Ya no entiendo nada. Yo, que siempre he empatizado sin
esfuerzo con las aspiraciones de catalanes, vascos y otros pueblos de este país
que me niego a llamar Estado, porque soy de los que cree que las naciones las
forma las gentes t no los entramados legales que unos y otros levantan a su
alrededor para marcar con documentos las diferencias que no existen en la piel
ni en el corazón de la gente.
Yo, que siempre me he considerado de izquierdas y, por
tanto, internacionalista, no entiendo que haya quien pretenda resolver los
problemas de los catalanes, que no son muy distintos de los del resto de
españoles, puedan resolverse con una frontera que les separe de nosotros. Y
menos aun entiendo la actitud de algún viejo amigo con el que he compartido, al
menos eso creía, ideas y afanes y con el
que ahora me resulta imposible el diálogo, porque son demasiados los prejuicios
que, supongo que por ambas partes, nos separan.
Me duele y no me gusta nada que me incluya en eso que no sin
cierta animadversión llama España o que se me tilde de unionista, cuando está
claro que siempre me he mostrado partidario del derecho de los catalanes a ser
consultados y a decidir su futuro, sólo porque me revuelve casi hasta la náusea
la maniobra de trilero con que Artur Mas pretende salvar su pellejo,
escondiendo tras las legítimas aspiraciones de los catalanes sus vergüenzas y
las de su partido, corroídos por la corrupción
Basta con ver como el heredero de Pujol, su hijo político, como el mismo
se ha definido, ha retorcido y retuerce el calendario electoral para mantenerse
a flote y en su despacho de "molt honorable" con cada vez menos
votos.
Cuánto hubiese Esperanza Aguirre por disponer de una bandera
y un himno tras los que esconder toda la corrupción y las trampas de que se ha
servido a lo largo de todos estos años para atrincherarse en un despacho al que
ya llegó con trampas y del que finalmente tuvo que salir cuando todas sus
promesas comenzaron a verse vanas y los votantes que, llevados por su propio
egoísmo o engañados con tanto populismo, le dieron la espalda.
Dicho de otro modo, habría que ver dónde estaría hoy Mas de
no haber hecho del proceso soberanista el único asunto de su agenda y habría que conocer las verdaderas intenciones
de tantos compañeros de viaje como se han sumado a la lista imposible de
"Junts pel si", de la que no se conoce el futuro, tanto si gana como
si pierde el próximo día 27, porque es demasiado heterogénea para gestionar una
victoria que, si es, será por la mínima, ni, mucho menos, una derrota de su
propuesta, porque lo que une a sus socios, antagónicos por naturaleza, es la
vaga promesa de un futuro segregado de España que, de momento, parece imposible
dentro de la Unión Europea.
Más arreglo para un asunto que unos y otros han enconado en
beneficio propio, porque de sobra es sabido que Cataluña, como antes Euskadi,
ha sido siempre un banderín de enganche para el voto más montaraz del PP,
mientras que España, el Estado Español, ha sido para los nacionalistas
catalanes el espantajo que, convenientemente, agitado colocaba la pinza en la
nariz de los votantes y justificarlo todo.
El último intento de una solución decente para el
"problema" catalán fue aquel estatut aprobado por los catalanes en
referéndum que fue torpe y despreciativamente rechazado por el parlamento de la
nación y el Tribunal Constitucional. Negar el pan y la sal a las justas
aspiraciones de los catalanes de alcanzar un mayor grado de autonomía desató
todos los demonios y justifico, cuando no provocó, el alejamiento de una parte
importante de la sociedad catalana que, desde entonces, como le ocurre a mi
amigo, ocupó su trinchera, del mismo modo que, aquí, otros se echaron a la
suya, ahogando con sus voces altisonantes cualquier intento de poner un poco de
razón entre tanto tumulto,
También el papel del PSOE ha sido especialmente torpe,
porque, como en el resto de asuntos, han primado sus intereses, que no los de
sus votantes, y su tacticismo, restando autoridad a cualquier intento de los
socialistas catalanes de poner un poco de sentido en el confuso discurso
catalán,
No sé si habrá solución para este "merdé" que
entre unos y otros han montado. Yo, si os digo la verdad, creo que fracasará la
lista de Mas. Y lo espero del sentido común de los catalanes que ellos llamarán
miedo. También deseo que el día 28, sea cual sea el resultado, unos y otros se
pongan manos a la obra para reparar todo el daño ya hecho. Quizá así mi amigo y
yo podamos retomar un diálogo que siempre ha sido cordial, si no con amor, sí
con el humor que siempre ha tenido y que ahora soy incapaz de encontrarle.
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1 comentario:
Un buen artículo, muy ponderado.
Saludos
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