Andamos todos pendientes del mal carácter de Irene y del peligro que corre Manhattan y no parecen importarnos tanto los daños que ha dejado a su paso por el Caribe, Carolina del Norte o Washington. Qué le vamos a hacer. Es lo que manda el credo de las grandes cadenas televisivas y nosotros, como pobrecitos y obedientes fieles que somos tragamos una tras otra sus ruedas de molino.
La vistosidad de una gran manzana desierta o inundada roba el plano a otros barrios más modestos arrasados por la furia de Irene. Del mismo modo, las evacuaciones preventivas y los consejos a los ciudadanos que pueden quedar sitiados por el agua y la furia del huracán, aunque inspirados en todo lo que se hizo tan mal en la Nueva Orleans del Katrina, parecen querer borrar aquellos crueles errores de la administración Bush, mañana hará seis años.
En 2005 y antes de 2005 todo o casi todo se hizo mal. Las defensas de una ciudad que, como Nueva Orleans está en gran parte bajo el nivel del mar, eran insuficientes y, sobre todo baratas y mal diseñadas. La evacuación fue también tardía e insuficiente, además de errónea, porque la concentración de ciudadanos en aquel estadio cubierto estuvo a punto de convertirse en tragedia. Todo o casi todo supero las expectativas que, como manda la economía de mercado, se hicieron a la baja, calculando el mínimo riesgo para cubrirlo con un coste también mínimo.
Pero, si la prevención fue desastrosa, peor aún fue la gestión de las semanas y meses posteriores a la llegada del Katrina. Nada o casi nada hizo el sureño Bush por sus vecinos pobres y negros de Nueva Orleans. Lo cuenta de un modo descarnado y eficaz una magnífica serie de la HBO, "Treme", en la que se cuenta la historia de ese barrio, el Treme, en el que viven los músicos que hacen las delicias de los turistas en el barrio francés y que quedó arrasado por el huracán.
"Treme" cuenta, desde muchos puntos de vista lo poco que se hizo para reconstruir el barrio y realojar a sus antiguos vecinos, desperdigados por varios estados, y cuenta por qué: Nueva Orleans era una circunscripción "chocolate", negra, y demócrata en el sur republicano y había que evitar a toda costa que volviese a serlo.
En fin, otra historia de ricos y pobres, de derechas y de izquierdas. Otra historia de quienes acuden a la política con la ambición de servir a sus conciudadanos y de quienes lo hacen con ambición pura y dura y que serían capaces de vender la mortaja de su padre si encontrasen a alguien capaz de comprársela.
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