A veces los sentimientos y las experiencias que nos depara
la vida son válidas para situaciones muy diversas y, por tanto,
intercambiables. Quién le iba a decir a José Alfredo Jiménez que los versos de
"Un mundo raro" iban a encajar sílaba por sílaba en el comportamiento
de los siete magistrados del Supremo que ayer decidieron, con una severidad
digna de mejores causas, la inhabilitación, en la práctica, la expulsión de
Baltasar Garzón de la carrera judicial.
"Y si quieren saber de tu pasado / es preciso decir una
mentira / Di que vienes de allá / de un mundo raro / que no sabes llorar / que
no entiendes de amor / y que nunca has amado"
No cabe duda de que lo que han hecho los magistrados de la
Sala Segunda del Supremo tiene un nombre y ese nombre es ensañamiento. Se lo
acabo de escuchar al valiente ex fiscal José María Mena. Los abogados, jueces y
fiscales, al igual que los periodistas, desarrollamos ciertas habilidades para
decir sin decir y callar sin callar. Pues bien, lo que ha subrayado el fiscal
Mena es que el mismo instructor de la causa que señala la conducta imprudente
de Garzón, sancionable con una leve
inhabilitación -de dos o tres años- que el juez ya habría cumplido, se ensaña con su compañero de carrera.
inhabilitación -de dos o tres años- que el juez ya habría cumplido, se ensaña con su compañero de carrera.
Por qué lo hace. He ahí la gran pregunta. Quizá porque
Garzón es un heterodoxo. Quizá porque su fama y sus métodos ensombrecen y ponen
en cuestión los suyos. Quizá porque los jueces son, casi por definición
soberbios, y no soportan las presiones de la calle, a pesar de que, con
demasiada frecuencia, a los largo de la Historia y ahora mismo, parecen
plegarse al poder. Quizá porque va a haber movimientos en el sinuoso mundo de
las togas y no está de más estar a bien con quienes pueden decidirlos.
Lo cierto es que sentencias como la de ayer, cuando, como me
recordaban ayer, al juez que, por negligencia, dejó en libertad al asesino de
la niña onubense Mari Luz se conformaron con imponerle una sanción de sólo
1.500 euros.
Decidme si tal cosa no es propia de un mundo raro. Mil
quinientos euros por no haber cumplido con su obligación y haber propiciado la
muerte de una niña. Claro que... las cantidades que se mueven en la Gürtel dan
vértigo al lado de esos mil quinientos euros y el caso Mari Luz es una historia,
trágica, pero de gente sencilla, una historia de barrio, y la historia de la
Gürtel tiene personajes muy, pero que muy famosos. Sin ir más lejos Esperanza
Aguirre que ayer no pudo disimilar su euforia y se puso al frente de los
palmeros de la deprimente sentencia, desplegando en la Asamblea de Madrid su
circo de tres pistas.
Lo dicho, un mundo raro.
2 comentarios:
Un mundo raro, sí, y, a veces, un verdadero asco
Lo siento. La ley la tenemos que cumplir todos. Los jueces, políticos, familia real,también. y reconozco el coraje y los méritos de Garzón en muchos asuntos. Que la ideología no nos estropee la realidad, aunque no nos convenga.
Ramón
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