jueves, 1 de octubre de 2015

LA ÚNICA SALIDA


Ayer, mientras me desplazaba en taxi por Madrid, escuché por fin y en la radio, en una emisora que no es la que escucho habitualmente, la primera propuesta razonable respecto al futuro de Cataluña y España. La hacía Alfredo Pérez Rubalcaba y, la verdad, me alegra de que el que fuera líder del PSOE en sus peores momentos hubiese recuperado el músculo y a clarividencia que siempre le ha tenido. No he vuelto a escuchar esas palabras de Rubalcaba ni las he visto recogidas en la prensa y no sé si ha sido porque eran exclusiva de Onda Cero, a mí me sonaron a "canutazo" en los pasillos, o porque su propuesta es tan sencilla y tan lógica, es tan poco estridente, que no ha merecido la atención del resto de medios. 
Creo recordar que lo que decía Rubalcaba es que los catalanes  quieren ser consultados sobre si quieren marcharse de España o quedarse en ella, pero que la pregunta no debe ser esa, sino si quieren marcharse de España o quedarse en una España que atienda sus demandas. Ya digo que no sé si las palabras son exactas, aunque sí, seguro, ese es el espíritu de las mismas. Es tan elemental que nadie lo ha planteado así, con tanta claridad hasta ahora, quizá porque lo han dado por sobreentendido o quizá, entre los independentistas, porque no les ha interesado que los catalanes manejasen alternativas que no sean la España madrastra, España a secas como culpable de todos los males de los catalanes, en su ideario, o la Cataluña utópica, casi casi de cuento de hadas, en la que los catalanes serán  para siempre felices y comerán perdices.
Lo que sin duda propone Rubalcaba es que, de aquí a que se haga esa consulta, el gobierno catalán, lo presida Mas o quien sea y el gobierno que salga de las generales de diciembre negocien las reformas necesarias para que los catalanes, de una vez, se sientan bien tratados y queridos por el resto de los españoles y, sobre todo, por su gobierno y, por qué no decirlo, por la opinión pública y publicada en lo que llaman, u me duele que así sea, España.
Ese ha sido el gran problema o al menos uno de los mayores problemas que han conducido a que la distancia innegable que existe entre los catalanes y el resto de España aumentase. Los medios de comunicación de ámbito nacional, probablemente después de echar cuentas, decidieron renunciar a atender a los lectores y espectadores catalanes, acomodando sus informaciones, incluso las que hacen referencia a Cataluña al paladar, no precisamente exquisito, de la masa de espectadores que buscan sus anunciantes.
Mientras, sin competencia, dada la renuncia de los medios nacionales a informar en catalán y desde Cataluña de los asuntos catalanes, los medios de allá fueron poco a poco radicalizando sus mensajes, cultivando el victimismo y la diferencia y recogiendo la cosecha de afrentas, como si de chabacana información deportiva se tratarse, cultivando lo abrupto, derribando los puentes y renunciando a un entendimiento que antes que necesario debería ser lógico. A nadie le gusta que, en un estadio, le agiten otras banderas que no sean de los equipos, a nadie le gusta que le reprochen que hable en su lengua, como tampoco le gusta que se nieguen atenderle en la suya.
Son cosas que parecen pequeñas, pero que han sido la argamasa de este muro que parece haberse levantado, no sólo entre los catalanes y el resto de España, sino entre los catalanes que imaginan el futuro de su tierra de una y otra forma. Cosas pequeñas que llevan a otras más grandes que podrían haberse evitado si, cuando se construyó la fracasada "España de las autonomías" no se hubiese recurrido al "café para todos", limitándola a las tres o cuatro autonomías históricas, en lugar de afrentar a los diferentes en lengua o historia al resto.
Ahora, después del severo toque de atención que dieron los catalanes el domingo, es el momento de ponerse a trabajar y, sobre todo, de corregir errores pasados, de conceder a los catalanes el Estatuto que de merecen, que ya aprobaron su parlamento y ellos mismos mediante referéndum y, más adelante, en la futura consulta, preguntarles si quieren salir de España o quedarse tal y como desean y merecen.
Rajoy, su partido y sus oscuros intereses nos ha hecho perder casi una década u no sólo eso. También han conseguido con su zafiedad que quienes votan opciones independentistas pasen en sus cuatro años de gobierno de setecientos mil a dos millones.
La propuesta de Rubalcaba, espero que también de su partido y de otros  partidos, si tienen dos dedos de frente, es, en mi opinión, la única salida posible. Tal vez así, los catalanes, tambien los que votan a los independentistas, dejen de meter a todos los españoles en ese saco que injustamente llaman,  no sin rencor, España


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Un gran artículo !


Saludos