En el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se dice
enque "Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros".
Resulta
curioso observar con qué facilidad nos quedamos en la mitad de este artículo,
la que alude a los derechos del ser humano, olvidando la segunda, y a mi modo
de ver más importante, que nos impele a respetar y cuidar de nuestros
semejantes, apelando a nuestra razón y conciencia. Creo que aquí está la clave.
Ningún ser humano puede en conciencia menospreciar a otro.
Sin
embargo, todos sabemos con qué facilidad despojamos de dignidad y respeto a
quienes, por las razones que sean, no queremos considerar como nuestros
iguales. Quién no recuerda haber "oído hablar de "negritos" o
"chinitos" desde el paternalismo católico de las misiones o quién no
oye hablar ahora mismo de "moros", "morenos",
"indios", "panchitos", "judíos" o
"gitanos". Con qué facilidad les bajamos un escalón en inteligencia,
dignidad o decencia cuando queremos señalarles como culpables de nuestras
desventuras.
No
hace mucho que mostraba en este blog mi miedo y mi tristeza por la situación a
que nos ha conducido la crisis. Pues bien, mi mayor miedo es que quien lo está
pasando mal acabe por identificar como culpable de su situación de paro o de
los recortes en Sanidad y Educación al extranjero y al diferente.
No
tardaréis en ver cómo aparecen por todas partes quienes vayan señalando los
objetivos y como no pasa mucho tiempo sin que proliferen grupos de
descerebrados violentos que sublimen su frustración organizando batidas contra
ellos, porque es más fácil señalar a esos culpables que verlos en los
banqueros, en los constructores o grandes prebostes de la economía.
Este
año, Naciones Unidas ha querido dedicar este día Internacional contra el
Racismo al binomio racismo-conflicto. Y ha sido un acierto, porque, si os detenéis
un momento a reflexionar vais a ver como detrás de cada conflicto, incluso en
el deporte, hay desprecio, miedo o envidia al diferente. Y siempre hay, también,
quien está dispuesto a azuzar a la fiera que muchos llevan dentro. Hitler,
Mussolini, Franco, Stalin, Milosevic, Karadzic... todos ellos han vestido un
pelele que arrojar a las masas para desviar su atención de los verdaderos
problemas.
Nuestra
obligación está escrita en ese primer artículo de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos: "dotados como estamos de razón y conciencia, debemos
comportarnos fraternalmente los unos con los otros". De ningún modo,
dejarnos enredar en esos falsos conflictos que pretenden desviar nuestra vista
del verdadero origen de nuestros problemas.
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luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/
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