domingo, 16 de octubre de 2011

SE HAN COMIDO LAS GALLETAS


Despertar agridulce el de hoy, con una de cal, la impresionante respuesta que tuvo ayer en todo el mundo la convocatoria por un cambio global del sistema, y otra de arena, como lo es el resultado de las últimas encuestas que, de confirmarse en las urnas el 20 de noviembre, llenarán de gaviotas sonrientes, si no reidoras, el hemiciclo del Congreso, dejándome con la misma angustia que tenía Tippi Hedren en "Los pájaros" de Hitchcock.
Alguien se ha comido todas las galletas que había en el tarro -los banqueros- y, cuando reclamamos las que por lógica nos corresponden, en lugar de repartírnoslas, los gobiernos que hemos votado, aquí y en el resto de Europa, vuelven a llenar el tarro, al que siguen abrazados los banqueros.
Nunca se ha tardado tanto en aplicar el tratamiento correcto a una enfermedad de diagnóstico tan claro. Las calles de medio mundo, repletas de indignados, lo demostraron ayer. De momento, esa marea humana, esa fiebre que confirma que algo va mal, no ha abandonado su actitud digna y tranquila, pero la paciencia de alguno de ellos puede agotarse y, desgraciadamente, es lo que buscan quienes resumen aviesamente una jornada tan tranquila como la de ayer, sin apenas incidentes, con la foto más violenta que han encontrado de los únicos disturbios graves, provocados en Roma por un grupo organizado y posiblemente de ideología fascista, perfectamente organizados y quién sabe si dirigidos y pagados por alguien.
Lo único que está claro es que ningún organismo es capaz de sobrevivir cuando las células que lo componen carecen de alimento y que el que llegue al inevitable colapso es sólo cuestión de tiempo... o de poner en práctica una cirugía de emergencia que extirpe el tumor en el que se ha enquistado los bancos que consume todas las energías de tan fracasado sistema.

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