No está mal la estrategia informativa del huevo gobierno de
España, al menos la que está llevando en materia económica. Es muy sencilla.
Tan sencilla como ésta: uno dice una cosa y, a continuación, alguien del mismo
nivel, o superior, le desmiente, como es el caso de ese trío obsceno que forman
Cristóbal Montoro, Luis de Guindos y Soraya Sáenz de Santamaría. A estas
alturas, no sé si tal estrategia ha tenido efecto sobre los mercados, lo que sí
sé es que la presión informativa sobre la situación se ha desplazado de la
economía pura y dura - a nadie le gusta opinar sobre acertijos- al terreno del
empleo y la legislación laboral.
Sin embargo, lo que hizo ayer Rajoy fue inaugurar un nuevo
escenario, dando un paso más en su vieja táctica de silencio, ese arte suyo
para dejar que los problemas se resuelvan a fuego lento y que los enemigos se
cuezan a fuego lento.
Ayer y de una manera insólita, Rajoy inauguró un nuevo
tiempo, al comentar a su colega finlandés y en un perfecto castellano que
"la reforma laboral le va a costar una huelga general", del mismo
modo que le dijo al holandés que la situación "es muy dura". Curiosa
táctica, esta de decir a colegas que presumiblemente no le entienden, en
presencia de cámaras con micrófono abierto, lo que la prensa y sus
interlocutores, Congreso incluido, no consiguen escuchar de sus labios.
A estas alturas, no sabemos en qué va a consistir la Reforma
Laboral, aunque si sabemos que no va a gustar en la acera de los sindicatos y,
por la actitud de Rajoy, que ya ha tiene asumidos el descontento de los
sindicatos y la lógica huelga general. Tampoco sabemos cuáles son los ejes
fundamentales de la política económica, aunque sí sabemos que la situación es
dura.
Menos mal que contamos, que el PP cuenta, con la glosa de
Esteban González Pons que, después del amenazador gruñido de Rajoy, dicho, como
siempre, entre dientes, nos habla de no sé qué tono coloquial, como queriendo
buscar un doble sentido a las palabras del presidente.
Yo, como el gato escaldado que del agua fría huye, me temo
lo peor. Y me temo que lo de ayer no fue tan accidental sino, más bien, un
truco para que nos sintamos muy mal y muy culpables, logrando así que, cuando
el castigo llegue, éste sea más leve de lo esperado u, cuando menos, lleve el
alivio de que por fin llega.
Estrategias, al fin y al cabo.
1 comentario:
Va a resultar que, además de irresponsables, somos unos desagradecidos. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora que el Gran Gurú viene a resolver todos nuestros males se lo pagamos con una huelga general.
Pero podemos estar tranquilos: don Mariano hará 'lo-que-tenga-que-hacer' pese a quien pese. Claro que pesará a los de siempre, mientras esa curiosa amalgama de políticos-empresarios se frota las manos.
Sobre si habrá o no huelga general, lo veo poco probable. No solo porque ya han empezado a desactivarla (también creo que ese «pillado» no es tal); tienen controlados casi todos los medios de comunicación y están logrando por momentos que su doctrina neocon se convierta en Verdad, al más puro estilo orwelliano.
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