martes, 31 de enero de 2012

ESTRATEGIAS


No está mal la estrategia informativa del huevo gobierno de España, al menos la que está llevando en materia económica. Es muy sencilla. Tan sencilla como ésta: uno dice una cosa y, a continuación, alguien del mismo nivel, o superior, le desmiente, como es el caso de ese trío obsceno que forman Cristóbal Montoro, Luis de Guindos y Soraya Sáenz de Santamaría. A estas alturas, no sé si tal estrategia ha tenido efecto sobre los mercados, lo que sí sé es que la presión informativa sobre la situación se ha desplazado de la economía pura y dura - a nadie le gusta opinar sobre acertijos- al terreno del empleo y la legislación laboral.
Sin embargo, lo que hizo ayer Rajoy fue inaugurar un nuevo escenario, dando un paso más en su vieja táctica de silencio, ese arte suyo para dejar que los problemas se resuelvan a fuego lento y que los enemigos se cuezan a fuego lento.
Ayer y de una manera insólita, Rajoy inauguró un nuevo tiempo, al comentar a su colega finlandés y en un perfecto castellano que "la reforma laboral le va a costar una huelga general", del mismo modo que le dijo al holandés que la situación "es muy dura". Curiosa táctica, esta de decir a colegas que presumiblemente no le entienden, en presencia de cámaras con micrófono abierto, lo que la prensa y sus interlocutores, Congreso incluido, no consiguen escuchar de sus labios.
A estas alturas, no sabemos en qué va a consistir la Reforma Laboral, aunque si sabemos que no va a gustar en la acera de los sindicatos y, por la actitud de Rajoy, que ya ha tiene asumidos el descontento de los sindicatos y la lógica huelga general. Tampoco sabemos cuáles son los ejes fundamentales de la política económica, aunque sí sabemos que la situación es dura.
Menos mal que contamos, que el PP cuenta, con la glosa de Esteban González Pons que, después del amenazador gruñido de Rajoy, dicho, como siempre, entre dientes, nos habla de no sé qué tono coloquial, como queriendo buscar un doble sentido a las palabras del presidente.
Yo, como el gato escaldado que del agua fría huye, me temo lo peor. Y me temo que lo de ayer no fue tan accidental sino, más bien, un truco para que nos sintamos muy mal y muy culpables, logrando así que, cuando el castigo llegue, éste sea más leve de lo esperado u, cuando menos, lleve el alivio de que por fin llega.
Estrategias, al fin y al cabo.

1 comentario:

Jeremías Ortiz de Gamurva dijo...

Va a resultar que, además de irresponsables, somos unos desagradecidos. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora que el Gran Gurú viene a resolver todos nuestros males se lo pagamos con una huelga general.
Pero podemos estar tranquilos: don Mariano hará 'lo-que-tenga-que-hacer' pese a quien pese. Claro que pesará a los de siempre, mientras esa curiosa amalgama de políticos-empresarios se frota las manos.
Sobre si habrá o no huelga general, lo veo poco probable. No solo porque ya han empezado a desactivarla (también creo que ese «pillado» no es tal); tienen controlados casi todos los medios de comunicación y están logrando por momentos que su doctrina neocon se convierta en Verdad, al más puro estilo orwelliano.