Por razones que no vienen al caso, ando estos días
preocupado. Y os aseguro que no es plato de gusto, porque uno no elige cuándo,
por qué o por quién se preocupa. Ni siquiera elige estar o no preocupado.
Simplemente, se preocupa.
Por eso me produce tanto rechazo esa actitud de tanto
dirigentes del Gobierno y del Partido Popular que, cogidos entre un fracaso
electoral que ya habían contabilizado como triunfo y una huelga general, se
empeñan en disimular haciéndonos creer que la cosa no va con ellos o que, de
haber errado alguien, estos son sin duda los electores andaluces que, como dice
alguno de los cantores de sus excelencias en la acorazada mediática, se empeñan
en seguir tumbados en la hamaca, subsidiados y cómodos.
Yo no me creo, no puedo creérmelo, que no haya preocupación
en quienes, hasta ahora, medían sus pasos por triunfos ante una sociedad
anestesiada porque hace ya tiempo que ha superado el umbral del dolor a base de
paro, contrarreformas, recortes, desahucios y escándalos. Por eso estoy seguro
de que, también entre tan ufanos personajes, cunde la preocupación. O, mejor
dicho, dudo que no sea así.
Los recortes y la reforma laboral que, por más que se
empeñen el Gobierno y sus palmeros, no han creado un solo puesto de trabajo,
sino que, más bien, han mandado al paro a miles de ciudadanos, han llevado a
las urnas con votos para la izquierda "convencional" a muchos
ciudadanos que en las generales se lo guardaron o lo dieron a formaciones de
difícil viabilidad y va a dar ánimos a quienes decidan hacer huelga pasado
mañana.
Esto último, amén del fracaso, no sólo por no haber conseguido
el poder en Asturias y Andalucía, sino por haber perdido tantos votos en ambas
comunidades -se han quedado en el chasis de sus fieles, sin apenas haber
convencido, más bien los han asustado, a ese voto oscilante y no fiel que es el
que hace ganar y perder elecciones- debería hacer pensar a los estrategas del
PP, porque lo que han perdido los populares el domingo ha sido la oportunidad
de abrochar el collar de la necesaria correa en el cuello de la sociedad
española para seguir adelante con esa política tan antisocial que están
llevando a cabo.
El collar está abierto y deberían estar preocupados, porque,
tirón a tirón, también pueden perder en la calle, con un huelga general,
exitosa y pacífica, la batalla de la opinión pública y, además, quedar fuera
del gobierno de Extremadura.
Simulan no estar preocupados y, aunque sólo fuese por
estética, deberían estarlo. Hoy Rajoy cumple cincuenta y siete años en Corea.
El protocolo de la Casa Blanca le ha regalado un encuentro con Obama, del que
es mejor no conocer el contenido. Rajoy contaba con llegar a Seúl montado en
una nube y, por más que trate de disimularlo, lo ha hecho a lomos de un
fracaso. No comerá perro, como dicen que se come allí, pero tendrá que
desayunarse con más de un sapo.
No quiere aparentar que está preocupado, pero debería
estarlo.
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1 comentario:
Amigo, hermano: Sé de tus preocupaciones. Ánimo y mil besos (si es necesario, con lengua, puaj)
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