Como motero que he sido -cuando empecé éramos
"motards"- he sentido como el que más la muerte de Simoncelli. Entre
otras cosas, porque no hay nada más desasosegante que ver morir a un hombre y
más si es joven y se va de este mundo así, ante los ojos de millones de
espectadores. Aún así, tuve la suerte de
no verlo en directo. Creo que la del domingo ha sido la primera carrera de Moto
GP que me he perdido esta temporada, andaba de "festejo" fuera de
Madrid, y no sabéis cómo me alegro de habérmela perdido.
Suele decirse que la muerte sienta bien y creo que, en
ocasiones, es así. Simoncelli quedará para la Historia como el joven piloto
italiano, simpático y "valiente", que pudo haber heredado la gloria
de Valentino Rossi. Sin embargo, mi opinión es que, si arriesgaba, lo hacía
jugando con el miedo de los otros y que la licencia, al menos esta temporada le
venía grande, como el casco que no pudo protegerle en ése último y fatídico
golpe.
El accidente del domingo se pareció demasiado a otros
accidentes que había provocado desde que llegó a la máxima categoría. Su
técnica era la de abrirse y "meter la rueda" al contrario cruzando
ante él la moto. Lo normal era que el rival, si tenía la suerte de verle,
levantase la suya para no arrollarle, pero son muchos los que no pudieron
hacerlo y acabaron en el asfalto, como el pequeño gran Dani Pedrosa que, si
este año no lucha por el título es por las dos operaciones que hubo que hacerle
para salir de las lesiones que le causó un encontronazo con el desaparecido
Simoncelli.
Dicen que era un buen piloto y yo no lo creo. Era un loco
que superaba con creces las carreras que ganaba con los accidentes que
provocaba.
Se le "consintió" demasiado. Su mentor, Rossi, era
otra cosa y por eso ha sido el más grande. Otros, como Lorenzo, arriesgan, pero
arriesgan su propia piel, respetando al contrario, o son máquinas de correr,
como Stoner. Otra cosa es mi dorado Pedrosa, frío y sufridor que, con su cuerpo
pequeño y frágil, ha sido capaz de lo más grande en la categoría más grande y
que, de no haberse cruzado con la rueda del pobre Simoncelli, estaría luchando
por el campeonato en Valencia.
A Simoncelli se le consintió demasiado. Arruinar la
temporada de Pedrosa o tirar a Lorenzo le costó apenas unos segundos de
penalización. Si le hubiesen retirado temporalmente la licencia, muy
probablemente estaría vivo. Y, si se le hubiese obligado, a usar un casco más
ajustado o a cortarse su peculiar melena, quizá no lo hubiese perdido en el
primer impacto.
Desgraciadamente, ha muerto un tipo joven y simpático. Ojalá
saquemos conclusiones de su muerte.
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