Sí. Soy un idiota. Soy un idiota, porque creo que, de ésta,
o salimos todos o no sale nadie. Soy un idiota que pudo estudiar `porque en la
tienda de la familia trabajábamos todos desde pequeñitos, al principio jugando
"colocar" la mercancía, luego comprometiéndonos con un horario, y,
pese a eso, creo que los niños se merecen una infancia y sus padres no tener
que romperse la cabeza para que puedan estudiar. Soy un idiota que ha pagado
con satisfacción sus impuestos, porque siempre he tenido claro que, para que
este país fuese digno y moderno, había que hacerlo. Soy un idiota que tuvo la
suerte de cotizar a la seguridad social durante todos los años que trabajó y,
ahora que está medio ciego, puede vivir de una pensión digna. Soy un idiota al
que los médicos del Hospital Clínico de Madrid han estabilizado su mal y,
gracias a que esos médicos trabajan para todos con los impuestos de todos,
ahora es un enfermo que convive dignamente con su enfermedad y no un enfermo
arruinado y desesperado.
Soy un idiota al que le duele, y cómo, el egoísmo a que nos
está conduciendo esta absurda sociedad en la que nadie conoce a nadie y nadie
se ocupa de nadie. Soy un idiota que ve con asombro cómo sus compatriotas
sufren y se escandalizan porque nadie se ocupa de una niña atropellada en una
calle china y demasiadas veces mira para otro lado cuando se maltrata o se
explota a los niños aquí, en su calle. Soy un idiota que cree que nos iría
mejor si fuesen otros los valores que guiasen nuestros pasos. Soy un idiota que
se escandaliza de lo que llega a gastarse la gente en una comilona a unos
centenares de metros de la puerta del comedor ante la que hacen cola decenas de
personas como ellos que no todos los días acceden a un plato caliente al día.
Soy un idiota que cree que este país no se merece ni se ha
merecido tener que vivir tanto tiempo bajo la angustia del terror de ETA y
ahora quiere que se aproveche cualquier resquicio que nos ayude a traer la paz.
Soy un idiota que cree que el tiempo cura todas las heridas y que hay que darle
tiempo para que lo haga. Soy un idiota que odia a quienes siembran odio. Soy un
idiota que, pese a todo, aún cree que el hombre es solidario. Soy un idiota que
sufre cuando ve por qué camino se está llevando a niños que, siendo apenas
cominos, ya son seres egoístas, crueles y violentos. Soy un idiota que quiere
que se les eduque para ser buenos ciudadanos y no en máquinas de consumir y “trepar”.
Soy, aunque le pese, señor Fernández Pons, un idiota que cree que
aún hay sitio para la justicia la
libertad y la solidaridad, así que, si no le importa, nos vemos el 20 de
noviembre y espero que, como yo, haya millones de idiotas.
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