Recuerdo cómo, en los tiempos de mi infancia, circulaba un
chiste, tan ingenioso como reaccionario, con el que se pretendía poner en
evidencia que las circunstancias influyen más en la ideología que ésta en
aquellas. El chistecito en cuestión, ambientado en una de las afortunadamente
hoy desaparecidas dictaduras comunistas de los países del este, cuenta como se
pone a un campesino ante la disyuntiva de repartir sus fincas, sus tractores,
sus coches o sus casas con "el partido", hasta que se le pregunta si
repartiría también, de tenerlas, sus vacas. Es en ese momento cuando el
campesino, generoso y solidario hasta entonces, advierte "un momento, que
las vacas las tengo".
No sé por qué, pero tengo la impresión de que algo así está pasando
con algún que otro "líder de opinión" -contertulio de la muerte,
vamos- y el impuesto sobre el patrimonio que reactivará hoy el Gobierno en
Consejo de Ministros. Son muchos los que, desde sus cómodas y bien remuneradas
tribunas, no dejan de ver inconvenientes a la medida.
Los hay que advierten que la reactivación de impuesto sobre
el patrimonio apenas va a suponer unos cuantos millones de euros en el total de
la recaudación y que sería más simbólico que realmente eficaz.
Y qué, les contestaría yo ¿Vamos a dejar de gravar la compra
de yates de lujo, porque, al fin y al cabo, no hay tantos?
También los hay que cuentan el cuento de los dos hermanos
que reciben un premio de la lotería y lo dividen a partes iguales. Uno de los
dos hermanos, prosigue el cuentecito, gasta en poco tiempo lo que recibe, en
tanto que el otro conserva intacta su parte. La moraleja, más que
"aguirriana", pretende hacernos ver que se castiga al que crea riqueza
y se premia al que recibe. Falso de toso punto, porque nos hurtan el dato de
que el derrochador ha pagado el IVA en todo lo que ha comprado, bebido, comido
o viajado, con lo que no sólo contribuye a generar riqueza en quienes fabrican,
venden, destilan, cocinan, regentan o mantienen todo aquello que compra o
alquila, amén de contribuir con el impuesto a la riqueza del país.
Los hay también que dicen que la medida no es más que
maquillaje ideológico para dar satisfacción a los votantes del PSOE. Pues ya
era hora de que, por una vez desde que comenzó esta maldita crisis, el gobierno
recuerde que quienes le votamos estamos cansados de soportar el peso de la
misma.
Creo que quienes hacen este tipo de comentarios, con más o
menos brillantez o, por qué no decirlo, con más o menos demagogia, lo que están queriendo decir es "Ojo, que los 700.000 euros los tengo".
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