Hace un rato leía esto en el muro de una amiga en facebook:
"El Sr. Rajoy es un pusilánime, gris y aburrido". Habrá que piense
que es una simpleza falta de ingenio y, sin embargo, dice mucho de lo que, si
algo o alguien no lo remedia, nos espera a los españoles en los próximos años.
Nunca, al menos en democracia, ningún gobernante de los que lo han sido en este
país se ha mostrado más gris, más aburrido y más falto de coraje. Ni siquiera
Leopoldo Calvo Sotelo que tuvo el arrojo de sentar ante un consejo de guerra,
si no a todos, a gran parte de los responsables del intento de golpe de Estado
del 23 de febrero de 1981.
Rajoy es otra cosa. Rajoy, al que, como todo el mundo sabe,
le falta el valor suficiente para enfrentarse a su propia verdad y que, de vez
en cuando, necesita "clandestinizarse", es incapaz de hacer frente
por derecho y en tiempo a los graves asuntos de estado que pasan por sus manos
cada día. No hay más que ver, para comprobar lo que escribo, lo que
"nos" ha ocurrido esta semana dentro y fuera de nuestras fronteras.
Aturdidos por caderas reales, tiros en los pies y
expropiaciones a empresas casi españolas, que no de los españoles, nos han
amputado una parte importante de lo conseguido en las tres últimas décadas. De
un plumazo, han borrado la esperanza de muchas familias españolas de que sus
hijos algún día puedan salir del bloque en que se hacinan, mediante la
educación pública y gratuita. Los zarpazos del ministro Wert han dejado a
nuestros hijos sin miles de profesores y amontonados en las aulas y, con la
subida de tasas, las universidades han dejado de estar al alcance de todos.
Por si fuera poco, previamente restaron cuatro cafés de dos
euros o seis periódicos, si no son de fin de semana, al presupuesto de los
pensionistas, además de, ayer lo supinos, sacar de la asistencia sanitaria
primaria a los inmigrantes sin papeles, una irresponsabilidad que puede llevar
a la vuelta de enfermedades casi olvidadas, amén de ser una injusticia
innegable.
Recortes, recortes y más recortes que, pilotados desde
Berlín y Bruselas que, sin embargo, no aplacan a ese "cuarto Reich"
que son los mercados y que ya no sé si trabajan para Merkel o si Merkel trabaja
para ellos. Lo contaba ayer en la Cadena SER muy gráficamente Felpe González,
quien, con sus luces y sus sombras, ha sido, quizá, el último gran estadista
español, recurriendo a la imagen de un galgo, España, corriendo en el
canódromo, al que ponen la liebre casi al alcance de sus fauces para que
redoble el esfuerzo de los recortes, y, cuando los hace, vuelven a ponérsela
más lejos para que siga corriendo, creyendo que puede alcanzarla. Pero la
liebre es mecánica y la controla un ser perverso que volverá a acercársela para
que redoble los recortes y volverá a alejársela para que siga corriendo hasta
que, como Grecia y Portugal, reviente.
Pero... volvamos al asunto que, al parecer, más ha
preocupado al Gobierno y los medios: Repsol y la expropiación de YPF que, según
el poco avispado e imprudente, aunque monárquico, según el mismo se proclama,
ministro Margallo ha sido un tiro en el pie de Argentina. Un tiro en el pie al
que España ha contestado renunciando al biodiesel barato con que alimenta su
industria, lo que encarecerá los costes en momentos de recesión y no deja de
ser un tiro al pobre elefante en que se ha convertido España.
Pero no os preocupéis. Con una prensa cogida por los huevos
-perdón, pero es tan gráfico- de sus enormes deudas, unas televisiones
autonómicas teledirigidas desde las sedes gubernamentales y una T´VE que va a
dejar de ser el remanso de objetividad en que se había convertido con la
cacicada aprobada ayer por el Gobierno, no nos vamos a enterar de nada. Salvo
que vayamos a la farmacia, mandemos a nuestros hijos al colegio o a la
universidad, cojamos el metro en Madrid o, simplemente vayamos a la compra. Mucho me temo que, en unos meses, TVE va a volvera ser un coto en el que, como en Telemadrid, Canal Sur y Canal Nou, solo cacen los que mandan.
Ay, Felipe de mi vida, cuánto te echamos de menos -a ti y a
Kohl- al menos algunos.
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1 comentario:
Este hombre siempre ha sido un pavisoso.
Aquí se confirma plenamentente aquello de que la cara es el espejo del alma.
Me gustaría saber que es lo que ven en él sus seguidores.
Saludos.
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