lunes, 21 de noviembre de 2011

DEPENDE... DE RAJOY



Se lo escuché ayer a José Ignacio Wert y me pareció un análisis tan sencillo como brillante, el más sencillo y el más brillante, "ahora de quien depende es de Rajoy". Es verdad. Rajoy ha llegado a la Moncloa cabalgando sobre la ambigüedad, haciendo lo que hacen quienes no quieren disgustar a nadie, retrasando la entrega de las notas en casa, como si ese retraso fuese a cambiar la naturaleza de los suspensos. Espero que quien ocupará la presidencia del gobierno de España en los próximos años aproveche las semanas que restan hasta su toma de posesión para prepararse los deberes, porque, si lo que sabe es lo que demostró en el debate televisivo, como decían las abuelas, "que San Pedro nos coja confesados".
Tengo la impresión de que los españoles hemos votado pensando más en el pasado que haciéndolo en el futuro. Creo que, más que buscar a quién nos saque de la crisis, hemos castigado al partido al que, con menos razón que más, se la hemos atribuido. Por decirlo de otro modo, los españoles hemos dado una patada a Zapatero y los socialistas, pero se la hemos dado en nuestro culo. Y, si las patadas en culo ajeno dan alguna satisfacción, las patadas en el propio duelen dos veces, porque duelen cuando la recibes y duelen cuando caes en la cuenta de que podrías habértela ahorrado.
Hasta ahora el PSOE y Zapatero han sido la gran coartada. Esperanza Aguirre, por ejemplo, se ha especializado en culpar al gobierno de la Nación de sus "debes" y a su gobierno de los "haberes". Ha llegado a hacer creer a demasiada gente que, si la sanidad madrileña se está deteriorando porque no le da dinero Zapatero. Ha insistido una y otra vez en que, si no se ha hecho obra pública, ha sido por la falta de acuerdo con Fomento. Y qué decir de la enseñanza, levantada en armas, verdes y pacíficas, contra su gestión.
Ahora, ni Aguirre ni nadie van a tener excusas para lo que hagan o dejen de hacer, porque la excusa de siempre es del su mismo color y, detrás de Rajoy, con una mayoría más que absoluta, no va a haber nadie, porque dios no existe -lo siento, soy de Ciencias- y ellos, a Zapatero, no le aceptaron como excusa la de los mercados.
Lo dicho, una patada en nuestro propio culo. Ojalá todos esos que han creído en los de hacer las cosas "como dios manda" y están esperando la felicidad prometida no tengan de qué arrepentirse. En cuanto a quienes han echado abajo lo poquito que había sin haber levantado nada en su lugar, espero que la próxima vez sean más reflexivos.
Ahora todo depende de Rajoy, también las ayudas a los dependientes. Y no parece muy dispuesto a dárselas.



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