domingo, 31 de julio de 2011

EL PARTIDO DE DIOS


No han tardado mucho. En cuanto han tenido oportunidad de asomar los dientes del lobo integrista que esconden bajo la piel de cordero tolerante con que se disfrazan, lo han hecho. Una vez más, la libertad de expresión ha sido la víctima. Una vez más, con sus presiones han acabado por imponer su moral y su estética de rosario y mantilla. Pedro Escobar y sus compañeros de la IU extremeña pueden estar satisfechos: el espíritu de Trento ha vuelto a "la tierra de María".
Ha sido por un quítame allá esa foto. No es la primera vez y tal parece que el afán del Tea Party de aquí por imponer su verdad allá donde le alcanza el poder. Hace unos meses obligaron a descolgar de una exposición de fotoperiodismo en Valencia las imágenes que recogían las primeras estaciones del viacrucis que ha llevado a la dimisión y el banquillo al cada vez menos honorable presidente Camps.
Esta vez la foto anatemizada ha sido la que en la exposición "Camerinos" recogía en el suyo al actor Asier Etxeandía maquillado como un cristo que, a su vez, cubre su pubis con un crucifijo. Algo "tan grave" como para mover cielo y tierra, gobierno autonómico extremeño y ayuntamiento de Mérida, para presionar, con ayuda de la correspondiente cibercampaña ¿quién difundiría sus direcciones? que ha llenado el correo electrónico de las directoras del Festival de Teatro de mensajes en contra.
Supongo que a Blanca Portillo y Chusa Martín, ya dimitidas de la dirección del prestigioso Festival de Teatro de Mérida, les quedarán pocas ganas de embarcarse en aventuras similares, con lo que, en adelante y si las urnas no consiguen evitarlo, en los escenarios de ese y otros certámenes similares no se representará otra cosa que Alfonso Paso y similares.
Quien piense que la retirada de la foto de Etxeandía no tiene importancia se equivoca. La cacicada de Mérida no sólo es un síntoma. Es también el anuncio de que no se va a consentir nada similar, con lo que ya nadie se arriesgará a hacerlo. Lo han conseguido. Otra vez la autocensura, que es la peor de las censuras, cabalgando a sus anchas por las tierras de España.
Soy de los que piensan que la religión y las creencias deben circunscribirse al ámbito privado de las personas y, por ello, jamás criticaré a nadie por sus creencias siempre que queden en eso, en un ideario que inspire el modo de vida de cada uno, desde el respeto a la libertad de los otros. Ahora bien, si alguien trata de imponer esas ideas o esos modos de vida a los demás, siempre me tendré enfrente.
Hay en España un partido que ha escogido ser el "Partido de Dios" y hemos de tenerlo muy claro, porque en nombre de ese Dios, en nombre de los dioses, se han cometido y se cometen demasiadas tropelías. La última, la de ese otro "Tea Party", el norteamericano, que no se saca a Dios de la boca y, con la ayuda de personajes tan respetables como Rupert Murdoch y modelos tan edificantes como Sarah Palin, está consiguiendo poner la economía de Estados Unidos y, con ella, la del resto del mundo contra las cuerdas. En unas horas apenas sabremos si, definitivamente, nos arrastran al abismo. A ellos no les importa, porque quienes les controlan les han dicho que Dios está de su parte y quien tiene esa sola idea y se mueve por ella puede llegar a ser muy peligroso.
Me diréis que nada tienen que ver una foto de menos en una exposición Mérida y la ampliación del gasto de los Estados Unidos, pero no es verdad. Quienes prefieren las mantillas a la libertad, las procesiones a las manifestaciones, la caridad a la justicia social y lo que llaman "moral" a la libertad nos pueden hacer mucho daño y de nosotros depende que no nos lo hagan.

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