jueves, 24 de noviembre de 2011

MAMÁ SORAYA


Andaba yo esta mañana enredado en la ingesta de mi dosis del desayuno, seguido de mi dosis de acetil cisteína, y en el intercambio de belleza y buen gusto a través de Facebook, cuando me he visto sorprendido por una curiosa polémica a propósito de la presencia de la recién parida -parir siempre me ha parecido una hermosa palabra- Soraya Sáenz de Santamaría en las reuniones para el traspaso de poderes entre los gobiernos entrante y saliente.
Lo que más me ha sorprendido de la polémica es que, desde posturas más o menos progresistas, se critique su decisión, acusándola poco menos que de ser eso que nuestras madres llamaban una "madre desnaturalizada", por no haberse quedado junto a su hijo de apenas unos días. También, desde el mismo terreno, se dice que debería dar ejemplo, disfrutando su baja de maternidad, para el resto de madres. Y no sólo eso. También he escuchado que los cargos públicos deberían estar obligados a hacer uso del derecho a la baja de paternidad del que disfrutan. Curioso planteamiento por el que alguien es obligado a ejercer un derecho que me reafirma en la idea de que hay menos diferencia en algunas actitudes entre quien milita en algo -desde la izquierda más extrema a la derecha más fascista, pero también en feminismos o ecologismos radicales- que la que hay entre quienes militan y quienes no lo hacen.
Soraya Sáenz de Santamaría, que no es santa de mi devoción, ha ejercido su derecho a unos días de descanso, eligiendo postergarlos porque su situación profesional -desgraciadamente, la política es una profesión- pasa por un momento crucial. Más, si como se dice, va a ocupar la vicepresidencia del gobierno de su mentor, Mariano Rajoy. Sería irresponsable no hacerlo y aceptar después el cargo y supongo que esas reuniones tampoco exigen unas larguísimas jornadas lejos de su hijo.
Mucho me temo que en este país hay demasiada gente que no distingue entre derechos y preceptos. Quizá por eso, desde la derecha se rechaza el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo. No entienden que a nadie obliga, salvo a las autoridades a garantizarlo. Los que critican la decisión de Sáenz de Santamaría, por las mismas, deberían exigir que inmediatamente se casasen todas las parejas de homosexuales, especialmente las de los políticos.
Un consejo: ante la duda, empatía y respeto.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

1 comentario:

Anónimo dijo...

No puedo estar más de acuerdo, Javier. Gracias por tu blog.

Fernando