Por si alguien tenía alguna duda, los presupuestos aprobados
ayer por el ejecutivo de Mariano Rajoy dejan claro, no ya a quién gobierna,
que, como corresponde a quien ganó las elecciones del 20-N por mayoría absoluta,
es a todos los españoles, sino para quién gobierna, que es para unos pocos: los
empresarios, los privilegiados y, ahora, los tramposos.
El Gobierno dejó caer ayer la última máscara que le cubría,
desvelando que está dispuesto para no perjudicar a los suyos, que, pese a lo
que ellos mismos crean, no son sus votantes, sino esa clase privilegiada que,
desde hace siglos, tiene el control de la riqueza de este país. y que, unas
veces desde el caciquismo, otras con la camisa azul y, ahora, desde lo que
arteramente llaman neoliberalismo y que no es otra cosa que esa nueva forma de
fascismo que, infiltrando gobiernos e instituciones, se ha hecho con el control
del poder económico y, de paso, con el de los medios de comunicación.
Rajoy se ha quitado la máscara y lo ha hecho sin ningún
pudor. Tiene cuatro años, por delante, cuatro años duros, en los que, al
contrario de los que ha pasado en la oposición no le va a bastar con discursos
y dosieres y eso, es perfectamente consciente de ello, le va a costar la mayor
parte del rédito electoral conseguido en la práctica totalidad de las
convocatorias electorales de 2011. Por eso tiene prisa. Por eso actúa como l furtivo
que entra en el coto y tiene que cobrar sus piezas antes de ser descubierto.
Por eso no tuvo ayer el más mínimo pudor para ocultar para quién gobierna.
Las dos varas de medir del Partido Popular se manifestaron
en el Consejo de Ministros en todo su esplendor, recortando, cuando no
extirpando el gasto social, subiendo los impuestos a todos por igual y jugando,
una vez más, con las palabras, intentando hacernos ver que no toca el IVA,
cuando lo que ha hecho ha sido sacar del tipo reducido la mayoría de los
productos que por razones, generalmente de justicia redistributiva, estaban en
él.
Y, frente a las tijeras para los dependientes, los enfermos,
los ancianos, los inmigrantes, los escolares en todos los niveles, desde los
que están en las guarderías hasta los universitarios, la investigación y la
ayuda al desarrollo, para quienes llevan décadas estafándonos, robándonos a
todos los que somos Hacienda, amnistía. Perdón para que saquen a la luz todo el
dinero negro acumulado en estos años. Una estrategia nada prudente, salvo que
se esté gobernando para ellos, porque quien ha tenido su dinero oculto al fisco
hasta ahora puede pensar que merece la pena defraudar si al final está el premio
de la amnistía o que, ante la falta de eficacia en la persecución del fraude,
merece la pena seguir en el escondite.
Por eso han salido ayer con esta "ocurrencia",
después de haber vapuleado a Zapatero por haberla propuesto durante su mandato.
Hay quien esperaba que los manifestantes que ayer salieron a la calle
influyesen en las decisiones de Rajoy. Qué equivocados estaban. Como mucho, les
ha entrado la prisa para favorecer a sus amigos, porque no gobiernan para todos
los españoles, sino para esos pocos privilegiados que les sostienen y vice
versa.
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