Cuando se padece una enfermedad, especialmente si es grave,
lo mejor es saberlo, ser consciente de ello, porque así, sabiéndolo, es más
fácil ponerle remedio. Ayer, la lenta y mastodóntica Eurozona señaló uno de los
cánceres, si no el cáncer, de la economía española, la banca, y, por eso, los
españoles hoy estamos un poco más cerca de la curación.
Lo dicho ayer en la cumbre de la UE, que a la banca española
le faltan más de 26.000 millones de euros para alcanzar un grado aceptable de
solvencia, pone en evidencia al sector que más ayudas públicas se ha llevado
desde el comienzo de la crisis a cambio de nada, porque el capital inyectado en
ella por el Estado ha sido como gasolina vertida en un depósito con agujeros,
no sólo es antieconómico, sino que, además, resulta más que peligroso.
Hemos pasado de pavonearnos de tener el sistema bancario más
robusto de Europa a que uno de cada cuatro de los euros que le faltan a los
bancos europeos para ser de absoluta garantía le falta a un banco español y la
causa de ello es que esos bancos contabilizan suelo y pisos al valor que
pagaron por él, sin querer ver -o que veamos- que la mayor parte de esos
valores son hoy humo. Exactamente lo mismo que le ocurre a la mayoría de los
ciudadanos corrientes y molientes a quienes se desahucia y culpabiliza porque
se embarcaron en hipotecas a las que hoy no pueden hacer frente.
Sería bueno que los directivos de la banca, incluido el
gobernador del Banco de España como presunto supervisor del sistema, hiciesen
una cura de humildad, después de haber paralizado, como lo han hecho, la
economía de este país, porque está claro que también la banca ha caído en el
"feo vicio" de pedir prestado, porque la banca ha sido quien ha
enseñado a las empresas a trabajar con dinero prestado, porque el crédito que
nos daban también lo compraban ellos en el exterior. Es decir, compraban fuera
el crédito que nos vendían.
Si además sabemos, como sabemos, que en ningún ejercicio,
incluido el último, han dejado de repartir dividendos a cuenta de unos
beneficios en los que se contabilizan esos valores inmobiliarios que llevan
años atascados en un mercado que no "traga" los paranoicos excesos de
años pasados, lo tenemos muy fácil para deducir que el problema, nuestro
problema, está en las malas prácticas de nuestra banca. De modo que no estaría
mal aplicar la cirugía allí donde está localizado el tumor y hacerlo cuanto
antes, para que no haga más metástasis en nuestro sistema.
Lo de ayer demuestra que nosotros somos el síntoma, la enfermedad la tiene la banca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario