domingo, 18 de septiembre de 2011

QUÉ POCO ME GUSTA BONO


Qué poco me gusta este señor. Supongo que a quienes siguen este blog no les sorprenderá lo que digo, porque nunca lo he ocultado, a veces más allá de la prudencia. Acabo de escucharle en el encuentro que Montserrat Domínguez ha organizado para su programa en el plató en que se graba la serie "Cuéntame cómo pasó".
Participaban en el programa, una evocación de la transición. Nicolás Sartorius, José Ignacio Wert. José Martí Gómez, Javier Rupérez y el ya citado José Bono que, como siempre, oficiaba de "reina madre". Lo más curioso, no para mí, es que frente a la actitud discreta del resto, la del todavía presidente del Congreso ha sido la de siempre: dar lecciones a diestro y siniestro, a veces con tal fragilidad en sus argumentos que alguno de sus contertulios, José Ignacio Wert, no ha dudado en corregirle.
Sin embargo, cuando se me han llevado los demonios, que diría cualquier abuela, ha sido cuando le he escuchado descalificar a un representante del 15-M que ponía en duda la credibilidad de Rubalcaba para emprender la reforma fiscal, subrayando lo bien que pronunciaba las eses para dar a entender que era un "pijo" del barrio de Salamanca.
Debería saber el eternamente sonriente señor Bono -incluso posando junto a asesinos como Obiang- que muchos de nuestros jóvenes hablan un español magnífico y que no sólo eso, sino que piensan y, a consecuencia de ello, dudan y no se dejan llevar por quienes, como él, gustan de la demagogia, los mensajes facilones y la propaganda chusca.
No seré yo quien desconfíe del candidato Rubalcaba, pero tampoco de los jóvenes del movimiento 15M, el propio Rubalcaba no lo hace. Sí desconfío, y mucho, de quienes unas veces los ven como piojosos y otras como pijos "del barrio de Salamanca".
Gracias al sistema educativo que algunos se quieren cargar hay jóvenes, no sólo bien hablados, sino también bien pensados, en barrios como el mío de Carabanchel, del mismo modo que hay gañanes en la calle Serrano.
Por lo demás, el señor Bono que, afortunadamente para ella, ha emparentado a su hija mayor con el cantante Rafael y la hija del marqués de Santo Floro y tiene otro hijo que ha hecho de la hípica, deporte de barrio donde los haya, su medio de vida. Es más, el propio Bono es propietario de un negocio en el sector que a veces olvida declarar entre sus bienes ¿Será ahí donde ha aprendido a distinguir el habla de los pijos?

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