martes, 15 de noviembre de 2011

Unos Pocos y la Díez


Ayer me topé en la Gran Vía de Madrid con uno de los coche de campaña de UP y D, un partido cuyas siglas me permito traducir por "Unos Pocos y la Díez", porque pocas formaciones políticas hay, en las que el culto a la personalidad del líder sea más absoluto. Y, si no me creéis haced el esfuerzo de tratar de recordar el nombre de algún otro de sus candidatos.
Tan difícil como recordar esto último es recordar alguna de sus propuestas, más allá de todas esas perogrulladas demagógicas a las que es tan dada Rosa Díez que a nada comprometen a quien sabe que lo suyo no es sumar votos, sino restarlos.
La candidata por Madrid de ese partido y hasta ahora única diputada ha explotado hasta la saciedad el discurso "anti político" que tan hondo ha calado en los españoles después de tantas decepciones como hemos tenido que sufrir. Lo que ocurre es que ella misma es un ejemplo de eso que critica, porque, no sólo ha demostrado una deslealtad bíblica al partido en que militó tantos años, feliz mientras hubo cargos para ella, pero díscola y marrullera cuando dejó de haberlos, y que abandonó de la manera menos decente posible, sin devolver el escaño que tenía en el Parlamento Europeo, ganado en las listas del PSOE, una vez que fracasó su intento megalómano de alcanzar la Secretaría General en el mismo congreso que eligió a Zapatero. Por el contrario aprovechó escaño y prebendas para hacer su propia campaña mientras rumiaba la creación de un partido hecho a su imagen y semejanza, en el que apenas quedan ya militantes de primera hora.
Sin embargo, la idea de Rosa Díez funcionó, porque poner en la picota a los demás, criticando a diestro y siniestro, funciona. No hay más que ver las audiencias y devociones que despierta Belén Esteban, y ésta, además, tiene estudios y experiencia. Luego, basta con recoger todas las cuentas pendientes, que son muchas, que los ciudadanos tienen con la clase política, haciéndoles creer, a sabiendas de que nunca estará en disposición de hacerlo, que va a ponerles fin.
Es así como Rosa Díez ha hecho de UP y D, más que un partido bisagra, una especie de partido coartada que se vota tanto desde la izquierda como desde la derecha, en el que, como en un libro de autoayuda, bien presentado y mejor editado y publicitado, en el que todo el mundo puede reconocerse, pero que, a la larga, una vez comprado no sirve para nada y queda arrumbado en cualquier estante de nuestra biblioteca sin que nos haya servido para nada.
Lo malo es que ese dinero invertido en el libro, como los votos invertidos en Rosa Díez, serían más útiles de haber tenido otro destino.

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