Hay que reconocer que es ingenioso el intento de Elena Valenciano de comparar a Mariano Rajoy con Don Vito Corleone, el Padrino de Mario Puzzo que, por la mañana, encargaba a sus matones el trabajo sucio y, por la noche, se emocionaba en la ópera hasta las lágrimas. Es ingenioso salvo por un detalle: soy incapaz de imaginarme los ojos de Don Mariano arrasados en lágrimas ante un aria de Verdi. Más bien me inclino a pensar que las emociones del líder de la tan poco leal oposición tienen que ver con los goles de Cristiano Ronaldo o las hazañas de Contador y que, si alguna vez se le escapa una lágrima en el palco o en el coche de invitados de la carrera, ésta tendrá que ver con el humo del "puraco" que, sin duda, estaría fumándose.
Creo que ese detalle es el que hace inverosímil la comparación. Por lo demás, cansados estamos ya de las comparecencias de los lugartenientes de Don Mariano, el jesuítico González Pons, el cara dura Javier Arenas o la imperturbable Cospedal, siempre dispuestos a mentir y exagerar, lleven a cabo sus ajustes de cuentas y extorsiones un día sí y otro también a plena luz del día ante la complacencia y la inoperancia de la prensa que, sistemáticamente, incumple sus obligaciones de proteger la verdad, cuando no se suma al tiroteo.
Alguien debería explicarles a estos señores que la democracia que tanto les llena la boca a veces está sometida a unas normas y unos procedimientos que, ellos, contiguamente pretenden hacer saltar por los aires. Ya hay convocadas unas elecciones anticipadas y lo que los ciudadanos estamos esperando es que ellos, y el resto de partidos, nos expliquen qué soluciones tienen para los graves problemas que nos acucian.
Qué ocurrirá cuando Don Mariano se haga con el control ¿Se sentará a esperar a que pase el cadáver de los mercados? ¿Les mandará a Federico Trillo, con o sin paraguas, para intentar convencerles de que se rindan, con el riesgo de que le hagan el mismo caso que le hizo Camps? ¿Esperará a que pase el tiempo y los problemas se solucionen solos?
No está mal eso de pedir imposibles. No está mal ofrecer como única respuesta la petición de adelanto de unas elecciones ya adelantadas. No está mal amenazar con movilizar a los militantes del PP para acabar con la presencia del 15-M en las calles. Se ve que lo que más revienta a los señores del PP es que ese movimiento haya sido masivo y pacífico y, ante la seguridad de que, si quienes lo siguen deciden votar nunca va a ser a ellos, su estrategia es ahora la de radicalizarlo, para aislarlo de la sociedad.
Si no hemos escuchado ninguna receta del PP para salir de este atolladero es porque no la tienen, porque el "milagro español" que, como el irlandés o el islandés, está en el origen de la crisis española, irlandesa o islandesa, no va a volver a repetirse. Las viviendas no pueden exportarse cuando el stock supera a las ventas. Aquella trampa de vender suelo para rebajar impuestos y, con ello, ganar votos ya no es posible. Dicen que el gato escaldado del agua fría huye y este gato está ya demasiado escaldado.
Si Don Mariano quiere llorar en la ópera o en el fútbol que llore, pero, por favor, que no nos mande a sus matones.
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