Hace unos años, cuando alguno de nuestros amigos decía
disparates o exageraba descaradamente la realidad se le decía eso de "pero
tú qué has fumado", en clara alusión a los porros o "petardos"
que empezábamos a fumar creyendo que habíamos inventado la pólvora. Con el
tiempo aprendimos que la pólvora ya estaba inventada y siempre ha habido quien
no ha necesitado "echarse un peta" para tener alucinaciones.
Ayer lo dejó claro Esteban González Pons, vicesecretario de
Comunicación del PP, que se sacó de la chistera nada menos que tres millones y
medio de empleos. Y es que, haciendo las cuentas de la lechera camino del
mercado, ha descubierto que lo mejor es que el dinero no esté en manos del
Estado, sino de los emprendedores -eufemismo que se emplea en lugar de
empresarios a causa de la mala imagen que arrastran con su mala costumbre de
despedir y subemplear- y que, dándoselo a un millón de estos seres tan beatíficos
como mitológicos, cada uno de ellos creará tres puestos de trabajo, con lo que
el problema del paro dejará de serlo.
Parece que al amigo González Pons ni le ha leído de niño la
fábula de Esopo versificada por Samaniego ni ha escuchado ese chiste malicioso
que se hacía de aquella promesa electoral de Felipe González en las elecciones
de 1982 de crear ochocientos mil puestos de trabajo que ante el escaso éxito
obtenido -no en las elecciones, porque las ganó sobradamente, sino en la
creación de empleo- se decía que lo que había dicho Felipe es que iba a crear
"ochocientos o mil" puestos de trabajo.
Desde aquel fiasco no recordaba yo a nadie tan osado como
para repetir apuestas como esa, hasta que González Pons, el gato de Cheshire
del PP, decidió ayer cuadriplicarla.
Pese a lo que de bufo tiene el asunto, la cosa mueve poco a
la risa, porque hay cuatro millones y medio de personas con derecho a uno de
esos puestos de trabajo que llevan meses, si no años, esperándolo y jugar con
esas cosas no debería estar en el manual de campaña de un político; más bien al
contrario, debería figurar en el capítulo de contraindicaciones.
Al parecer, el mecanismo seguido por Pons fue el de multiplicar
por tres cada uno del millón de emprendedores que, según Rajoy, necesita este
país, una cifra que, muy probablemente, obtuvo el candidato del PP, restando al
número de parados el llamado "paro estructural" y dividiendo el
resultado por tres.
En resumidas cuentas, o González Pons se había fumado un
canuto antes de comparecer ante la prensa o cuando Rajoy explicó su fórmula. Lo
cierto es que ni siquiera convenció a sus subordinados que retiraron tal
"genialidad" de la nota en que resumieron la rueda de prensa en que
la dijo. Además, si la cosa fuese tan sencilla ya se le habría ocurrido a José
Blanco.
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