lunes, 12 de marzo de 2012

EL CORRALITO ESPAÑOL Y SUS CÓMPLICES


El pasado sábado y gracias a un reportaje de  Informe Semanal, el veterano programa de la, todavía y pese a Cristóbal Montoro más objetiva  de nuestras televisiones, la 1 de TVE, centenares de miles de españoles se enteraron de que, engañados por sus bancos, habían perdido todo control sobre sus ahorros, al invertirlos embaucados con añagazas que se repiten en todos los casos, en un producto, las participaciones preferentes, que, sin saberlo, quedaba a perpetuidad en manos de la entidad. Había nacido el corralito español.
Todo esto ocurre cuando ha pasado apenas una década desde que el presidente argentino, Fernando de la Riva, decretó las restricciones a la libre disposición del capital depositado en los bancos de para evitar –así  lo justificó- que el pánico descapitalizase la banca y colapsase el sistema.
Gente de toda condición se despertó aquel día mucho más empobrecida de lo que se había ido a la cama la noche anterior, porque en una economía “dolarizada” gran parte de los depósitos  y los créditos se efectuaban en la moneda norteamericana.  La prohibición se mantuvo vigente varios meses y concluyó con una reforma del cambio peso dólar que, en la práctica, supuso una devaluación del cuarenta por ciento de los depósitos.
Raro era el día que los telediarios y los periódicos abrían sus ediciones con las imágenes de ciudadanos indignados, cuando no desesperados, a las puertas de los bancos cerrados a cal y canto. Finalmente, aquella medida supuso la caída de dos gobiernos y una paralización de la ya renqueante economía argentina, de la que se beneficiaron algunas multinacionales, varias de ellas españolas, que aprovecharon las rebajas para hacerse con lo mejor del sistema productivo argentino.
Pues bien, ahora, casi una década después aquí en España, con el silencio cómplice de la misma prensa que abría ediciones con el caso argentino, la banca española ha levantado su propio corralito, mucho más perverso y taimado, en torno a los ahorros de más de un millón de españoles.
Todo tiene su origen en la burbuja inmobiliaria que produjo el recalentón de la economía española y que llevó a los carísimos gestores de las entidades a poner todos sus huevo en la cesta del ladrillo, entrampándose en suelo, promociones y viviendas que reflejaba en sus balances a precio de un mercado sobrevalorado artificialmente que acabó desinflándose y dejando un enorme agujero en sus cuentas.
Se intuía que la banca española no era tan solvente como decían sus responsables o como afirmaba Miguel Ángel Fernández Ordóñez, encargado de vigilarla, mientras empleaba sus apariciones públicas en regañar a los trabajadores, reclamando la bajada de los salarios. Pero, como la realidad es contumaz, Bruselas, pese al denodado esfuerzo de las autoridades y la prensa de aquí, acabó señalando la enfermedad de la banca española y exigiendo para ella un tratamiento de choque.
Fue entonces cuando los bancos y cajas cerraron el grifo del crédito, comenzaron a recibir ayudas de la Administración y emprendieron una loca carrera para captar fondos, sin  importar dónde ni cómo. Y alguien decidió que el dónde era en su cartera de clientes y el cómo, emparedando sus ahorros.
Todos –Caja Madrid, hoy Bankia, La Caixa, BBVA, Santander, etc.- lo hicieron y lo hicieron a conciencia. El producto trampa era el mismo y la estrategia también, por lo que cabe pensar que un cerebro gris, por encima de todos ellos, tuvo la idea, diseñó el plan y hasta dio cursillos a los empleados encargados de entrampara  sus clientes.
Se inventaron las participaciones preferentes ¿suena a cliente VIP y a propiedad, verdad? Pues no. Porque, en lugar de tomar tú una parte del banco, es el banco el que toma –y para siempre. Aunque ese dato está más que oculto- parte de tus ahorros. La estrategia de captación es propia de las sectas o de quienes practican el timo de la estampita: llamada a casa del director de la sucursal, “date prisa” porque sólo es para unos pocos y el plazo se acaba mañana… o pasado” te dicen, te presentas y, como siempre, te aturden como trileros y te dicen que, a los cinco años, puedes recuperar la inversión. En fin que sales de allí como si fuese el rey del mambo.
Pasan los meses y los intereses se van pagando. Nada te hace sospechar den dónde te has metido. Entre otras cosas, porque nadie dice nada. La prensa convencional, la de mayor tirada, no dice nada o, al menos, no lo dice en primera. Sí comienza a habar de ello la prensa especializada, pero ¿quién la lee? Y, claro, uno se lo explica porque los medios de comunicación atraviesan graves dificultades, los bancos y cajas se gastan una pasta en publicidad, les tiene pillados por los huevos -perdón, por los créditos- y, aunque se empeñan en aparentar lo contrario, son de moral “distraída”
Pero la marea de afectados desconcertados, entre los que hay ancianos, disminuidos, analfabetos, jubilados, parados y, en general,  gente humilde y confiada va creciendo. Algunos se están organizando a través de ADICAE para presentar, si cabe, una demanda colectiva por lo que a todas luces es un engaño. Y uno espera que así sea y que, no sólo se restituya a los engañados el control sobre sus ahorros, sino que se castigue a todos los actores que han intervenido en esta tragedia. Los directivos de las entidades, sus directores locales y empleados, colaboradores necesarios en el embaucamiento, el gobernador del Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores que no advirtió con publicidad  suficiente de lo que estaba pasando y, si fuera posible, esa prensa engañosa que oculta las noticias que afectan negativamente a su caja.
Ahora, algunas entidades, tras comprobar que a Bruselas tampoco le sirve esta tramposa captación de fondos, pretenden canjear las participaciones preferentes por acciones, y lo hace en un momento en que la bolsa, especialmente algunos valores, se tambalea cada mañana.
En fin, practicas tercermundistas, propias de dictaduras en una democracia que presuntamente se ha dotado de mecanismos de control y persecución de acciones irregulares y delitos. Lo que tengo claro es que, de no encontrar una solución y pronto, más de un banquero y más de un bancario va a necesitar escolta, porque creo que va resultar cierto lo que ley en un cartel del 15-M que "es más delito fundar un banco que atracarlo".



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1 comentario:

marktuain dijo...

En 2 semanas he conocido en mi vecindad 1 caso, en la vecindad de mi cuñada 2 casos, el fin de semana en mi familia directa 2 casos (¡alarma!) y hoy en mi trabajo otros 2 casos (padres de 2 compañeras).
Si fuera gripe sería una epidemia y las autoridades sanitarias estimuladas por los centros de control y laboratorios estarían tomando medidas y los medios llenando páginas y pantallas con comentarios, etc.
¿Por qué no en este caso? Quizá porque la Prensa depende excesivamente del capital crediticio.
¡Más chorizos! ¡Menos confianza! ¿Esta es la realidad de la banka española? Les inflan de dinero y además "lo roban" a los pequeños ahorradores con argucias.