martes, 22 de septiembre de 2015

EL LIBRO GUINESS DE SOCIALES



Yo pensaba que, desde que el dictador Franco murió ensartado de vías y catéteres en una panta cerrada sólo para él del madrileño hospital de la Paz, lo del culto a la personalidad era una cosa del pasado o de Corea del Norte, pero parece que estaba equivocado. La prueba de mi error  no hay que buscarla muy lejos. A algunos les bastaría con buscar en la mochila de sus hijos en sexto de Primaria el libro de Sociales y, si tienen la desgracia de que sea el de McMillan y Edelvives, basta con abrirlo por las páginas en las que se les debería explicar la realidad pasada y actual de la Comunidad de Madrid y España, para comprobar que ese culto a la personalidad, tan propio de dictaduras y de dictadores tarados, también y todavía se da en la Comunidad de Madrid.
Parece como si los responsables del texto quisieran sembrar en los niños madrileños ese populismo rancio tan arraigado entre una gran parte de los madrileños, incapaces de ver que algunos, mientras les llenan de piropos  y les alertan sobre la maldad de los otros,, les meten la mano en la cartera tal y como hacían con los "paletos" los reyes de la "estampita" y el "tocomocho" en los alrededores de Atocha, cuando a la estación, en vez del AVE, llegaban los trenes de los alrededores, cargados con la gente del campo.
Que se enseñe a los niños madrileños y que se les obligue a estudiar que Esperanza Aguirre suena a sarcasmo. Sobre todo porque en el entorno de la condesa deslenguada ha florecido la corrupción como en ningún otro lugar de España, es la gran benefactora de la comunidad, que se resuma en una cifra de colegios y hospitales construidos, sin explicar cómo ni con qué resultado, y porque no sé con qué rigor se les cuenta que ostenta el récord de votos en su acceso al Senado, algo que habría que contratar, porque, que yo sepa, ese honor lo ostentó durante mucho tiempo el senador catalán Josep Benet, que en 1977 barrió en Barcelona cuando se presentó con la Entessa, y que, además y de eso no puede presumir la tosca Aguirre, obtuvo el Premio de las Letras Catalanas.
No me explico algo tan burdo en un texto que, se supone, debe o al menos debería, pasar el filtro de las autoridades académicas, consejería de Educación de la Comunidad de Madrid incluida, aunque quizá el hecho de que la consejera fuera Lucía Figar y que su marido, Carlos Aragonés, exjefe de gabinete de Aznar, fuese consejero clandestino de la opusiana editorial Edelvives, ayudarían a explicarlo.
En fin que da asco comprobar que los reyes del liberalismo se las apañan siempre para poner una vela a dios y otra al diablo, porque ponen sus garras en lo público, mientras que su estómago privado se alimenta de lo que rapiña a picotazos. Da asco comprobar como los grandes beneficiados por doña Esperanza se encargan, ya en diferido, de cantar las grandezas de su protectora.
También se pide a los alumnos que ordenen cronológicamente una lista de ministros de Educación de los que, misteriosamente, han desaparecido los socialistas, incluido Ángel Gabilondo, el último antes del inefable Wert, como queriéndolo borrar de su memoria, Y por si fuera poco, en este libro Guinness de  las Ciencias Sociales no sólo no se respeta la verdad inmediata, sino que se trata de responsabilizar a la legítima República Española de una guerra, la guerra civil, que fue consecuencia del golpe de estado más largo y sangriento de nuestra Historia.


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