miércoles, 26 de octubre de 2011

CUENTACUENTOS


Una de dos, o son tontos o, en el más puro estilo González Pons, creen que los tontos somos nosotros. Lo de Ana Mato ayer parecería una broma, de no haber estado cargado de ignorancia y de malicia. ¿Quién puede creer que cualquier padre de alumno de un colegio, público o privado, iba a permanecer callado mientras su hijo recibía las clases "sentadito" en el suelo? En mi opinión, sólo quien en su día quiso hacernos creer que no sabía de dónde había sacado su marido el "correoso" jaguar que metía en el garaje de casa puede pretender que creamos que en la atrasada -por culpa de los socialistas, claro- los niños siguen las clases sentados en el suelo.
Ana Mato lo decía con su mejor intención porque lo que pretendió con su denuncia es sumarnos a su cambio. Lo que pretendía es sumarnos a sus restas en Educación, a sus restas en Sanidad, a sus restas en Asistencia Social y Dependencia y a las sustracciones a cargo de sus alcaldes corruptos.
No seamos crueles con quien conduce el autobús que lleva a Rajoy a La Moncloa. Ana Mato se había documentado, tenía fotos, sacadas de contexto, pero tenía fotos. Quien le pasó la foto de los niños de un colegio malagueño, sentados en el suelo y rodeando a su maestra, le ocultó o ignoraba, en el mejor de los casos, el contexto en que se hizo: una actividad de cuentacuentos en el primer día de curso.
Lo extraño es que no hubiesen tirado de hemeroteca sacando a relucir alguna de aquellas clases de las escuelas del cura Manjón a los niños andaluces de Granada, agitanados y analfabetos, todos llenos de mocos y harapientos, con el borrico cargado de botijos a la entrada de la escuela y más pendientes del cante y del baile que de las cuentas y el silabeo.
Señora Mato, la maestra oficiaba de cuentacuentos en la sencillez de un rincón de la escuela, despejado de mobiliario para que los niños, supongo que con sus ojos muy abiertos, siguiesen desde el suelo, que es como suelen aprender a jugar y a cantar los niños, el relato de la maestra. Nada que ver con la parafernalia de forillos, luces, carteles y vídeos, además de caramelos envenenados, con la que quiso usted contarnos ayer su cuento del “y tú más”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Javier de el número dos por león, que se prejubilóo con una indemnización millonaria, después de privatizarlo todo como alcalde, no dices nada....