La alcaldesa de Madrid que durante la transición ejercía de
"niña pija" con su novio y sus amigos acaba de inventar, casi tres
décadas después, las asociaciones de vecinos. Digo esto porque ¿qué son las
bibliotecas y centros culturales y deportivos gestionados por vecinos
voluntarios?
Yo aún recuerdo como gente con inquietudes políticas
"montaba" en bajos y locales esos centros en los que muchos vecinos
encontraban los libros que llevaban otros vecinos, donde se daban clases de
cultura general, donde cada uno mostraba y transmitía a los otros sus habilidades
en cocina, artesanía, donde se enseñaba a tocar la guitarra o se montaban
grupos de teatro. Claro está que, de paso, esos voluntarios que cedían sus
horas y conocimientos al resto de sus vecinos, le inoculaban la semilla de la
rebeldía en un tiempo crucial.
Lo que pretende Ana Botella no es, en absoluto, resucitar
aquel espíritu que fue capaz de movilizar a una población consciente pero
dormida y convertirla en la conciencia crítica de la sociedad que ayudó a traer
la democracia.
Fue por eso -y aún estamos pagándolo- por lo que los
partidos políticos, también y especialmente los de la izquierda, se encargaron
de desactivarlas. Por eso, ahora es tan difícil, o lo era al menos hace cinco
minutos, movilizar a la izquierda social, porque no está articulada en torno a
nada y mucho menos en torno a los partidos, cuya militancia es más que
simbólica.
Ana Botella no quiere voluntarios. A los voluntarios se les
supone algo más que su capacidad de trabajo ejercida en la usurpación del
trabajo de otros, más y mejor preparados y con familias a sus espaldas. Lo que
pretende Ana Botella es ahorrarse las nóminas de quienes dan servicio a los
centros culturales, los polideportivos y las bibliotecas, sin que nadie pueda
reprocharle su cierre.
Otra cosa sería que el ayuntamiento cediese esas estructuras
a los vecinos para que se encargasen de su gestión, pero mucho me temo que
alguien capaz de justificar la resignación hasta en los cuentos no va a ser
capaz de tener tal gesto de generosidad y tanto espíritu democrático.
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