martes, 1 de septiembre de 2015

EL DAÑO YA ESTÁ HECHO


Ya no entiendo nada. Yo, que siempre he empatizado sin esfuerzo con las aspiraciones de catalanes, vascos y otros pueblos de este país que me niego a llamar Estado, porque soy de los que cree que las naciones las forma las gentes t no los entramados legales que unos y otros levantan a su alrededor para marcar con documentos las diferencias que no existen en la piel ni en el corazón de la gente.
Yo, que siempre me he considerado de izquierdas y, por tanto, internacionalista, no entiendo que haya quien pretenda resolver los problemas de los catalanes, que no son muy distintos de los del resto de españoles, puedan resolverse con una frontera que les separe de nosotros. Y menos aun entiendo la actitud de algún viejo amigo con el que he compartido, al menos eso creía,  ideas y afanes y con el que ahora me resulta imposible el diálogo, porque son demasiados los prejuicios que, supongo que por ambas partes, nos separan.
Me duele y no me gusta nada que me incluya en eso que no sin cierta animadversión llama España o que se me tilde de unionista, cuando está claro que siempre me he mostrado partidario del derecho de los catalanes a ser consultados y a decidir su futuro, sólo porque me revuelve casi hasta la náusea la maniobra de trilero con que Artur Mas pretende salvar su pellejo, escondiendo tras las legítimas aspiraciones de los catalanes sus vergüenzas y las de su partido, corroídos por la corrupción  Basta con ver como el heredero de Pujol, su hijo político, como el mismo se ha definido, ha retorcido y retuerce el calendario electoral para mantenerse a flote y en su despacho de "molt honorable" con cada vez menos votos.
Cuánto hubiese Esperanza Aguirre por disponer de una bandera y un himno tras los que esconder toda la corrupción y las trampas de que se ha servido a lo largo de todos estos años para atrincherarse en un despacho al que ya llegó con trampas y del que finalmente tuvo que salir cuando todas sus promesas comenzaron a verse vanas y los votantes que, llevados por su propio egoísmo o engañados con tanto populismo, le dieron la espalda.
Dicho de otro modo, habría que ver dónde estaría hoy Mas de no haber hecho del proceso soberanista el único asunto de su agenda y  habría que conocer las verdaderas intenciones de tantos compañeros de viaje como se han sumado a la lista imposible de "Junts pel si", de la que no se conoce el futuro, tanto si gana como si pierde el próximo día 27, porque es demasiado heterogénea para gestionar una victoria que, si es, será por la mínima, ni, mucho menos, una derrota de su propuesta, porque lo que une a sus socios, antagónicos por naturaleza, es la vaga promesa de un futuro segregado de España que, de momento, parece imposible dentro de la Unión Europea.
Más arreglo para un asunto que unos y otros han enconado en beneficio propio, porque de sobra es sabido que Cataluña, como antes Euskadi, ha sido siempre un banderín de enganche para el voto más montaraz del PP, mientras que España, el Estado Español, ha sido para los nacionalistas catalanes el espantajo que, convenientemente, agitado colocaba la pinza en la nariz de los votantes y justificarlo todo.
El último intento de una solución decente para el "problema" catalán fue aquel estatut aprobado por los catalanes en referéndum que fue torpe y despreciativamente rechazado por el parlamento de la nación y el Tribunal Constitucional. Negar el pan y la sal a las justas aspiraciones de los catalanes de alcanzar un mayor grado de autonomía desató todos los demonios y justifico, cuando no provocó, el alejamiento de una parte importante de la sociedad catalana que, desde entonces, como le ocurre a mi amigo, ocupó su trinchera, del mismo modo que, aquí, otros se echaron a la suya, ahogando con sus voces altisonantes cualquier intento de poner un poco de razón entre tanto tumulto,
También el papel del PSOE ha sido especialmente torpe, porque, como en el resto de asuntos, han primado sus intereses, que no los de sus votantes, y su tacticismo, restando autoridad a cualquier intento de los socialistas catalanes de poner un poco de sentido en el confuso discurso catalán,
No sé si habrá solución para este "merdé" que entre unos y otros han montado. Yo, si os digo la verdad, creo que fracasará la lista de Mas. Y lo espero del sentido común de los catalanes que ellos llamarán miedo. También deseo que el día 28, sea cual sea el resultado, unos y otros se pongan manos a la obra para reparar todo el daño ya hecho. Quizá así mi amigo y yo podamos retomar un diálogo que siempre ha sido cordial, si no con amor, sí con el humor que siempre ha tenido y que ahora soy incapaz de encontrarle.


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1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Un buen artículo, muy ponderado.

Saludos