Dicen que no hay peor tonto que el que no sabe que lo es. Yo
añadiría que aún es peor el que se rodea de gente sin la decencia suficiente
para señalarle todas las tonterías que dice o hace cada día. Llevo meses
diciéndole que, este país y el mundo en general, está tomado por inútiles
que sólo se rodean de tipos más inútiles, incapaces de decirles que el traje
nuevo del emperador en realidad no existe. Lo malo es que eso, que nos dejaría
en manos del azar y la torpeza de nuestros gobernantes, no es del todo cierto,
porque a estos inútiles que elegimos, unas veces de un color y otras de otro,
los manejan tipos "listos" y sin escrúpulos a los que no les duelen
prendas para explotar, esquilmar y degradar países y ciudadanos.
Tomemos como ejemplo lo que está pasando frente a las
costas de Castellón y Tarragona o, mejor dicho, lo que está pasando en tierra
"poco firme" a consecuencia de los trabajos de una empresa, al
parecer propiedad total o parcial de Florentino Pérez, que desde 2010, y esto
es importante, porque aún gobernaba Zapatero, está inyectando gas para su
almacenaje en un viejo campo petrolífero submarino con el fin de almacenarlo.
Esas operaciones, que fueron denunciadas por movimientos vecinales y
ecologistas de la zona, provocan desde hace varias semanas movimientos sísmicos
en la zona de intensidad más que preocupante y perfectamente perceptibles en
pueblos y ciudades.
No hace falta echarle mucha literatura al asunto para
imaginar el caso que hicieron a toda esa gente que protestaba los
empresarios, autoridades y expertos de parte interesados en el proyecto. Seguro
que su respuesta fue ese "las probabilidades de que ocurra lo que dicen
son mínimas" o el consabido "nunca ha pasado nada", ocultándonos
que mientras exista la más mínima probabilidad lo que puede ocurrir
acaba ocurriendo y que las cosas que acaban pasando siempre ocurran
por primera vez la primera vez que pasan.
Rajoy es de esos tipos que se repite y nos repite lo que él
y quienes tiran de los hilos que le mueven las cosas que les conviene que
oigamos. Saben que es un vicio muy extendido el de querer ver la realidad con
más optimismo del que sería prudente y, por eso, estimulan las declaraciones en
que se minimizan los riesgos en busca de la tranquilidad de la buena gente que le
permite hacer y deshacer a su antojo.
Rajoy es todo un especialista en esas cosas. La ambigüedad y
las mentiras presuntamente blancas son su especialidad. Lo dejó claro cuando
Aznar le puso al frente del dispositivo con el que se pretendió enjugar y
minimizar las consecuencias de la salvajada que fue el hundimiento del
Prestige. Fue en aquella ocasión cuando dijo que la carga del petrolero estaba
segura y que lo que salía de sus bodegas apenas eran unos "hilillos de
plastilina". Ya vimos en pocos días en qué quedaron aquellos hilillos y la
catástrofe que vivió la costa gallega, de la que algunos, cercanos al partido
de Rajoy, no dudaron en sacar partido.
Más tarde se permitió afirmar ante los micrófonos, como
quien habla en un bar o al final de una comida con una copa en la mano que un
primo le había dicho que lo del cambio climático no era cierto ni tan
preocupante. El pobre primo, físico en Sevilla, tuvo que dar explicaciones y
quitar importancia a unas declaraciones de su primo listo que dijo lo que dijo
para salir en defensa de la postura negacioncita de su hoy adversario Aznar,
quien, por cierto, dijo lo que dijo a sueldo de quienes maldito el interés que
tienen en que la gente tome conciencia de los riesgos que corre el planeta. Hoy
son pocos quienes dudan de que el planeta se está calentando y de que, si
no hacemos algo al respecto vamos a convertir en inhabitables muchos
territorios que hoy ocupamos.
Ayer, el experto en desastres que es don Mariano Rajoy tuvo
el descaro o la inconsciencia de decir en la ciudad de Fukushima, a sesenta
kilómetros de la central averiada, que los temores sobre ella son
"infundados". No sé qué cualificación tiene nuestro
presidente para hacer tales afirmaciones, tampoco sé por qué o a cambio de
qué lo dijo. Lo que sé es que decir lo que dijo en el mismo viaje en el que ha
contado lo bien que va España y a los españoles nos ha vendido a precio de
saldo y, sobre todo, después de sus grandes predicciones científicas resulta
toda una temeridad, porque como ya dejó escrito ya va para cuatro
siglos Juan Ruiz de Alarcón "en la boca del que mentir acostumbra, es la
verdad sospechosa".
Un tipo listo este Rajoy y tipos listos quienes le asesoran
y ni siquiera fueron capaces de explicarle cuál es la forma correcta de saludar
al emperador.
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