Si hay algo que el PP ha cuidado como ningún otro partido,
tal cosa es su política de comunicación, un campo en el que Génova siempre ha
impuesto esa férrea disciplina que a muchos nos hubiese gustado que impusiese
en las cuentas, públicas o del partido, que han estado en sus manos. Por eso me
asombra y me indigna el desapego mostrado hacia Francisco Granados, quien,
durante mucho tiempo, ha sido la voz más activa del PP en los medios de
comunicación, al menos en Madrid, en tertulias radiofónicas o televisivas, Una
actividad en la que ha dejado todo un historial de opiniones ante las cuales se
hiela hoy la sangre de la gente decente. Por eso, porque el PP sujeta
desde primera hora de la mañana la lengua de sus militantes, con ese
argumentario que les dejan todos los días en el correo electrónico, no me cabe
en la cabeza que este señor haya sido un cuerpo extraño, un grano que acaba de
salirle en el culo al PP.
Con su aspecto de hortera de discoteca, siempre moreno, en
invierno y en verano, con ese lenguaje chabacano y tabernario, pese a que
anteponía siempre a cada nombre el tratamiento de don, con sus respuestas nada
reflexivas se convirtió en la estrella de los medios hasta que apareció a su
nombre aquella maldita cuenta en Suiza, el hilo que ha llevado a la sucia
madeja de la "Operación Púnica". De su boca salieron, por ejemplo y
no hace tanto, condenas a los corruptos "que se lo llevan crudo" o
aquel comentario "soltado" en la radio, en el que recomendaba al
vecino de la sierra pobre de Madrid que había hecho pública una carta en la que
se quejaba de que la eliminación a consecuencia de los recortes de uno de los
helicópteros de emergencias sanitarias ponía en riesgo la vida de su hija que,
enferma, sufría crisis que requerían de un rápido traslado al hospital situado
a decenas de kilómetros.
Granados, que por entonces, no tengo la más mínima duda, ya
se lo estaba llevando crudo, no dudó en aconsejarle, poco menos que en tono de
regañina, que se fuese a vivir a otra parte. Y nadie le dijo nada. Ni el
conductor del programa ni, creo recordar, su chistoso oponente del partido
socialista.
Quiero decir con ello que Francisco Granados no era un
cualquiera, ni siquiera un "verso suelto" en el largo poema “opinativo”
del PP. Contaba con el beneplácito de las altas instancias del partido y, en
más de una ocasión, hizo el trabajo sucio que otros dirigentes populares, poco
dados a mancharse en el barro de las polémicas. Era, estaba claro, un hombre de
Génova que, defenestrado de la Comunidad de Madrid a consecuencia de su pelea
con el hoy presidente Ignacio González, fue recuperado para el Senado y estos
menesteres del show business, para los que siempre estuvo dispuesto.
Nos cuentan que esta trama en la que han "pillado"
ahora a Granados perseguía el lucro personal de sus integrantes. Y, sí, me
permito dudarlo. No sólo porque ahora vayan saliendo a la luz otros flecos que
alcanzan al ayuntamiento y al gobierno regional de Madrid, sino porque, en caso
de que así fuese, no sería más que una "privatización" de alguna que
otra trama anterior, al servicio del partido, dormida cuando saltaron las
alarmas con el destape de la trama Gürtel.,
No cabe duda de que es un asunto de gotas que colman vasos
ni de que en Génova empiezan a ver con pavor como la gente ha dejado de
callarse -no hay más que ver la cantidad de "soplos" que está
recibiendo la Guardia Civil de funcionarios y ciudadanos de a pie sobre
contrataciones sospechosas hechas por las más diversas administraciones
públicas- y está recuperando la confianza en su fuerza t en la de sus votos
canalizados en una candidatura progresista. Hoy se dice, por ejemplo, que en la
encuesta que está a punto de publicar el CIS, podemos es ya la segunda fuerza
y, en intención directa de voto, se acerca peligrosamente al PP.
Quizá, de ahí, el cambio de estrategia, esa moda de pedir
perdón y renegar de los caídos en un intento desesperado y nada sincero de
ponerse a salvo. Pero, no lo olvidéis, Granados nunca fue por libre y, si ahora
su inmoralidad se les hace aparentemente, sólo aparentemente, insoportable,
hace sólo cinco minutos no era así, porque ellos han sido y son Granados.
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