Qué poco me gusta este señor. Supongo que a quienes siguen
este blog no les sorprenderá lo que digo, porque nunca lo he ocultado, a veces
más allá de la prudencia. Acabo de escucharle en el encuentro que Montserrat
Domínguez ha organizado para su programa en el plató en que se graba la serie
"Cuéntame cómo pasó".
Participaban en el programa, una evocación de la transición.
Nicolás Sartorius, José Ignacio Wert. José Martí Gómez, Javier Rupérez y el ya
citado José Bono que, como siempre, oficiaba de "reina madre". Lo más
curioso, no para mí, es que frente a la actitud discreta del resto, la del
todavía presidente del Congreso ha sido la de siempre: dar lecciones a diestro
y siniestro, a veces con tal fragilidad en sus argumentos que alguno de sus
contertulios, José Ignacio Wert, no ha dudado en corregirle.
Sin embargo, cuando se me han llevado los demonios, que
diría cualquier abuela, ha sido cuando le he escuchado descalificar a un
representante del 15-M que ponía en duda la credibilidad de Rubalcaba para
emprender la reforma fiscal, subrayando lo bien que pronunciaba las eses para
dar a entender que era un "pijo" del barrio de Salamanca.
Debería saber el eternamente sonriente señor Bono -incluso
posando junto a asesinos como Obiang- que muchos de nuestros jóvenes hablan un
español magnífico y que no sólo eso, sino que piensan y, a consecuencia de
ello, dudan y no se dejan llevar por quienes, como él, gustan de la demagogia,
los mensajes facilones y la propaganda chusca.
No seré yo quien desconfíe del candidato Rubalcaba, pero
tampoco de los jóvenes del movimiento 15M, el propio Rubalcaba no lo hace. Sí
desconfío, y mucho, de quienes unas veces los ven como piojosos y otras como
pijos "del barrio de Salamanca".
Gracias al sistema educativo que algunos se quieren cargar
hay jóvenes, no sólo bien hablados, sino también bien pensados, en barrios como
el mío de Carabanchel, del mismo modo que hay gañanes en la calle Serrano.
Por lo demás, el señor Bono que, afortunadamente para ella,
ha emparentado a su hija mayor con el cantante Rafael y la hija del marqués de
Santo Floro y tiene otro hijo que ha hecho de la hípica, deporte de barrio
donde los haya, su medio de vida. Es más, el propio Bono es propietario de un
negocio en el sector que a veces olvida declarar entre sus bienes ¿Será ahí
donde ha aprendido a distinguir el habla de los pijos?
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