Lo dijo ayer Rubalcaba a propósito de la necesidad de dar
alas mujeres socialistas la representación y preeminencia que corresponde a su
presencia en el partido. Lo dijo ante mujeres y a propósito de la elaboración
de las listas a las próximas elecciones, pero podría haberlo dicho y, desde
luego, debería reflexionar sobre ello en todos los aspectos de su programa y
para todos esos ciudadanos a los que pide el voto pese a que, por desgracia,
los ha tenido un tanto olvidados.
A quienes gustan de los chistes, cuando escuchamos esa
expresión, al de "vamos a llevarnos bien", se nos viene encima la
imagen del dentista con el torno preparado, asido "por las pelotas"
por su paciente. Una imagen que no está tan lejana del asunto del que hablamos,
porque los tirones, sino de pelotas, sí de orejas que se ha llevado el PSOE en
los últimos tiempos tienen mucho que ver con la manera en que ha aplicado el
torno a sus votantes.
Desde hace demasiado tiempo, al calor de la bonanza
económica, se ha cometido el error de pretender gestionarlo todo -museos,
administraciones, partidos políticos, hospitales o equipos de fútbol- como si
de empresas, especulativas por más señas, se tratase. Han primado más el
marketing y los resultados que el objeto de la empresa en sí mismo. Se han
confundido o, mejor dicho, se ha antepuesto la táctica, el día a día marcado
por las encuestas, a la estrategia, el fin que, se supones, debe guiar la
existencia de un partido político, que no es una empresa, no es una fundación
ni, mucho menos, el lugar en el que se tiene el despacho o el puesto de trabajo
y del que se cobra, más o menso, todos los meses.
Llevo mucho tiempo pensándolo y es posible que en alguna
otra ocasión lo hayáis leído ya en este blog. Pero cada día estoy más seguro de
ello: quien obra de acuerdo con sus principios, y los partidos deben tenerlos,
puede que acierte o puede que no, pero lo que es seguro es que no se equivoca.
Eso es lo que le ha pasado al PSOE que arrancó muy fuerte hace ocho años
porque, frente a la soberbia y la ceguera del PP, capaz de embarcarnos en una
guerra o negar lo evidente, también con muertos de por medio, traía la frescura
de un líder fresco y desconocido que llevaba en su programa la salida de esa
guerra fea e injusta y una serie de cambios sociales que, al menso yo, nunca
dejaré de agradecerle.
Sin embargo, especialmente en esta última legislatura, se
han servido demasiadas tazas de "café para todos", olvidando que el
partido socialista, si no obrero, es un partido de la izquierda que debería
perseguir un mejor reparto de la riqueza o, cuando no la hay, de las cargas
sociales.
A mi modo de ver, Rubalcaba lo tiene claro y ya se está
manifestando en ese sentido. De momento no tiene caparazón o aún lo tiene
abierto -sería raro que después de cuarenta años en política se le formara
ahora- y parece que escucha a las bases de su partido y, lo que es más
importante, la sociedad toda.
Si no me equivoco y es tal y como lo veo, si pesa más la
estrategia que la táctica, si se acaba con eso de "café para todos" o
lo de "una de cal y otra de arena", el señor Rubalcaba y yo vamos a
llevarnos bien. De momento, su propuesta para financiar la sanidad sin recortarla y sin cobrarla dos veces, además de su propuesta de listas desbloquedas, suena bien, muy bien.
1 comentario:
Quien le va creer el programa si fue corresponsable de lo que ha estado ocurriendo, por otra parte ahora ya sabemos que hay que hacer lo que diga el FMI, el MAFO de turno y FEDEA. Si te engañan una vez la culpa es del que te engaña, si te engaña dos la culpa es tuya.
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