Aunque el afán simplificador de los tiempos que corren nos
lleva a resumir el olímpico batacazo de la candidatura Madrid 2020 en
Buenos Aires nos lleva a resumir el sainete en el pasaje "a relaxin' cup
of café con leche in la Plaza Mayor", aprovecho para disculparme por tomar
parte en tan adictivo juego, no debemos olvidar ni
debemos consentir que se olvide el despilfarro que un ayuntamiento tan
pobre como el madrileño, como para desmontar sus políticas
sociales y culturales, detener las escaleras automáticas y los
extractores de aire de su red de metro, para dejar a muchos ancianos sin
asistencia a domicilio y a los niños sin comida en los colegios o para
reducir con consecuencias evidentes el servicio de limpieza en sus calles,
salga de este ridículo sin rendir cuentas y asumir responsabilidades por tan
escandaloso dispendio.
Es más, creo que en las próximas elecciones la condición
"sine qua non" para que yo dé mi voto a un candidato será la de
que exija esas cuentas y esas responsabilidades, entre otras cosas para que me
expliquen por qué para hacer el ridículo en la capital argentina se necesitaron
trescientas veintiocho personas, cuando para detener a los persas en el paso de
las Termópilas bastaron, según la leyenda poco más de trescientos espartanos.
Reconozco que algunos, como el actual portavoz socialista, Jaime
Lissavetzky, lo van a tener muy difícil, si es que repiten y resultan elegidos,
porque deberían comenzar por explicar su propia presencia en el escenario de la
debacle que ha sumido a España y su capital en una depresión digna de una
eliminación de fútbol en los cuartos de final en un mundial, que,
parece, era hasta hace poco el paradigma de la tragedia nacional.
Tampoco entre la prensa habrá mucha comodidad a la hora de
explicarlo, porque gran parte de los panycuchillados de la expedición de los
trescientos veintiocho eran periodistas y ya se sabe que es feo morder la mano
que te da el pan, las copas y la cama.
Menos mal que uno de los medios invitados eldiario.es ha
tenido el detalle de morder esa mano y ha publicado la lista de las trescientas veintiocho personas que viajaron a
ala "final" invitados por el ayuntamiento que no puede reparar
los baches de sus calles. Una lista muy jugosa de la que una gran parte no
podrían explicar que hicieron en Buenos Aires. El asunto va a dar mucho que
hablar, porque el derroche injustificado sólo es comparable al no menos
justificable entusiasmo con que, como el estudiante que se sabe suspendido pero
aplaza el fatídico momento de rendir cuentas en casa, se nos hizo creer hasta
el último minuto que Madrid iba a ser la ciudad elegida.
Creo que ay es hora de que determinados personajes que se
mueven en la política agitando carísimos señuelos que luego pagamos todos
comiencen a responder patrimonialmente de operaciones como ésta que dura ya
doce años y que convenientemente manejada ha "atornillado" los culos
del Partido
Popular en las poltronas de la que debería ser la casa de
todos los madrileños. No nos callemos y reclamemos cuantas veces sea preciso el
esclarecimiento de todo lo referente al misterioso sumidero por el que se han
marchado tantos y tan necesarios recursos municipales. De momento que comiencen por justificar por qué viajaron a
Buenos Aires los "328" y por qué el ayuntamiento corrió con
sus gastos.
¡Ah! Y quien tenga la tentación de comprar una camiseta, una
taza o cualquier artículo de mercadería con la frasecita de Ana Botella, que
tenga presente que una despabilada hija del alcalde Arespacochaga, la que la ha
registrado, se lo va a llevar crudo.
Puedes leer más entradas de "A media
luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario