jueves, 2 de octubre de 2014

CASTA INMORAL



Ayer nos enteramos de que casi un centenar de consejeros de Caja Madrid y Bankia disfrutaban de tarjetas de crédito secretas, opacas al fisco, con la que pagaban y compraban sin control alguno desde los trajes que les permitían parecer decentes a la cesta compra semanal. Tarjetas que no figuran en ningún asiento contable ni en contrato ni documento alguno, con las que, además, podían obtener dinero de los cajeros automáticos, dinero sin rastro, con el que podía pagarse cada cual sus vicios, sin tener que dar cuentas ni explicaciones a nadie. Tarjetas que en manos de estos ochenta y tantos consejeros inmorales, colocados para velar por el buen hacer de la entidad, han comprado el silencio de estos miserables, mientras otros, los más listos, las saqueaban ante sus ojos.
Estoy seguro de que tú también lo has pensado, seguro de que, además de haberles dedicado algún insulto, qué menos, habrás llegado a la conclusión de que el denostado Pablo Iglesias tiene toda la razón cuando habla de la existencia de castas. To, ya lo he escrito, hubo un tiempo en que quise o, mejor dicho, necesitaba creer que no era cierto, que unos y otros no eran iguales, pero, a día de hoy, no tengo más remedio que dar la razón a Podemos y concluir que unos y otros, todos, se protegen, callando las miserias del otro y escondiéndose la mierda entre ellos. De ahí que resulte tan cierta la frase mil veces escrita en las paredes, esa que dice "nos mean y dicen que llueve".
Y es verdad, llevan demasiados años meándonos en la cara y haciéndonos creer que lo que nos cae encima no son orines, sino lluvia. Llevan demasiados años haciéndonos creer, a mí entre otros, que las cajas de ahorro buscaban el bien común y no el lucro y, mientras lo hemos creído, ellos, la casta, han estado pagándose uno a uno sus vicios y caprichos y financiando con nuestro dinero proyectos inviables, a  mayor gloria de las siglas de un partido o permitiendo que los amiguetes se hiciesen ricos sin arriesgar un céntimo.
Seguro que con los créditos y las hipotecas usurarios habremos pagado más de una noche de putas y borrachera a esos consejeros inmorales que, con la visa en el bolsillo, firmaban y firmaban sentencias de miseria y, por qué no, de muerte para los pobres gilipollas que les habíamos dado nuestro voto, ese voto que, al final, les sentó en esos consejos de administración inmorales que parecían más un casino de caciques vividores que un órgano de control y representación democráticos. Tarjetas que eran, en realidad, un soborno, barato si echamos cuentas, porque, con los quince millones de euros largos que le costaron a los verdaderos gerifaltes de la caja, han tenido carta blanca para enriquecerse a sí mismos y enriquecer a sus amigos hasta la náusea, amén de financiar mediante créditos condenados a la insolvencia a los partidos y los sindicatos que proporcionaban tan sumisos testigos. 
Algo que ha sido posible porque los órganos de control de los diferentes gobiernos, del PP y del PSOE, porque no ha habido otros, no han querido ver, porque no les convenía, porque mantener un partido es caro y porque poner unos cuantos culos amigos en los consejos de administración pagaba otros tantos sueldos y abría la puerta a la benevolencia cuando las cuentas y las cosas vinieron mal dadas. Quince millones de euros que se ha permitido contabilizar sin más como error informático, cuando, por mucho menos, otros son investigados, y me parece bien, hasta el céntimo.
Están "pringados" en este nuevo escándalo los grandes partidos de Madrid y los grandes sindicatos, algo que, a unos meses de las elecciones locales no les beneficia en nada, Quizá por eso, Pedro Sánchez que dispara antes de desenfundar se ha apresurado a anunciar que se expulsara del partido a los militantes implicados, sin caer en la cuenta que esos consejeros no eran elegidos por sorteo, sino que eran colocados por quienes controlaban el partido en su momento. De hecho, el llego a ser vocal en alguna asamblea de la caja, por designación de la dirección de su partido, una dirección de la que, por cierto, se siente deudor. Habrá que ver que dice cuando los implicados o sus mentores en el partido comiencen a pedirle serenidad y a recordarle algún que otro favor.
Y otro tanto parece ocurrir con IU, en el PP lo doy por descontado, que confirma aquello de que son la casta, una casta inmoral que, durante años y a pesar de mirarse a cara de perro bajo los focos, han estado repartiéndose chollos y privilegios. Una casta inmoral que más vale que pierda el poder para seguir haciéndolo cuanto antes.

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