Está claro que, pese a tanta misa y tanta mantilla, en la
Real Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid se lee más a Carl von
Clausewitz en su tratado "De la Guerra" que los Evangelios. Tiene
razón el candidato Rubalcaba que, en un foro sobre Educación organizado por su
partido, afirmó ayer que la Esperanza Aguirre está criminalizando al
profesorado y demonizando la docencia, siguiendo así una de las premisas del
arte de la guerra, la criminalización del adversario como paso previo para
cualquier acción que se pretenda emprender contra él.
Bien es verdad que tan exagerada campaña, basada en una
presunta vaguería del profesorado o en acusaciones de que los docentes se están
dejado manejar por los "violentos" del 15-M se vuelve contra quien la
emprende, entre otras cosas porque los padres de alumnos suelen conocer a los
profesores de sus hijos y saben que no es difícil encontrarles fuera de las horas
de clase dispuestos a atenderles. Pero la guerra es así, se inventa un monstruo
y luego se le muele a palos, sean estos físicos o morales.
Es una pena que la miserable cortedad de miras de este
gobierno regional está causando tanto daño en la enseñanza como lo causó en su
día la ofensiva contra el doctor Montes, responsable de la Urgencias del
Hospital Severo Ochoa de Getafe, acusado por el entonces consejero de Sanidad
Manuel Lamela poco menos que de ser una especie de ángel exterminador,
consiguiendo que, desde entonces, pocos médicos se atrevan a tomar la decisión
de aliviar el dolor de los enfermos terminales en la sanidad pública, porque,
para eso están, claro, las clínicas privadas.
Cuando escribo esto, cinco representantes del profesorado
que decidieron encerrarse en la Dirección Territorial de Madrid de la
Consejería de Educación y que, desde el viernes, han sido recluidos bajo
vigilancia de guardias jurados en un salón de actos sin ventanas, privados de
todo contacto con el exterior, como si de delincuentes se tratase.
La consejera Figar, de parecida textura a la de una virgen
románica, no ha tardado en contestar a lo dicho por Rubalcaba, acusándole de
ser el responsable del fracaso escolar, el paro juvenil y de la gestión del
movimiento 15.M, que tan preocupada parece tenerla.
Lo cierto es que la Comunidad de Madrid ha sido
absolutamente tendenciosa con los profesores y que de manera torticera, con
mentiras o verdades a medias, ha puesto a los pies de los caballos a todo un
colectivo que, pese a que cuenta entre sus filas con elementos muy concienciados,
es, en general, bastante conservador e inclinado al inmovilismo. Colocarlo a
lado, no ya de los seguidores del 15-M, sino de los que "agredieron e
insultaron" a menores participantes en la JMJc. Lo que me lleva a pensar
que las acusaciones de Figar son tan consistentes como las otras, porque, que
yo sepa, si hubo menores agredidos fue, precisamente entre los simpatizantes
del 15-M, entre ellos la adolescente que recibió una descomunal hostia seca y
no de oblea, precisamente, de parte de un mando de la Policía Nacional.
Lo dicho, a esta gente, a la que tan bien le ha ido con los
mitos y las mentiras, no le importa -de sobra tiene micrófonos y rotativas para
ello- contaminar las cortas entendederas de algunos ciudadanos con afirmaciones
tan torticeras.
1 comentario:
Muchas gracias por la parte que me toca (Mmmm... creo que me tocan todas las partes). Muasss!!!
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