jueves, 27 de octubre de 2011

DE SANOS, NADA



Cuando se padece una enfermedad, especialmente si es grave, lo mejor es saberlo, ser consciente de ello, porque así, sabiéndolo, es más fácil ponerle remedio. Ayer, la lenta y mastodóntica Eurozona señaló uno de los cánceres, si no el cáncer, de la economía española, la banca, y, por eso, los españoles hoy estamos un poco más cerca de la curación.
Lo dicho ayer en la cumbre de la UE, que a la banca española le faltan más de 26.000 millones de euros para alcanzar un grado aceptable de solvencia, pone en evidencia al sector que más ayudas públicas se ha llevado desde el comienzo de la crisis a cambio de nada, porque el capital inyectado en ella por el Estado ha sido como gasolina vertida en un depósito con agujeros, no sólo es antieconómico, sino que, además, resulta más que peligroso.
Hemos pasado de pavonearnos de tener el sistema bancario más robusto de Europa a que uno de cada cuatro de los euros que le faltan a los bancos europeos para ser de absoluta garantía le falta a un banco español y la causa de ello es que esos bancos contabilizan suelo y pisos al valor que pagaron por él, sin querer ver -o que veamos- que la mayor parte de esos valores son hoy humo. Exactamente lo mismo que le ocurre a la mayoría de los ciudadanos corrientes y molientes a quienes se desahucia y culpabiliza porque se embarcaron en hipotecas a las que hoy no pueden hacer frente.
Sería bueno que los directivos de la banca, incluido el gobernador del Banco de España como presunto supervisor del sistema, hiciesen una cura de humildad, después de haber paralizado, como lo han hecho, la economía de este país, porque está claro que también la banca ha caído en el "feo vicio" de pedir prestado, porque la banca ha sido quien ha enseñado a las empresas a trabajar con dinero prestado, porque el crédito que nos daban también lo compraban ellos en el exterior. Es decir, compraban fuera el crédito que nos vendían.
Si además sabemos, como sabemos, que en ningún ejercicio, incluido el último, han dejado de repartir dividendos a cuenta de unos beneficios en los que se contabilizan esos valores inmobiliarios que llevan años atascados en un mercado que no "traga" los paranoicos excesos de años pasados, lo tenemos muy fácil para deducir que el problema, nuestro problema, está en las malas prácticas de nuestra banca. De modo que no estaría mal aplicar la cirugía allí donde está localizado el tumor y hacerlo cuanto antes, para que no haga más metástasis en nuestro sistema.
Lo de ayer demuestra que nosotros somos el síntoma, la enfermedad la tiene la banca.



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