jueves, 10 de octubre de 2013

UN SER TAN TORPE COMO NEFASTO

 
 

No sé si habrá en toda la administración pública española un ser más torpe y nefasto que el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty. Sí, me diréis, el ministro Wert que hoy ve aprobada su ley en el Congreso sólo con el voto de su partido. Pero no, Wert es nefasto y prepotente, pero en absoluto es torpe. No hay más que ver cómo ha cambiado a su compañera de tertulias y otras cosas, Edurne Uriarte, alias Barbie Complementos, por su subordinada, la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, recientemente divorciada y con un patrimonio declarado de catorce millones y medio de euros. Tampoco la ministra Báñez, también nefasta, pero de una familia afortunada en los negocios y en los juzgados, puesto que la minuciosa instrucción que de las adjudicaciones irregulares en Mercasevilla ha hecho la juez Alaya ha derivado en el sobreseimiento de la causa abierta contra dos hermanos de la ministra que se van a ir de rositas, no como pensionistas o parados, cuya suerte encomendó la ministra a la virgen del Rocío... y así nos va,  que diría aquel.

Personajes nefastos Wert y Báñez.  Sin embargo, quienes vivimos y enfermamos en la Comunidad  de Madrid, además de padecer las tropelías de uno y otra, tenemos que sufrir todas y cada una de las trastadas de ese ser nefasto y torpe que sucedió a Juan José Güemes, casado con Andrea, la hija de Carlos Fabra, con verdulería en el Congreso de los Diputados, sucesor a su vez de Manuel Lamela, martillo del doctor Montes al que acuso de matar a sus pacientes en el, desgraciadamente, ya famoso por ello Hospital Severo Ochoa de Leganés.

Sin el descaro ni la labia de Güemes y Lamela, Fernández Lasquetty va haciendo una detrás de otra y todas las que hace le van saliendo a cual peor, con el ligero inconveniente de que ahí sigue, en su puesto, sin que a nadie se le haya ocurrido cesarle. Hacer la nómina de todos las chapuzas legislativas y gestoras de este señor tan anodino sería cansado, pero baste con recordar que fue el responsable del copago farmacéutico que quienes acudimos con frecuencia a la botica vivimos, en el mejor de los casos, como una vuelta a la cartilla de racionamiento. También es el padre de ese "euro por receta" que, finalmente, fue paralizado por la justicia, como también lo ha sido la "mafiosa" privatización de varios hospitales madrileños, en contra de la opinión de pacientes, médicos y personal sanitario de todos los colores políticos y los sindicatos que, juntos, llegaron a recoger más de un millón de firmas contra la medida.

Torpezas que reflejan el aislamiento de la realidad en el que vive este señor, al que, por cualquiera de sus meteduras de pata, en la empresa privada le hubiesen mandado a la calle o a limpiar letrinas. Pero en la Comunidad de Madrid, en la que lo importante es vender los muebles de la familia a precio de saldo, aunque los abuelos se mueran de tristeza y miseria en sus buhardillas. Todo a precio de saldo. Y los servicios que un  día se "vendieron" a la opinión pública como progreso, sobre todo en época de elecciones, una vez amortizado su fin propagandístico, liquidados a precios totalmente inasumibles a la medicina privada.

De esto saben desgraciadamente las madrileñas de entre cincuenta y sesenta u nieve años, para las que se estableció el control regular mediante mamografías de cualquier síntoma de cáncer de mama que, por un ajústame allá ese precio se han visto paralizadas durante siete meses. Una suspensión que deja completamente a la vista cuál es el interés de este consejero y su equipo. No, desde luego, la salud y el bienestar de las treinta y dos mil mujeres que se vieron privadas de estas pruebas en las que, según las estadísticas, se detectan síntomas a un doce por ciento de las examinadas y a sabiendas de que el tratamiento precoz de este cáncer, el más habitual entre las mujeres, es mucho más eficaz y tres veces más barato que una vez desencadenado el mal.

Da pánico enterarse de esto y más pánico da ver con qué poco convencimiento trató ayer de explicar el consejero lo ocurrido. El que corresponde a un ser torpe y nefasto como él, que si siegue en el cargo es porque, muy probablemente, no sea más que un mero ejecutor de un plan que, también muy probablemente, ni siquiera ha sido trazado en la presidencia de la Comunidad, sino en algún chiringuito montado a su sombra.
 
 
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