Como casi siempre -y siento tener que decirlo- la justicia,
también en la condena a Otegi y Usabiaga, se ha pronunciado se ha pronunciado
tarde y mal. Estoy seguro de que los fundamentos jurídicos en que se basa la
condena son impecables. Pero también lo estoy de que del mismo modo serían
impecables otros que hubiesen llevado a una sentencia más benevolente.
Quienes defienden la divisa "dura lex sed lex"
defienden también que la justicia se aísle de la sociedad para cumplir con su
función de aplicar las leyes- Yo, sin embargo, creo que tal cosa, más que una
virtud, es un defecto, porque las leyes, duras o blandas, responden siempre a
momentos sociales y formas de pensamiento determinados. La tarea de los jueces
debería ser, por tanto, la de interpretar y acomodar esas leyes a las
circunstancias en que ve la luz la sentencia. De otro modo, bastaría con
disponer de un potente ordenador, con el software adecuado, para obtener sentencias
jurídicamente impecables.
Está claro que la situación actual no es la misma que la que
vivíamos en el momento de producirse los hechos ahora condenados. Estaríamos
hablando de un tiempo en el que ETA había frustrado con un brutal atentado, el
de la T4, cuyo resultado -dos muertos- se le escapó de las manos si es que
alguien puede pretender tener el control cuando hace estallar centenares de
kilos de explosivos.
Hoy ETA debate, no ya si debe desaparecer, que parece claro
que sí, sino cómo hacerlo y en ese debate son importantes todos, también
quienes, como Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga, han gozado y sin duda gozan
de una cierta "autoridad" a uno y otro lado de la banda.
Diez años son muchos años para cualquiera y ambos ya no son
unos chavales. Sólo espero que alguien tenga la claridad de ideas como para
morigerar una condena tan dura y, sin darle la espalda a la ley, corregir esta
sentencia que podría, aún no sabemos si lo hará, abrir un abismo allá donde
comenzaban a tenderse puentes.
De momento, la reacción de Otegi ha sido más prudente que la
de algunos políticos y opinadores. El que fuera portavoz de la llamada
"izquierda abertzale, ha pedido que se siga el camino de abandono de la
violencia emprendido a lo largo de todo ese tiempo que la justicia ha tardado
en condenarle.
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