lunes, 28 de septiembre de 2015

MOLTES GRÀCIES, SENYOR RAJOY



unque nunca lo reconocerán, las fuerzas que defenderán el proceso de independencia en la próxima legislatura del Parlament de Catalunya le deben mucho al peor jefe de Gobierno que ha tenido España desde que recupero la democracia. Quienes se hicieron ayer con la mayoría tiene que dar las gracias a Mariano Rajoy, porque, con su infinita torpeza y su evidente desprecio a los ciudadanos de Cataluña y sus aspiraciones, ha movilizado a una gran parte de sus votantes.
Mariano Rajoy es tan perfecto en sus imperfecciones que es capaz de actuar con la torpe miopía que le caracteriza, anticipándose, incluso, a su tempo. Así, pensando únicamente en el beneficio electoral que le reportaría en el resto del Estado, envió al Tribunal Constitucional un estatuto, el de 2006, que había sido aprobado por el Parlament de Cataluña, contaba con el visto bueno del Congreso, y que, sancionado por el rey, fue refrendado por la mayoría de los ciudadanos de Cataluña, algo que no fue sino un insisto a los catalanes y a su inteligencia y que yo, como demócrata, también tomé como una afrenta que, antes o después, tendría consecuencias, como las que ha tenido.
Aquella fue la semilla de la que brotó el llamado "proceso" que, de momento, nos ha llevado hasta los resultados de ayer y que, si la sensatez de unos y otros no lo remedia, puede llevarnos a territorios no deseados y más que difíciles de transitar. Los catalanes, al menos muchos de ellos, se sintieron como víctimas de una injusticia, puesto que su estatuto, el que el TC echó abajo  en varios de sus artículos, algunos vigentes en los de Andalucía y otras autonomías, se sintieron legitimados para emprender un nuevo camino, al margen de la ley o retorciéndola, ya que el estatuto aprobado por el camino recto no había sido respetado.
Con su corteza de miras, Rajoy, abrió la caja de Pandora del soberanismo, que acogió en sus filas a la maltrecha y hoy escindida CiU y que, con Artur Mas en la Generalitat, encontró la oportunidad y los medios para iniciar el camino hacia la, por el momento hipotética, independencia, un camino emprendido ante un PSOE y un PSC, débiles, desconcertados y en ocasiones enfrentados, e incapaces de modular las aspiraciones soberanistas de los catalanes.
Por si fuera poco todo lo dicho, Rajoy no supo o no quiso reaccionar ante la convocatoria electoral de ayer, optando por retrasar las generales hasta diciembre, sólo para aprobar deprisa y corriendo unos presupuestos hipoteca que dejar como herencia al gobierno que  salga de ellas. Quizá la coincidencia de una y otra convocatoria hubiese atemperado los resultados de ayer, sobre todo porque tanto él como sus  ministros y su cuadra de contertulios hubiesen tenido otras cosas en que pensar y quizá no hubiesen dicho ni hecho tantas tonterías. Quizá así no se hubiese invocado al ejército, no se hubiesen sacado a relucir pasaportes n fronteras inexistentes, no se hubiese arrojado a los catalanes fuera de Europa, a las tinieblas exteriores, no se hubiese movilizado a la diplomacia en busca de los apoyos de Cameron o Merkel, que bastante tienen ahora con lo suyo, o del mismísimo Obama, que sabía muy bien lo que tenía que decir, pese a la traición del traductor. Tampoco hubiese sido necesario "adornar" las palabras de Juncker con párrafos nunca dichos, ni habría sido necesario movilizar al gobernador del Banco de España ni a las fuerzas vivas de la Economía en Cataluña.
Pero Rajoy es torpe por naturaleza y más aún parecen serlo quienes le rodean, porque, el mismo día en que Merkel le bendijo con su apoyo, su grupo parlamentario, con el candidato García Albiol de vedette, presento un proyecto de reforma del Tribunal Constitucional, para dotarle de capacidad ejecutiva. Un candidato, el ex alcalde de Badalona, barrido ayer por los independentistas en su feudo, que fue el otro "gran acierto" de Rajoy, embroncando la campaña, hasta el punto de que la bronca acabó volviéndose contra el propio presidente, privándole de los baños de multitud, incluso rodeado de agresivos e imprudentes escoltas como el de la foto, que echó mano a la pistola por el mal cálculo de los asesores de su "jefe", que, a partir de entonces prefirio la protección de los hoteles y salones para sus encuentros y mítines
En resumidas cuentas, Rajoy y su partido, con su eterna actitud de dejar que las cosas se pudran, con su manía de meter palos en avisperos que no deberían haber sido tocados, con su torpeza verbal, con su falta de capacidad e interés, con su legendaria vaguería, capaces  de dejarle en evidencia ante una puntualización del periodista Carlos Alsina, para convertirse en la estrella de los mítines de Junts p'el si... Rajoy, insisto, es el verdadero artífice del triunfo de la lista en la que se escondía Mas, algo que en cualquier otro país le llevaría a la dimisión, pero que aquí ha resuelto con su vuelta al silencio. Por eso, cuando Junqueras ayer agradecía a candidatos e interventores el éxito de la jornada, muy bien podría haber concluido con un "moltes gràcies, senyor Rajoy".


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/