lunes, 8 de julio de 2013

CALOR Y CÁRCEL

 
 
Mal asunto para la dirección del PP, esta salvaje ola de calor que se ha desatado en  los últimos días en España. La soledad de la celda y el calor son malas consejeras y más cuando el que ha de recibir sus consejos viene del lujo, cargado de soberbia y con la sensación de estar siendo utilizado como chivo expiatorio. El invierno es menos duro. El frío es más fácil de combatir que el calor y siempre queda el recurso de dormir. Pero quién duerme en verano a treinta y tantos grados.
Eso es lo malo. Encerrado, sometido a horarios y disciplina, quien está acostumbrado a los espacios abiertos, al lujo y a dar las órdenes a los demás, es lógico pensar que ese "chivo expiatorio" no haga más que dar la vuelta en su cabeza a esos pensamientos que tanto preocupan en Génova, 13, porque, antes o después, cuando recupere su sangre fría y ponga en orden sus pensamientos, el pájaro puede empezar a cantar desde su celda melodías que no van a gustar a más de uno.
De hecho, ayer mismo, los trinos del pájaro Bárcenas han empezado a aflorar en una entrevista con el director de ELMUNDO, celebrara días antes de entrar en prisión, en la que confirmó lo que ya era evidente: que el Partido Popular lleva al menos veinte años financiándose ilegalmente. Pero, además, Luis Bárcenas le contó a Ramírez cómo entraba, se consignaba y distribuía en la sede nacional del PP el dinero de los donantes. Todo muy a lo "Soprano", mediante bolsas y maletines, con ajustes en el "peso" del óbolo, para poder ingresarlo en los bancos correspondientes, sin que el Tribunal de cuentas pueda hacer objeción alguna, y destinando el resto a pagar sobre sueldos, sobrecostes de campañas electorales y quién sabe si alguna sobrecogedora comisión para los "cocineros" del pastel.
Está claro que Rajoy sabía de sobra en que andaban Bárcenas y Lapuerta. De hecho, de lo publicado ayer por Ramírez se desprende que el presidente había dado a Bárcenas garantías de que no le iba a pasar nada. Sin embargo, esa manía que tiene Mariano Rajoy de lanzar los problemas al aire y dejar que se vayan recolocando y asentando solos ha dejado que asomen demasiados cabos de esta trama y que las familias enfrentadas en el seno del partido hayan tirado de ellos para atrapar a sus rivales, con lo que sería muy difícil encontrar ahora mismo sucesores a quienes ocupan la cúpula del partido si, como parece, la tormenta Gürtel se los lleva por delante.
Bárcenas lo sabe y Bárcenas sabe que lo que le está pasando tiene su origen en su falta de sintonía con la secretaria general María Dolores de Cospedal, a la que manda un "recadito", involucrándola en el cobro de una comisión de 200.000 euros, para el PP castellano manchego, por la adjudicación de una contrata de basuras del ayuntamiento de Toledo. Se ve que, al verse atrapado, Luis Bárcenas, como hacen los francotiradores paranoicos en universidades y centros comerciales de os Estados Unidos, se ha subido a la torre y no piensa dejar con vida a todo aquel que se le ponga a tiro.
No sé si, como alguno de esos perturbados, habrá guardado una bala para sí mismo. Lo dudo, porque no tiene pinta de héroe. De lo que estoy seguro es de que el calor de esta semana, allá en su celda de Soto del Real, va a refrescarle -valga la paradoja- la memoria y, como e dinamitero frío y calculador que es, va a comenzar la voladura controlada de lo que queda de su partido.
 
 
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