jueves, 22 de diciembre de 2011

OS DEBO UNA EXPLICACIÓN


Creo que, como el personaje de Pepe Isbert en “Bienvenido Míster Marshall”, os debo una explicación y os voy a dar esa explicación que os debo.
Quienes hayáis seguido este blog desde sus comienzos sabréis que nunca he faltado a la cita que diariamente me impuse con la página en blanco y de hecho, cuando decidí hacer este viaje a Cádiz que me ha traído a un paraíso interior de serena felicidad, me pertreché,  como todo Tintín de estos tiempos que se precie, de toso los “apechusques” para seguir conectado al mundo y para asomarme de vez en cuando a vuestras pantallas. Sin embargo, aquí he descubierto que el mundo podía  seguir girando y, de hecho, ha seguido girando sin mí todos estos días. Y no sólo eso. Yo mismo he seguido girando sin el mundo o, mejor dicho, sin esa sensación de gravedad y trascendencia que, demasiado a menudo, nos llena la cabeza de asuntos que, al final, apenas tienen una importancia relativa.
Aquí, en la bahía de Cádiz, sintiendo más que viendo el Atlántico, y dejándome embriagar por la música de esta  música tan peculiar que tiene el habla de los gaditanos, he descubierto que puedo ser feliz y hacer felices a los demás y que lo “trascendente” puede esperar, en tanto vivimos hasta el último aliento lo cotidiano que es lo que verdaderamente importa.
Eso sí, entrar en esta senda llena de momentos felices no implica y, naturalmente, no va  a implicar en mi caso, el olvido de los demás ni, mucho menos, el descuido que lleve  a dañar a los demás, ni siquiera involuntariamente.
Ahora mismo no sé cómo he llegado hasta aquí, pero os aseguro que estoy satisfecho y encantado de haber hecho el camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Disfruta, Javier.