Recuerdo los últimos meses de González al frente del
gobierno de España, con la peseta sufriendo el acoso de los mercados, que
entonces se llamaban Geroges Soros y podías ponerles cara y "cagarte"
en sus muertos, depreciándose un día sí y otro también y la inflación tirando
de los precios y las hipotecas.
Recuerdo que ansiábamos la entrada en el euro como panacea a
todos esos males., de tan seguros como estábamos de que en una Europa fuerte y
con una moneda fuerte nada de eso podría pasarnos.
Está claro que nos habían enseñado el hall de Europa, pero
no nos habían dejado llegar a las cocinas. Es triste tener que decirlo, pero es
así. Ahora estamos pagando las consecuencias de pertenecer a una Europa apenas
hilvanada que no ha podido soportar la presión de la crisis y se deshace a
pedazos sin que quien puede haya hecho nada para reconstruirla, salvando esos
pedazos a los que tampoco se les da autonomía para poder salvarse.
Ahora, cuando 12 países de los 17 que integran la eurozona,
incluida Francia, tienen su deuda bajo sospecha y que la mayoría de quienes
gobernaban cuando comenzó la crisis han caído sin importar su color, parece que
los españoles van a entrar en el club de los europeos que echan abajo sus
gobiernos. Lo malo es que en ninguno de esos países las cosas han mejorado con
el cambio, lo malo es que, en muchos casos, han ido a peor.
No sé qué les ronda en la cabeza a quienes piensan votar a
un partido que lleva años boicoteando cualquier intento de unidad. No sé que
puede llevarles a escoger esa papeleta, cuando ya hemos visto el brillo de sus
tijeras allá donde gobiernan y les hemos escuchado decir que cuando hagan
"lo que hay que hacer" habrá protestas en la calle. No lo sé, pero sí
sé lo que puede llegar a pasar.
Os pongo un ejemplo que no tiene nada que ver con la
economía. Es la respuesta dada por Ana Pastor, licenciada en Medicina y ex
ministra de Sanidad, cuando le preguntaron si apoyaría a Rajoy en sus propósito
de suavizar la ley antitabaco, permitiendo fumar dentro de los locales; lo que
dijo la ex ministra es que lo suyos es "preservar la salud sin jorobar al
ciudadano". Lo que no dijo es que desde que entró en vigor la ley, ha
descendido el consumo de tabaco, sin que se hunda la hostelería por otras
causas que las de la crisis.
Pero, claro, a Mariano le gusta "echarse" un
purito después de comer y no hay que jorobarle. Tampoco hay que jorobar a
quienes llevan a sus hijos a colegios privados también con nuestros impuestos,
ni a quienes defraudan a hacienda, ni a quienes especulan con el suelo que liberalizaron
las leyes del PP, ni a quienes regalan el metro a peregrinos y se lo suben a
los usuarios. No, no hay que jorobarles, porque son los suyos.
A veces la solución acaba siendo el problema. Que no nos
pase nada.
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