martes, 4 de junio de 2019

HACERSE MAYORES


La constitución española, el traje con que, dicen, nos vestimos, tiene ya cuarenta años, achaques y las costuras reventadas. Vamos, que ya iría siendo hora de que alguien con la madurez y el valor que se requieren se atreviese a buscar el acuerdo para ensancharla de aquí y de allá, para que los españoles, todos nos sintiésemos cómodos en ella. Sería lo lógico y es lo necesario, pero, para ello, tendríamos que contar con unos partidos políticos, no sé si otros, capaces de ponerse a la tarea, con generosidad y sensatez, algo que, de momento, parece escasear en el panorama político.
Tenemos unos partidos políticos, alguno con más de un siglo y cuarto de experiencia, otros con apenas seis años de vida, que no acaban de salir de la infancia. Una infancia de dibujos animados y juegos de patio, léanse la estridente televisión, la Sexta, empeñada en marcar la pauta a los partidos, dando y quitando razones y protagonismo, unas veces a Podemos y otras a Vox, como queriendo ser el "Gran Hermano", de Orwell, claro, que todo lo ve y todo lo controla, como si estuviese enfermo de intervencionismo.
Lo digo, porque los partidos y también muchos ciudadanos, vivimos ensimismados ante ese televisor que sólo os muestra una parte, exagerada siempre, de la realidad, corregida, aumentada y estridente, que no siempre se ajusta, siquiera por asomo, a la realidad. En el carrusel de imágenes en el que han convertido nuestras vidas, sobran declaraciones y contradeclaraciones y falta realismo, permitiéndose absurdos como los de difundir sin parpadear afirmaciones tan absurdas como la última de Ciudadanos que ayer pretendía participar en gobiernos, del PP o del PSOE, se entiende, de los que de ninguna de las maneras estuviesen Podemos o Vox, algo que, incluso contando con los dedos, resulta claramente imposible. 
Sin embargo, nadie les dice que se equivocan, que así es imposible, que tendrían que ceder en alguna de sus condiciones, mientras el reloj corre y dentro de unos días les entrarán las prisas que no siempre conducen a buenas soluciones. Resulta muy fácil, demasiado, cavar trincheras, levantar alambras y sembrar minas en el campo de negociación, trincheras, alambradas y minas que, luego, van a impedir o a hacer difícil de explicar cualquier acuerdo al que se pretenda llevar.
Hay partidos, como Ciudadanos, que, como los niños, se definen más por lo que no quieren hacer que por sus iniciativas. Tanto que me cuesta recordar qué quiere hacer el partido de Rivera y me resulta muy fácil enumerar sus tan cacareadas "líneas rojas" y tabúes, partidos que pretenden cocinar con sólo dos ingredientes un gobierno para el que hacen falta tres, partidos empeñados en hacernos creer que nada tienen que ver con la extrema derecha que abrocha su acuerdo de gobierno y que, de vez en cuando, les sacan los colores exigiendo el listado de funcionarios comprometidos en la lucha contra el maltrato de género o les provocan el sobresalto, enmendando los presupuestos pactados con su socio "decente".
Y si ésta es una cara de la moneda, la otra es ese Podemos en descomposición, que se desmorona por momentos, una vez comprobados y puestos en fila todos los errores y abusos cometidos por su líder, Pablo Iglesias, dueño del parchís de la democracia en el partido, dispuesto a llevárselo a su casa, no diré en dónde, cada vez que le viene mal dadas. Un partido de cuyos fundadores, todos ellos amigos y dados a los abrazos, apenas queda ya sólo "el gran timonel", aunque con la aguja de marear bastante deteriorada después de e tanto bandazo y de tanto estrellarse en las rocas de las urnas.
Que el dios de la información me perdone, pero creo que estos "niños" están muy necesitados de un castigo sin tele, como en los viejos tiempos, o de que alguien les enseñe de nuevo a sumar. No digo que PP, PSOE o Vox no lo necesiten, pero, al menos, están en su papel, cosa que a los citados no les ocurre.  De modo que, cuando cuatro, o cinco partidos, no son capaces de encontrar una solución a la formación de gobierno, pensar en la reformar de la Constitución es más que una quimera. Aunque creo que bastaría con que estos partidos que tenemos o sus líderes se hiciesen mayores.

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