martes, 13 de septiembre de 2011

RATAS


Tienen las ratas muy mala fama como gente de mar. Tan mala, que dicen de ellas que son las primeras en abandonar el barco cuando se hunde. Y no sé por qué. Al fin y al cabo si ellas están en el barco no es para conducirlo a buen puerto o como pasajeros que han pagado para que les lleven. Si las ratas están en el barco, es porque en el barco hay algo que les interesa. Pero, cuando el riesgo de naufragio pesa más que lo que les retiene en la nave, no dudan en dejarla, como gente práctica que son.
Ayer, Bono y Gabilondo anunciaron que no acompañarían a Rubalcaba en su travesía del 20-N. Ambos dijeron que no figurarían en las listas del candidato que lo ha tenido más difícil desde que el bueno de Joaquín Almunia ocupó el cartel socialista frente a Aznar. Sin embargo sería injusto hacer tabla rasa con uno y otro, porque la vida pública de Bono se ha forjado a lo largo de casi cuatro décadas, desde que formara parte del despacho de abogados de Raúl Morodo, en el PSP de Tierno, primero, y en el PSOE, después, en tanto que el prestigio del ministro Ángel Gabilondo era ya sobrado en la Universidad antes de que aceptase el reto de aceptar la cartera de Educación en el gobierno de Zapatero.
Por eso me duele que se agrupen y enfrenten las decisiones de Bono y Gabilondo con la respuesta que, también ayer, dio Manuel Chaves al abandono de Bono, hablando de vías de agua y la gente que se da prisa en abandonar el barco, haciendo esas reservas sobre lo dicho que se hacen después de sincerarse, poniendo el mismo gesto que ponen los malos defensas cuando pasan la guadaña al delantero rival.
En este punto he de decir que entiendo a Bono, porque haber estado casi cuarenta años enredando, siendo guerrista y lo contrario, felipista y antifelipista, rival de Zapatero y su primer mariscal de campo; haber sido socialista y rico propietario, cristiano de base y católico amante del boato cardenalicio, debe de ser un impedimento para quedar en diputado de base, especialmente, cuando se ha echado el pelo en la Presidencia del Congreso.
Espero que a nadie le hayan sorprendido una y otra decisión, aunque sus motivos que les han llevado a ellas sean tan diferentes. Ahora bien, que nadie espere que Bono se quede quietecito y callado. Tiene mucha soberbia y demasiadas cuentas pendientes.

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