal que tienen hoy todos los pueblos y ciudades de España donde, afortunadamente aquí no, se mezclan los zaras con los mandos y las cadenas de perfumería de moda con las franquicias de electrodomésticos y todo tipo de tentaciones para quemar los cuatro cuartos que tenemos.

Preguntando y atendiendo a las explicaciones que con ese vocabulario, esa música y ese acento enrevesado –al menos para los “secos” castellanos-, llegué a la óptica en cuestión y, mientras esperaba a que me atendieran asistí a una escena tan enternecedora como edificante: dos mujeres, probablemente gitanas, aquí los gitanos están muy integrados con el resto de la población, vestidas con ropa “de trapillo” pero llenas de elegancia charlaban con el óptico hasta que una de ellas, dejó sola a su amiga y ésta comenzó a hacer aquello para lo que había acudido. Sacó un billete de veinte euros y, con él, pago una parte de la deuda contraída para comprar unas gafas, seguro que necesarias, que no costaban más de sesenta euros. Cuando la dependienta –el óptico había pasado a la trastienda a tomar el café que le había traído su compañera- le entregaba el comprobante del pago, la mujer le pidió que le apuntase cómo estaba la deuda de otros dos pares de gafas de su hija y su marido y, sin pretenderlo, me enteré de que la deuda total no pasaba de cien euros. Os juro que estuve tentado de hacerme cargo de la cuenta pendiente, pero me paré a tiempo, pensando que quizá podría haberla ofendido.

Más tarde, comentándolo con Carmen, que así se llama mi amiga, me confirmó que había hecho lo correcto y, cuando le dije que me había conmovido la naturalidad y la dignidad con que,  tanto la dependienta como la dependienta, gestionaron el asunto, me contó que eso es muy habitual –ella trabaja con gente que atraviesa muchos problemas por culpa de esta maldita crisis- y nos felicitamos de que quienes la padecen conserven lo único que a veces les dejan: la dignidad.

Ahora que lo pienso, me alegro de poder disfrutar de estas horas frente al más hermoso de los paisajes: el de la gente tan linda que vive justo a nosotros sin que, demasiadas veces, reparemos en ella. Ese paisaje es el que, realmente, nos hace grande vivir. Pero no es empeñamos en ignorar lo mirando la tele, donde gente que no es verdad nos cuenta sus mentiras a cambio de un dinero por cada sesión, con el que se podían pagar todas las cuentas pendientes que, a estas horas, debe haber abiertas en todas las ópticas de España

martes, 13 de diciembre de 2011

BASTANTE INDIGNADO


Quienes me conocen saben de sobra que nunca he sido beligerante con la monarquía española. No sé si por sentido práctico de la vida o porque tengo la convicción de que el rey o quienes le asesoraron durante el tránsito a la democracia tuvieron el tacto y la prudencia suficientes para que, por primera vez en siglos, viviese en paz un cambio de régimen.
Por eso estoy indignado ahora. Porque quienes, como yo, hemos dado a la institución monárquica la confianza que parecía haberse merecido a lo largo de esos años no podemos soportar como si tal cosa lo que estamos conociendo de las nada claras y "poco ejemplares" actividades del duque de Palma. Pues bien, esa indignación ha crecido en las últimas horas al saber que el yerno de los reyes se siente un poco indignado por el hecho de que el jefe de la casa real haya considerado su conducta poco ejemplar.
Señor duque ¿le cuentan a usted que en ese país de cuyos presupuestos viven usted, su esposa y sus hijos -más que bien, por cierto-, España, hay más de cuatro millones y medio de parados que pueden ser más? ¿Le cuentan que muchos ciudadanos están viendo recortada su atención sanitaria y la calidad de su educación? ¿Le cuentan que todos los funcionarios han visto reducido su salario? ¿Le cuentan que a los pensionistas, pese al incremento de la inflación, les han congelado la mensualidad y llevan ya demasiados meses perdiendo poder adquisitivo? ¿Le cuentan qué la mitad de los jóvenes españoles, muchos de ellos tan guapos y tan preparadsos como usted, no tienen trabajo ni perspectivas de tenerlo en los próximos años?¿Le cuentan que se han paralizado obras públicas necesarias? ¿Le cuentan que se han reducido drásticamente los presupuestos destinados a la cultura? Supongo que no y que ni falta que le hace, pensará.
Un poco indignado... Imagínese usted cómo estarán todos esos colectivos que he citado, y no dude que hay muchos más. Indignados y deprimidos, porque nadie parece acordarse de ellos cuando le ponen delante un negocio o una comisión.
La verdad, señor duque, es que s una lástima que la ambición y falta de escrúpulos de un apuesto niño pijo de Vitoria está acabando con la imagen que hasta ahora tenía la corona, una imagen que, lo queramos o no, ha sido, a lo largo todos estos años, un elemento de integración de los españoles más allá de las ideología, perfectamente rentable y amortizado, por cierto.
Señor duque, si está usted indignado, párese un momento y piense como estamos todos. Seguro que, si lo hace y si merece el respeto que hasta ahora hemos estado obligados a tenerle, pedirá perdón y, tras saldar sus cuentas con la Justicia, se esfumará.




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lunes, 12 de diciembre de 2011

EL REY YA NO SE RÍE


Hace ya un tiempo que el rey no se ríe. No me extraña, porque, la verdad, razones le van quedando pocas. La buena salud de que hasta ahora ha disfrutado la monarquía en España parece agotarse al tiempo que se deteriora la del propio rey. Y es que el escándalo desatado a propósito de los "negocios" emprendidos, presuntamente, por su yerno Iñaki Urdangarin ha puesto en tela de juicio la prestigiosa trayectoria del monarca desde que asumiera la jefatura del Estado hace treinta y seis años.
Mucho se ha escrito sobre la necesidad de que D. Juan Carlos dejase paso a su hijo Felipe en el trono y. la verdad, ese debate, abierto artificialmente, no había llegado a prender en la opinión pública, gracias al prestigio y la popularidad del rey que, ahora, corre peligro.
No hay nada peor que hacer las cosas tarde y forzado por las circunstancias. Hoy mismo hemos sabido por EL PAÍS que la Casa Real emprenderá medidas para hacer transparentes sus cuentas. La medida llega tarde, porque nadie va a poder olvidar que esa "glasnost" en Zarzuela, al igual que el "ere" que podría acortar la plantilla la Familia Real, llegan tarde y su efecto balsámico para la imagen de la institución está de sobra amortizado.
Sin embargo, no hay que dejar de hacerlo. Tampoco tendría sentido que el rey abdicase en su hijo en medio de la tormenta. Su obligación es ajustar, limpiar y pulir la corona para garantizarle unos años más de supervivencia. Si el rey tuviese ahora la tentación de abdicar, se equivocaría gravemente, porque dejaría a su hijo sentado sobre una bomba de relojería o, al menos, sobre un saco de estiércol en un momento en el que el país se debate en la mayor de las crisis económicas recientes.
La obligación del rey es sanear la corona, pedir perdón si es menester y bendecir lo que la justicia decida para su yerno. Sólo así conseguirá taponar la hemorragia de prestigio que se le viene encima, que podría acumular todo el acumulado desde la transición.
Me contaron que, cuando apenas era un adolescente, en una comida con un grupo de periodistas, el príncipe Felipe, respondiendo a una pregunta sobre el futuro de la monarquía, dijo sonriendo que lo único que pedía es que, si los españoles decidían ponerle fin, le avisasen con tiempo. No sé si ese momento ha llegado ya. Lo que sí sé es que él y su padre van a tener que actuar con tanto tacto como firmeza, porque han saltado todas las alarmas, No hay más que ver lo poco que sonríe el rey.


 
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domingo, 11 de diciembre de 2011

NO HUBO TRASPASO DE PODERES


Lo de anoche en el Bernebéu debería hacer reflexionar a más de uno. Por primera vez en mucho tiempo, el Real Madrid recibía al Barça con mejores "números". Quizá por eso, durante toda la semana, los especialistas en "calentar" los encuentros se han cansado de agrandar las virtudes del mejor Madrid de Mourinho y de señalar los fallos del proyecto Guardiola, haciendo hincapié en la mala racha de David Villa y sus dudas frente a la portería. Sin embargo, estaban errando el tiro.
Y lo erraron a pesar de que en medio minuto ya le habían hecho un siete al siempre seguro Valdés, sembrando en él y en su defensa dudas más que razonables.
Por si fuera poco, durante los primeros minutos el Madrid cumplió las instrucciones del entrenador ahogando las salidas del Barça, hasta que una genialidad de Messi colocó a Alexis frente a Casillas y el chileno no falló.
Lo que siguió no debe sorprender a nadie. El Barça cumplió su papel e hizo, como dijo Guardiola, lo único que sabe hacer y hace como nadie, añado yo: jugar al fútbol como nadie. Con maestría y paciencia fue tomando el control del partido, al tiempo que agotaba las reservas físicas de su rival, hasta que, una vez más, partió al Madrid por la mitad y se comió los dos pedazos.
Ya va siendo hora de que alguien le diga al Madrid que lo que le separa del Barça es que los de Guardiola son un bloque, que son en el campo son generosos, que atacan y defienden, desde el primero hasta el último, y que no buscan poner muescas en sus botas, sino que el equipo gane.
Tampoco estaría de más que alguien enseñase a los jugadores y al entrenador a aceptar la derrota como una de las tres posibilidades con que se salta al campo y que, cuando llega, el principal responsable es quien pierde.
La actitud que mantuvo ayer Mourinho, salvo en dos o tres momentos en que pareció empeñado en que recordásemos quién es, fue digna de elogio. Sereno y correcto, tuvo el detalle de acercarse a saludar a Tito Vilanova, aunque luego, en la rueda de prensa, rebajo el gesto, pensando, probablemente, que su papel es el de malo y que los gestos humanos son síntoma de debilidad.
En resumen. Al Madrid le pesan demasiado sus fantasmas -y el Barça es uno de ellos- y la falsa obligación que parece haberse impuesto de ajustarse a la imagen que de él hacen quienes sólo quieren vender periódicos.
Mi conclusión es que, de momento, el Real Madrid tiene los mejores números este año, pero el traspaso de poderes aún no se ha llevado a cabo. Habrá que ver como evoluciona en las próximas semanas el ego cultivado y herido de los jugadores. De cómo superen está derrota que ha roto una racha increíble del Madrid, dependerá quién se haga finalmente con el campeonato de Liga.


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sábado, 10 de diciembre de 2011

SENSACIONES AGRIDULCES



Cuando uno hace el esfuerzo de tratar de comprender qué está pasando en Europa, acaba por tener la sensación de que, en realidad, forma parte del público de un espectáculo de prestidigitación, De hecho en la recién concluida cumbre de Bruselas no sabemos -al menos yo no lo sé- qué es lo que ha pasado y cómo va a afectar a nuestro futuro, porque hay interpretaciones para todos los gustos y no sólo eso, porque los papeles de héroes y villanos se intercambian con una celeridad pasmosa.
Ya nadie habla, salvo la voz de los sindicatos que clama en el desierto de los medios, de la perversa Angela Merkel ni de su fiel escudero "Sarko", empeñados en laminar al batallón de los "pigs", todo por obra y gracia de David Cameron, el perfecto Mcguffin, empeñado con su, al parecer, mal calculada machada en convertirse en el blanco de las iras de esa extraña mezcla de nacionalistas que se hacen llamar europeístas.
La proverbial mala vecindad entre el continente europeo y el Reino Unido ha vuelto a aparecer y se ha manifestado en un golpe de efecto en cave electoral del primer ministro británico que, no sólo se ha manifestado contrario a pagar cuenta alguna de sus socios, sino que ha tenido el poco tacto de dejar traslucir una cierta alegría al ver como se desmoronaban el euro y sus partidarios.
Bien es verdad que la reforma impuesta por Merkel no podía interesarle la armonización impositiva y la cesión de soberanía que supondrá el nuevo tratado. El Reino Unido es el paraíso de los paraísos fiscales, alguno de los cuales se asienta sobre su territorio. Además, la City de Londres no deja de ser el portaviones desde el que se han venido lanzando los ataques contra nuestra deuda y nuestra moneda. No sé qué consecuencias tendrá sobre esto el "aislamiento" escenificado ayer por Cameron, pero está claro que sería un buen argumento para empezar a poner coto a esa nueva forma de piratería que constituyen esos inmorales refugios en qué se han convertido para el más fétido de "nuestros" capitales.
Pero ¡que pare la música de violines en este punto! porque, mientras la emprendemos a zapatillazos mediáticos en el culo de Cameron, se ha apretado un poco más la correa que asfixia a los trabajadores europeos. Seguirá el paro, al menso en España, y los trabajadores que lo encuentren tendrán que tragarse sapos y culebras al aceptarlo.
Y, a todo esto, el PP comienza a reconocer sin tapujos que Zapatero hizo, si no lo mejor, sí lo que pudo para intentar capear el temporal de la crisis. En fin, sensaciones agridulces.


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viernes, 9 de diciembre de 2011

CON LA PASTA POR DELANTE


Nada como la ambigüedad para que el personal acabe comulgando con ruedas de molino. Nuestro "carísimo" alcalde y es capaz de justificar con apenas una línea de su programa la discriminatoria subida de tarifas del servicio de estacionamiento regulado que planea para el centro de Madrid. La línea de marras se limitaba a indicar que se podrían establecer "criterios medioambientales" en la regulación del SER y, con ella, el ayuntamiento obtiene cobertura suficiente para elevar el precio de los parquímetros en determinadas zonas y determinadas fechas.
Uno podría pensar que todo lo que alivie el espeso tráfico de Madrid sería loable, pero, pensándolo con detenimiento, cae en la cuenta de que, de ese modo, tiene más posibilidades un rico de llegar al centro de la ciudad que, según los evangelios, de entrar en el reino de los cielos.
Uno que tiende a la democracia y a la lucha contra la desigualdad saca en conclusión que el hecho de tener un buen fajo de billetes da bula para llenar de humos y ruidos el centro de nuestras ciudades. También, que sería mejor ir pensando en despejar esas zonas de todo tráfico, prohibiendo el acceso para todos, salvo las lógicas excepciones. Sin embargo, de ahí a que quien pueda compre su derecho a arruinar nuestra salud, va un abismo.
Más recomendable sería convencer a los ciudadanos de que ese coche que parecen tener pegado al culo se puede dejar en casa y usarlo sólo para viajes y excursiones. Yo, que ya no puedo conducir, lo he comprobado. Bastaría con un poco de educación y empatía. Bastaría con pensar en los demás y, de paso, con caer en la cuenta de que no hay nada más absurdo que dar vueltas a una manzana o hacer colas eternas a las puertas de un parking, arrepentido de no haber dejado el coche en casa. Sin embargo, Gallardón y su gente parecen más inclinados a que el que pueda, moleste o no moleste, pague.

Un amigo, muy castizo él, lo decía así de claro "Yo, donde pago, cago"


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jueves, 8 de diciembre de 2011

EL RAPTO DE EUROPA




El rapto de Europa
Según la leyenda, Zeus estaba enamorado de Europa y decidió seducirla o violarla, siendo ambas versiones casi equivalentes en la mitología griega. Se transformó en un toro blanco y se mezcló con las manadas de su padre. Mientras Europa y su séquito recogían flores cerca de la playa, ella vio al toro y acarició sus costados y, viendo que era manso, terminó por subir a su lomo. Zeus aprovechó esa oportunidad y corrió al mar, nadando con ella a su espalda hasta la isla de Creta. Entonces reveló su auténtica identidad y Europa se convirtió en la primera reina de Creta. El acto amoroso tuvo lugar bajo un plátano, árbol que, según la mitología, debe el que sus hojas sean perennes a este acontecimiento.
Zeus le dio tres regalos: Talos, un autómata de bronce, Laelaps, un perro que nunca soltaba a su presa; y una jabalina que nunca erraba. Más tarde Zeus recreó la forma del toro blanco en las estrellas que actualmente se conocen como la constelación Tauro. Algunas leyendas cuentan que este mismo toro fue con el que se topó Herácles, y que finalmente engendró al Minotauro
(Tomado de Wikipedia)
Europa ya está en Creta. No sabemos si seducida o violada. Va a recibir como regalos un autómata, la que en tiempos fue clase obrera, un perro que nunca suelta la presa, los mercados, y una jabalina que nunca falla, la banca. Como resultado de los amores de Zeus, o quien coño sea, engendrará un monstruo, el Minotauro, la clase política encargada de vigilar el laberinto de nuestro futuro.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

ILUSIONES


Nos han "vendido" que estas que vienen son fechas para la ilusión. La idea, una obra maestra del marketing, consiste en hacernos creer que volvemos a ser niños y que, de nuevo, nos está permitido soñar. Son unas fechas en las que, siguiendo las consignas, nuestro corazón tiene que estar rebosante de "buenos deseos y ganas de compartir", mientras que nuestra cartera está desolada y vacía.
Todos los años, por estas fechas, vuelven a contarnos todos esos tristes cuentos de casas sin pavo o sin turrón, de cerilleras que, ateridas de frío, sueñan con la madre que perdieron, o de amos gruñones a los que se les enternece el corazón. Cuentos tristes, pero con final feliz. Porque ese es el truco, iluminar con una sonrisa, una buena o un final feliz, el desconsuelo diario.
Ayer tuve la oportunidad de comprobar cómo la gente se defiende aturdiéndose con ilusiones. Anduve por la Cuesta de Moyano a la búsqueda del milagro de encontrar "El tiempo amarillo", las deliciosas memorias, inexplicablemente descatalogadas, de Fernando Fernán Gómez, y tuve la suerte de encontrarlas, eso sí, en la última caseta de esa entrañable feria del libro permanente que tiene Madrid. Cumplida la ilusión con el milagro que me va a permitir compartir esa lección de vida, me encaminé a la coqueta librería que unos amigos han abierto en San Onofre, para celebrar con cava y empanada, -es ironía, claro- los treinta y tres años de constitución -sí, en minúsculas- y fui dando un paseo por este Madrid que tan guapo sabe ponerse algunas mañanas de invierno.
Hice el recorrido lógico y dejé el Paseo del Prado y la verja del Botánico para subir hacia Sol por la Carrera de San Jerónimo, en la que algunas personas, no demasiadas, esperaban entre la curiosidad y la devoción la entrada de "sus" políticos a la tradicional recepción del Congreso, para repartir, como si estuviesen en la andanada del siete, aplausos y abucheos a quienes llegaban. Coincidió mi paso con la llegada de Rajoy -me enteré porque así se lo anunció un padre a su pequeño, mientras le alzaba para que lo viese, y me sorprendió el poco entusiasmo que despertaba entre la gente, después de haber "barrido" a los socialistas en las pasadas elecciones. Qué poco dura la ilusión, pensé. Incluso a Aznar le aplaudían más.
Seguí mi camino y, tras tomar mi dosis de café con leche de media mañana, en mi cafetería preferida de la calle del Carmen, subí hacia la Gran Vía y me di de bruces con la perenne cola de la lotería de "Doña Manolita", una cola que tiene sitiadas las entradas y los escaparates de El Corte Inglés y la FNAC. Fue entonces cuando pensé que puestos a pesar ilusiones, esta última tira más del plato de la balanza que la de nuestros políticos. Y eso que, en ambos casos y desgraciadamente, la decepción está garantizada. Porque, con la que está cayendo, quién otorga margen de maniobra al próximo gobierno y porque quién puede pensar que va a tener más posibilidades de llevarse el gordo por hacer horas de cola en una calle de Madrid.



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martes, 6 de diciembre de 2011

PARADOJAS



Nadie hubiera dicho hace ya treinta y tres años que aquella constitución que los españoles se dieron con tanta ilusión después de celebrar sus primeras elecciones libres, después de cuarenta años de un horror tras otro, iba a ser hoy papel mojado.
El país en que hoy vivimos acaba de hundir en las urnas al partido de quien cumplió una tras otra las directrices marcadas desde Berlín y Bruselas para darle la mayoría absoluta a otro partido que no va poder hacer más que otro tanto: obedecer órdenes impartida desde fuera y al margen de los intereses de los ciudadanos.
Creímos que nos dábamos libertad y ya no la tenemos. Consagramos la igualdad y la falla que está resquebrajando la cohesión social es cada vez mayor. Proclamamos el derecho a un trabajo y una vivienda digna y el Estado que debería regirse por esta ley de leyes no es capaz de garantizarlos. Proclamamos el derecho a la salud y la educación y cada vez está más cerca en que sólo van a poder disfrutarlas quienes más tienen.
No sé qué nos ha pasado a los españoles en estos treinta y tres años. Lo que sí sé es que, cuanto más lejos vayamos en la paradoja, más difícil va a ser alcanzar una solución sin sobresaltos. Y las que sobresaltan, al final, no son soluciones.


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lunes, 5 de diciembre de 2011

LAS AMARGAS LÁGRIMAS DE ELSA FORNARO


Quizá sea porque yo mismo soy algo llorón, pero he de confesaros que las lágrimas de la ministra Elsa Fornaro ante el parlamento en Roma, escenario de tanto vodevil como ha dado la reciente política italiana, no sólo me han conmovido, sino que me han reconfortado.
Tanto nos han demonizado la figura de los tecnócratas que no éramos capaces de esperar de ellos un gesto de humanidad como el que tuvo ayer Elsa Fornaro cuando rompió a sollozar al anunciar las duras condiciones en que se jubilarán a partir de ahora los italianos.
Me hubiese gustado ver la expresión de Berlusconi, il cavaliere de las jóvenes y caras vellinas, ante la grandeza de una mujer incapaz de contener su emoción ante el dolor, la decepción y la indignación que acabarán produciendo sus medidas.
Cuánto me gustaría contemplar un gesto parecido en María Dolores de Cospedal o, más aún, en la imperturbable Esperanza Aguirre, incapaz de emoción alguna, salvo que tenga que ver con su salud o el recuerdo de los suyos, Más bien al contrario, parece disfrutar con el mal de aquellos a quienes desprecia que, para nuestra desgracia, son cada vez más.
Está claro que tenemos que acostumbrarnos, si no lo estamos ya, a las malas noticias. Y es que todas las borracheras conllevan la penitencia de la resaca y más cuando el alcohol que nos han servido era garrafón. Me gustaría saber dónde están ahora todos aquellos que ponían a la sumergida Italia como ejemplo a seguir, Me gustaría saber qué cara se les ha puesto al escuchar como el presidente Monti, que acaba a renunciar a sus sueldo, no anduvo con paños calientes a la hora de culpar a los propios italianos de su desgracia.
Probablemente llega tarde, pero no deja de ser una buena lección, porque, por mucho que haya quienes piensen lo contrario, poco importa la categoría del camarote cuando se hunde el Titanic. Aunque, ahora que lo pienso allí se salvaron más pasajeros de primera clase que inmigrantes de los que viajaban hacinados en las cubiertas inferiores.
Sea como sea, son de agradecer, porque dan idea de lo que suponen, las amargas lágrimas de Elsa Fornaro.



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domingo, 4 de diciembre de 2011

AL SOL Y SIN DERECHOS

Parece que fue ayer cuando los españoles nos conmovimos con la historia de ese par de trabajadores de la naval arrojados a las tinieblas por la reconversión del sector que se movían entre la angustia y la ira que produce saberse abandonado de la noche a la mañana. Han pasado ya casi diez años desde que la conmovedora historia de Fernando León de Aranoa se llevó a la pantalla, colocando a la mayoría de los españoles frente a vivencias de las que sólo tenían la imagen de las barricadas en los telediarios.
Aquella historia tan localizada en un sector y en unas cuantas ciudades españolas es ya universal por obra y gracia de la crisis y ya no importa la profesión o la condición de quien trabaja por cuenta ajena para verse arrojado a las tinieblas del desempleo. Pero no es esa la única diferencia entre los tiempos de "Los lunes al sol" y los que nos están tocando vivir. En esos años el Estado cumplía su papel de amortiguador de la crisis y, con mayor o menor acierto y fortuna, se esforzaba en dar alternativas de empleo y en paliar la desgracia de quienes habían perdido su empleo.
Hoy no. Hoy un parado es un apestado que mina el control del déficit, que requiere toda una infraestructura de formación y atención, que cobra subsidios y, sobre todo, que, como tiene más tiempo y ningún riesgo de perder el empleo que ya no tiene, va más, según algunos, al médico.
Esa debe ser la intima -no tienen huevos de decirlo a las claras- que está llevando a algunos gobiernos autonómicos, de entre los que el gallego fue pionero, a bloquear la tarjeta sanitaria de los parados de larga duración ¡Cómo si lo fuesen por gusto!
Está claro que la clase política -si no toda, sí una gran parte de ella- no empatiza con aquellos a quienes debería representar. Probablemente, quienes toman estas decisiones tienen su propio seguro médico privado y un plan de pensiones contratado gracias a un salario elevado que se complemente además con dietas y complementos. Tienen también buenos colegios a los que llevar a sus hijos y alguna que otra ayuda para los libros, las gafas y los empastes familiares.
Toda esta gente, capaz de "pulirse" en una sola comida el presupuesto mensual e la familia de un parado, no son capaces de imaginar que, cuando uno, después de haber perdido el trabajo, sin más culpa que la de estar en la empresa inapropiada, el sector y el momento inapropiados, y de haber agotado las prestaciones y el subsidio "de caridad", de conocer los bancos de los parques y los rincones de bares cutres en los que matar el rato contando las penas a otros a cambio de las suyas, se angustia un día sí y otro también y no acaba de verla la cara al futuro, harto de verle el culo al presente, acaba por enfermar.
Depresión, alcohol, trastornos digestivos, ansiedad. Todo ello combinado en una especie de muerto viviente, incapaz de gestionar, maniatado como está, su propia vida. No saben los de las comilonas y el alma de hielo que, dejando caer a esta gente del sistema, están socavando la propia salud de ese sistema. Si siguen así, no tardaremos en ver como vuelven enfermedades ya casi olvidadas, tampoco tardaran en volver las jeringuillas y los subproductos de la cocaína a los parques. Y de ahí a eso que dimos en llamar inseguridad sólo hay un paso. Claro que los de las tijeras y las comilonas estarán a cubierto con sus escoltas o en sus apartamentos y urbanizaciones con vigilancia.
Y mientras, muchos, demasiados, ciudadanos pasando los días al sol, algunos sin derecho a acudir al médico. De momento, estos últimos son ya 25.000.


 
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sábado, 3 de diciembre de 2011

HABERLO PENSADO ANTES


Aún no ha tomado posesión el gobierno de Rajoy, ni tan siquiera tiene caras, y ya comienzan a escucharse los lamentos y el rechinar de dientes. Y es que a menos de dos semanas de las elecciones ya hay arrepentidos que ven como se confirman los peores presagios, sin que, a cambio, hayan aparecido los brotes verdes de esa felicidad tan sobada por el futuro presidente de los españoles en sus discursos electorales.
Más bien y si el espíritu navideño y las luces de colores fríos y sedantes con que ya han saturado el cielo de nuestras no lo remedian, la calle corre el peligro de incendiarse ante los primeros pasos que dé el nuevo gabinete. De momento, el tratamiento de choque que aplicara el partido conservador se experimenta en cobayas tan diversos como catalanes, extremeños o castellano manchegos, porque los unos y los otros ya han comenzado a sentir en su piel la frialdad de las tijeras que los populares han pedido a los Reyes Magos para podar nuestro, a su juicio, desmedido estado de bienestar.
Espero que, de sus encuentros con la patronal y los sindicatos mayoritarios, Rajoy haya extraído conclusiones más realistas y menos demagógicas que las que han adornado su discurso hasta ahora.
Desde luego no cuadra su intención esgrimida como promesa electoral de crear puestos de trabajo con los recortes presupuestarios llevados a cabo en Madrid, Castilla La Mancha y Galicia que han arrojado al paro a millares de trabajadores de la administración o las empresas que contratan con ella. Administrar es algo más que sumar o restar, pero parece que ese pensamiento no ha llegado aún a la cabeza de quienes ganaron tan abrumadoramente las pasadas elecciones.
Difícilmente se van a crear puestos de trabajo si no se engrasa la herramienta del crédito. En otros tiempos bastó con vender las fincas de la familia para llenarlas de apartamentos y adosados, pero ya no queda quien pueda o quiera comprar ladrillos en este país. Tampoco queda apenas industria de la de siempre ni se crearon los nichos de empleo tecnológico tan cacareados por unos y otros, Más bien al contrario, se ha comenzado a desmantelar parte de la infraestructura que tan buenos resultados ha dado para España en algunos campos de la Ciencia.
Ahora nos quejamos y, por ejemplo, la Izquierda, Desunida ya, de Extremadura niega su apoyo a los presupuestos del gobierno conservador que ellos mismos llevaron a Mérida cogido de su mano. A unos pocos centenares de kilómetros de allí, en Castilla La Mancha, los funcionarios comienza a inquietarse y a quejarse con razón, porque se les rebaja el sueldo en un tres por ciento, mientras se les aumenta la jornada laboral casi en la misma proporción, porque su presidenta, María Dolores de Cospedal ha cambiado la vieja consigna de la patronal de "más rato, más barato", por esta otra mucho más agresiva; "más rato y más barato". A cambio se priva a los altos cargos de su coche oficial y de alguna paga extra, sin que sepamos que tan austera jefa de gobierno haya pensado siquiera en devolver alguno de los tres sueldos que anduvo cobrando en los tiempos que nos han traído hasta donde estamos. Los madrileños, por nuestra parte, tenemos ya el culo acostumbrado a las patadas arbitrarias que nos da quien cada cuatro años sale victoriosa y bendecida por los votos de una de las sociedades más pasivas y menso críticas que conozco. Y qué decir d los catalanes que dieron su apoyo a los mismos que arrasaron el pacífico campamento del 15-M en Plaza Cataluña y están dejando en el chasis su en otro tiempo digna de orgullo sanidad, con muertes inexplicables incluidas.
No dudo que unos y otros tengan derecho al pataleo, a quejarse y a incendiar la calle si así lo estiman oportuno. Pero yo no puedo dejar de gritarles ¡Haberlo pensado antes!


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viernes, 2 de diciembre de 2011

BENDITAS REDES

Sí ¡benditas redes! Quién me iba a decir hace sólo unos años, cundo, como casi todos, vivía alegre y confiado en una sociedad aún más alegre y confiada, que ese "invento" de las redes sociales, creado por y para jóvenes, para al que atribuía -tics de viejo "progre" que todavía le persiguen a uno- toda una serie de perversaintenciones de control sobre la sociedad.
Qué equivocado estaba. No porque quienes lo persiguiesen no lo hayan intentado ni vayan a seguir intentándolo, sino porque la "herramienta" es tan simple y tan liviana que hace imposible su control absoluto y, mientras quede abierto un resquicio para la libertad, por él va a salir a borbotones.
La principal virtud de las redes sociales -yo uso facebook y lo uso con bastante intensidad, es que han doblado el mapa, convirtiéndolo en una bola de papel en el que todas las coordenadas coinciden en una, poniendo en contacto a quienes, en la realidad, están separados por miles de kilómetros y, centenares de escalones en la sociedad.
Lo bueno de esta nueva manera de comunicarse es que se extiende como y con la fuerza del agua, que cuando intentan frenarla se refuerza en la presa y rompe los muros con que quieran retenerla. Lo mejor es que, por más que intentemos maquillarnos y emboscarnos en ella, y todos lo hacemos un poco, al final acabamos por asomar fuera del disfraz o el escondite y aparecemos más desnudos y más ciertos de lo que pensábamos.
A mí, las redes me han devuelto amigos, me han permitidosegur sintiéndome útil, cuando "los que dicen saber" te apartan de un plumazo de tu trabajo, tus ilusiones y tus compañeros, y, sobre toso, me han regalado felices sorpresas que no era capaz de imaginar.
Y, cómo no, ha roto las puertas que los dueños del parchíshan pretendido poner al campo abierto de la cultura. Nunca hemos tenido mayor acceso que ahora a las ideas, la música, la literatura y el arte. Nunca la belleza ha estado, como ahora, en la punta de nuestros dedos, nunca la hemos tenido tan cerca y nunca ha sido tan nuestra.
A los jóvenes, en momentos en que ser joven es lo más difícil, les ha dado una tribuna para expresar sus angustias, para divertirse, para crear, reís y gritar. También, la lucidez para saber que también ellos tienen el derecho y el deber de intentar cambiar el mundo y la fuerza para hacerlo.
Por todo ello ¡benditas redes!

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jueves, 1 de diciembre de 2011

HACIA UNA SOCIEDAD DE DOS VELOCIDADES


Uno escucha las noticias en la radio y poco a poco se contagia de la angustia que parecen querer inocularnos los tertulianos, expertos y no tanto. Hoy, por ejemplo, toca padecer porque "hay síntomas preocupantes" de que Europa vaya a dividirse en dos", que lleguemos a eso que ya hemos bautizado como la "Europa de dos velocidades". La idea nos preocupa, nos angustia y, sobre todo, nos distrae.
Me explico. Mientras agitan delante de nuestras narices el fantasma de esas europas de primera y de segunda, como los viejos trenes y el metro de París, nos distraen de lo que más nos debería preocupar. A saber, que ya vivimos en una sociedad de dos velocidades y que el mundo camina hacia ello por sistema.
Nos asombra el despegue económico de países como China o India y no nos damos cuenta de que la miseria sigue durmiendo y muriendo en las calles de Delhi o Bombay ni de que la libertad aún no ha llegado al gigante de comunismo peculiar. Esos países crecen, es indudable, pero no así el bienestar de sus ciudadanos.
Lo malo es que el capitalismo especulativo, que no es sino otra forma de totalitarismo, quizá la más peligrosa, está dispuesto, no a llevar la democracia y el bienestar a la India, China y el resto de países emergentes, sino a exportar ese modelo dual de miseria y opulencia al que hasta no hace mucho era el primer mundo.
Los mercados, la gran coartada de la riqueza insolidaria, han decidido que el modelo existente hasta ahora debe desaparecer y que los países que quieran sobrevivir deben hacerlo siguiendo el ejemplo de esos animales que, atrapados en un cepo, llegaban a amputarse con los dientes el miembro preso, para poder huir.
Por desgracia, es eso lo que estamos viendo cada día aquí mismo, en nuestros barrios, en nuestros parques, ante las oficinas de empleo, en los institutos y colegios y en los centros de salud. Lo que estamos viendo, si nos tomamos la molestia de mirar con atención, La sociedad, nuestra sociedad se está amputando el miembro atrapado, arrojándolo al paro, la indigencia, la incultura o la enfermedad, para seguir bailando en la fiesta del capital. Y, ante eso, lo mejor que podemos hacer, en lugar de proceder a tan dolorosa e injusta amputación, es unir nuestras fuerzas para abrir el cepo y dibujar un grácil corte de mangas ante el cepo de los mercados.


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